Análisis Literario de «La Chabola» de Pedro Lezcano


LA CHABOLA (Pedro Lezcano)

1. CONTEXTUALIZACIÓN

Nació en Madrid en 1920 y murió en Las Palmas de Gran Canaria en 2002. Su vida pronto se vincula al archipiélago, pues desde su adolescencia contará con la compañía y la amistad de otros poetas con los que posteriormente compartirá estilo y tendencias. Además, las revistas pronto serán el primer marco de sus producciones. El colofón al éxito llegará con su inclusión en la Antología parcial de la poesía española (1936-1946).

A partir de 1947, afincado definitivamente en Gran Canaria, se abre una nueva etapa que llega hasta su muerte, en la que veremos un hombre entregado a una de sus grandes pasiones, el teatro, colaborando en suplementos literarios de la prensa insular y dedicado a la política, pues era militante de izquierdas.

Algunas de sus obras son: el drama Desconfianza (1945), con el que obtuvo el Premio Nacional de Teatro; Romancero canario (1946). De la década de los ochenta destacan dos obras antológicas: Biografía poética (1986) y Paloma o herramienta

El tema esencial de este pequeño cuento es el retrato cotidiano de la pobreza particular de una familia de la clase trabajadora, que se acerca a la pintura de costumbres. Y por su planteamiento y el modo peculiar de presentar tanto el ambiente como los personajes, se acerca a una verdadera escena teatral. Se observa también el compromiso social, pues el autor nos invita a compartir la cena en la infravivienda de la familia de Juan, un pescador del arte del chinchorro, para recordarnos la existencia de otras realidades con las que convivimos, aunque nos parezcan ficticias, y animarnos a intentar cambiar las situaciones de desigualdad que nos rodean.

2. CARACTERIZACIÓN

Este texto narrativo es un cuento que presenta una escena en la cual se observa una familia sumida en la miseria. Dicha escena se desarrolla durante la cena, y en ella observamos a todos los integrantes de la familia: Juan (el padre), María (la madre), Juanitita (la abuela), y Pepa, Justo, Isabela y el bebé (los hijos), los cuales son interrumpidos por un americano que les pide que no hagan ruido para no interferir las comunicaciones entre la estación espacial cercana y un satélite.

El padre es un hombre trabajador, responsable, pues se preocupa por dar cobijo y alimento a su familia. Además, se caracteriza por su socarronería, rasgo típicamente canario y que podemos observar cuando llama “la O.N.U” a su casa. La madre es quien se encarga de organizar la vida familiar (párrafo tercero del cuento) y de las tareas domésticas, como cocinar la cena, por eso representa el prototipo de ama de casa. Por su falta de cultura es el único personaje que emplea vulgarismos (“¿Cuálo?”).

En tercer lugar, encontramos a los hijos: son cuatro y tres de ellos colaboran en el hogar; en cambio, el bebé solo llora. Finalmente, aparece la abuela postrada en cama. Debemos resaltar que, pese a la pobreza, el trato que recibe por parte de los demás es exquisito, lo que demuestra el respeto que, en aquella época, se les tenía a los ancianos. Mención aparte merecen los americanos puesto que permiten situar el cuento en un espacio y un tiempo concretos: se alude a una estación de seguimiento de satélites, el Centro Espacial de Canarias que la NASA utilizó entre 1960 y 1975, año en que fue cedido al gobierno español. Si a este dato le sumamos que una de las hijas trabaja en un almacén de empaquetado de tomates, llegamos a la siguiente conclusión: el cuento está ambientado en el sureste de la isla de Gran Canaria y la acción se sitúa entre los años 1960 y 1964, puesto que fue escrito en este último año.

El narrador es externo y escribe en tercera persona: “La chabola de Juan el Chinchorrero está…” y, además, es observador, dado que conoce las costumbres familiares como si viviese con ellos (por ejemplo, las humedades); no obstante, no es omnisciente, ya que no conoce los sentimientos ni los pensamientos de los personajes.

3. JUSTIFICACIÓN DEL CARÁCTER LITERARIO

  1. Nos encontramos ante un texto narrativo ya que nos cuenta unos hechos que les suceden a unos personajes en un espacio y un tiempo concretos. La función del lenguaje predominante es la referencial, ya que Lezcano transmite una información, esto es, la acción del relato. También observamos la función poética o estética, porque existe también la intención de crear un mensaje bello, con un lenguaje elaborado (claro ejemplo es la descripción del primer párrafo). Predomina el presente de indicativo (anochece, queda, está…) porque narra hechos contemporáneos y, dado que la intención del autor es que los lectores conozcan la miseria con la que convivían, utiliza este tiempo para darle más cercanía al relato. La narración cuenta, además, con partes dialogadas y descriptivas: las primeras se distinguen porque están escritas en estilo directo, llevan raya de diálogo, el autor utiliza el presente de subjuntivo (“Que Pepa esta madrugada vaya a poner…”) combinado con el de indicativo (vas, consigues, privan…) y un condicional (deberías). Es curioso el empleo de un pretérito perfecto compuesto (han echado), puesto que un canario utilizaría el perfecto simple. En las partes descriptivas se utilizan el presente y el pretérito imperfecto de indicativo, los marcadores espaciales (sobre la playa, sobre la arena, en medio de las estrellas…) y temporales (hoy, después, mañana…), y la adjetivación (piedra seca, múltiples idiomas).

  2. En cuanto a las figuras literarias destacamos diversas metáforas como “…y ahora apenas hilvanada ya a este mundo”, refiriéndose a la poca vida que le queda a la abuela mediante la identificación con la mitología (las Parcas, que tejen y cortan el hilo de las vidas de los humanos). Vemos una sinestesia en “rezongo azul” porque cuando se refiere al fuego de la cocina mezcla sensaciones: el sonido (rezongo) con el color (azul), y ambas se perciben a través de sentidos distintos (el oído y la vista, respectivamente). Finalmente, destacamos una gradación descendente cuando el autor explica cómo a la abuela le iban cambiando el nombre conforme avanzaba su vida: ella iba empequeñeciéndose al igual que este recibía sufijos diminutivos y terminó siendo “Juanitita”.

  3. En cuanto al vocabulario, es importante resaltar que este cuento pertenece a la literatura social, esto es, la intención primordial del autor es llegar a la mayor cantidad de lectores posibles para cambiar la realidad de su tiempo y, por ello, no utiliza ni cultismos ni arcaísmos, sino un lenguaje accesible. Por otro lado, es fundamental el empleo de canarismos, palabras propias del español de las Islas Canarias: rezongo, chinchorrero, privan, virginio, volador…; americanismos, vocablos procedentes de las lenguas precolombinas, como “papas”. Otro rasgo del estilo del autor es el uso de vocativos (Condenado; Juan, deberías…). Finalmente, en cuanto a los campos semánticos encontramos los relacionados con las partes del día (mañana, noche…) y con la pesca (red…).

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