En 1902 inició su reinado Alfonso XIII. Este hecho coincidíó con una fuerte crisis provocada por el desastre del 98.
Los partidos dinásticos (conservadores y liberales) propusieron reformas pero el sistema de la Restauración se mostró incapaz de democratizar la vida política y dar cabida a la oposición. La conflictividad social era cada vez mayor.
Los gobiernos de Alfonso XIII trataron de llevar a cabo algunas medidas para regenerar el país. Antonio Maura, del Partido Conservador, puso en marcha “la revolución desde arriba”, con leves medidas de reforma fiscal y de regulación del derecho de huelga.
José Canalejas, del Partido Liberal, trató de reducir la
influencia de la Iglesia en la vida pública y en la educación; introdujo las primeras leyes de protección social a los trabajadores, y permitíó la creación de la Mancomunidad de Cataluña, un primer paso en la descentralización del Estado.
Sin embargo, el caciquismo y la manipulación de los datos electorales continuaban debilitando el sistema, atacado también por acontecimientos como la Semana Trágica y el asesinato de Canalejas.
La oposición al sistema cada vez era mayor:
– Los republicanos crearon la coalición Uníón Republicana, cuyo líder, Alejandro Lerroux, con un discurso populista y extremista consiguió seguidores entre los obreros catalanes. En 1908 fundó el Partido Republicano Radical.
– El socialismo se afianzó en el País Vasco, Asturias y Madrid. En 1921 los sectores revolucionarios se escindieron y crearon el Partido Comunista de España (PCE).
Caricatura de Alejandro Lerroux
– Los nacionalismos consolidaron su ascenso electoral a través de
Mitin de Pablo Iglesias en Madrid.
la Lliga Regionalista en Cataluña, y del Partido Nacionalista Vasco, en el País Vasco.
El sindicalismo aumentó la afiliación obrera. En 1910 se creó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), un sindicato anarquista. La UGT fue el sindicato asociado al socialismo.
En 1909, la oposición al reclutamiento de soldados ya licenciados para la Guerra de Marruecos desencadenó una revuelta popular en Barcelona, conocida como la Semana Trágica.
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El levantamiento supuso un estallido espontáneo, antimilitarista y anticlerical, resultado de las tensiones sociales acumuladas durante décadas. Fue aplastado por el ejército.
Estos sucesos fueron un duro golpe para el sistema de la Restauración y los partidos dinásticos porque provocaron la repulsa de la opinión pública y la dimisión del presidente del gobierno, Antonio Maura.
El rey encargó formar un nuevo gobierno a Canalejas, pero fue asesinado por un anarquista en 1912, esto abríó un periodo de inestabilidad que condujo a los conservadores al poder.
En 1917 volvíó a estallar el descontento, en diversos ámbitos:
– Las fuerzas políticas estaban descontentas con el conservador Eduardo
Dato, que clausuraba frecuentemente las Cortes y gobernaba por decreto ley.
– Algunos sectores del ejército protestaron contra el sistema de ascenso que
favorecía a los militares de Marruecos (africanistas).
– Ante el empeoramiento de las condiciones de vida, los sindicatos CNT y
UGT convocaron una huelga general revolucionaria.
Aunque el gobierno consiguió reprimir las huelgas y pactar con militares y políticos, se evidenció una grave crisis del sistema de la Restauración y la necesidad de una profunda renovación política.
LA DICTADURA DE Primo de Rivera
En 1923, a la incapacidad de los partidos dinásticos para reformar el sistema y a la conflictividad social se unieron las derrotas militares en Marruecos. La opinión pública empezó a exigir responsabilidades políticas.
La salida fue la instauración de una dictadura militar impuesta por el general Primo de Rivera en 1923.
– EL PROBLEMA DE Marruecos
A principios del XX, del antiguo Imperio colonial español solo quedaban algunos enclaves en el N. De África. En la Conferencia de Algeciras de 1906 se acordó la creación de un Protectorado Franco- español en Marruecos, y España obtuvo el control de la franja Norte, el Rif, rica en minerales.
