Primeros Pasos en la Política
Juan Domingo Perón, figura prominente del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), llegó a ser presidente del Departamento Nacional de Trabajo, realizando funciones también en el Ministerio de Guerra. Esto sucedió durante el gobierno militar de Ramírez y la vicepresidencia de Farrell (1943). Asume la cartera de trabajo, con cierta extrañeza por parte de la clase política, ya que se trata de una repartición sin importancia, con fines estadísticos y encargada de dirimir los conflictos laborales. La afiliación gremial era libre y los pocos sindicatos que existían contaban con escasos adherentes, agrupándose en cuatro confederaciones dominadas por socialistas, comunistas y anarquistas.
Consolidación del Poder y Relación con los Sindicatos
Perón desarrolla una labor importante en dicho departamento, y el mismo pasa a tener el rango de Secretaría de Trabajo y Previsión. Aumenta la cantidad de obreros sindicados, se forman nuevos sindicatos, se crea el fuero laboral – con tribunales propios – y se organiza el sistema jubilatorio. También, comienzan a firmarse convenios colectivos de trabajo. La expansión de dicho organismo obedece principalmente a la afiliación obligatoria del trabajador a la organización gremial más representativa que desempeña, correspondiendo a la Secretaría de Trabajo y Previsión establecer de cuál se trata. Es así como Perón se gana el favor de los denominados por ese entonces “cabecitas negras”, que lo identificarán como su líder indiscutido.
Ruptura de Relaciones con el Eje y Tensiones Internas
El 25 de enero de 1944, Perón se reúne con los miembros más calificados del GOU en su despacho de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Se trata la necesidad de tomar postura respecto de la Segunda Guerra Mundial, ya que hasta el momento Argentina había permanecido neutral y la presión internacional era muy fuerte, sobre todo por parte de EE. UU. Perón apoya la decisión de romper relaciones con Alemania, Italia y Japón, y se deja entrever que se trata de una decisión ya tomada. Cuestión que hiere de muerte al GOU, quienes eran proclives a mantener la neutralidad. Los Estados Unidos no se contentan con la ruptura de relaciones y exigen se declare la guerra al Eje. Cuestión que podría sorprender, ya que nada podría aportar la Argentina al conflicto bélico, pero el objetivo de Washington era tener al continente alineado detrás suyo. El malestar causado por la ruptura de relaciones se extiende por el Ejército y Perón se desentiende de haber tomado la decisión, exigiendo la renuncia de quienes la tomaran formalmente. El descontento continúa por parte del ejército, motivo por el cual finalmente renunciará Ramírez, asumiendo en su lugar Farrell como presidente.
Ascenso a la Vicepresidencia y la Influencia de Spruille Braden
Perón acrecienta su poder, asumiendo la titularidad del Ministerio de Guerra y sosteniendo la Secretaría de Trabajo y Previsión. Sumado a ello, durante una reunión multitudinaria de oficiales, que fuera realizada en el Ministerio de Guerra, se elige a Perón como vicepresidente de Farrell. El 9 de mayo de 1945 llega al país el nuevo embajador norteamericano, Spruille Braden. El mismo se ha propuesto reemplazar el gobierno de facto por autoridades democráticamente elegidas. Derribar a Perón ocupa el primer lugar en su estrategia, ya que la proyección política de este, no solo aumenta sino que constituye la única salida viable para evitarle al Ejército una fuga desdorosa del poder.
Convocatoria a Elecciones y la Caída de Perón
El 6 de julio del 45, Farrell anuncia que convocará a elecciones antes de fin de año. Pero un grupo de almirantes le terminará exigiendo que las mismas se realicen de inmediato. Braden inicia una encendida campaña contra el gobierno, secundando con entusiasmo a los opositores locales. Se forma una “Junta de Exhortación Democrática” cuyo objetivo es exigir que el poder pase a la Corte Suprema de Justicia y que se adelanten las elecciones lo antes posible. A ello se suman otros hechos. El Jefe de la Escuela de Comunicaciones, Tte. Coronel Rocco, aspiraba a ocupar el cargo de Director del Correo. Perón, no obstante, nombra en ese puesto a un empleado de la repartición, trascendiendo que lo ha hecho por pedido de Eva Duarte, cuñada del flamante funcionario. Dicha circunstancia pone en descontento a Campo de Mayo, que exige a Farrell el distanciamiento de Perón y la inmediata convocatoria a elecciones libres. El 9 de octubre de 1945, Perón renuncia a los cargos de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Si bien aquellos que habían pedido la salida de Perón festejan con júbilo, al mismo tiempo la clase obrera comienza a solidarizarse con el oficial que llevaba adelante la cartera de trabajo y previsión.
