Análisis de la poesía de Claudio Rodríguez: Entre la ebriedad y la celebración


Poesía social

Algunos poetas españoles destacados de la posguerra se adscribieron a la poesía social, como Ángela González (Aspero mundo), José Agustín Goytisolo (El retorno) o Jaime Gil de Biedma (Compañeros de viaje). Otros, como Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad) o Francisco Brines (Las brasas), ofrecieron una temática y un estilo alejados de la poesía social. Estos autores comparten una serie de rasgos temáticos y expresivos:

  • La poesía es la forma de conocimiento mediante la cual el poeta indaga sobre su propia experiencia vital y sobre el mundo.
  • La finalidad de la poesía es la estética.
  • Recuperan los temas vinculados a la experiencia personal del poeta: las anécdotas de la vida cotidiana, los recuerdos de la infancia, el sentimiento amoroso, la amistad…
  • Manifiestan una visible preocupación por la forma.

La poesía entre 1965 y 1975

En este periodo surgen jóvenes poetas con una nueva sensibilidad, llamados “novísimos”, cuyas características se desarrollan en el tema 8.

Claudio Rodríguez

Claudio Rodríguez García (Zamora 1934- Madrid 1999) fue un distinguido poeta español que estuvo ligado a la poesía desde su más tierna infancia. Durante muchos años se dedicó a la enseñanza, aunque su verdadera pasión siempre fue escribir y no cesó de hacerlo, recibiendo por ello innumerables reconocimientos públicos. También formó parte de la RAE, en sustitución de Gerardo Diego. Algunos de los premios que ha recibido son el Nacional de Poesía, el Príncipe de Asturias de las Letras y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Se dice que su poesía, influenciada por el simbolismo francés, por su amistad con Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre y por el romanticismo anglosajón, es un punto de partida fundamental para cualquier lector que desee conocer la lírica del siglo XX.

Entre sus obras más destacadas y alabadas se encuentran Don de la ebriedad y El vuelo de la celebración.

Don de la ebriedad (1953)

Publicada cuando tenía 19 años y galardonada con el Premio Adonais, significó un acontecimiento en la vida literaria española. De gran fuerza creativa, refleja el convencimiento de que la poesía es un don que le ha sido regalado al hombre (como su propia vida, como la juventud), lo que será un motivo central de la obra del poeta. Este contempla una iluminación, una claridad que viene del cielo, ilumina las cosas y saca lo mejor de sí mismas, y necesita expresarla y fijarla en la escritura: se siente parte del mundo, unido a los otros, a salvo del dolor y del tiempo. Para comunicar esta especie de plenitud, esta experiencia inefable, casi mística, junto a las imágenes reconocibles utiliza las ininteligibles, como si se negara a dar las claves o no pudiera hacerlo, y sintiera que esa manera de hablar es la que mejor cuadra con su visión.

Esta es aún la visión de Conjuros (1958) donde los poemas se convierten en sortilegios o conjuros para conseguir la permanencia de la plenitud que ha sentido, fruto del esfuerzo creador contra la amenaza de lo que desaparece. Utiliza el “realismo metafórico” en el que los objetos y seres evocados son de verdad (la ropa puesta a secar, el corro de los niños) y a la vez, planea un sentido oculto y acuciante (el alma, la fraternidad, la inmensa alegría de quien se siente parte del todo). Además el poeta tiene otra certeza: cuando algo se ha perdido, la palabra viene a ocupar el lugar de la pérdida. Desde este punto, la existencia humana no podría dejar de verse como Alianza y Condena (1965). De un lado, pertenencia a un mundo, participación en la colectividad y en la historia, pacto, unión: todo lo que da certidumbre, lo que lo acerca al hombre a la segura realidad de la naturaleza. De otro, fatalidad, limitación, encierro: como el de quienes deben pagar por su delito, purgar una pena.

El vuelo de la celebración (1976)

En 1976 aparece El vuelo de la celebración, que agrupa poemas de inspiración y sentido relativamente heterogéneos (resonancias autobiográficas, poemas de amor). Se trata de la evocación de toda una vida en la que el amor y el dolor se confunden (Herida en 4 tiempos). En definitiva, lo que el libro se plantea es la posibilidad de la salvación por la palabra. El vuelo es la metáfora evidente de la elevación y de la altura, así como del desprendimiento del mundo y el acceso a otra realidad, en la cual los contrarios se integran: todo exige ser celebrado, la vida como la muerte, el conocimiento como el remordimiento. Su ritmo expresivo se quiebra en la combinación de versos de 5, 7, once y catorce sílabas.

Casi una leyenda (1991)

En 1991, con poemas escritos a lo largo de 15 años, aparece Casi una leyenda, la última obra del poeta. Hay en él una aceptación del pasado, al que vuelve. Aparecen numerosas citas de su primer libro, como si supiera ahora que en el comienzo estaban contenidas, de algún modo, toda su vida y su obra, y se pregunta qué queda ahora de la ebriedad, algo que sucedió hace tiempo, tan remoto, que quizá se asemeja a las leyendas, la mezcla de la vida vivida y de la soñada.

Respecto al lenguaje poético, opta por el verso clásico pero artificioso, con un ritmo continuo apenas perceptible: el endecasílabo blanco o asonantado. El léxico sí es más sorprendente: palabras muy concretas referidas al ámbito rural (siega, surco, temprano), en contrapunto con un lenguaje abstracto, para desplazar la percepción a otro ámbito, ver más allá de las cosas o tal vez más adentro de ellas. Este es, sin duda, uno de los rasgos esenciales de su poesía, que tiende a construir sintagmas en los que se aglutinan dos dimensiones (“lejía inmortal”, “andamio de la esperanza”). En relación con este procedimiento, se encuentra el “realismo metafórico” en el que las imágenes acaban por convertirse en símbolos (el grajo es el hombre, la contrata, la solidaridad humana…).

Su poesía, caracterizada por su originalidad expresiva y su intenso lirismo, tiene en común con la de otros poetas del momento el uso de un lenguaje coloquial y cierta tendencia al realismo, aunque su lírica intimista, marcada por la meditación en torno a la naturaleza y el paisaje castellanos, permanece ajena a las modas y a los movimientos literarios.

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