Su ocupación encontró la oposición de los
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bereberes, y originó una guerra permanente. En 1909, los españoles fueron derrotados en el Barranco del Lobo y, en 1921, en Annual. La guerra no contaba con el respaldo de la sociedad, que rechazaba la movilización de soldados veteranos, y el interés de la Corona y ciertas empresas por mantenerse en Marruecos.
Tras las derrotas, se abríó una investigación para depurar responsabilidades, cuyo resultado fue el Expediente Picasso, en el que algunos militares e incluso el Rey parecían implicados en escándalos de corrupción económica.
– LA CRISIS SOCIAL (1919-1923)
En la zonas industriales, sobre todo en Cataluña, los trabajadores promovieron una serie de huelgas reivindicando mejoras salariales y laborales. Las protestas se extendieron la campo, en especial en Andalucía (Trienio bolchevique). Las huelgas campesinas, que reclamaban el reparto de los latifundios, fueron reprimidas por la Guardia Civil.
El gobierno y las organizaciones patronales respaldaron la creación de sindicatos afines a sus intereses, y de grupos armados que ejercían la violencia contra dirigentes obreros, que también respondían con violencia (pistolerismo). Se llegó a una guerra social. El presidente del gobierno, Eduardo Dato, fue asesinado por un anarquista en 1921.
– LA DICTADURA DE Primo de Rivera
Ante la crisis generalizada y el temor a que el Expediente Picasso se debatiera en las Cortes, el general Primo de Rivera dirigíó un Golpe de Estado (1923). Contaba con el consentimiento del rey y el apoyo de la patronal y de algunos políticos conservadores.
Suspendíó la Constitución, disolvíó las Cortes, prohibíó los partidos políticos y algunos sindicatos, como la CNT. El recorte de libertades alcanzó a la prensa, la educación y los intelectuales contrarios a la dictadura. Se suprimíó la Mancomunidad de Cataluña y se persiguió al nacionalismo catalán y vasco, prohibiendo el uso público de sus lenguas.
Se creó un partido único, la Uníón Patriótica, y un órgano legislativo, la Asamblea Nacional Consultiva.
Aprovechando la buena situación internacional, hubo crecimiento económico. Se llevaron a cabo numerosas obras públicas y se pusieron en marcha monopolios como Telefónica y Campsa.
En 1925, el desembarco de Alhucemas acabó con el conflicto de Marruecos.
La crisis económica del 29 comenzó a notarse en España y la oposición a la dictadura aumentó. Falto de apoyos, tras la pérdida de confianza del Alfonso XIII, Primo de Rivera dimitíó en 1930.
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El rey nombró como jefe de gobierno al general Berenguer, que debía propiciar el retorno paulatino a la legalidad constitucional. Gran parte de la oposición firmó en 1930 el Pacto de San Sebastián, reivindicando unas elecciones democráticas y la instauración de una república.
Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar, quien convocó elecciones municipales para el 12 de Abril de 1931.
LA SEGUNDA REPÚBLICA
Estas elecciones municipales fueron entendidas como un plebiscito entre monarquía y república.
Los resultados señalaron una clara voluntad de cambio político: el triunfo republicano fue evidente en las grandes ciudades y en las regiones industriales, aunque los monárquicos obtuvieron un mayor número de concejales.
Ante estos resultados y la proliferación de manifestaciones solicitando la proclamación de la República, Alfonso XIII partíó al exilio.
El 14 de Abril de 1931, fue proclamada la Segunda República, y se formó un gobierno provisional con miembros de la coalición republicano-socialista.
El nuevo gobierno puso en marcha varias reformas: legalidad de todos los partidos y sindicatos, amnistía para presos políticos, creación de una Generalitat provisional en Cataluña y amplias leyes sociales (jornada de las 8 horas, salario mínimo, seguro de accidentes de trabajo).