El 17 de Octubre y el Camino a la Presidencia
Perón solo piensa en casarse con Eva y radicarse en un campo de la Patagonia, pero como se sabe, los resultados serán distintos. Debido a presiones de aquellos opositores férreos a Perón, en la madrugada del 13 de octubre es conducido preso a la Isla Martín García. Esto fomenta aún más la reacción por parte de aquellos que lo apoyaban, quienes – a partir de una consigna tácita – comienzan a dirigirse a Plaza de Mayo, para concentrarse allí y obtener su liberación. Se corre la voz de fábrica en fábrica, de taller en taller. Los grupos comienzan a moverse en la noche del 16 al 17 de octubre, casi de manera espontánea. Se paralizan las actividades del país, los trenes no funcionan, industrias y negocios cierran sus puertas. Perón que aduce enfermedad, es trasladado desde la Isla al Hospital Militar. Plaza de Mayo se colma de gente que aclama por Perón. Y finalmente, luego de una entrevista que sostiene Ávalos, el hombre fuerte del gobierno puesto por el ejército, se anuncia que Perón hablará en la plaza desde las ventanas de la Casa Rosada, a las 11 de la noche. Este fue el fenómeno singular que se dio el 17 de octubre y que terminó por cambiar el rumbo de las cosas. El gobierno se alinea con Perón y convoca a elecciones. Es así como el 24 de febrero de 1946, la fórmula Perón – Quijano gana las elecciones y asume el poder el 4 de junio de 1946. Antes de asumir, ya Perón se había casado con Eva Duarte.
Primera Presidencia: Nacionalizaciones y Reformas
Un tono nacionalista dominó la gestión de Perón en sus primeros tramos. Se compraron ferrocarriles, los tranvías, líneas de transporte terrestre y la compañía de gas a los ingleses. Dichas adquisiciones fueron aceptadas con entusiasmo, ya que los argentinos entendieron que había llegado la hora de manejar por sí mismos los servicios importantes. Se organizaron líneas aéreas, entre ellas “FAMA” que daría origen a Aerolíneas Argentinas. Se construyeron diques y centrales eléctricas. Se generalizó el efectivo pago del “aguinaldo” recientemente establecido. Se desarrolló el sistema previsional y se le dio a la CGT el tinte de una organización poderosa, vertical y naturalmente oficialista. Sus representantes ocuparon carteras ministeriales, escaños parlamentarios y cargos diplomáticos. En 1949 se reformó la Constitución Nacional, adaptándola a la era “justicialista”. Se incorporaron derechos del trabajador, la familia, la ancianidad y la cultura. Pero sobre todo, se estableció la posibilidad de que el presidente de la república fuera reelecto. Las nacionalizaciones de empresas extranjeras, la importante obra pública realizada, el desequilibrio fiscal y la mala administración de los grandes entes estatales creados, unido todo ello a graves dificultades para colocar las exportaciones argentinas, determinaron el comienzo de un período de inflación y crecimiento de la deuda externa.
El Rol de Eva Perón y la Reelección
María Eva Duarte de Perón, para ese entonces ya “Evita”, jugaba un papel importante en la historia de ese período que es indiscutible. Tenía 27 años cuando su marido asumió el gobierno. Desde la Fundación que llevaba su nombre, distribuye favores discrecionalmente y los arranques de su carácter siembran pánico entre los ministros. En 1951 habrán de realizarse elecciones generales, a las que se presentará Perón buscando su segunda presidencia. La situación ha cambiado desde 1946: el gobierno cuenta con una enorme maquinaria política. Dispone de medios de difusión y no permite que los opositores se valgan de ellos. La frescura de la primera campaña improvisada en torno a la figura de un coronel con aire juvenil, presentado como opción frente a las injerencias de Spruille Braden, se ve reemplazada por la invitación a prolongar un régimen ya conocido, que padece problemas económicos, que acoge en su seno a personajes nada recomendables, que no admite disidencias, que tolera negociados y que, además, busca congraciarse con los Estados Unidos en procura de auxilios financieros. No obstante eso, el General conserva su particular magnetismo y la plaza se sigue llenando los 17 de octubre. En principio, la fórmula oficial sería Juan Domingo Perón – Eva Perón, pero el Ejército se mantiene reticente respecto de Eva, por lo que su marido da marcha atrás y le pide a Quijano que lo acompañe nuevamente. Dicha fórmula resulta ganadora. En la misma elección, recién habilitadas para ello, votan las mujeres por primera vez.
