Análisis de Obras Maestras de la Pintura


Pintura del muro de los pies del ábside de la ermita de Santa Cruz de Maderuelo: Adán y Eva

Esta pintura romana del siglo XIII presenta dos escenas separadas por un tronco, procedentes del Génesis, que representan la creación de Adán y el pecado original. La escena en la que la serpiente tienta a Eva, quien da a comer el fruto prohibido a Adán, también comió. La acción transcurre en el Paraíso terrenal, al que se alude por el árbol de la sabiduría. Eva y Adán están a ambos lados del árbol, al que está enroscada la serpiente, que ya le ha dado a Eva el fruto que sostiene en su mano. No hay profundidad en la representación; la pintura es plana, sin fondo, con un contorno que dibuja cada elemento de manera muy marcada en Adán y Eva. Observamos desproporción e inexpresividad, y una cierta adaptación al espacio, ley del marco, por la curvatura de la postura de Eva, que se corresponde con la del arco de medio punto de la bóveda de cañón. La postura de Adán, llevándose una mano a la garganta, describe el reconocimiento del mal que acaba de hacer. Colores vivos y contrastados sobre fondos claros. El paisaje antinatural corresponde a la pintura del muro de los pies del ábside de la ermita de Santa Cruz de Maderuelo, en Segovia.

Noche estrellada de Van Gogh

Pintura postimpresionista de 1889. En un paisaje nocturno, es de destacar el tratamiento de la luz de las estrellas como puntos de luz envueltos en un aro luminoso a su alrededor, obtenido con una de las pinceladas más características de la historia de la pintura: un trazo a base de espirales que delinean el cielo y los cipreses del primer plano como una mancha de color, tomando como inspiración la estampa japonesa. Al fondo se aprecia la silueta de un pueblo con la larga aguja de la iglesia presidiendo el conjunto. Las líneas del contorno de los edificios están marcadas con gruesos trozos de tonos oscuros, igual que las montañas. Los tonos son malvas y amarillos, que muestran el estado de ánimo eufórico del artista. Es la obra titulada *Noche estrellada* de Van Gogh.

La iglesia de Auvers de Van Gogh

Pintura postimpresionista de finales del siglo XIX. El pintor se preocupa por captar la sombra de la construcción, apreciándose tanto en el sendero como en el césped que rodea la iglesia, al tomar un tono más oscuro. La pincelada del artista es cada vez más personal, logrando alcanzar una libertad y una seguridad en el trazo. Las líneas de los contornos están marcadas, como se aprecia en el edificio o en la mujer de espaldas que camina por el sendero. Es producto del deseo de mostrar sus logros con el dibujo. El cielo tiene mayor planitud, empleando una pincelada a base de espirales y destacando la intensidad del colorido: un colorido muy personal, con malvas, verdes, amarillos y blancos, añadiendo pequeñas superficies de color naranja para aludir a los colores complementarios. Es la obra de Van Gogh *La iglesia de Auvers*.

Impresión, sol naciente de Monet

Pintura impresionista del último cuarto del siglo XIX. Es una imagen tomada directamente del natural por el pintor Monet en el puerto de Le Havre, representando las neblinas del puerto al amanecer, mientras el sol lucha por despuntar, produciendo magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. Los colores han sido aplicados con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista. Esta pintura de Monet se titula *Impresión, sol naciente*.

Los jugadores de cartas de Cézanne

Pintura postimpresionista de la última década del siglo XIX. Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los brazos. Una alta botella se encuentra hacia la cristalera del fondo, por la que aparecen o se intuyen rasgos del paisaje. Los dos hombres están concentrados en el juego; se presentan tocados con sendos sombreros típicos y populares de pobreza. La iluminación artificial se manifiesta en las sombras y especialmente en el reflejo blanco de la botella. El hombre de la derecha viste una chaqueta cuya tonalidad amarillenta tiene su continuidad en el pantalón de su compañero, vestido este con una chaqueta de tonalidades malvas. El fondo se obtiene gracias a una mezcla de tonos con predominio de los marrones, en sintonía con la mesa y el mantel. La aplicación del color se realiza a base de fluidas pinceladas en facetas. En esta pintura destaca la forma y el volumen que se obtiene gracias al color: la forma cilíndrica en los vasos y la sombra esférica en los sombreros. Es la obra de Cézanne *Los jugadores de cartas*.

Almuerzo sobre la hierba de Manet

Pintura impresionista del último cuarto del siglo XIX. Esta pintura se inspira en una jornada de baño en el Sena para realizar un desnudo en un paisaje con personajes del entorno más cercano del pintor. Tres de ellos se sitúan entre los árboles, apreciándose el Sena al fondo y a otro joven que sale del baño. La mujer desnuda ha colocado sus vestidos junto a una cesta de fruta. Manet buscó su inspiración en las fiestas galantes del barroco francés. Este cuadro representó un escándalo; los colores empleados buscan un contraste entre los negros trajes y la clara desnudez de la mujer o de la bañista del fondo que sale del río. El fondo de la obra está difuminado para marcar la sensación de profundidad y buscar la sensación de aire. La luz incide directamente sobre el grupo, sin apenas crear sombras. Predominan colores uniformes que se extienden en una superficie plana. Es la obra de Manet titulada *Almuerzo sobre la hierba*.

Le Moulin de la Galette de Renoir

Pintura impresionista del último cuarto del siglo XIX. Uno de los lugares más frecuentados del ocio parisino era Le Moulin de la Galette, un verdadero molino abandonado situado en la cima de Montmartre, el paraíso de la bohemia parisina, habitado por artistas y obreros. Su principal interés es representar a las diferentes figuras en un espacio ensombrecido con toques de luz, recurriendo a las tonalidades malvas para las sombras. En las mesas se sientan personajes reconocibles, amigos del pintor. En el centro de la escena, bailan algunas parejas. El efecto de multitud ha sido perfectamente logrado, recurriendo Renoir a dos perspectivas para la escena: el grupo del primer plano ha sido captado desde arriba, mientras que las figuras que bailan al fondo se ven en una perspectiva frontal. La composición se organiza a través de una diagonal y en diferentes planos paralelos que se alejan. Las figuras están ordenadas en dos círculos: el más compacto alrededor de la mesa y otro más abierto en torno a la pareja de los bailarines. Es la obra de Renoir *Le Moulin de la Galette*.

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