TEMA 15 – EL Renacimiento
El Renacimiento
1.1 Los orígenes de la Edad Moderna
Durante los siglos XIV y XV tuvieron lugar en Europa una serie de transformaciones que modificaron las estructuras de la Edad Media y dieron paso a una nueva época, la Edad Moderna.
En el plano económico fue una época de crecimiento motivado por la mejora en la producción agrícola y por la reactivación de las actividades artesanales.
Desde el punto de vista social, el aumento de la producción agrícola provocó un crecimiento demográfico. La sociedad era estamental, sin embargo la burguésía cobró relevancia.
En el terreno político, el modelo de monarquía medieval fue sustituido por la monarquía autoritaria, en la que el rey acumuló todo el poder apoyado por el ejército y la burocracia.
1.2 Los cambios culturales. Renacimiento y humanismo
La transición a la Edad Moderna coincidíó con un movimiento cultural llamado Renacimiento que se produjo en los siglos XV y XVI que intentó recuperar los valores y principios de la Antigüedad clásica.
El Renacimiento nacíó en Italia (Petrarca p. 262), donde las prósperas burguésías comerciales de ciudades como Florencia financiaron esa explosión cultural. En todo ello tuvo un papel fundamental el humanismo, un movimiento intelectual caracterizado por:
Antropocentrismo: el ser humano fue considerado el centro del universo. Esto marcó una secularización de la cultura y la vida cotidiana.
Admiración por el mundo clásico: los humanistas se inspiraron en los textos griegos y latinos y en los valores filosóficos y estéticos de esa época. (La razón es más importante que la fé).
Curiosidad y espíritu crítico: la búsqueda de la verdad desde la investigación y la reflexión provocó una profunda renovación de las ciencias.
La poesía renacentista
El Renacimiento es un movimiento cultural fructífero en el que se produce una importante renovación literaria, tanto en los temas como en la forma. Esta renovación se debe a la expansión del humanismo.
La poesía hispánica experimentó una renovación fundamental a partir del Siglo XVI, determinada por la influencia de la literatura italiana, especialmente de Petrarca.
2.1 Períodos y corrientes
Se divide en dos grandes etapas, la primera y la segunda mitad del Siglo XVI.
Primer Renacimiento (reinado Carlos V), conviven diferentes corrientes poéticas:
Romances: perviven de etapas anteriores y se siguen transmitiendo de forma oral. Romancero nuevo, conjunto de romances escritos por poetas cultos del Siglo XVI y XVII.
Lírica cortesana en verso castellano: corriente heredera de los cancioneros medievales que proliferaron en las cortes desde el Siglo XV, y que siguen recopilándose en el XVI. Cristóbal de Castillejo: poeta de formación humanista pero fiel a la tradición castellana.
Lírica cortesana de raíz italiana: se desarrolla en el primer tercio del siglo. El poeta más destacado es Garcilaso de la Vega o Juan Boscán (introdujo en verso endecasílabo, las estrofas italianas y los motivos petrarquistas.
Segundo Renacimiento (reinado Felipe II), dos escuelas poéticas:
La sevillana o andaluza: se inclina por el tema amoroso de tipo petrarquista como Fernando de Herrera.
La salmantina o castellana: destaca por el tratamiento de asuntos morales y religiosos, en la que sobresale Fray Luis de León.
Además la poesía religiosa experimenta un gran desarrollo, especialmente la poesía mística cristiana, corriente que trata de comunicar la uníón del alma con Dios. Destaca San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
2.2 Innovaciones formales
El verso más empleado es el endecasílabo con el que se alterna el heptasílabo. Las estrofas más habituales son el soneto, la canción, la lira, los tercetos encadenados, la silva y la octava real. Entre todas ellas destaca especialmente el soneto, popularizado por Petrarca y perfeccionado por Garcilaso. Además, se recuperan subgéneros de la tradición grecolatina como églogas, odas, etc.