Segunda Presidencia: Dificultades y Conflicto con la Iglesia
Perón inicia su presidencia el 4 de junio de 1952, sin ser acompañado por Quijano ya que ha muerto poco antes. Resulta ser también la última aparición pública de Eva, que se encontraba enferma de cáncer. Fallece el 26 de julio y es velada con honores de primer mandatario en el Congreso de la Nación. El duelo para los empleados de la administración es obligatorio y en las radios, en el horario de fallecimiento, se repetiría durante buen tiempo: “hora en la que Eva Perón pasó a la inmortalidad”. En el marco de la economía, aunque la situación declina, la industria ligera progresa, al amparo de planes oficiales. Pero la calidad de sus productos deja mucho que desear. A fines de 1954, Perón entra en conflicto con la Iglesia Católica. Ocurría que la Iglesia conservaba su autonomía frente al régimen. Perón acusa al vicario general de Buenos Aires y a otros pastores de la Iglesia de sabotear la acción gubernativa. Ello por cuanto los acusados habían desaprobado la instalación de un campo de recreo para niñas de colegios secundarios en la quinta presidencial, instalación que dio lugar a extendidas habladurías. Al ataque verbal de Perón, sigue una política abierta de agresión a la Iglesia, que contraría las arraigadas convicciones de la población y que discrepa con la llamada “doctrina justicialista”. Se deroga la enseñanza religiosa, se establece el divorcio vincular, se autoriza el funcionamiento de prostíbulos, etc.
La Revolución Libertadora y el Exilio
El 12 de junio de 1954, grupos peronistas atacan la catedral metropolitana, cuyos defensores terminan presos. El 16 de junio de 1955 ocurre una revolución sangrienta que sacude la Argentina. Aviones navales bombardean la Casa Rosada, sin acertar y cayendo varias de ellas en Plaza de Mayo. Mueren cantidad de transeúntes ajenos a los sucesos. Perón, que había sido oportunamente informado, había abandonado la Casa Rosada la noche, buscando refugio en el subsuelo del ministerio de Ejército (Edificio Libertador). Obreros llegados desde las afueras en camiones, reclaman a las puertas del ministerio de Ejército que les sean entregadas armas para defender a Perón, cuestión que no les es concedida. Los revolucionarios finalmente capitulan. A partir de estos sucesos, se instalaría una oleada de violencia en el país. El 31 de agosto, Perón ofrece su renuncia, en aras de la pacificación nacional, pero simultáneamente pone en marcha la maquinaria partidaria a fin de montar una concentración popular donde se le pediría que continúe al mando. En dicha concentración, se despacha con una arenga tremenda anunciando que responderá a la violencia con mayor violencia. Que por cada peronista caerán cinco de sus adversarios. Se comienza a gestar una nueva revolución encabezada por el general retirado Eduardo Lonardi. Obteniendo notable apoyo del ejército, y luego de varios sucesos bélicos, requieren la renuncia de Perón de manera inmediata como condición previa para la tregua. Se constituye una Junta de Generales que asume el gobierno provisoriamente, sin contar con la renuncia explícita de Perón. La Junta, sin perjuicio de ello, a pesar de las ambigüedades del Presidente, finalmente comunica a Perón que su renuncia ha sido definitivamente aceptada e inicia de inmediato la negociación con los mandos revolucionarios. Lonardi asume el gobierno previsional del estado el 20 de septiembre y llega a la Casa Rosada el 23. Desde sus balcones se dirige a una inmensa multitud que lo aclamaba. Perón se había exiliado en la embajada del Paraguay, pasando en seguida a una cañonera de ese país y, por último, a un hidroavión que lo llevaría el exilio.