PINTURA DEL Renacimiento.CINQUECENTO.Pintura del Cinquecento. Leonardo, Rafael y Miguel Ángel
Roma sustituye a Florencia como centro artístico en el Siglo XVI, aunque los principales pintores sean florentinos trabajan ahora bajo el mecenazgo de los papas, especialmente Julio II y León X, empeñados en recuperar el poder y la grandeza de la Iglesia.
Resueltos los problemas técnicos en el siglo anterior, la pintura no tendrá otra preocupación que la del contenido, rindiéndose culto a la belleza pero acentuándose la idealización. Se proponen composiciones con pocas figuras monumentales, ordenadas dentro de esquemas geométricos sencillos (triángulo, pirámide, círculo), desaparece lo anecdótico dominando la escena única. Los marcos arquitectónicos se reducen al mínimo y el paisaje, idealizado, se funde con las figuras. Para plasmar los ideales de belleza se utiliza el desnudo, es sobre todo la época del desnudo femenino. La luz inicia un proceso para crear mayores contrastes entre luces y sombras, la línea se difumina y se pierden los perfiles por efecto del aire, que produce así la perspectiva aérea, superando la rígida perspectiva lineal. La pintura se hace propiamente pintura y se olvida la obsesión del Siglo XV por crear un volumen casi escultórico. Se consolida la pintura al óleo y como soporte la tela.
El Cinquecento tiene un final rápido, producto de las grandes transformaciones económicas, religiosas (Reforma), políticas (el “Saqueo de Roma»), la ampliación del mundo conocido tras el Descubrimiento de América… Todo ello conduce a una falta de seguridad que hace que se tambaleen muchos de los principios sobre los que asentó el Renacimiento. Comienza lo que se ha denominado Manierismo, arte caprichoso, imaginativo, extraño, aristocrático, que pierde la claridad renacentista y que, en pintura, aportará novedades como composiciones asimétricas, uso arbitrario del color, deformación de la realidad, ruptura del canon, temática más rebuscada… La fecha que suele utilizarse como inicio de este último periodo es 1527, el “Sacco di Roma».
El Cinquecento está dominado por la tríada Leonardo – Rafael – Miguel Ángel.
Leonardo, hombre de enorme curiosidad, trabajó en varios campos pero él se sintió especialmente pintor e ingeniero. Su gran creación como pintor es el «sfumato», artificio pictórico que consiste en prescindir de los contornos precisos del «Quattrocento» y envolverlo todo en una especie de neblina imprecisa que difumina los perfiles y produce una impresión de atmósfera, que hace que sus paisajes y personajes transmitan una sensación de misterio. Pintó poco pero sus obras alcanzan una dimensión universal, entre ellas la “Última Cena«, fresco donde destaca el estudio psicológico de los personajes y el de la perspectiva; la «Gioconda«, retrato al óleo y la «Virgen de las Rocas«, en la que destaca la composición piramidal. Tuvo muchos imitadores y su influencia llega a Rafael y a pintores españoles del Siglo XVI.
Rafael de Sanzio, pese a su corta vida, posee una producción más amplia que la de Leonardo y Miguel Ángel, si bien contó con la ayuda de multitud de discípulos. Gran técnico de la pintura, su mérito principal radica en unir tendencias muy diversas, desde las de Leonardo y Perugino a las de Miguel Ángel. Fiel a lo real, sin embargo, su pintura busca también una finalidad idealizadora. Gran dibujante, emplea colores claros y sus formas llenas y macizas describen bellas curvas. En un primer momento, bajo la influencia de Perugino presenta un estilo suave y delicado con ordenaciones simétricas, su obra más conocida es «Los desposorios de la Virgen«. Más tarde, por influencia de Leonardo utiliza composiciones piramidales equilibradas, y el «sfumato»… Destacan las Madonnas como la «Virgen del jilguero» y «La Bella Jardinera«. Bajo la influencia de Miguel Ángel, se produce una transformación en su estilo hacia lo monumental, a un mayor dinamismo, al uso del desnudo y a una mayor tensión; de esta época son los frescos de las Estancias Vaticanas, destacando «La escuela de Atenas«. Como retratista destacamos los retratos de «El Cardenal” y de «León X con dos cardenales«, el primero de los cuales influirá en el de Inocencio X de Velázquez.
Miguel Ángel, antes que pintor se considera escultor, su pintura de tipos escultóricos, elimina el paisaje y concentra toda la atención en el modelado, pintando volúMenes bien delimitados. Crea violentos escorzos y figuras de enormes proporciones, de anatomías titánicas inspiradas en el Laoconte, acompañadas de una gran fuerza expresiva. Su primera obra conocida es el tondo de la «Sagrada Familia» donde ya domina el carácter escultórico. Su obra maestra es la bóveda de la Capilla Sixtina en la que trabaja de 1508 a 1512 y que constituye el mayor conjunto de la pintura renacentista. En 1533 recibe el encargo de pintar el frontal de la Sixtina con el tema del Juicio Final.