El teatro es el género más afectado negativamente por la Guerra Civil; murieron los grandes renovadores (Valle-Inclán y Lorca) y se imponen mayores restricciones de posguerra que en otros género, porque el teatro se representa en público. Desde 1939 hasta 1975 hubieron diferentes tendencias que intervinieron en la evolución política e intelectual del país (teatro del exilio, conservador, de humor, realista, experimental y vanguardista. A partir de 1975, con la democracia aparecieron todo tipo de obras teatrales siguiendo dos tendencias: neorrealista y neovanguardista. En los años cuarenta hay un teatro condicionado por la ideología de la época que sirve de entrenamiento para la burguésía, sobresalen dos tendencia:
El drama burgués (sentimental y con leve crítica social)
La muralla se Joaquín
Calvo Sotelo, y la otra tendencia, el teatro del humor (cierta innovación, nueva forma de hacer reír alejándose del costumbrismo y de la tradición realista) presenta rasgos del teatro de lo absurdo (lengua y situaciones ilógicas) cubre problemas sociales y cotidianos con humor Eloísa está debajo de un almendro de Enrique Jardiel Poncela, donde hay situaciones disparatas con un refinaos humor verbal. Aunque es Miguel Mihura el que mejor representa el humor absurdo y algo existencialista Tres sombreros de copa, en la cual aparecen personajes pertenecientes a la burguésía en situaciones humorísticas ilógicas tratadas con tono crítico y satírico. El humor en la obra de Mihura se basa, aparte de en las situaciones disparatadas, en la explotación del humor del lenguaje: juegos de palabras y frases equívocas que rompen con la lógica.
En los años cincuenta surge un teatro realista y social, comprometido con los problemas del ser humano (Historia de una escalera de Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre). Estas obras suponen el nacimiento moderno del drama español, aunque a cada autor aborda de forma distinta su compromiso social: para Buero estrenar es lo que importa (posibilista) y para Sastre el teatro es un elemento de denuncia de la dictadura sin ningún tipo de autocensura (teatro de agitación) (imposibilista). El teatro de Buero une la ética con la estética. Su obra puede dividirse en tres etapas: la primera estampa es realista, simbólica y existencial.
Historia de una escalera.La segunda que utiliza la historia para reflexionar sobre el presente y hay un alejamiento del teatro realista tradicional. Un soñador para un pueblo. Y la tercera que es un teatro experimental, hay una mayor complejidad técnica y puestas en escenas más vanguardistas. Los temas principales del teatro de Buero son existencialistas (el paso del tiempo y su acción destructiva, el sentido de la vida, la frustración) y sociales (los valores morales, la solidaridad, la necesidad de rebeldía). Los personajes de Buero presentan limitaciones físicas o psíquicas, hay personajes activos que carecen de escrúpulos y actúan movidos por el egoísmo y no dudan en ser crueles si con ellos consiguen sus objetivos y contemplativos que se sienten angustiados, se mueven en un universal cerrado a la esperanza, son conscientes de sus limitaciones pero sueñan un imposible y están destinados al fracaso. Desde los años 60 se desarrollará otro teatro denominado teatro de vanguardia que es ajeno a la estética realista, entienden el texto del teatro como un elemento más. Se siguen ocupando de temas sociales y existenciales, toma importancia la puesta en escena haciendo uso de la acción y de un lenguaje simbólico, la ruptura de la cuarta pared (que implica la participación del público), el uso de los efectos especiales (sonoros y visuales), de la improvisación, de la mímica y la gestualidad. El cementerio de automóviles de Fernando Arrabal y La carroza de plomo candente De Francisco Nieva.
En los años 70 surge un fuerte movimiento denominado teatro independiente protagonizado por grupos teatrales como: El Joglars, Tábano, Comediants, La Cuadra, La Fura dels Baus. Estos grupos actuaban separados del teatro comercial y tenían la creencia de que el trabajo colectivo siempre va a ser superior al trabajo individual, es decir que la obra no pertenecía sólo al autor, sino que pertenecía a toda la compañía por su participación. El espectáculo se adapta al público en cada representación con grandes improvisaciones y en él predominan los elementos plásticos (sonoros, visuales, atrezo,…) frente al texto, que es solo un apoyo. El teatro de hoy en día es heterogéneo, ya que existe un lado comercial, poco valorado, al que pertenece el teatro de humor y los dramas costumbristas y a su vez existe una sólida red de teatro institucional que lleva a cabo obras y puestas en escena de calidad tanto de obras clásica como de obras más arriesgadas porque son contemporáneas. Algunos autores que estrenan desde los años 80 regularmente y con éxito son Luis Alonso de Santos , José Sanchís Sinisterra o más recientemente Juan Mayorga. Por último, hay que mencionar el circuito de teatro alternativo, heredero del independiente de los 70, muy variado e irreverente.