2.1 Fuentes del conocimiento:
Místico, autoritario, racional, histórico y científico
Introducción:
El ser humano, dispone en la actualidad de diversos modos, maneras, o procedimientos para conocer, que le permiten alcanzar resultados diferentes Todos conviven en el presente y que de distinta manera dan respuesta a las preguntas fundamentales, ya mencionadas en el tema anterior, de encontrar satisfacción al deseo de conocerse uno mismo y de conocer el universo-mundo.
Las fuentes del conocimiento, según sostiene Montagne (1925), son las maneras de afrontar la realidad de las cosas, intentando generar proposiciones explicativas de las mismas y comprobando su verdad.Los individuos constitutivos de la sociedad occidental y herederos de la civilización y cultura occidentales, recurren como fuentes de su conocimiento, por lo menos a cinco maneras para afrontar la realidad de su vida: mística, autoritaria, racional, histórica y científica.
El conocimiento que cada una de estas fuentes proporcionan a los hombres, es propio y excluyente de las otras, aunque en ciertos temas están enfrentadas; no se las puede catalogar por un único y mismo criterio, ni se las puede etiquetar de antiguas o modernas, porque hoy, Siglo XXI, es posible verlas reflejada en libros, en productos, en realizaciones de nuestro tiempo, y aún menos las podríamos valorar por la mayor o menor adhesión de unos u otros, y todo ello a pesar de que la definición y desarrollo de alguna de las fuentes no ha sido enfrentándose con alguna de las otras: racional a místico, científico a autoritario, etc. Son por tanto, fuentes que hay que aceptar y en una reflexión, como la que debe hacerse en esta Facultad y desde esta asignatura, se deben considerar todas como tales, como fuentes de conocimiento, aunque evidentemente sometidas a crítica y a un cierto orden de relación en cuanto a la perspectiva de la investigación.
Místico
Es un conocimiento que depende de un estado especial del receptor del conocimiento, mediante el cual, se asegura la verdad de lo que recibe, siente y piensa. No es un conocimiento general al cual puede acceder cualquier persona, de cualquier país, raza, nivel económico-social, o que viviera en cualquier época histórica, no, ese conocimiento sólo lo pueden recibir ciertos individuos concretos, y además no de manera continuada sino sólo en ciertos momentos en los que se encuentre en trance
No se debe considerar la inspiración divina como desencadenante de ese estado, y asociar esta fuente de conocimiento solo con la mística (Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz) porque esos estados de inspiración se presentan en los poetas, en los artistas y como no, en los científicos. Recuérdese como Picasso recomendaba que cuando te llegara la inspiración te pillase trabajando.
En el ámbito de la ciencia, un descubrimiento científico viene a ser, a veces, la confirmación de una visión mística de un investigador. Newton, Galileo, Nash, Fleming, Pasteur, y muchísimos más arrancaron sus investigaciones después de éxtasis místicos. Pero también hay que comentar los aspectos negativos, cuando el poder se ha aprovechado o simplemente lo he identificado con su ideología. Cuando sólo son los Chamanes, sacerdotes, gurús, entrenadores, expertos, los que entran en trance , y sólo ellos detentan un conocimiento, que después obligatoriamente debe ser asumido por la tribu, el pueblo, la sociedad, los deportistas o profesionales, con un cierto carácter partidario de sumisión, exclusión o destierro.
Quienes ejercen y actúan en la vida a partir de un conocimiento místico adquirido exclusivamente por ellos, por el estado al que acceden e imposible de ser conocido por los demás si no es a través de estos gurús o expertos, se convierten en poderosos y dominan sobre la tribu y también en la sociedad por más tecnológica y desarrollada que sea.. Cuando el conocimiento se identifica con el poder dominante, favorece la sumisión y da lugar a sociedades sometidas, a tiranías, a dominios de poder tecnológico, que anulan el deseo de conocer particular de cada persona. Por otro lado los conocimientos místicos proporcionan sosiego, tranquilidad de espíritu y convivencia reprimida. De ahí que haya habido épocas en la Historia de la Humanidad, en las que imperase un conocimiento místico que generase mitos que servían para dar cohesión a las sociedades, y garantizar una cierta supervivencia a los miembros de la tribu.