Pero también hubo problemas; por un lado, la hostilidad de algunos sectores eclesiásticos provocó una oleada de anticlericalismo y en varias ciudades se quemaron iglesias; por otro lado, algunos grupos anarquistas presionaron al gobierno, llamando a la revolución social con una oleada de huelgas obreras y ocupaciones de tierras.
En Junio de 1931, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista. Lo primero era elaborar una Constitución, que sería aprobada en Diciembre.
La Constitución de 1931 establecíó las bases de una república democrática y de progreso, pero no tuvo el apoyo de los conservadores que disentían en cuestiones sociales, religiosas y autonómicas. Establecía los siguientes principios:
– España se definía como un Estado integral, con la posibilidad de establecer gobiernos autonómicos.
– Sufragio universal.
– Se proclamó la aconfesionalidad del Estado, pero se
respetaban todos los cultos y creencias. Se permitíó el matrimonio civil y el divorcio.
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– Declaración de derechos individuales y amplias libertades públicas y privadas. Reconocía el derecho a la propiedad privada, aunque el gobierno podía expropiar bienes de utilidad social.
– El poder legislativo residía en las Cortes, formadas por una Cámara; el poder ejecutivo estaba en manos del Consejo de Ministros y el Presidente de la República. Se asentaba la independencia del poder judicial.
Una vez aprobada, Alcalá Zamora, republicano católico y moderado, fue elegido
presidente de la República, y Azaña, republicano de izquierdas, jefe de un gobierno integrado por republicanos, socialistas y nacionalistas. Se inicia EL BIENIO REFORMISTA (1931/33).
El gobierno puso en marcha un programa de reformas para modernizar el país y asentar el régimen republicano.
Azaña acometíó la reforma del ejército, atrasado y con
exceso de oficiales: La Ley de Retiro permitíó la posibilidad de jubilar
casi la mitad de oficiales. Se cerró la Academia Militar de Zaragoza.
Se creó la Guardia de Asalto, policía militarizada y leal a la República.
La separación Iglesia-Estado para disminuir la influencia de la
Iglesia sobre la vida pública y la educación: se suprimíó el
presupuesto público para el mantenimiento del clero. Disminuyó la
influencia de las órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza y se
disolvíó la Compañía de Jesús. La reforma territorial:
descentralización del Estado ya que la Constitución reconocía la
existencia de unas nacionalidades históricas con lengua e identidad
propias, y permitía elaborar estatutos de autonomía y establecer gobiernos autonómicos. La reforma agraria, en Andalucía y Extremadura existían muchos jornaleros sin tierras y en una situación de miseria, una ley decretó la expropiación de grandes fincas que no se cultivaran para distribuirlas entre los campesinos. Se creó el Instituto de Reforma Agraria para indemnizar a los propietarios y facilitar el asentamiento a las familias campesinas. Pero la escasez de recursos para dichas indemnizaciones y los numerosos pleitos que los propietarios interpónían, hicieron que la reforma fuera lenta y limitada.
La oposición al reformismo republicano:
– El enfrentamiento con los afectados por las reformas, como los grandes propietarios agrarios, la jerarquía de la Iglesia, una parte del ejército y amplios sectores de las clases altas y medias-altas, que sentían amenazados sus privilegios. En 1932, el general Sanjurjo dio un Golpe de Estado pero fracasó.
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– La crítica de los sectores de izquierda, debida a la lentitud de algunas reformas, sobre todo la agraria, irritó a una parte de los jornaleros y obreros. La UGT se radicalizó y algunos núcleos anarquistas apostaron por la insurrección armada. Protagonizaron levantamientos como el de Casas Viejas (1933) que fueron reprimidos.
La represión de los sucesos de Casas Viejas generó críticas al gobierno y división en la coalición republicano-socialista. Azaña dimitíó como jefe del gobierno, y el presidente Alcalá Zamora convocó elecciones para el 18 de Noviembre de 1933. BIENIO CONSERVADOR.
