Energía y Cambio Climático
El cambio climático está más que justificado científica y sobradamente. La temperatura media de la superficie terrestre ha ido aumentando progresivamente. Se prevé que la temperatura del planeta aumente entre 1 y 6 ºC para el año 2100. A pesar de la reducción de algunas emisiones, la calidad del aire que respiramos sigue siendo motivo de preocupación. Los recursos naturales, como el agua dulce, el suelo y los minerales, no tienen repuestos y estamos agotando existencias. La UE viene marcando la pauta en materia de medio ambiente desde hace más de 30 años, con un amplio trabajo en concienciación ambiental, promoviendo las energías renovables y ratificando el protocolo de Kyoto. Hasta hace poco se pensaba que la protección del medio ambiente exigía el descenso de la calidad de vida, la ralentización del crecimiento económico e incluso la limitación de la libertad individual.
La superficie nevada del planeta se ha reducido en un 10% desde finales de los sesenta. Los glaciares disminuyen y el hielo del mar se está fundiendo. Cada diez años, las temperaturas de Madrid se van desplazando hacia el norte. El aumento de estas ha provocado una subida de entre 10 y 20 cm en el nivel del mar a lo largo de los últimos 50 años. El efecto invernadero es un fenómeno por el que determinados gases componentes de la atmósfera retienen parte de la energía que emite el suelo por haber sido calentado por radiación solar. Los principales GEI son el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), y han aumentado de forma notable. En España, concretamente, han aumentado un 48.05% entre 1990 y 2006.
Los efectos del aumento de los gases son cada día más palpables: fenómenos meteorológicos extremos como lluvias e inundaciones en el norte y sequía e incendios forestales en el sur. Se teme que el cambio sea tan rápido que no permita la adaptación de las especies animales migratorias, además del impacto en la flora y la fauna, que puede ser devastador. Además, según diversos estudios, España sería el país europeo que más sufriría por los impactos del cambio climático.
Los Gases de Efecto Invernadero
Dióxido de Carbono (CO2)
El CO2 es el responsable de más de un 60% del efecto invernadero. Este gas se da de forma natural en la atmósfera, pero la combustión de los combustibles fósiles aumenta considerablemente la emisión de este gas, junto con fenómenos como la deforestación y la destrucción de los suelos. En los últimos 200 años, la industrialización ha elevado en un 30% la proporción de CO2 presente en la atmósfera. En España, el 83,1% de las emisiones brutas de GEI correspondieron a este gas.
Metano (CH4)
El CH4 (metano) es emitido principalmente por la actividad ganadera, los escapes de gasolina y la actividad minera. Para poder eliminar eficazmente este gas de la atmósfera se requieren reacciones químicas muy difíciles de modelar. Como ventaja frente al CO2, el tiempo efectivo de vida del CH4 es de 12 años. Las emisiones de metano supusieron el 8,7% del total de GEI.
Óxido Nitroso (N2O)
El N2O (óxido nitroso) es emitido por los combustibles fósiles, la actividad agrícola y la deforestación. Desde 1990 ha aumentado en un 16% debido a la agricultura intensiva. En 2006 representó el 8,7% de las emisiones brutas de GEI.
Gases Industriales Fluorados
Los gases industriales fluorados son emitidos por los aerosoles de espuma y por la actividad agrícola fundamentalmente. En 2006 representaron el 1,2% del total de emisiones de GEI.
Consecuencias del Cambio Climático
El cambio climático afectaría de muchos modos: la temperatura global ya ha aumentado entre 0,6 y 0,8 ºC. Si no se toman medidas, aumentará en más de 3 ºC en los siguientes 50 años, provocando el deshielo de los glaciares, aumentando el riesgo de inundaciones y sequías, además del desplazamiento obligado de hasta 200 millones de personas. Económicamente el planeta se puede resentir con una pérdida de hasta el 1% anual del PIB mundial.
Acciones y Conferencias Internacionales
Todas las encuestas revelan la creciente preocupación entre el público por el cambio climático y el deseo de que los políticos muestren mayor atención y reaccionen al respecto. Desde hace 30 años se viene trabajando sobre el tema:
- En 1979, se presentaron en la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, las primeras pruebas de la influencia de la actividad humana en él.
- Durante el siguiente decenio las cuestiones ambientales y su preocupación fueron en aumento.
- La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, en 1988, la resolución 43/53 sobre la protección del clima para las generaciones actuales y futuras de la humanidad.
- Ese mismo año se creó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
- En 1990 publicaban su primer informe, donde ya se evidenciaba la amenaza del cambio climático.
- En la segunda Conferencia Mundial sobre el Clima, ese mismo año, se pidió la creación de un tratado mundial.
- En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como Cumbre de la Tierra, de junio de 1992 en Río de Janeiro, la nueva Convención se abrió a la firma. Ocho años más tarde ya se habían adherido 188 Estados y la Comunidad Europea, siendo uno de los acuerdos ambientales con mayor apoyo universal.
- Desde que el Convenio entró en vigor, los países que lo han aceptado, se han reunido anualmente con el objetivo de impulsar y supervisar la aplicación de las medidas acordadas. Estas reuniones son conocidas como Conferencia de las Partes.
- En Kyoto (1997), se aprobó una considerable ampliación de la Convención en la que se formulaban compromisos jurídicos.
- En Buenos Aires (1998) se pudo ver cómo funcionaba en la práctica el Protocolo.
- En Bonn (2000-2001) se alcanzaron unos acuerdos (los Acuerdos de Bonn), al tiempo que el IPCC publicaba un nuevo informe.
- En Marrakech (2001) se ampliaron las normas más detalladas del Protocolo.
- En la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo (2002) se puso sobre la mesa que hasta entonces se había trabajado en la búsqueda de acuerdos. En adelante el desafío sería aplicar tales normas y posicionar el cambio climático en el ojo de todas las políticas, empresas y sociedades.
Objetivos y Principios de la Convención
El objetivo de la Convención es lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Los principios de la Convención tienen las siguientes bases:
- Las Partes deberían proteger el sistema climático en beneficio de las generaciones presentes y futuras […], en consecuencia, las Partes que son países desarrollados deberían tomar la iniciativa […].
- Las Partes deberían tomar medidas de precaución para prever, prevenir o reducir al mínimo las causas del cambio climático y mitigar sus efectos adversos. […] No debería utilizarse la falta de total certidumbre científica como razón para posponer tales medidas.
Estructura y Órganos de la Convención
La Convención divide a los países en tres grupos principales: los países industrializados que eran miembros de la OCDE en 1992, más las Partes en proceso de transición a una economía de mercado. Estos países tienen como obligación, la de adoptar políticas y medidas relativas al cambio climático con el fin de reducir sus emisiones de GEI. Además, se les exige ofrecer recursos financieros para permitir a los países en desarrollo emprender actividades de reducción de emisiones. En cualquier caso, todos los países que han ratificado la Convención, están sujetos a los compromisos de responder ante el cambio climático.
La Conferencia de las Partes (CP) es el órgano supremo de la Convención, o su máxima autoridad con capacidad de decisión. Se reúne todos los años y lo hace en su sede en Bonn. Además, existen otros órganos subsidiarios: el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (OSACT) y el Órgano Subsidiario de Ejecución (OSE). Ambos prestan asesoramiento a la CP.
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) ofrece el mecanismo financiero de la Convención, que dirige todos los fondos hacia los países en desarrollo en forma de donaciones y préstamos. El IPCC es la fuente principal de información sobre cambio climático. Cada cinco años publica informes sobre la situación y los avances de la ciencia.