Análisis de la Competitividad de la Agricultura Española


La Competitividad de la Agricultura Española

Conclusiones no esperanzadoras como consecuencia de los déficit existentes, de entre los cuales podemos destacar:

  1. Déficit estructural
  2. Déficit organizativo
  3. Déficit de capital humano

Déficit Estructural

Podemos señalar que la estructura de las explotaciones agrarias resulta un factor clave y limitante para la competitividad del sector agrario en la actualidad. Existe una supremacía de los países del Norte y Centro de Europa sobre los países más meridionales tanto en lo que atañe al tamaño de la superficie de las explotaciones agrarias como en su dimensión económica, manteniéndose España en un espacio intermedio.

La estratificación en función de la dimensión económica en términos de Unidades de Dimensión Europea (UDE) muestra que el 72,94% de las explotaciones agrarias tiene menos de 16 UDE, es decir, un margen bruto

En cuanto a la competitividad de las explotaciones agrarias, Ramos y Gallardo (1999) distinguen tres tipos de explotaciones:

  1. Explotaciones competitivas: Ofrecen productos al precio del mercado mundial y son capaces de remunerar los factores de producción al precio de mercado.
  2. Explotaciones de viabilidad: Manteniendo el capital productivo, no remuneran el factor trabajo o no en un determinado % de la renta de referencia.
  3. Explotaciones de subsistencia: Mantienen la actividad descapitalizándose progresivamente, explotación de tipo familiar.

Generalmente, las explotaciones agrarias españolas son explotaciones de subsistencia. Así, podemos identificar 4 grandes grupos de regiones en función principalmente de la dimensión económica y de la productividad:

  1. Grupo 1: Galicia, las CC.AA. de la cornisa cantábrica y Baleares. Se caracterizan por su fragilidad estructural: minifundismo territorial y empresarial, población ocupada envejecida, escasa importancia del trabajo a tiempo completo y productividad la más baja en España.
  2. Grupo 2: Las siete CC.AA. del interior peninsular, Andalucía y Cataluña. Se caracterizan por tener la mayor dimensión territorial (latifundio), > 1/2 europea, baja productividad, lo que implica grandes superficies para lograr resultados económicos positivos. Cultivos: cereales, policultivos, plantas industriales y las ganaderías extensivas.
  3. Grupo 3: Murcia y la Comunidad Valenciana. Estructuras semejantes a las del grupo primero, su producción consta de productos hortícolas principalmente de carácter intensivo, rentabilidad y productividad muy elevada. Clásicos productos mediterráneos, vid y olivo con menor grado de intensificación.
  4. Grupo 4: Las Islas Canarias. Se caracterizan por la bipolarización de su estructura productiva, coexistiendo la pequeña y la gran explotación, amplia variedad de cultivos. Productividad media bastante alta.

Déficit Organizativo

Existe un fuerte déficit organizativo en las actividades de prestación de servicios (asesoramiento, I+D, suministro de inputs, etc.), y sobre todo en la comercialización de sus productos. El modelo asociativo agrario español tiene graves carencias y su peso es muy limitado en comparación con el de otros países, en los que el triángulo organizativo sindicatos agrarios-cooperativas-agrupaciones de productores agrarios es muy potente y está bien articulado.

Entre las debilidades del cooperativismo, se encuentran la ausencia de gerencia profesional, la mala gestión comercial, la deficiente capitalización, la rigidez de los mecanismos de toma de decisiones, la insuficiente mentalidad empresarial, la escasa dimensión y la peculiar concepción cooperativa de los socios. Así, en situaciones de hundimiento del mercado, algunas cooperativas han llegado a endeudarse para liquidar a los socios por encima de los precios a los que realmente habían vendido la producción, emprendiendo así un camino seguro hacia la quiebra de la cooperativa. Esto dificulta que el cooperativismo mejore el déficit organizativo del sector agrario.

Déficit de Capital Humano

Otro gran reto es el capital humano. Las explotaciones están dirigidas, en una proporción elevada, por agricultores de edad avanzada, con bajo nivel de cualificación y con poca capacidad de innovación y dinamismo. El sector tiene un marcado carácter familiar. Más de las 3/4 partes del trabajo total es realizado por el titular y sus familiares, el resto son asalariados mayormente eventuales. El 40% de los titulares se dedican a otra actividad principal y la retribución de los factores productivos movilizados es precaria. La falta de preparación y de facultad para innovar y asociarse –incorporando las fases de distribución y comercialización al proceso productivo-, se relaciona con unos márgenes de beneficio cada vez menores. Las dificultades para la inserción de los jóvenes agricultores, junto con la devaluación de la profesión de agricultor y el atractivo de otros modos de trabajo y de vida más urbanos, están agravando el déficit de capital humano del sector.

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