Brunelleschi:
se da sobre todo en Florencia en el Quatrocento.
Recupera el vocabulario arquitectónico griego y romano, pero sin renunciar del todo a algunas formas medievales o góticas. Florencia en el Siglo XV era una república muy floreciente y tuvo grandes mecenas, la familia Medici. Además de ser arquitecto fue pintor y escultor. Su mayor obra es la primera considerada como renacentista, la cúpula se Santa María de las Flores, muy importante porque en el mundo occidental no se había podido hacer una cúpula tan gigantesca como la de Florencia, que es apuntada y conecta con las grandes cúpulas de la antigüedad (cúpula del panteón de Agripa y Santa Sofía) que culminarán con la cúpula de M. Ángel en el Vaticano, que es la cúpula por excelencia. Está rematada por una linterna, sobre un tambor octogonal con especies de ventanas circulares abocinadas llamadas ojo de buey. Respeta la bicromía del verde y blanco que tiene el resto de la catedral gótica que contrasta potentemente con las tejas rojas. En realidad hace una doble cúpula para que no se caiga: la exterior que es la que vemos y la interior, con un armazón de madera con una serie de vigas cruzadas de madera con huecos entre ellas que hace que se soporte bien el peso.
En la iglesia de San Lorenzo de Florencia recupera básicamente la planta, esquema y todo lo demás de la planta basilical romana, que tienen tres naves separadas por columnas de orden compuesto. Los arcos utilizados son de medio punto y además de crear un espacio diáfano, centralizado, muy luminoso y con proporciones matemáticas. Lo más interesante es el remate de la nave central con una solución arquitrabada plana a base de artesanado de casetones. Sin embargo, las naves laterales son a base de bóvedas y encima del capitel levanta estructuras poligonales para dar mayor altura.
Alberti:
es un autor del Quatrocento todavía más romano que Brunelleschi.
Todos sus edificios son racionales y matemáticos, y como obras importantes destacan San Andrés de Mantua (prácticamente una iglesia con estructura romana), la fachada de Santa María Novella en Florencia (templo gótico pero con fachada renacentista, policromía de mármol blanco y verde formada a base de cuadrados proporcionales. En el cuerpo superior está rematado con un frontón y gran óvulo e inventa los aletones para que una el cuerpo inferior más ancho con el superior más estrecho, los armoniza), el templo de Malatesa (es un arco de triunfo con 3 arcos) y el Palacio Rucelai (tiene 3 cuerpos a base de sillares almohadillados superponiendo en cada piso los 3 órdenes. Lo deferencia de los demás la colocación de pilares entre medio de los pisos y hace unos alerones muy salientes en los tejados).
Bramante
Construye un pequeño templo que es el ejemplo del clasicismo pleno, San Pietro in Montorio, a petición de los Reyes Católicos en 1803. Lo hace con planta circular en la que tenemos todos los ejemplos romanos, es períptero a base de columnas toscazas, con un friso con triglifos y metopas, y una segunda planta con un amplio tambor y una cúpula con linterna semiesférica, una barandilla y el escudo de los Reyes Católicos.
El papa Julio II le encarga la construcción del Vaticano
. Al morir Bramante, pasa la construcción a Rafael, Sangallo, M. Ángel y finalmente Maderna acaba la fachada. En principio se había planteado como una cruz griega con torres en los extremos y una cúpula en el centro, el proyecto final es una iglesia de cruz latina, habiendo una cúpula central hecha por M. Ángel y la fachada por Maderna. Los planes definitivos de M. Ángel acaban con la construcción de la cúpula, queriendo hacerla protagonista. Es la última de las 4 grandes cúpulas de la historia. Es el modelo de cúpula del arte occidental, compuesta por un tambor inferior muy potente con columnas pareadas rematadas con frontones alternativamente triangulares y curvos. Sobre este se eleva otro tambor o sobrecuerpo a base de una decoración de guirnaldas, sobre la que empieza la cúpula apuntada en la que sobresalen unos nervios poderosos que van creando un juego de luces y sombras. Sobre ella hay una linterna a base de columnas pareadas. El simbolismo de la cúpula es claro: simboliza que Roma es el centro de la cristiandad, a Dios. El cuadrado en planta representa el mundo, la cruz griega la labor mediadora que Cristo y la Iglesia hacen entre Dios y los hombres. La cúpula anuncia el lenguaje manierista de M. Ángel que se hace todavía más evidente en la escalera del vestíbulo de la biblioteca laurenciana. Aquí ya está presente el lenguaje manierista: tensión espacial. Tiene tres tramos que llevan a una sola puerta, haciendo una especie de tridente, hace un juego de contrarios: las escaleras rectas frente a las centrales que están curvadas. En un espacio tan pequeño mete columnas muy grandes que solo sirven para decorar y están muy apretadas.