SANTO TOMÁS
La filosofía de Santo Tomás posee una notable influencia de Aristóteles. Sin embargo hasta que Santo Tomás elaborase su teoría las teorías
Aristotélicas se consideraban anticristianas debido a la versión traducida que el árabe Averroes había hecho de los textos aristotélicos y que fue
defendida por Sigerio de Bramante, profesor en París al igual que Santo Tomás. El Aristotelismo Averroista se fundamentaba en tres tesis: el Mundo
era previo a Dios el cual solo lo había puesto en marcha y por tanto no lo conoce; el alma del hombre es mortal, perecedera y corruptible mientras que
el entendimiento es inmortal, y por último Averroes afirma la existencia de la Doble Verdad, la teológica y la filosófica (fe y razón)
Frente a esta postura el autor de “Contra Gentiles” elabora el denominado Aristotelismo tomista, teoría ya esbozada por San Alberto Magno que Santo Tomás completó reinterpretando las teorías de Aristóteles directamente del griego y utilizándolas como base para la mayor síntesis del pensamiento cristiano desde San Agustín. Esta postura se basa en cuatro pilares: la distinción entre filosofía y teología, el predominio de la verdad sobre el bien, el hilemorfismo en las criaturas corpóreas y las pruebas cosmológicas de la existencia de Dios. Esta teoría progresista y ecléctica de cierto modo es utilizada por Santo Tomás para rebatir las tesis averroístas: para él, el sistema aristotélico no conlleva necesariamente la eternidad del cosmos y la creación cristiana no excluye la posibilidad de un mundo ab aeterno. En cuanto al alma Santo Tomás afirma su inmortalidad y no la del entendimiento sino de la forma del cuerpo. Por último denuncia a la doble verdad negando la tesis de Averroes. Por ello el
sistema tomista se articula a partir de conceptos y esquemas aristotélicos pero no se limita a ellos.
Para abordar el problema de Dios el autor de “La Suma Teológica” acude al análisis de los seres creados por el Ser, el Dios creador causa
de los seres. Dios es el ser inmutable, perfecto y necesario pues su esencia coincide con su existencia, los Seres no son necesarios pues existen por
otro y pueden dejar de hacerlo, son por tanto contingentes. Los seres han sido dotados con la libertad con la cual dan a su existencia un desarrollo
esencial. La esencia es aquello por lo que la cosa es lo que es mientras que la existencia aquello por lo cual existe y no pueden darse separados pues
son los principios constitutivos del ser. La esencia es la pura potencialidad mientras que la existencia es acto; de ahí que los seres sean potencia y Dios
sea acto puro.
Para explicar la existencia del ser necesario, frente al argumento ontológico de San Anselmo, Santo Tomás usa el argumento de las cinco
vías (movimiento, causalidad, contingencia, perfección, orden). Para demostrar cada vía Santo Tomás parte de un hecho de experiencia sensible,
enuncia el principio metafísico, demuestra la imposibilidad del proceso ad infinitum y elabora una conclusión. Por ejemplo, en la segunda vía, basada
en la causalidad eficiente nos demuestra que no podemos encontrar, en el mundo sensible, un ser que sea su propia causa y por ello al buscar la causa
de cualquier objeto hallaremos una serie causal de subordinación infinita por lo que debe existir una primera causa que se haya causado a sí misma,
esta causa es Dios.
En su antropología
Santo Tomás parte de la concepción hilemórfica humana aristotélica por la cual el hombre es un compuesto inseparable
de materia prima y forma sustancial. Esta forma es el alma el cual le confiere al hombre todas sus determinaciones humanas, entre las que
encontramos las funciones del alma: el alma vegetativa (propia de las plantas), el alma sensitiva (propia de los animales) y el alma racional (propia
de los hombres).
Para Santo Tomás existe una unión entre alma y cuerpo, pues ambos pertenecen a la esencia ya que el alma necesita al cuerpo para conocer
por lo que el cuerpo existe para la forma y no contra ella. Este compositum o sujeto es según Santo Tomás inmortal pues a pesar de que el cuerpo es
corruptible el alma no lo es pues esta es subsistente puede conocer las naturalezas de todos los cuerpos, es decir, todas las realidades; por lo que Historia de la Filosofía puede conocer la esencia siendo así espiritual e incorruptible. Por ello, Aquino no acude al concepto hilemórfico de para la salvación humana pues
no hay correspondencia entre las teorías.
