Análisis de la Obra «La Celestina»


1. Género Literario de «La Celestina»

En el siglo XVI, el género de La Celestina no suscitó ninguna duda y fue considerada unánimemente una obra dramática. La única causa de discusión fue su denominación de «comedia» en las primeras impresiones, lo cual era inadmisible en aquella época porque la comedia clásica tenía un final feliz. Tampoco podía llamarse tragedia ya que algunos de sus personajes eran de baja condición social.

Por ello, Rojas, saliendo al paso de todas estas objeciones, tituló su obra con el nombre de «tragicomedia«, término empleado por Plauto para definir su Anfitrión.

En el siglo XVIII, como no encajaba en las preceptivas clasicistas, especialmente por su extensión que la hacía irrepresentable, dejó de considerarse teatro para ser definida con términos ambiguos como «novela dramática» o «novela dialogada».

Menéndez Pelayo y, posteriormente, Mª Rosa Lida de Malkiel reaccionan contra estas definiciones dieciochescas. Ambos estudiosos la consideran como obra dramática, aunque fuera concebida para ser leída y no representada.

La teoría más difundida hoy es la que considera La Celestina como una «comedia humanística» (desarrollo lento, ambientes contemporáneos, personajes humildes, diálogos variados, sentencias y refranes, citas cultas…), al estilo de las que se estaban realizando en Italia. Por lo tanto, nuestra obra no nace de la nada, sino que sigue una tradición que arranca en la «comedia romana», se prolonga en las «comedias elegíacas» medievales y concluye en la «comedia humanística».

2. Estructura Argumental de «La Celestina»

Calisto, desdeñado por Melibea, se vale de Celestina, vieja alcahueta y bruja, que le ha recomendado su criado Sempronio, para conseguir el amor de la joven. Pármeno, servidor fiel, intenta disuadir a su amo del empeño. Rechazado por éste, decide asociarse a Sempronio y Celestina para sacarle el dinero a su joven señor; a cambio, la vieja le proporcionará una manceba (Areusa) pues su compañero tiene ya relaciones con Elicia, una de las pupilas de la alcahueta.

Celestina, tras invocar al diablo, se dirige a casa de Melibea; le insinúa los motivos de la visita, pero la joven se indigna.

Entre tanto, sigue el proceso de corrupción de Pármeno.

Cuando celebran un banquete en casa de Celestina, llega Lucrecia, quien llama a la vieja por orden de su señora Melibea. Ésta descubre a la alcahueta la pasión que siente por Calisto y concierta una cita para la noche. Celestina corre a comunicar la buena nueva al enamorado; como pago recibe una cadena de oro.

Los amantes se hablan a través de la verja del jardín y quedan para la noche siguiente.

Los criados de Calisto van a casa de la alcahueta para repartirse la cadena. Los tres compinches disputan sobre el reparto. La avaricia de Celestina exaspera a sus socios y la matan. Al intentar huir de la justicia, saltan por una ventana y, moribundos, son apresados y ajusticiados.

Calisto y Melibea viven su primer contacto erótico. En la «Comedia», la muerte de Calisto se producía inmediatamente después. En la «Tragicomedia» la acción sigue con la intercalación del Tratado de Centurio; es decir, los cinco actos añadidos en las ediciones de 1502.

Elicia y Areusa, que han perdido a sus amantes, deciden vengarlos y para ello acuden a Centurio, un fanfarrón que organiza una cuadrilla para dar un susto a Calisto cuando vaya a visitar a Melibea.

Se produce el segundo encuentro de los amantes. Centurio y su gente atacan a los criados de Calisto, pero éstos se defienden y los ponen en fuga. El joven, que dormía en los brazos de Melibea, se despierta y, al saltar la tapia del jardín en el que se encontraban, tropieza, cae y muere sin confesión. Melibea se suicida tras lamentarse de lo fugaz de sus amores.

En el último acto Pleberio, padre de la joven protagonista, realiza un planto ante el cadáver de su hija.

3. Estructura de la Obra

Como hemos visto, La Celestina centra su argumento en torno a la peripecia amorosa de Calisto y Melibea.

El nudo ocupaba en la versión primitiva los actos II al XI. En ellos se nos presentan dos casos de corrupción: el de Melibea y el de Pármeno. En ambos, perversores y pervertidos tenían un fin desastroso. En la «Comedia», la catástrofe final alcanzaba a los personajes capitales de forma casi simultánea. Estábamos, pues, ante un claro final climático, resolución típica de la tragedia.

La versión en veintiún actos modifica el efecto de ese final haciéndolo más complejo: la intromisión del submundo prostibulario en el proceso de los amores de los protagonistas permite que la obra tenga un primer clímax trágico y ejemplar en la muerte de Celestina y sus compinches; pero la acción no se precipita hacia su definitivo desenlace. Tras la intensidad de ese momento y de la primera noche de amor de Calisto y Melibea, asistimos a un conjunto de momentos cómicos a lo largo del conocido como Tratado de Centurio. Este sesgo cómico se cruza con lo trágico en el acto XIX (Sosia y Tristán, pajes de Calisto, ponen en fuga a la cuadrilla preparada por Centurio, pero el ruido de la disputa hace que el protagonista intente saltar precipitadamente la tapia y muera). La catástrofe se redoblará con el suicidio de Melibea.

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