Con la madurez de la persona y el estado adulto de los pueblos, el conocimiento místico ha sido sometido a revisión, aunque no ha desaparecido de la faz epistemológica de la Humanidad, cuando racionalmente se ha puesto de manifiesto que en el conocimiento místico, el deseo se confunde con la realidad y las cosas son lo que se quiere que san en vez de separar la objetividad de los hechos o las ideas de los deseos de los sujetos que las manifiestan. La corazonada para alcanzar la nominación de la ciudad de Madrid para la celebración de los Juegos Olímpicos de la trigésima olimpiada en 2016 es un buen ejemplo de fraude gnoseológico.
No es un conocimiento antiguo propio de los chamanes y de las tribus prehistóricas, sino que forma parte del lenguaje de los políticos (a Obama, se lo hemos escuchado mucho durante la campaña como candidato a presidente de los Estados Unidos en 2008) de comerciantes, y también a menudo de gentes de buen corazón: misioneros, profesores, reeducadores y científicos. No me cabe la menor duda de que, a pesar de tanto hipócrita, también en la base de los grandes descubrimientos y de las grandes obras de la humanidad, haya un movimiento místico de inspiración y creatividad. La fuente de conocimiento místico es una más a considerar para acceder al conocimiento deportivo o de la corporeidad y de la actividad físico-motriz, y es fácil constatarla en pistas, campos de entrenamiento, salas o piscinas donde se dan cita deportistas de alto rendimiento.
Autoritario
Es el conocimiento que procede de la autoridad que lo presenta, lo ofrece, lo da, lo cede o lo impone a los demás. Es necesario, en primer lugar, distinguir entre autoridad y poder aunque en alguna ocasión sean coincidentes en la misma persona.
La autoridad (auctoritas) que ostenta un individuo, le ha sido concedida por las gentes en razón de unos atributos: la edad, la experiencia, la templanza, la sabiduría, etc. La gente otorga autoridad a una persona mayor por lo que ha vivido, de ahí que los viejos de la tribu gozasen de gran autoridad entre su gente, lo mismo que en la familia se reconoce una experiencia y un saber a los abuelos. La competencia de un profesional; médico, abogado, fontanero, entrenador, es lo que le dota de autoridad y se la conceden unos clientes, los que han recurrido a su oficio y han sido satisfechos en sus necesidades, son los que difunden su valía y los que sustentan su autoridad en el marco de la sociedad civil. La autoridad reside en la competencia de las personas, en su esfuerzo para conocer e investigar, en su trabajo, pero en todos los casos, quien la otorga son los demás.
Por el contrario el poder (potestas) procede, a lo largo de la historia, de diversas fuentes, de un don divino que unge a quien lo ostenta frente al pueblo; de la fuerza, cualidad física personal, el más fuerte o el mejor armado, el victorioso frente a sus rivales; de la herencia, y una cierta composición cromosomática que identifica, poco más o menos, la dotación genética con un don divino; o cómo no, por representación o cesión del que en las sociedades avanzadas parece ser el poseedor, que es el pueblo.
El poder no da conocimiento, mientras que para gozar de autoridad en una sociedad es imprescindible tenerlo, y cuando, el que lo adquiere es por donación, transmisión o inposición de una autoridad, que es su fuente, ese conocimiento se denomina conocimiento autoritario. Nace y se distribuye a partir de la autoridad del maestro, profesor, experimentador, investigador, donde ejerce su profesión, principalmente, aunque no sólo se presenta en el ámbito de la educación. La mayor parte del conocimiento (un 90% se podría estimar) que reciben los estudiantes, es autoritario, procede de una autoridad administrativa, por delegación de padres, gobierno o una autoridad reconocida por la sociedad para enseñar pintura, música, o para entrenar salto de pértiga etc. Es el hecho de que la gente te escucha y acepta lo que dices, no porque tienes el poder sino porque tú como persona, tienes detrás todo un registro de trabajo duro, de esfuerzo, de respeto, de sacrificio y de conocimientos que hace que los otros confíen en ti, y piensen que si lo dice tal persona, es porque es cierto
Hay estudios, carreras universitarias (Derecho) en las que todo el conocimiento procede de la autoridad, como en la enseñanza primaria, secundaria o media, en las cuales aunque se pretendan hacer trabajos de laboratorio o salidas campestres el maestro es la fuente del conocimiento escolar. Cuando el poder esta refrendado por la autoridad, la generación de conocimiento y la productividad son óptimas. Es lo mejor que le puede suceder a un colectivo, a una sociedad, a un pueblo, que quien detente la autoridad tenga también el poder. En las aulas desgraciadamente los maestros detentan la autoridad pero han perdido el poder delegado del Estado o de los padres, de ahí que el conocimiento que no aproveche a los escolares, porque no tienen otra fuente, y sin disciplina es imposible aprender .
