Arquitectura del Renacimiento


Urbanismo y Arquitectura

El urbanismo presentó propuestas de ciudades ideales y, a la vez, desarrollaba nuevas propuestas para la organización de jardines.

El Quattrocento (siglo XV)

En la Toscana, especialmente en Florencia, fue donde hubo mayor atracción por la arquitectura clásica. El Renacimiento rompe con el gótico y toma como modelo el arte antiguo de Roma con los mismos cánones clásicos. Se utilizan los tres órdenes de sostén griegos: dórico, jónico y corintio, a los que se añaden los órdenes romanos, el toscano, el arco de medio punto, la bóveda de cañón y la cúpula de media naranja. Ejemplo de esto es Maria dei Fiore.

El Cinquecento (siglo XVI)

Para decorar los edificios, se combinaban monstruos (mitad animales y mitad humanos) y motivos vegetales grutescos. Se mostró interés por la normativa clásica. Se escriben tratados de arquitectura, como el de Andrea Palladio, influidos por los tratadistas antiguos.

El Manierismo

Se caracteriza por la ruptura con lo clásico al alterar la morfología de los órdenes arquitectónicos establecidos, haciendo una arquitectura experimental. Es un arte aristocrático ligado a las cortes europeas.

Urbanismo ideal y de jardines

Los proyectos urbanísticos buscaron romper con la anarquía organizativa de la ciudad medieval. En lo público, proponen un urbanismo orientado a la organización de ciudades ideales, mientras que en lo privado se tiende por el urbanismo de paisaje. Las propuestas de diseños urbanos se articularon entre la ciudad ideal en forma radiocéntrica y la ciudad trazada reticular con calles cruzadas en ángulo recto. En cuanto a los jardines, su mejor desarrollo fue en el siglo XVI. Ejemplo de estos es el Sacro Bosco de Bomarzo.

Edificios Religiosos

La forma de la planta de la iglesia es de dos tipos: la basilical (en forma de cruz latina con tres naves y cúpula en el crucero) y la centralizada (en forma de cruz griega o circular). La primacía de la formulación basilical explica el largo proceso del proyecto de la Basílica de San Pedro, iniciada en forma de cruz griega y terminada en el siglo XVI en forma de cruz latina. Alberti es quien mejor representa el nuevo estilo renacentista con sus obras en Mantua: las iglesias de San Andrea y San Sebastiano. Bramante representa, con su Templete de San Pietro in Montorio, el paradigma de la arquitectura clásica de planta centralizada. Las fachadas están organizadas en tres cuerpos verticales, el central más alto que los verticales, que se unen a él por medio de volutas, y están coronados por un frontón triangular. Ejemplo: Santa Maria Novella.

Arquitectura Civil

La utilitas vitruviana es la norma impuesta en las nuevas formulaciones teóricas y prácticas de la arquitectura civil de los siglos XV y XVI.

Palacios y Villas

Los palacios tienen forma cúbica, coronados por cornisa y molduras horizontales que separan los tres pisos, estructurados en tres órdenes: toscano o dórico, jónico y corintio. La fachada presenta muchas ventanas que aligeran la sensación maciza. Ello se refleja en el uso de almohadillado grueso en la parte inferior y más ligero en las dos plantas superiores. Ejemplo claro de esto es el Palazzo Rucellai. En cuanto a las villas, son una representación de la antigua casa de campo romana. Su desarrollo alcanza su máximo esplendor en las villas suburbanas de Palladio, entre las que destaca la Villa Capra La Rotonda.

España entre lo purista y lo ornamental

En España, estos modelos solo se aplicaron en elementos decorativos sobre estructuras todavía góticas o mudéjares. Este primer estilo se conoce como plateresco por el parecido de la ornamentación de las fachadas con el trabajo de los plateros. Se caracteriza por elementos decorativos como medallones, emblemas heráldicos, columnas y grutescos. Ejemplo: Hospital de la Santa Cruz de Toledo. Más tarde, el gusto por lo decorativo deja paso a un estilo más austero en el que se desarrollan plenamente todas las formas arquitectónicas renacentistas: el arco de medio punto, la bóveda de cañón, la cúpula sobre pechinas, los frontones, los pilares y las columnas dóricas y jónicas. Este periodo de purismo tiene su mejor ejemplo en el Palacio de Carlos V. Durante el último tercio del siglo XVI, la arquitectura renacentista española está dominada por el Monasterio de El Escorial, que define un nuevo estilo, el herreriano.

Características Generales

Entre las principales características del arte renacentista, cabe destacar por encima de todas que el cuerpo humano recupera su importancia (antropocentrismo). Se busca la belleza mediante el equilibrio y la armonía, y se persigue el naturalismo. Se recupera la escultura exenta y, entre los principales materiales que se usan, destacan el mármol y el bronce. En cuanto a los temas, se recuperaron los mitológicos y, aunque en menor medida que en el gótico, también encontramos temas religiosos. También apareció la figura del mecenas, que además de fomentar el arte se sirvió de él para sus propios fines, ya fueran políticos, económicos o de prestigio personal. Junto a todo esto, aparecerá un arte que producirá la ruptura de los cánones formales y buscará nuevos métodos de expresión: el Manierismo. Su origen está en las últimas obras escultóricas de Miguel Ángel y de sus discípulos. A grandes rasgos, este movimiento se caracterizó por la distorsión de las figuras, la creación de espacios irreales y la utilización de colores muy claros o muy vivos. Los temas del manierismo son preferentemente fantásticos o esotéricos, así como también eróticos y cortesanos. Se trata, en definitiva, de un arte frívolo, refinado, lujoso, teatral, ampuloso, decadente y sensual.

Contexto Histórico del Renacimiento

La Italia renacentista era un mosaico político formado por ciudades como Milán y Florencia, y el Papa Nicolás V mandó construir la Basílica de San Pedro. En el siglo XVI, la lucha entre Francisco I de Francia y Carlos V convirtió Europa en un campo de batalla. En la Italia del Quattrocento, las dinastías de príncipes fueron capaces de mantenerse en el poder de algunas ciudades. En el terreno económico, se produjo un crecimiento en el siglo XV como consecuencia de la actividad manufacturera y comercial de Alemania, España y Portugal, a las cuales llegó el oro de América.

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