Los republicanos de izquierda se presentaron divididos, mientras los conservadores se unieron en la Confederación Española de Derechas Autónimas (CEDA), liderada por Gil Robles. La victoria del centro-derecha (Partido Radical y CEDA) comportó la formación de un nuevo gobierno presidido por Lerroux, que paralizó buena parte del proceso reformista de la etapa anterior.
En Octubre de 1934, la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno provocó un fuerte rechazo entre los partidos y sindicatos de izquierda. En Asturias, un movimiento insurreccional, impulsado por socialistas y comunistas, declaró la revolución social y ocupó la cuenca minera. En Cataluña, la Generalitat proclamó el Estado catalán dentro de la República española.
Ambos movimientos fueron reprimidos por el ejército, causando víctimas y detenidos en Asturias. En Cataluña, el conflicto acabó con la suspensión del Estatuto y el encarcelamiento del gobierno.
Las diferencias entre el Partido Radical y la CEDA fueron en aumento y el presidente de la República convocó elecciones para Febrero de 1936.
Los partidos de izquierda concurrieron a las elecciones formando un Frente Popular. Los partidos de centro y de derecha se unieron en coalición. Su programa era continuar la política contrarreformista del Bienio Conservador y modificar la Constitución.
La victoria fue para el Frente Popular. Azaña se convirtió en presidente de la República mientras que Casares Quiroga asumía la jefatura del gobierno.
El Frente Popular puso de nuevo en marcha el programa de reformas; se aceleró la reforma agraria, se reinstauró la Generalitat y se reinició el proceso autonómico en el País Vasco y Galicia. A los militares sospechosos de preparar un Golpe de Estado (Franco, Mola y Goded) se les dio un destino lejos de Madrid.
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El triunfo del Frente Popular fue mal recibido por los sectores más conservadores de la sociedad, que se opónían al proceso democratizador y reformista. Los militares opuestos a la República (Mola desde Navarra, Franco desde Canarias y Sanjurjo desde Portugal) establecieron contactos con monárquicos, tradicionalistas y falangistas, para organizar un Golpe de Estado.
El 13 de Julio fue asesinado el diputado monárquico José Calvo Sotelo, en represalia
por la muerte del teniente Castillo, militante socialista.
Este clima de confrontación social sirvió de pretexto para acelerar los planes golpistas. El levantamiento militar se inició el 17 de Julio en el Norte de África (Melilla, Ceuta y Tetuán), y los días 18 y 19 se extendíó a Canarias, Baleares y toda la Península.
La insurrección fracasó, sobre todo en las grandes ciudades y zonas industriales. Este fracaso desencadenó una Guerra Civil. El general Queipo de Llano extendíó la sublevación por Andalucía (Algeciras, Cádiz, Sevilla), mientras que las tropas del general Franco, por el Sudoeste, y las del General Mola, por el Norte, trataron de avanzar hacia Madrid, pero la capital resistíó el ataque.
En Julio de 1936, el gobierno se vio
desbordado ante el golpe militar. Azaña nombró jefe de gobierno a José Giral, quien disolvíó el ejército y dio armas a los partidos y sindicatos del Frente Popular, organizados en comités obreros.
Sindicalistas de la CNT-FAI y de la UGT aprovecharon el momento para llevar a cabo un proceso revolucionario. Los comités obreros repartieron tierras, colectivizaron fábricas y ejercieron una fuerte represión sobre los sospechosos de simpatizar con los sublevados (detenciones, fusilamientos, quema de iglesias…).
En Septiembre, el socialista Largo Caballero, formó un gobierno de republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas. Se creó el Ejército Popular con ayuda soviética y se trató de poner fin a la represión ejercida por los comités.
Las derrotas militares aumentaron la división entre los partidos y sindicatos republicanos. El gobierno consideraba más importante concentrarse en el esfuerzo militar para ganar la guerra, mientras que los grupos más radicales defendían la prioridad de profundizar en la revolución social.