Otra extensión del conocimiento autoritario es el que llega a los miembros de una sociedad por la convivencia con otros. Es el modelo higiénico aceptado, la práctica del ejercicio físico, la moda , la vestimenta, que tienen una fuente difusa circulante, que al final reside en lo que quieren y desean la mayoría. También el conocimiento autoritario tiene sus aspectos negativos, los embaucadores cuando se imponen con sus artimañas, cuando se censuran libros, cuando se los sustrae de bibliotecas para que otros no los conozcan ( El nombre de la rosa) cuando se impide la defensa de tesis contrarias, (Julián Marías) cuando en general, se impone el pensamiento único y correcto. Es decir, cuando se impide pensar por sí mismo o se considera el ejercicio del pensamiento como la funesta manía de pensar que hay que erradicar.
El conocimiento autoritario, en manos de los poderosos, se convierte en autoritarismo, de ahí que se considere esta fuente como nociva para el conocer, cuando realmente, es la más común la más asentada y la más fiable, porque son las experiencias y la reflexión los dos pilares que la sustentan. No hay enemigo mayor de la autoridad que quien no la tiene, es decir, el poderoso y también el débil y melifluo. Reconózcase que la mayor parte de nuestros conocimientos fundamentales proceden del buen y desprendido hacer de una autoridad que nos los ha donado.
El conocimiento autoritario, afortunadamente está en los libros, y en todos los medios de difusión de la cultura, en la libertad de cátedra, y hoy, más que nada a través de Internet, a cubierto de los autoritarismos.
Racional
El conocimiento racional no procede ni de un estado ni de la autoridad de unos individuos concretos, que, ya por entrar en trance, ya por su trabajo, experiencia y reflexión, lo van adquiriendo, sino que es fruto de lo más diferenciador del ser humano, de aquello que convierte a los homínidos en seres humanos: la racionalidad. Los animales tienen inteligencia, aunque algunos lo quieren convertir en código genético , pero no son racionales, no cuentan con la reversividad y el raciocinio que permite al ser humano, sin utilizar la información exterior, sensorial, generar ideas que den cuenta de esa realidad, y muestren las interpretaciones del hombre y del universo, a los cuales no se habría podido llegar empíricamente, sino solo y exclusivamente mediante la razón humana. El conocimiento racional se sustenta en la lógica de la razón. Es el resultado de ver las cosas como son realmente, no como estímulos que afectan desde la realidad exterior a nuestros órganos sensoriales, para convertirse en percepciones, sino teniendo presentes sus conexiones internas y muy especialmente las que no se ven a simple vista las que no se inician por los estímulos, las que parecen inexistentes o fruto de los sueños de la razón.
Desde Sócrates se pueden manejar cientos de definiciones de razón, pero en esta ocasión, me adhiero a la que formuló ya en su vejez Julián Marías (ABC ,17/10/2002 Razón es la aprehensión de la realidad en sus conexiones. Un sistema racional consiste en que unas verdades se apoyen en otras y así se justifican. En general el conocimiento filosófico es racional , pero no todo, y como sucede con el conocimiento científico, que se suele identificar exclusivamente con el experimental, aunque tampoco lo sea del todo.
El conocimiento racional es cierto, es seguro, en la medida en que está construido correctamente, cuando sigue las pautas de la lógica que ha construido la propia razón. La razón busca por encima de todo la verdad, a pesar de que existan una multitud de enemigos de la verdad. Ya sean las paradojas, en falsos silogismos, los equívocos o los meros intereses personales, pero cuando se busca la verdad esta emerge por encima de todas las cosas, porque está vinculada a la razón y porque la verdad nos hace libres a los hombres.
