CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL:
Lorca, como sus compañeros del 27, vivíó y se formó en dos décadas cruciales en la historia: los «felices años 20» y, después, los «sombríos años 30». Maduró en lo que se llama el período de entreguerras, en el paréntesis de 1918 a 1939. En Europa, el periodo de entreguerras se ve marcado por «los felices años 20», la etapa de recuperación económica y de innovación artística con las Vanguardias, y la década de
los 30, periodo de crisis económica motivada en gran medida por el desplome de la bolsa de Nueva York en 1929 y la instauración de regíMenes totalitarios en diversos países europeos, como el de Mussolini en Italia, Stalin en la URSS y Hitler en Alemania. En España, en esa época, la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931) da paso a la II República. La mala gestión de los gobernantes y una oposición poco constructiva llegan a hacer irrespirable el ambiente, con continuos enfrentamientos. Finalmente el asesinato de Calvo Sotelo desata el caos; Franco se subleva y una parte del Ejército da un Golpe de Estado. Comienza la Guerra Civil (1936-1939). Un mes después de su inicio es asesinado Lorca, poco tiempo después de haber terminado La casa de Bernarda Alba . En el ámbito social, la población en España era en gran parte rural, aunque aumentaba el proletariado industrial en Cataluña y País Vasco. En estos núcleos proletarios, la explotación y el descontento eran cada vez más palpables, y se sentía el deseo de cambio y reivindicación más agudamente debido a la difusión de las ideas marxistas. La sociedad de la época aparece fraccionada entre la burguésía (a su vez dividida entre liberales y conservadores), el proletariado industrial en los núcleos más poblados, y un proletariado rural que sufre durísimas condiciones de vida por el caciquismo. Por otro lado, la situación de las mujeres, fuera de pequeñas excepciones en las grandes ciudades, es de absoluta marginación: baste decir que el derecho de la mujer al voto solo se reconoce en 1931. El primer enfrentamiento de la República fue con la Iglesia católica. Tras la quema de diversas instituciones religiosas en la capital, se rompieron las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno. El otro gran conflicto fue el provocado por los sectores anarquistas que, desde finales de 1931, protagonizaron una intensa agitación huelguística.
CONTEXTO CULTURAL:
En el aspecto cultural, algunas ideologías reformistas, como el Regeneracionismo de Joaquín Costa, ya habían señalado la importancia de la educación como herramienta modernizadora. Hay que destacar que los objetivos de la República en el campo de la educación fueron erradicar el analfabetismo y promover una escuela laica. Se construyeron unas 13.000 escuelas y se duplicó el número de institutos. En el plano artístico destaca en pintura la nueva estética vanguardista, desde el Cubismo de Picasso y Juan Gris hasta el Surrealismo de Dalí. En el cine la producción de Luis Buñuel tiene influencias del Surrealismo, y en música el máximo representante es Falla. En Filosofía, se desarrolla el pensamiento de Ortega y Gasset.
CONTEXTO LITERARIO:
En el campo de la literatura, los movimientos vanguardistas que se habían producido en Europa llegan a España en 1918 de la mano del poeta chileno Vicente Huidobro. De las diferentes estéticas vanguardistas es el Surrealismo la que más influye en la literatura española y especialmente entre los poetas de la Generación del 27, a la que pertenece Lorca. El grupo de poetas que empezaron a escribir en 1920 con unos rasgos comunes se denominan Generación del 27. Este grupo de autores admiraba a Góngora, y adoptaron el nombre de Generación del 27 porque ese año celebraron un homenaje al poeta del Siglo de Oro con ocasión del tercer centenario de su muerte. Con su admiración, consiguieron rescatarlo del olvido. En cuanto a la nómina de autores que cabrían bajo ese grupo no ha habido unanimidad. No hay duda para la crítica de que han de estar Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti y Vicente Aleixandre. También se suelen añadir los nombres de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre y, según Dámaso Alonso, al «genial epígono», Miguel Hernández. Todos los pertenecientes de la G.27 tienen unos rasgos comunes : comparten la admiración por lo clásico y por lo moderno, intentan modernizar la poesía y crear un lenguaje generacional, dando mayor importancia al estilo; también se potencia el uso de la metáfora. La lírica en este grupo no es para expresar problemas morales o sociales, sino que ven la poesía como una manifestación autosuficiente. Los componentes de la G.27, tienen una gran amistad entre ellos que se dio fundamentalmente cuando estaban en la Residencia de Estudiantes en Madrid. Esta generación pasa por tres etapas básicamente:
● Etapa de juventud: (hasta 1925) Algunos son ya conocidos poetas, como Diego, inmerso en las experiencias vanguardistas. Otros escriben sus primeros libros, aún de estilo posmodernista. Se aprecia el deseo de depuración que aprenden en Juan Ramón. Es una época de tanteos en busca de un estilo propio.
● En la segunda etapa (25-30), todos han publicado importantes libros, se han consolidado como poetas jóvenes. Ahora se percibe claramente el afán integrador de los poetas del 27: exploración de las novedades vanguardistas al tiempo que introducen elementos neopopularistas y de la tradición literaria culta; tendencia a la pureza expresiva; convivencia del verso libre y las estrofas clásicas, valor central de la metáfora…
● Tercera etapa (años 30): progresiva rehumanización poética. Algunos como Alberti adoptan un abierto compromiso político. Otros, como Lorca, también se sitúan políticamente a la izquierda. Durante la Guerra Civil, la mayoría defiende la causa republicana. El final de la guerra supone la dispersión de estos poetas y el fin del grupo del 27. Lorca ha sido asesinado, los demás excepto Diego, Alonso y Aleixandre, marchan al exilio.
Con respecto a la situación del teatro , en este periodo podemos establecer dos grandes grupos de autores: unos que realizan un teatro que cuenta con el favor del público, aunque son escasamente renovadores (teatro triunfante, de éxito comercial); un segundo grupo que
renueva las formas dramáticas (teatro innovador). En el teatro de éxito podemos destacar el teatro continuador del Realismo del XIX, con Jacinto Benavente; el teatro poético en verso con figuras como Villaespesa, y el teatro cómico con los hermanos Álvarez Quintero
(representantes del costumbrismo andaluz) y Carlos Arniches (pintor de las costumbres madrileñas). Con respecto al teatro innovador, los mejores autores serán Valle-Inclán, creador del esperpento con su obra Luces de bohemia y García Lorca con un teatro que parte de tres principios: depurar el teatro poético, incorporar las tendencias vanguardistas y acercar el teatro al pueblo. En esta línea consiguió una renovación de la tragedia con sus tres grandes obras: Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.