Análisis de las Rimas de Bécquer: Innovación y Legado


Estudio Monográfico de las Rimas de Bécquer

Esta obra de Bécquer pertenece a la línea renovadora de la poesía que se da en España a mediados del siglo XIX, fuertemente inspirada en la poesía popular. Poetas como Vicente Barrantes, José Trueba, José Selgas y Carrasco (con poesía inspirada en las lieder alemanas, aunque con una intención moralizadora que influye en Bécquer), y sobre todo Augusto Ferrán, gran amigo suyo, con influencias del poeta alemán Heine, a quien traduce en el Correo de la Moda, marcan esta tendencia. Además de Heine, influyen en Bécquer poetas extranjeros como Goethe y Byron. Jorge Guillén, en su libro Lenguaje y poesía, afirma que Bécquer tiene influencia «de todos aquellos poetas alemanes que, desde fines del XVIII, proclaman el valor primordial de los sueños». Guillén sostiene que «Bécquer no solo nos ha dejado una poesía, sino una poética y, en las dos, una fe en los sueños y en sus fantasmas que corresponden a una conciencia luminosa».

En sus escritos Cartas literarias a una mujer, Introducción sinfónica y en el prólogo a la obra de Augusto Ferrán, Soledades, Bécquer desarrolla su teoría literaria. En ella aborda la poesía, el proceso creador del poeta, las metas de la poesía: Dios (como valor absoluto del que surge el espíritu y la poesía) y la mujer. Estos serán los temas básicos de sus Rimas. Su teoría poética convierte a Bécquer en el precursor de la poesía del siglo siguiente. Su concepción de la poesía como expresión de lo divino cósmico, del poeta como enlace entre el espíritu del universo y el hombre, a partir del mundo de los sueños y de un estado de trance que libera el subconsciente, influye en el concepto de poesía pura de Juan Ramón Jiménez, en la poesía como «palabra esencial en el tiempo» de Machado y en el surrealismo del grupo del 27.

Publicaciones de las Rimas

  • 1859: Se publica «Imitación a Byron» (la XIII) en el semanario El Nene.
  • 1860-61: Publica varias rimas más en el mismo semanario.
  • 1867: Entrega a G. Bravo el manuscrito de las Rimas, que se pierde durante la revolución.
  • 1868 (aprox.): Aparece el manuscrito El libro de los gorriones, donde Bécquer transcribe de memoria sus rimas perdidas (dado a conocer en 1914).
  • 1871: Se publican las obras de Bécquer en dos volúmenes, revisadas y ordenadas por Narciso Campillo, Augusto Ferrán y otros, añadiéndose luego las Cartas literarias a una mujer y la Introducción sinfónica. Desde 1898, las ediciones no sufren variantes.

Temáticas según Gerardo Diego

  • I – XI: La poesía y el poeta.
  • XII – XXIX: Amor en fase ascendente y esperanzado.
  • XXX – LI: Tristeza y desilusión.
  • LII – LXXIX: Soledad y desesperanza.

Métrica

Bécquer utiliza composiciones de dos, tres o cuatro estrofas, generalmente asonantadas, de tres versos endecasílabos y uno pentasílabo, con asonancia en los pares. También emplea estrofas de cuatro versos, con endecasílabos en los pares y heptasílabos en los impares, agudos, asonantados o consonantes. Además, combina versos decasílabos (acentuados en 3ª, 6ª y 9ª) con versos tetrasílabos. Las agrupaciones estróficas mantienen un equilibrio con las imágenes, funcionando como una partitura rítmica.

Contenido

El contenido es principalmente amoroso. El amor es el eje central de las Rimas, presente en el origen de la poesía, el proceso creativo y el destinatario. Bécquer establece un diálogo entre el «yo» del poeta y el «tú» de la mujer. Las palabras «tú» y «yo» son recurrentes. La mayoría de las rimas están escritas desde el «yo» del poeta, dirigiéndose a un «tú» femenino, explícito o implícito. Ambos se encuentran en la poesía como creación divina, ya sea por amor o por el desencuentro amoroso.

Imágenes

La imagen del aire (suspiro, aliento, céfiro) se fusiona con la del viento como vehículo del amor. El aura o expresión luminosa del amanecer y del espíritu representa lo inasible, una clave poética que evoca el «beso cósmico» del universo, también expresado como sonido («oigo flotando en olas de armonía / rumor de besos y batir de alas»). Las campanillas azules evocan Sevilla y Toledo. La imaginería de Bécquer está impregnada de luz: el aura, el crepúsculo, la espuma, la niebla, la sonrisa relampagueante, la pupila azul. Bécquer busca la armonía neoplatónica de las esferas a través de los sueños. Todo es espíritu y el poeta conecta con el alma del mundo, siendo el puente entre la materia y el espíritu, el «vaso que contiene la esencia» del alma universal.

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