La doctrina epistemológica proviene de la doctrina antropológica, para Santo Tomás conocer es un acto que desempeña la unión sustancial
de cuerpo y alma. El conocimiento se ve dividido en dos clases: El conocimiento sensible que se obtiene mediante los sentidos y el conocimiento
abstracto elaborado por el entendimiento a partir de las sensaciones y abstraído hacia lo esencial y universal del objeto sensible. Ambos conocimientos
se relacionan mediante el proceso de conocer desempeñado conjuntamente por la fe y la razón en cinco pasos.
Se partiría así de los sentidos de los cuales se obtiene la especie sensible impresa. En la imaginación se graba la imagen propia de ese
objeto, el fantasma (imágenes que nuestro sentidos fijan en la imaginación) que sería la especie sensible expresa. El entendimiento agente despoja al
objeto de su concreción, abstrayéndolo y dejando lo esencial consiguiendo así la especie inteligible impresa. El entendimiento posible elabora con
estos datos el concepto universal que tiene propiamente capacidad abstractiva, cognoscitiva, y representa mentalmente al objeto percibido. Este
concepto universal y abstracto es la especie inteligible expresa. Por último, la conversión al fantasma se produce según el principio de
individuación cuando el entendimiento con este concepto universal lo aplica al objeto concreto. Por eso el entendimiento conoce de forma directa lo
universal pero de forma indirecta lo concreto.
En su teoría Ética
Santo Tomás parte de una concepción finalista o teleológica según la cual el hombre actúa por un fin, por un bien y
como el bien supremo es la felicidad y esta consiste en el ejercicio de la virtud perfecta, el hombre feliz es el filósofo, no el santo.
Los actos
humanos son libres y voluntarios y persiguen la felicidad la cual se sitúa en Dios, meta transcendente a la que se subordinan todos los fines.
La felicidad tomista es por tanto perfecta pues consiste en ver a Dios, conocerle como Él es por el don que el mismo nos ha dado.
En su ética Santo Tomás afirmar también la existencia de la ley natural, la forma en que Dios ha impuesto en el alma humana la ley eterna
respetando su libertad. La ley natural tiene varios preceptos que se fundamentan en uno: el deber de desarrollar la propia esencia humana realizando el
bien y evitando el mal. Estas tendencias serían: en tanto que sustancia el hombre tiende a conservar su propia existencia, en tanto que animal, el
hombre tiende a procrear y en cuanto a racional el hombre tiende a conocer la verdad y vivir en sociedad. Estos tres preceptos de la ley natural son
considerados como evidentes (todos pueden conocerlos), universales (valen para todos los humanos) e inmutables (no cambian nunca). De aquí se
deriva el iusnaturalismo según el cual todos los seres por ser iguales tienen los mismos derechos.
La Política tomista se explica mediante la ley positiva. Esta, es elaborada por los hombres para concretar, desarrollar y aplicar los
preceptos de la ley natural. Las relaciones entre ambas quedan anunciadas por Santo Tomás: la existencia de la ley positiva es una exigencia de la ley
natural, la ley positiva constituye una prolongación de la ley natural y la ley positiva no debe ir jamás en contra de las exigencias de la ley natural.
Tanto su ética como su política están basadas filosóficamente en Aristóteles, pero con un complemento teológico, pues para Santo Tomás
además del fin natural el ser tiene un fin sobrenatural que el Estado no puede satisfacer, de ahí la necesidad de las relaciones entre Iglesia y Estado.
El Estado es una institución natural y su cabeza, el gobierno es el encargado de dirigir las actividades para el bien común. La soberanía estatal no es
absoluta sino que queda limitada por la ley natural (la autoridad proviene de Dios), por el bien común (toda ley en contra del bien común es injusta) y
por la autoridad divina que Dios delega en el gobernante, el cual puede ser expulsado. Santo Tomás elabora así una jerarquía de formas de gobierno
en la que diferencia a los gobiernos buenos (democracia, aristocracia y monarquía) de los malos (democracia demagógica, oligarquía y tiranía).