1.Se han dado diversas respuestas al interrogante acerca de las razones por las cuales enseñar matemática a los alumnos de jardín. Entre ellas, se ha fundamentado la inclusión de conocimientos matemáticos en el nivel buscando desarrolar la inteligente infancial.
No enseñamos matemática para desarrollar la inteligencia ni para favorecer el desarrollo operatorio. Todos los aprendizajes escolares abonan de alguna manera el desarrollo intelectual y que este ultimo no constituye en si mismo un objetivo de la enseñanza en ninguno de sus niveles. Una posición muy extendida ha basado la enseñanza matemática en el jardín en la finalidad de favorecer el desarrollo de las operaciones intelectuales que subyacen a la conservación de las cantidades.
Por un lado, las conservaciones piagetiana constituyen nociones que no dependen de la intervención escolar, es decir, van a desarrollarse en los intercambios de los niños con su ambiente. Por otro lado, la conservación de las cantidades discretas no agota los conocimientos numéricos ni constituye una condición para que puedan desarrollarse una serie amplia y compleja de conocimientos numéricos que comienzan a construirse desde muy temprana edad tales como la serie oral, los procedimientos de conteo, los conocimientos sobre las escrituras numéricas, etc y sobre los cuales si puede incidir decisivamente la enseñanza para enriquecerlos, ampliarlos ,hacerlos avanzar.
Hoy podemos afirmar que las razones de la inclusión de contenidos matemáticos en el nivel no se vinculan en absoluto con aportar directamente al desarrollo de las nociones piagetianas de conservación y, en consecuencia, el trabajo matemático en las diferentes secciones no puede restringirse a clasificar, seriar, poner en correspondencia, o contar colecciones muy pequeñas.
2-Ya es aceptado que los niños construyen, en su actividad familiar o cotidiana una diversidad de conocimientos acerca de los números, el espacio, las formas y las medidas.
La diversidad de conocimientos se elabora a propósito de situaciones que enfrentan y determinan espacios de la experiencia acerca de los cuales los niños se interrogan y respecto de los cuales comienzan a formularse ideal originales. Las interacciones con los otros, pares y adultos, en el seno de tales situaciones y de los conocimientos que en ellas se utilizan, no son ajenas a este proceso de construcción.
El papel de la institución escolar frente a estos conocimientos, trata de partir de reconocer su existencia y considerarlos en la propuesta pedagógica. Abrir las puertas de las salas a los conocimientos matemáticos que poseen los alumnos, es una condición necesaria para el trabajo didáctico que se propone, no constituye su finalidad. Se trata de recuperar los conocimientos numéricos, espaciales, sobre las formas y las medidas que construyen los niños en su ambiente familiar para extenderlos,profundizarlos y ampliarlos.
La escuela forma parte de los conocimientos que los niños comienzan a construir en sus interacciones con el ambiente que los rodea. Forman parte de las ideas que los chicos se formulan acerca de la naturaleza y el funcionamiento de ciertos objetos físicos y culturales y, además, constituyen un sector de la cultura recortado por la sociedad como importante de ser transmitido a las futuras generaciones, parecieran tener un espacio que ocupar dentro de las propuestas de enseñanza en el nivel inicial.
3- Para que una situación constituya un problema debe reunir una serie de condiciones. Es necesario:
-Que comporte una finalidad esde el punto de vista del alumno, esto es que el niño advierta que tiene algo que alcanzar y en que consiste esa meta.
-Que no le resulte tan difícil de modo que, con los conocimientos disponibles el niño pueda comenzar un proceso de búsqueda de solución.
-Que los conocimientos de los cuales dispone, no le resulten suficientes para que encuentre la respuesta a la situación de manera inmediata. El problema tendrá que proponer un desafío intelectual al alumno, es necesario que oponga alguna dificultad a quien intenta resolverla, que deba construir la solución.
-Que la solución pueda alcanzarse a través de diferentes procedimientos.
El trabajo de resolución, donde los niños intenten buscar una respuesta al problema a partir de lo que saben, será el punto de partida para que puedan comenzar a instalarse algunos momentos donde los alumnos comuniquen sus procedimientos al resto de la sala, discutan acerca de algunas cuestiones del trabajo realizado.
4.Las actividades de rutina permiten muchas veces buenas oportunidades para plantear problemas matemáticos a los alumnos. Por un lado, será necesario ser cuidadosos de que realmente estemos planteando un problema que los alumnos intenten resolver con sus propios recursos, habrá que también considerar si disponen de un dominio de la serie numérica oral que les permita tratar de utilizarla para resolver esa situación y no siempre a través de un procedimiento indicado por el docente. Por otro lado, también será necesario no reiterar la misma actividad todos los días. Desde el punto de vista del aprendizaje matemático, nos interesan algunas actividades cotidianas de la sala en tanto fuentes que nos permiten proponer problemas a los niños que realmente los lleven a intentar utilizar los conocimientos que queremos hacer avanzar como medios de solución.
Acerca de los juegos, desde su importancia para el aprendizaje matemático, nos interesa en tanto permite plantear determinados problemas que hagan funcionar los conocimientos a los que apuntamos. Por ejemplo; tratar de armar una figura compleja a partir de figurar geométricas más simples, efectivamente hará intervenir un análisis de las figuras y de cómo se pueden componer para dar lugar a otras.
Luego, podrá organizarse un espacio donde se comenten y discutan los criterios utilizados. Vemos que no es el juego en si mismo a lo que estamos apuntando como posible situación de enseñanza matemática sino a los problemas que algunos juegos permiten plantear.
El interés de las situaciones que se propongan para la enseñanza, ya sean a partir de las actividades de rutina del jardín, de juegos de “la vida cotidiana”, insertas en proyectos, dentro de las unidades didácticas, o como situaciones específicas planificadas para el tratamiento de determinado contenido, deberá ser analizado desde el punto de vista de los problemas que permitan plantear, de las posibilidades de los niños de comenzar algún intento de solución, de generar intercambios, de la posibilidad de incluirlos dentro del funcionamiento matemático que estamos buscando caracterizar.