Análisis de Obras de Arte: Estilo y Simbolismo


El formato cuadrado intensifica esta neutralidad de la composición. Esta ausencia de punto de referencia proporciona al fragmento las calidades del infinito, de lo ilimitado. El pintor muestra una pincelada muy libre en su gestualidad, alejada de la descripción de las formas. De cerca, resulta totalmente abstracto. El espectador ha de realizar un esfuerzo óptico y cerebral constante para reconstruir el paisaje evocado. El inacabado de los bordes sin pintar acentúa esta insistencia sobre la pintura como superficie cubierta de colores. Consigue que el público se sienta como habitante del arte; es una naturaleza creada por el arte.

La paloma, 1870

Cuadro muy original por su formato que es doble. Chavannes consigue una obra perfectamente simbolista. Aparece representada una mujer muy elegante, estilizada, tras ella y de fondo un París medieval nada moderno. El negro aparece como una mancha espiritual. La sorpresa la introduce por medio del ave rapaz que intenta atacar a la paloma que cobija entre su brazo. El reverso presenta una imagen similar, pero todo ha cambiado; ahora la mujer empuña una bayoneta y su brazo se dirige hacia un globo. Simbolismo alegórico: pone los pies sobre la tierra, el fondo ya no es París, sino las trincheras, necesidad de defensa frente al ataque prusiano. Mezcla de lo simbólico y lo explícito.

El pescador pobre, 1879

Este cuadro le hizo mucho daño, ya que se le dotó de un misticismo cristiano, cuando en realidad intenta recrear el mito clásico y atemporal. Los tonos son apagados y se confunden con el fondo. El paisaje es muy sintético, decorativo y estilizado. El pescador mantiene una conexión musical con el conjunto madre-niño. También hay un juego rítmico en los codos del pescador con la red de la barca. La verdadera importancia del cuadro radica en la musicalidad interna. En conjunto, todo resulta marcado con gruesas líneas negras que separan.

El lugar sagrado, 1884

Se trata de otra de sus producciones más ambiciosas. Presenta una colección de figuras realizadas con la idea de musas, la creación y la inspiración artística. Las figuras se desconectan de la realidad, y el templo resulta imposible. Se denota una abstracción de colores muy neoimpresionista: aguas amarillas, ropas rosas, árboles violetas… Dicha abstracción del color y las líneas negras queda sellada con Gauguin en 1888. Las instituciones reclamaban este tipo de arte porque se evadía de la idea de caos.

Edipo y la esfinge, 1864

Obra aceptada en el Salón. Poseía gran capacidad para elegir temas actuales y visualizarlos de manera explícita. Buena técnica y tema noble. Él se interesa por la exhibición del cuerpo desnudo masculino contrapuesto con lo animal. Sintetiza en la esfinge: cuerpo de león, alas de águila y cabeza de mujer. Se agarra de forma extraña al hombre. Se documenta minuciosamente en los detalles. La historia de Edipo habla del castigo a la razón, a la muerte. Dispone los elementos con maestría. Coloca en primer término restos de cadáveres en distintos grados de descomposición. Juega con la provocación. Muestra un gusto por el detallismo y por la inserción de la historia en paisajes agrestes. Opción muy diferente a Chavannes.

La aparición, 1874

Con esta obra, el artista obtuvo la admiración y repulsa simultáneas de sus coetáneos. Escoge un tema clásico: Salomé ha conseguido la decapitación de San Juan Bautista por la danza que ha interpretado para Herodes. En el cuadro, la cabeza cortada del mártir se aparece a la princesa como recordatorio de su acto ante el arrepentimiento de la joven. El lienzo resulta fantástico e irreal. Reaparece en su pintura la cabeza cortada, tal vez queriendo recuperar la fama y prestigio que obtuvo con Orfeo. Arquitecturas muy transparentes, pintadas mediante incisiones que le dan un aspecto de grabado. Elementos orientales: fondo inspirado en la Alhambra de Granada que había visto en la fotografía de Laurent, amigo suyo. Logra entender la arquitectura islámica a través de una imagen en blanco y negro. Inventa una realidad a partir de pocos elementos. No quiere transmitir intencionalidad religiosa, sino que se centra en la figura femenina. Salomé aparece desnuda, con velos y corona. Tras ella se adivina la figura transparente de un rey persa, Herodes. La cabeza flota en el aire como una aparición, lo fantasmal hecho real.

Lorenzo e Isabella, 1849

Millais mantiene un equilibrio entre arte y religión; esto hizo que diera mucha importancia a cualquier detalle del paisaje. No es pintura de historia, pero la emplea para transmitir grandes ideas sobre la humanidad. Millais fue el más precoz del grupo. Basado en un poema de Kirsch sobre la historia de amor entre Lorenzo e Isabella. Organiza la composición de forma novedosa, en primer plano y comprimido desarrollo del brocado muy neo-medievalista y con apertura a la derecha que recordaba a Italia. También recuerda a Italia los perfiles tan duros de las figuras. La iluminación es bastante abstracta.

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