PENSAMIENTO DE Nietzsche
VIDA (1844-1900) Nacíó en Alemania. Su padre era pastor protestante. Recibirá una sólida formación humanista con gran sensibilidad para la música. Muy pronto comenzará su enfermedad, con grandes dolores de cabeza. Estudia Filología clásica, donde descubre la obra de Schopenhauer. Admirará a Wagner hasta que rompa con él. Nombrado catedrático de Filología clásica en Basilea (Suiza) la abandonará al agudizarse su enfermedad (a los 35 años) viviendo entre el Mediterráneo y los Alpes suizos. A los cuarenta y cinco años sufrirá un colapso en Turín y los diez años siguientes tendrá una vida casi vegetativa, siendo cuidado por madre y su hermana, que manipulará y falsificará pasajes de su obra. – La gaya ciencia, Así habló Zaratrusta, Más allá del bien y del mal y La genealogía de la moral. metaÍSICA
Según Nietzsche, la metafísica tradicional considera la realidad como algo estático, fijo e inmutable.
Así, frente a la auténtica realidad que es devenir y multiplicidad, la filosofía ha afirmado como verdadera realidad de las cosas a las esencias, las sustancias: algo inmutable, estático y permanente distinguiendo, desde Platón, entre una realidad verdadera y una falsa, aparente. Pero la “invención” de este otro mundo superior es producto del resentimiento y temor hacia la vida y los filósofos son en realidad unos resentidos. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche “Voluntad de Verdad” y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático, vengándose así del devenir de la realidad, de la vida que no se puede dominar.
Nietzsche, sin embargo, afirma la realidad como devenir sin finalidad ni meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al hombre a través de perspectivas. Estas perspectivas son, a su vez, perspectivas individuales tanto personales como incluso en cada momento de la vida. Por ello, no hay una perspectiva verdadera y la “Voluntad de Verdad” es falsa. Frente a ésta Nietzsche defenderá la “Voluntad de Poder” que es asumir y enfrentarse a la realidad cambiante afirmando una perspectiva de forma temporal para poder vivir más plenamente. Con la “Voluntad de Poder” se reconoce la imposibilidad de captar la realidad como algo estable, se admiten las perspectivas de la realidad sabiendo que no son verdad, buscando así potenciar la propia vida. Desde la Voluntad de Poder los conceptos no son en realidad más que metáforas.
Además, estas metáforas su generan a través de un proceso que se va alejando cada vez más del original, la cosa real. La primera metáfora es la imagen mental conformada por nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra que expresa nuestra forma individual y original de captarla, siendo así la metáfora de la primera metáfora. Y así, sucesivamente. Estas metáforas se convirtieron en conceptos cuando ya no expresan esa vivencia personal y original quedando fijadas por el uso y la costumbre. Esto sucedíó por la necesidad y el deseo del hombre de vivir en sociedad.
Para ello se hizo un pacto llegando a una convencíón en el lenguaje. Se establecieron así los nombres y significados de las cosas imponiendo ciertas convenciones como las correctas pero no buscando la verdad sino la seguridad ante el devenir. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (la esencia) como la verdadera realidad. De esta forma, la filosofía al tratar de los conceptos más abstractos llama “verdad” a lo más alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por Nietzsche, pues sólo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias reales y cualitativas. Así, para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que favorece a la vida.
El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder” que asume y justifica el error necesario para vivir. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta sin que la metáfora se identifique nunca con la realidad. La metáfora se sabe perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.
ANTROPOLOGÍA
La antropología de Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma es la inteligencia para defenderse del mundo. El hombre es un ser débil, delicado e indigente y sin embargo se cree el centro de la naturaleza. Nietzsche considera que el hombre debe ser sólo un puente hacia el superhombre.
El hombre sigue un proceso evolutivo, es algo cambiante (en tanto que es vida) y tras una serie de transformaciones conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene voluntad de poder, no de verdad.
ÉTICA
El hombre débil anterior al superhombre sigue los dictados de la moral tradicional.
Ésta es algo antinatural que niega los instintos vitales. El fundamento de esta moral ha sido Dios1 lo que llevara a Nietzsche a rechazarle. Dios ha sido la gran objeción contra la vida y es necesario para dar valor a la vida negar a Dios. Y esto ha ocurrido en la época moderna donde “Dios ha muerto”.
Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada por el Nihilismo.
Este puede tener dos sentidos: uno negativo en cuanto a que con el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los valores y el surgimiento del superhombre. En consecuencia, deberán trasmutarse los valores, crearse nuevos valores desde la “Voluntad de Poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta transmutación de los valores será hecha por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil, racional y dominado por la Voluntad de Verdad, hacia un hombre fuerte, instintivo, con Voluntad de Poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida, su devenir, multiplicidad y sus diversas perspectivas. Esta evolución pasa por tres estadios:
El camello, que todavía asume su deber racional; el león, el nihilista que se rebela frente a todo pero aún es incapaz de crear nuevos valores; y el niño, que hace de la vida un juego. Éste último es el superhombre que tiene la Voluntad de Poder y admite la vida como un eterno retorno.
Se establecieron así los nombres y significados de las cosas imponiendo ciertas convenciones como las correctas pero no buscando la verdad sino la seguridad ante el devenir. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (la esencia) como la verdadera realidad. De esta forma, la filosofía al tratar de los conceptos más abstractos llama “verdad” a lo más alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por Nietzsche, pues sólo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias reales y cualitativas. Así, para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que favorece a la vida.
El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder” que asume y justifica el error necesario para vivir. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta sin que la metáfora se identifique nunca con la realidad. La metáfora se sabe perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.