La Dualidad de la Autoestima: Poder y Peligros
Algunas personas se muestran seguras y asertivas, mientras que otras son más tímidas, modestas y prefieren pasar desapercibidas, a menudo con una autoestima más baja. Aquellos con una autoestima alta suelen alcanzar mayores logros, pero también pueden ser más propensos a comportamientos riesgosos. Una autoestima segura fomenta el bienestar a largo plazo, mientras que una autoestima débil puede generar estrés, ira, problemas de relaciones, abuso de sustancias y trastornos alimentarios. La obsesión por la autoestima puede desviar la atención de lo que verdaderamente contribuye a la calidad de vida, priorizando el éxito sobre el disfrute de los logros.
Evaluando tu Autoestima
Si deseas conocer tu nivel de autoestima, puedes completar la Escala de Autoestima de Rosenberg, una de las herramientas más utilizadas en la actualidad. Esta escala proporciona una puntuación global. Para corregirla, debes invertir la puntuación de los ítems marcados con un asterisco y luego sumar el valor de todos los ítems.
Teorías sobre la Autoestima
Teoría del Manejo del Terror
Según la teoría del manejo del terror, la autoestima nos ayuda a enfrentar una de nuestras mayores angustias: la conciencia de la inevitabilidad de la muerte. Una autoestima alta permite a las personas sentirse positivas consigo mismas, casi «inmortales», lo que les ayuda a lidiar con el miedo a la muerte. En apoyo a esta teoría, Greenberg (1992) realizó experimentos donde manipularon la autoestima para comprobar su efecto sobre el miedo a la muerte. Tras ver un video sobre la muerte, los participantes con autoestima elevada experimentalmente mostraron menos ansiedad.
Teoría del Sociómetro
Otra explicación para la búsqueda de una alta autoestima es de carácter social y se refiere a la pertenencia. Leary, Tambor, Terdal y Downs (1995) propusieron que la autoestima funciona como un indicador del grado de aceptación social, un «sociómetro». Una alta autoestima surge de sentirse aceptado por el grupo, mientras que el rechazo o la exclusión la disminuyen, motivándonos a buscar la causa y corregirla. Nuestro contexto social influye en nosotros a través de la autoestima, que será positiva o negativa según nuestro grado de pertenencia a grupos sociales.
Estrategias para Restaurar la Autoestima
Algunas estrategias para restaurar la autoestima incluyen: escape, negación, reducir la amenaza, expresión emocional y atacar la amenaza.
El Poder del Reconocimiento
Reconocimiento: Halagos y Elogios
El reconocimiento es fundamental para la autoestima. Los niños pequeños muestran una preferencia por los niños atractivos. Clifford y Walster (1973) demostraron que, al presentar a profesores información idéntica sobre un niño, pero con fotografías diferentes (atractivo vs. no atractivo), los profesores percibían al niño atractivo como más inteligente y exitoso. Todos tenemos una fuerte necesidad de reconocimiento, que se origina en la infancia y en el intento de cumplir con las expectativas de la familia, profesores, otros adultos y el grupo de iguales. Tendemos a pensar que las personas atractivas son más felices, más activas sexualmente, más extrovertidas, inteligentes y exitosas, aunque no necesariamente más honestas o altruistas. Incluso en la colectivista Corea, la honestidad y la preocupación por los demás son valoradas y asociadas con el atractivo. Los niños y jóvenes atractivos suelen ser más relajados, extrovertidos y con mayores habilidades sociales. Las diferencias entre personas atractivas y no atractivas a menudo provienen de profecías autocumplidas: las personas atractivas son valoradas y favorecidas, lo que fomenta su autoconfianza social. Lo crucial para las habilidades sociales no es la apariencia, sino cómo nos trata la gente y cómo nos sentimos con nosotros mismos: aceptarnos, gustarnos y sentirnos cómodos.
Conducta Humana: Personalidad y Ambiente
La conducta humana puede expresarse como C = f (P + A), donde C es la conducta, P la personalidad y A el ambiente. Surge la pregunta: ¿Cuándo ayuda más la gente, estando sola o en grupo? Las víctimas suelen tener menos probabilidades de ser ayudadas cuantas más personas presencian la emergencia. Esto se debe a la:
- Difusión de la responsabilidad: Estando solos ante una emergencia, nos sentimos más responsables, pero esta responsabilidad disminuye a medida que hay más personas presentes.
- Imitación o influencia social: En presencia de otros, es probable que imitemos la inacción de los demás, pero si alguien ayuda, es más probable que otros se unan.
- Desindividualización: Este fenómeno aumenta con el tamaño del grupo.