Ante las propuestas del gobierno de restringir el poder de los comités, anarquistas y trotskistas del POUM (Partido Obrero De Unificación Marxista), se enfrentaron al gobierno en Mayo del 37, pero fueron derrotados.
El socialista Juan Negrín, formó un gobierno con el respaldo de los comunistas. Este planteó una propuesta de paz, los llamados Trece Puntos, que fue rechazada por Franco.
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En la zona donde había triunfado el golpe, el ejército asumíó el poder. Sus esfuerzos fueron dirigidos a lograr la victoria militar y a organizar un nuevo Estado de inspiración fascista. La Junta de Defensa Nacional nombró a Franco Generalísimo y jefe de gobierno (Sanjurjo y Mola murieron en accidentes de avión).
En Abril del 37 Franco decretó la unificación de falangistas y tradicionalistas en un
partido único (FET y de las JONS), y un año después se creó el primer gobierno en Burgos.
Las principales medidas políticas del nuevo gobierno fueron la prohibición de partidos y sindicatos, menos FET y de las JONS, la supresión de la Constitución y de los estatutos de autonomía, la recuperación del catolicismo como religión oficial del Estado y la anulación de todas las reformas republicanas.
El bando republicano contaba con el apoyo de amplios sectores: republicanos moderados, reformistas, socialistas, nacionalistas de izquierda, comunistas y anarquistas. Defendían la legalidad republicana y la necesidad de cambios sociales y económicos.
La Guerra Civil duró cerca de 3 años. Los republicanos, faltos de una estrategia militar eficaz y de ayudas exteriores importantes, actuaron a la defensiva, intentando frenar el avance del ejército franquista.
Fases:
– Agosto 36/Marzo 37: Batalla de Madrid.
Los sublevados avanzaron por Extremadura y Toledo, y se situaron a las puertas de Madrid en nov. Del 36. El gobierno republicano abandona la capital y se traslada a Valencia. Las fuerzas republicanas (parte del ejército, milicias de voluntarios y Brigadas Internacionales) resisten el ataque. Los sublevados intentan, sin éxito, entrar en la ciudad (Batallas del Jarama y Guadalajara), y Franco abandona para avanzar en otras regiones.
– Abril 37/Diciembre 37: Batalla del Norte.
El ejército franquista atacó las ciudades más importantes de la zona cantábrica. La Legión Cóndor alemana bombardeó Guernica. El País Vasco y su producción minera cayó en manos de los sublevados. Los republicanos contratacaron en Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza), pero no pudieron impedir la caída de Cantabria y Asturias.
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– Enero 38/Abril 39: De la Batalla del Ebro al fin de la guerra.
Las tropas franquistas ocupan Teruel, avanzan sobre Aragón y llegan al Mediterráneo. El gobierno republicano concentró sus fuerzas en la Batalla del Ebro para detener a los sublevados. Fue la batalla más dura y larga de la Guerra Civil. Finalmente el ejército republicano tuvo que retroceder ante el avance franquista. Cataluña fue ocupada y finalmente cayeron Madrid y la zona centro. El 1 de Abril del 39, un parte de guerra dio el conflicto por finalizado.
Desde fuera, el conflicto fue visto como un choque entre los sistemas democráticos y los regíMenes fascistas. Las Brigadas Internacionales agruparon voluntarios de más de 50 países,y la Uníón Soviética, acudieron a apoyar al bando republicano. La Italia de Mussolini, la Alemania nazi y Portugal ayudaron a los sublevados. Francia e Inglaterra se mantuvieron neutrales y formaron un Comité de No Intervención.
La Guerra Civil dejó una serie de consecuencias:
– Demográficas: víctimas entre soldados, población civil, y exiliados.
– Económicos: destrucción de infraestructuras. La producción agraria e industrial también se vio mermada.
– Políticos: Destrucción de la democracia y la imposición de una dictadura. – Sociales: División entre vencedores y vencidos.