I.1 Aspectos biológicos.
¿Cómo soy?, ¿Para qué sirvo?, ¿Quién quiero ser? Es el cuestionamiento básico que un adolescente se hace, siempre y cuando
haya vivido normalmente las etapas anteriores de su desarrollo. El imperioso mandato de averiguar quién es y quién quiere ser lo lleva a ensayar la vida.
De como se haga este ensayo dependen los terribles fracasos, en todos los sentidos de los adolescentes, pero también los éxitos tempranos, cuyo impulso pueden aprovechar para reconocer sus
potencialidades y cimentar un camino que les brinde seguridad. Cuando el adolescente se incluye en el mundo con este cuerpo ya
maduro, la imagen que tiene de su cuerpo ha cambiado, también su identidad, y necesita entonces adquirir una ideología que le permita su adaptación al mundo y/o su acción sobre él para cambiarlo.
I.1 Búsqueda de la identidad y de sí mismo.
El sí mismo (self), de acuerdo al autor, es el símbolo que cada uno posee de su propio organismo. Esto, se produce en realidad en todas las etapas del desarrollo y que adquirirá especiales características en la adolescencia.
La consecuencia final, señala el autor, de la adolescencia sería un conocimiento del sí mismo como entidad biológica, social y psicológica en el mundo. Es decir, de ser en ese momento de la vida.
Otros aspectos que el autor aborda son: la identidad negativa, las
identidades transitorias, las identidades ocasionales, las identidades
circunstanciales.
I.3 La tendencia grupal.
El individuo en esta etapa de la vida señala, el autor , recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y estima personal. Allí surge el espíritu de grupo al que tan afecto se muestra el adolescente. El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que anteriormente se mantenía con la estructura familiar y con los padres en especial.
I.3 Necesidad de intelectualizar y fantasear.
Este proceso de reajuste emocional, en el que se incrementa la intelectualización lleva al adolescente a la preocupación por principios éticos, filosóficos, sociales, que no pocas veces implican formularse un plan de vida muy distinto al que se tenía hasta ese momento y que también permite la teorización a cerca de grandes reformas que pueden ocurrir en el mundo exterior.
I.4 Las crisis religiosas.
Las crisis religiosas, considera el autor, no son un mero reflejo caprichoso de lo místico como a veces suele aparecer a los ojos de los adultos, sino intentos de solución de la angustia que vive el yo en su búsqueda de identificaciones positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte de su yo corporal. Además, comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres y también la aceptación de la posible muerte de los mismos.
I.6 La desubicación temporal.
Desde el punto de vista de la conducta observable, señala el autor, es posible decir que el adolescente vive con una cierta desubicación temporal; convierte el tiempo en presente, y activo como un intento de manejarlo. En cuanto a su expresión de conducta el adolescente parecería vivir en proceso primario con respecto a lo temporal. Las urgencias son enormes y a veces las postergaciones son aparentemente irracionales. Cuando el adolescente puede reconocer un pasado y formular proyectos de futuro, con capacidad de espera y elaboración en el presente, supera gran parte de la problemática de esta etapa.
I.7 La evolución sexual.
LA EVOLUCIÓN SEXUAL DESDE EL AUTOEROTISMO HASTA LA HETEROSEXUALIDAD
En la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad que se observa en el adolescente, se puede describir un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital, que tiene características especiales en esta fase del desarrollo, donde hay más un contacto exploratorio y preparatorio, que la verdadera
genitalidad procreativa.
El enamoramiento apasionado es también un fenómeno que adquiere características singulares en la adolescencia y que presenta todo el aspecto de los vínculos intensos pero frágiles de la relación interpersonal adolescente.
I.7 Actitud social.
La cultura modifica enormemente las características exteriores del adolescente en el proceso de su desarrollo, aunque las dinámicas intrínsecas del ser humano sigan siendo las mismas. Los patrones culturales son importantes para determinar ciertas pautas exteriores de manejo de la adolescencia, pero el comprender la adolescencia en sí misma es esencial para que estas pautas culturales puedan ser modificadas y utilizadas adecuadamente cuando el adolescente claudica en la patología. El adolescente, señala el autor, con su pujanza, con su actividad, con la fuerza reestructuradora de su personalidad, trata de modificar la sociedad.
I.9 Contradicciones sucesivas de la conducta.
La conducta del adolescente está dominada por la acción, que constituye la forma de expresión más típica en estos momentos de la vida, en que hasta el pensamiento necesita hacerse acción para poder ser controlado. El adolescente, plantea el autor, no puede mantener una línea de conducta rígida, permanente y absoluta, aunque muchas veces laintenta y la busca.
I.10 La separación progresiva de los padres.
Uno de los duelos fundamentales que tiene que elaborar el adolescente es el duelo de los padres de la infancia. Por lo tanto, una de las tareas básicas concomitantes a la identidad del adolescente, es la de ir separándose de los padres, lo que está favorecido por el determinismo que los cambios biológicos imponen en este momento cronológico del individuo.
UNIDAD II
LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD PSICOSEXUAL Y DE GÉNERO PRESENTACIÓN
Hombre, mujer, macho, hembra, masculino, femenino. Son palabras que cotidianamente utilizadas en nuestro vocabulario, imágenes consolidadas y constantes en los medios de comunicación, y en nuestras mentes como algo que damos por hecho. Modelos específicos que aprendemos desde muy temprano en nuestra existencia, puesto que han sido construidos previamente y se nos heredan como otro aspecto más de ese bagaje cultural de la sociedad en que nacimos. Pero y siguiendo al autor de esta revisión bibliográfica, nos podemos preguntar: ¿quiénes somos realmente?, ¿dónde estriban las diferencias entre lo masculino y lo femenino?, ¿cómo se desarrollan y se conforman estas conceptualizaciones? Es interesante observar, que a pesar del largo trayecto de la sexualidad umana a través de milenios, no es sino hasta apenas en el siglo XX
cuando al parecer los estamos descubriendo al dedicarle estudios más
serios y científicos-objetivo a revisar en esta Unidad, para finalmente
otorgarle el lugar que le corresponde como una parte fundamental de
nuestra esencia. Los resultados de estas investigaciones, iluminan los
nebulosos pasadizos y rincones de nuestra intimidad y muestran
aspectos desconocidos, encubiertos y enmohecidos gracias a
conocimientos más reales y sólidos, que llevan esos huecos de
desconocimiento y mitificaciones populares que cimentaron falsas
conceptualizaciones del hombre y de la mujer.