“A un olmo seco” es un poema que se encuentra incluido en una de las más famosas obras (Campos de Castilla) del autor
Antonio Machado (Sevilla, 1875- Colliure, 1939). Este escritor pertenecíó a una corriente literaria denominada la Generación del 98, que surgíó a partir de la crisis colonial que sufríó España en el año 1989 cuando perdíó las colonias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. Los miembros de dicha generación realizaban una crítica hacia la situación en la que se encontraba el país en aquella época. Cabe señalar que Machado defendía un idealismo republicano y es por ello por lo que tuvo que exiliarse a Francia.
En cuanto a su vida amorosa, este escritor se enamora perdidamente de una joven mujer, Leonor Izquierdo, con la que posteriormente se casa. Más tarde le detectan tuberculosis, una enfermedad incurable en aquella época y es por ese motivo que “A un olmo seco” va dirigido especialmente a su amada, ya que el tema presente en el poema es la gratitud que manifiesta a una rama verde de un olmo en mal estado. Machado ve en dicha rama un supuesto milagro de la mejora del olmo, representando un posible milagro en el estado de su mujer.
En cuanto a la estructura, podemos destacar los catorce primeros versos del poema donde se encuentra una pequeña descripción del olmo (“A un olmo seco, hendido por el rayo…”). En los últimos cinco versos, el poeta se dirige al árbol en mal estado adelantando los posibles finales que le esperan.
En los primeros catorce versos, utiliza un soneto que sigue la huella de los modernistas, movimiento que influyó en el autor y que sustituye cuartetos clásicos por los serventesios. Asimismo el segundo verso es heptasílabo siendo un verso de arte menor. A partir del verso decimoquinto, la estructura cambia por una silva, muy carácterístico de la poesía machadiana que combina versos endecasílabos y heptasílabos.
En cuanto a los recursos literarios, nos encontramos con: la personificación (“El olmo centenario en la colina que lame el Duero” que incluye signos de exclamación para expresar intimismo. La metáfora que encontramos al final (“Mi corazón espera…..). La anáfora (“antes de que” repetido en vario versos) con la que el autor señala la hipótesis final del olmo.
Este poema se puede considerar también una alegoría ya que establece una relación entre el olmo y su queridísima dama, Leonor.
“un díahabrá una isla” es un poema que se escribíó en 1964 por el famoso autor gomero Pedro García Cabrera (Vallehermoso 1905, Santa Cruz de Tenerife 1981). Este texto lírico no llega a publicarse hasta 1971 perteneciendo a un poemario titulado Las islas en que vivo.
La vida de este gran escritor estuvo marcada por la libertad de expresión, ideología contraria a la de la Dictadura y motivo por el que fue encarcelado varias veces. Se le considera miembro de la corriente poesía social y lo califican dos constantes carácterísticas y recurrentes en su poesía: el ser isleño, por un lado, y, por otro, su compromiso político y social.
El texto presentado tiene como tema el inconformismo hacia la represión que había contra la libertad de expresión en la época de la Dictadura franquista y así mismo podemos destacar el valor simbólico de la palabra “isla”, que le da título a la obra, asociándola con una sociedad ideal en la que reina la libertad de expresión.
Tiene una estructura circular, ya que no es casualidad que empiece y termine con la frase “que no sea silencio amordazado” simbolizando la ansiosa libertad de expresión que él al igual que otros, defendía. Como ya sabemos, esta idea presenta su esperanza y su seguridad además del fin de su censura y mientras tanto, el autor plantea tanto el sufrimiento de la gente que vive bajo la represión como la necesidad de que todos se unan para conseguir la ansiada libertad.
Se combinan versos heptasílabos y endecasílabos formando una silva. La rima no sigue un patrón fijo aunque cabe destacar que en el texto aparecen algunas asonancias relacionadas con la palabra “isla”.
En cuanto a la lengua utilizada, destaca el empleo de un lenguaje sencillo, por ejemplo en las estrofas, combinando versos de arte mayor y menor así como también en la rima que no presenta regularidad. Esa sencillez en la forma es carácterística de la poesía social ya que el objetivo es lanzar un determinado mensaje. Sin embargo, esta peculiaridad no quita que se haya cuidado muchísimo la lengua literaria e incluso el abundante empleo de recursos literarios.
El autor expresa el dolor mediante metáforas y metonimias (de mirarse a la cara sus heridas”, “el corazón rumbo a la tormenta”, “se tragan el tiempo en carne viva”) y alude a las personas que, al igual que él, nunca se rinden en dos versos paralelos relacionados, además, de forma anafórica (“aquellos no cesan… /aquellos no pierden…”). Su condición de isleño influye en su poesía mediante personificación que hace al mar (“alegría del mar”).
También influye en su poesía el compromiso que tiene con la sociedad aludiendo el apoyo que ésta le ofrece (“solo no estoy”, “manos de esperanza”).