Capítulo XIV
Los días siguientes fueron agitados para Pablo. Llamó a la casa de María y le pidió a la sirvienta la dirección de la estancia, y esa noche Pablo le escribió a María una carta en la que le pedía que lo llamara. Esa noche, Pablo soñó con una casa que conocía desde su infancia, y por eso algunos recuerdos le decían el camino que debía seguir, pero sentía que había enemigos y gente que se burlaba de él y también sentía que en él renacían los amores de infancia que había tenido y las sensaciones que estos le hacían sentir, pero cuando despertó se dio cuenta que esa casa era María.
Capítulo XV
Aquí Pablo dice que en los días que pasaron después de que él le envió la carta a María su pensamiento era como su sueño, veía cosas y peligros y decía que la palabra “nocturno” era la palabra que describía perfectamente a María. Luego Pablo relata la carta que María le envió, y decía que los paisajes que veía le traían recuerdos y decía que cuando se paraba frente al mar veía cómo Pablo se interponía entre el mar y ella. Luego de que Pablo terminó de leer la carta, tuvo la extraña certeza de que María era de él y solo de él y que sin embargo la había matado, decía que él era un egoísta y cruel.
Capítulo XVI
Pablo dice que ama a María y que espera su regreso. Pablo le escribió nuevamente diciéndole que él la quería. A los pocos días recibió una carta de María en la que ella le decía que tenía miedo de hacerle mal y Pablo inmediatamente le respondió con otra carta diciéndole que eso no le importaba. Al poco tiempo María llamó por teléfono a Pablo y le dijo que llegaría al día siguiente. Cuando María llegó llamó a Pablo y quedaron de encontrarse en la Recoleta.
Cuando se encontraron allí Pablo le preguntó a María por qué se había ido, pero ella no le respondió y en vez de eso ella le dijo que quería hablar de él pero Pablo le dijo que él no quería hablar de él sino de los dos y le dijo que él la quería y luego le preguntó ella qué sentía por él y ella le respondió que ella también lo quería, pero Pablo le preguntó que cómo era que ella lo quería a él, ya que había muchas formas de querer a un ser y que no era lo mismo querer a un hermano o a un amigo que a él, su novio.
Luego María se paró y le dijo que ya se iba y Pablo le preguntó que por qué se iba tan rápido, ella le respondió diciéndole que ella tenía miedo de que él no la entendiera, también le dijo que ella le había advertido que le haría mucho mal y él le respondió diciéndole que eso era culpa de él. Pablo le preguntó a María que cuántos años tenía ella, y ella le respondió preguntándole lo mismo a él y él le dijo que él tenía 38 y María le dijo que él era muy joven. Pablo volvió a preguntarle su edad pero ella no le respondió y le dijo que esa conversación era muy absurda.
Capítulo XVII
Después de ese encuentro se siguieron viendo varias veces todos los días. A veces María iba al taller de Pablo; y para Pablo la única garantía de amor era la unión física. En algunos encuentros con María, Pablo la agarraba por los brazos y la apretaba fuertemente lastimándola, pero otros días su actitud con ella era totalmente positiva.
En uno de sus encuentros violentos Pablo llegó a tal extremo de gritarle “PUTA”, por lo cual ella se pasmó y se puso a llorar; Pablo, arrepentido, corrió y le pidió que lo perdonara, llegó hasta tal punto de llorar él también suplicándole y diciéndole que él era un monstruo cruel. Apenas María se calmó comenzó a sonreír, y eso a Pablo le pareció sospechoso ya que cualquier mujer a la que le digan eso no se pondría contenta aun después de que le pidieran perdón. Estas escenas se repetían varias veces y entonces ellos decidían salir a dar una vuelta.
Capítulo XVIII
Pablo cada día hacía sus interrogatorios más frecuentes. Un día le preguntó a María por qué se hacía llamar con el apellido Iribarne y no con el de Allende y ella le dijo que eso no tenía importancia pero Pablo le dijo que para él sí y ella se rió diciendo que eso era costumbre de la familia. Pablo también le preguntó que por qué la sirvienta se había extrañado cuando él llamó la primera vez preguntando por la señorita Iribarne y ella le respondió que eso era normal y se volvió a reír, le dijo que todo eso no tenía importancia y también le dijo que él era fantástico, pero Pablo permanecía serio. Pablo siguió preguntando a María cosas sobre ella, sobre por qué cuando cierra la puerta los demás saben que no la pueden molestar, y luego le preguntó por un tal Richard del que ella le había hablado en otra ocasión; él le preguntó que si ella alguna vez había estado enamorada de él, pero ella le dijo que no y que una parte de él se parecía a Pablo; ella le dijo que Richard no era de su tipo, entonces Pablo le dijo que por qué decía que se parecía a él, pero ella le dijo que solo se parecía, no que fuera idéntico.
Luego de todo este interrogatorio María quedó deprimida y él no preguntó nada más.
Capítulo XIX
A Pablo le llegaron muchas dudas a la cabeza sobre María y Allende. Él tenía dos incógnitas: ¿Lo había querido? ¿Lo quería aún?; estas preguntas daban vueltas en la cabeza de Pablo y decidió aclararlas. Un día le preguntó que por qué se había casado con él y ella le respondió que porque lo quería, él le preguntó que entonces por qué en el muelle ella le había dicho que él era el único hombre que había querido, ella se quedó callada. Luego le preguntó que si ella aún se acostaba con Allende, y ella le respondió que sí, entonces él le preguntó que si ella aún deseaba a Allende, y ella le respondió que el hecho de que se acostara con él no quería decir que lo deseara, entonces Pablo le dijo que ella lo hacía sin desearlo, y que si así lo hacía era porque lo engañaba, no solo en sus sentimientos sino también en sus sensaciones. María lloraba silenciosamente mirando hacia el suelo.
Por un instante Pablo quiso llevar la crueldad de sus preguntas hasta el máximo y dijo: Engañando a un ciego.
Capitulo XX
Después de Pablo haber dicho esa frase sintió que tenia dos personalidades: Una cruel y mezquina, y la otra pura y tierna; la cual se disponía a humillarse y arrodillarse para pedirle perdón, pero de todas formas ya era tarde para cerrar la gran herida que sus palabras habían creado en el alma de Maria.
Después de esto Pablo no dudo en arrodillarse y besar sus pies mientras le pedía perdón, pero lo único que logro fue una mirada de compasión por parte de Maria. Luego de que ella salio del taller, Pablo sintió que debía hacer algo y salio corriendo afuera pero ya Maria no se veía; entonces decidió tomar un taxi que lo llevara a la casa de Maria y allí se sentó a esperarla. Luego llamo a su casa desde un teléfono publico pero le dijeron que aun no había llegado, entonces Pablo decidió salir a dar una vuelta por los lados que frecuentaban juntos, pero no la vio; luego callo en cuanta que después de ese episodio ella no querría recordarlo y que por lo tanto no iría a esos lugares que frecuentaban. Luego de un tiempo Pablo decidió llamar de nuevo pero le dijeron que estaba dormida y que no podía pasar al teléfono.
Pablo sintió que algo se había dañado entre Maria y el.