Las dos grandes líneas poéticas de la época, la amorosa y la moral. La lírica amorosa se expresa con sonetos o sextinas; la moral prefiere subgéneros como la epístola o la oda.
2.3 Temas
El amor
: tema principal. La poesía renacentista de la pasión amorosa tiene sus raíces en la filosofía neoplatónica: se ve en él un sentimiento espiritual y purificador que se inicia con el enamoramiento a través de la mirada.
El amor sirve al amante como medio de perfeccionamiento moral, pues la ausencia o el desdén de la amada provocan sufrimiento. Se manifiesta la dualidad felicidad-dolor mediante antítesis.
La belleza femenina: responde a un prototipo ideal reflejo de la belleza divina. El canon renacentista de mujer de pelo rubio, ojos claros, mirada que apasiona y hiere, piel blanca y sonrosada, etc.
La naturaleza
: los elementos de la naturaleza aparecen, siguiendo la poesía clásica (locus amoenus o beatus ille) También en ocasiones se convierten en reflejo del estado anímico del amante.
La mitología grecolatina: sirven para presentar en la poesía ejemplos de relaciones amorosas como con Apolo y Dafne. Además aparecen con frecuencia referencias a dioses y episodios mitológicos.
Garcilaso de la Vega
El poeta Garcilaso de la Vega representa el modelo de caballero renacentista que aúna el cultivo de las letras y el desempeño de las armas. Se considera un paradigma del noble cortesano. Como poeta siguió el modelo de Francesco Petrarca, quien elaboró un cancionero a modo de biografía amorosa centrada en la figura de una única dama, Laura de Noves, que responde a los cánones de belleza renacentista.
3.1 Temas
El tema fundamental de la lírica garcilasiana es el amor, centrada en la figura de Isabel Freyre (Laura de Noves), dama portuguesa de la reina que se casó con otro hombre y fallecíó después. Su sentimiento no pasó, por tanto, de una experiencia espiritual y poética, pues también Garcilaso se había casado previamente en un matrimonio de conveniencia.
También la mitología figura entre los temas poéticos de Garcilaso como de amores fracasados o no correspondidos.
La naturaleza tiene una presencia dominante en su lírica como escenario de historias amorosas, a modo de locus amoenus.
3.2 Estilo
Además de la utilización de recursos procedentes de la poesía italiana y de la imitación de modelos clásicos, los rasgos formales de la escritura de Garcilaso son los propios de lírica renacentista. Estos rasgos son claridad, naturalidad, musicalidad, elegancia sin afectación y equilibrio entre la pasión y la contención expresiva.
En cuanto a la métrica, emplea sonetos, liras y octavas, construidos con versos endecasílabos y heptasílabos.
3.3 Obra
Garcilaso escribíó sonetos y canciones petrarquistas, en los que combina la retórica amorosa de esta corriente con algunas influencias de la lírica castellana de cancionero. Compuso también dos elegías que por sus contenidos se acercan al género de la epístola.
Son las églogas las composiciones que más fama le han dado a Garcilaso. Se trata de composiciones bucólicas en las que dos estilizados pastores establecen un diálogo lírico en torno a su experiencia amorosa, en un escenario natural que aparece poéticamente idealizado. Compuso tres églogas:
Égloga I: Dos pastores, Salicio y Nemoroso, se quejan del desdén de su amada y de su muerte. A través de ellos expresaría su amor por Isabel Freyre y el dolor tras su muerte.
Égloga II: Es la más extensa y relata los amores desgraciados de la pastora Camila y de Albanio, que representaría al duque de Alba o a su hermano, personajes ambos próximos a Garcilaso.
Égloga III: En ella aparecen cuatro ninfas del río Tajo que bordan tapices en los que se representan diversas historias de amor. Tres de ellas son de contenido mitológico (Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, Venus y Adonis) y en otra aparecen la ninfa Elisa y el pastor Nemoroso, representaciones poéticas de Isabel Freyre y Garcilaso.