Auge Económico, Fascismo y Nazismo: Europa y Estados Unidos Entre Guerras


Los Felices Años 20: Prosperidad y Cambios Industriales

Tras la Primera Guerra Mundial, se produjo una reactivación de la economía. Sin embargo, en algunos países se experimentó una depresión entre los años 1920 y 1921. Uno de los elementos más destacados fue la decadencia de las industrias tradicionales, como la textil o la siderurgia. Estados Unidos se consolidaba como la segunda potencia económica mundial. En el campo industrial aparecieron nuevos elementos, como los electrodomésticos. El teléfono y la radio experimentaron un crecimiento espectacular. La industria automovilística tuvo una gran expansión, sobre todo en Estados Unidos, donde en 1929 se produjeron cinco millones de vehículos. La expansión del automóvil arrastró a otras industrias, como la de los neumáticos, la metalurgia, la tapicería y la petroquímica. La fabricación de modelos utilitarios, sobre todo desde la aparición del modelo T de Ford, supuso una verdadera revolución. Para lograr este crecimiento, las empresas se modernizaron y adoptaron nuevos métodos de trabajo, como el Taylorismo.

El Taylorismo y la Producción en Masa

El Taylorismo fue introducido en Estados Unidos por iniciativa de Frederick Winslow Taylor, quien cronometró los tiempos que tardaban los obreros en poner una pieza e implantó en su fábrica el trabajo en cadena. De esta forma, se redujo el tiempo de fabricación y aumentó la producción. Sin embargo, los obreros sufrieron daños psicológicos al tener que permanecer muchas horas realizando el mismo movimiento (1911, Estados Unidos). En algunos países, como Japón o Australia, se produjo un crecimiento económico espectacular debido al desarrollo de algunas industrias, como las eléctricas y las industrias textiles de fibras sintéticas.

La Obra del Fascismo en Italia

Durante la dictadura fascista, se implantó una economía basada en grandes obras públicas y en una política social fundamentada en el corporativismo. Este sistema se inspiraba en las corporaciones o gremios medievales, donde se pensaba que se habían armonizado los intereses de patronos y obreros. La Carta del Lavoro estableció un sistema de sindicatos verticales en los que se reunían patronos y obreros para firmar acuerdos. Si no se llegaba a un acuerdo, el Estado tenía la última palabra. No existía la libertad sindical. Además, se planteó la «batalla del trigo» para lograr el autoabastecimiento del cereal. También se emprendió la «batalla de los nacimientos» para aumentar la población. Se llevó a cabo la «batalla de la lira», dando a la moneda italiana una alta cotización, lo que encareció las exportaciones. Se construyeron ferrocarriles, autopistas, pantanos, carreteras y se invirtió en regadíos. Uno de los logros más importantes fue el Tratado de Letrán de 1929, que solucionó la «cuestión romana». Se reconoció la soberanía del Papa sobre el Estado Vaticano (que en realidad era un barrio de Roma) y se estableció la religión como asignatura en las escuelas. El fascismo recibió el apoyo de algunos católicos, pero otros lo consideraron como «la partida de la porra». Muchos intelectuales tuvieron que exiliarse.

El Nazismo Alemán: Ideología y Ascenso al Poder

El nazismo es una ideología que hunde sus raíces en el nacionalismo del siglo XIX. Los nazis surgieron como resultado de la mala situación de Alemania tras la Primera Guerra Mundial. La pérdida de beneficios de los empresarios, la crisis económica y el paro facilitaron el apoyo al nazismo por parte de algunos industriales y de la clase media.

Características del Nazismo

  • Revanchismo: Los alemanes estaban en desacuerdo con el Tratado de Versalles porque les habían privado de los territorios más ricos de Alemania y deseaban vengarse por los perjuicios sufridos. Culpaban a la democracia que, como dice Spengler en La decadencia de Occidente, era uno de los males del siglo XX. Alemania tenía que recuperar sus fronteras.
  • Pangermanismo: Se defendía que solo los alemanes de «pura sangre» podían formar parte de Alemania. El pangermanismo hunde sus raíces en el nacionalismo del siglo XIX y, concretamente, en la obra de Fichte Discurso a la nación alemana. Otros escritores, como los hermanos Grimm, defendían la pureza de la sangre alemana.
  • Odio a los Judíos: Su ideología antisemita deriva de algunas obras del siglo XIX, como las de Eugen Dühring y Paul de Lagarde, donde se afirma que la depravación es un rasgo judío y se añade que los judíos debían ser exterminados o enviados a Nueva Guinea. Los judíos eran considerados los culpables de los males de Alemania.
  • Racismo: Los nazis se apoyaban en algunas obras, como la de Gobineau Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, en la que se afirma la superioridad de la raza aria. Los arios eran considerados superiores a los judíos y a los negros. Para demostrar estas afirmaciones, se aplicaron a las sociedades humanas las doctrinas de Darwin, afirmando que hay hombres que son superiores a otros y que existe una lucha de la que solo sobreviven los más fuertes. La raza aria era la raza superior.

El Nazismo en el Poder

Tras el reforzamiento de Hitler como líder del partido, los nazis se vieron favorecidos por la crisis económica y el paro, que alcanzó la cifra de seis millones de personas en 1932. Los nazis utilizaron de forma magistral los medios de propaganda, sobre todo la radio, en la que se escuchaban largos discursos con una oratoria apasionada. Esto atrajo el apoyo de las masas, que respaldaron a los nazis en las elecciones. En 1932, Hindenburg fue elegido presidente y, en enero de 1933, encargó a Hitler formar gobierno. Esto fue el suicidio de la democracia. El nazismo obtuvo apoyo porque la clase media se sentía descontenta con los partidos políticos. Hitler convocó elecciones para el 5 de marzo de 1933 y, el 27 de febrero de 1933, tuvo lugar el incendio del Reichstag, que se atribuyó al holandés Marinus van der Lubbe, pero que en realidad fue obra de comandos nazis. Este hecho sirvió para encarcelar a socialistas y comunistas. En las elecciones vencieron los nazis y, en 1934, se aprobó la Ley de Protección de la Nación y el Estado, que suprimía la libertad de expresión, reunión y asociación. Fue considerada un atentado contra los derechos de los ciudadanos. Comenzó la persecución de los disidentes y, en 1934, tuvo lugar la Noche de los Cuchillos Largos, en la que los nazis eliminaron a 300 miembros de las SA, un sector del partido que defendía la socialización de las industrias. Las Leyes de Núremberg prohibían los matrimonios mixtos entre judíos y arios, y confinaban a los judíos en guetos. En marzo de 1933, se abrió el primer campo de concentración en Dachau y aumentó la persecución de los judíos por medio de la GESTAPO, policía política y secreta que se encargaba de investigar, perseguir, detener y ejecutar a todos los considerados enemigos de Alemania. En noviembre de 1938, tuvo lugar la Noche de los Cristales Rotos, cuando fueron incendiadas 2000 sinagogas y apresados 20 000 judíos. Fueron destruidos comercios y almacenes, y se prohibió la entrada a judíos en lugares públicos. La persecución y exterminio de los judíos hizo que algunos famosos abandonaran Alemania, como Einstein.

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