El conocimiento racional constituye mediante conceptos y reglas lógicas todo el sustento de la estructura del universo que necesita el hombre para vivir en este mundo. A lo largo de los siglos, se han generado numerosos y sucesivos sistemas racionales, consistentes en interpretaciones del mundo y del hombre que sirven para vivir, para entender la realidad y ya a partir del Siglo XIX, para cambiar ese mundo, esa realidad. Las dos maneras o procedimientos con los que la razón humana procede para construir su sistema racional son inducción y deducción. La intuición era el procedimiento del método cartesiano y de la mayoría de los filósofos contemporáneos para acceder al conocimiento, sin contar con la experiencia, mediante la intuición espiritual y con esfuerzo se accede a la esencia de los objetos, a su ser, que da cuenta de su existencia. Los pasos de ese proceder, están definidos y estructurados lógicamente para que no repelan el espíritu humano. La otra forma de proceder de la razón es la deductiva, que a partir de una verdad aceptada como un principio en su esencia y sin demostración (axioma) da lugar a un proceso discursivo de teoremas y postulados que abocan a los sistemas numéricos que constituyen la Matemática o a enunciados y proposiciones que configuran la Lógica Formal, y que garantizan el recto proceder del pensamiento sin equívocos.
La fuente del conocimiento racional, ha dado lugar a la Filosofía como un continuo del conocimiento universal y total sobre el mundo y el hombre o a los sistemas filosóficos, que son conocimientos universales, pero mediatizados por los avances tecnológicos, por la madurez de las civilizaciones que, sin tergiversar el correcto discurso de la Lógica, han incorporado históricamente otras aportaciones de otras fuentes del conocimiento humano.
Histórico
Para poder vivir los seres humanos están obligados a situarse sobre dos ejes: temporal y espacial. Para desempeñar un trabajo, una función en una sociedad es necesario ser una persona de nuestro tiempo. En cierta época se era profesor de gimnasia después profesor de educación física o continuación licenciado en actividad física, en el futuro graduado en deportes, y esas modulaciones que caracterizan una función y determinan ciertos trabajos, son modificaciones temporales de tareas sucesivas, donde los conocimientos, las técnicas los escenarios y los fines se han modificado al compás de otras importantes mutaciones de la tecnología, de la vida en sociedad o de la concepción del universo. Si no se conoce el devenir socio-político-económico, folklórico o cultural de la sociedad concreta en la que habitamos, es difícil vivir, es decir echar arraigo, recibir y aportar ideas, valores y beneficios. De ahí, que para situarse en uno de los ejes, los niños, los jóvenes o los adultos necesiten conocer la historia de su pueblo, de su país, de su actividad, de su ciencia, de su profesión. Aquí es imprescindible estudiar la Historia de la Educación Física o de los Deportes.
El otro eje es el espacial. El territorio en otras épocas fue determinante del conocimiento. Vivir en zonas rurales favorecía el conocimiento del campo, bosques o mar. Vivir en ciudades populosas, proporcionaba un saber urbano intercambiable, flexible y cosmopolita, que costaba digerir a los procedentes de zonas rurales. Desde hace unas décadas, la televisión y el automóvil han generado un igualitarismo que unidos a la enseñanza obligatoria han borrado esas particularidades y han situado a todos los individuos en el mundo, a la intemperie, beneficiándose de la globalización, pero sintiendo de inmediato y sin refugio, todas las epidemias mundiales que se presentan en cualquier lugar y hora en el mundo, como la gripe A. Ser un individuo del Siglo XXI, vivir en uno de los países pertenecientes a la sociedad occidental, en este espacio y este tiempo, exige prestar una gran atención al devenir histórico si no se quiere ser un ente a merced de los vientos.
Para ser una persona en un determinado marco social, se necesita del conocimiento histórico que no es otra cosa que la perspectiva diacrónica de la Humanidad a partir de documentos: fósiles, gráficos, arquitectónicos, enseres, herramientas, útiles y aparatos, artísticos, tradicionales, y documentos escritos que dan cuenta de la cultura y civilizaciones para que la persona de nuestro tiempo sepa y pueda articular el futuro.
El conocimiento histórico está constituido por un regressus para alcanzar el progressus del saber. La existencia del amplio número de Facultades, Escuelas e Institutos de Actividad Física en España ahora, sería imposible de explicar, sin hacer referencia al INEF, a la Academia Nacional José Antonio y a la Escuela Superior Ruiz de Aldea , y anteriormente a la Escuela Central de Educación Física (previamente Gimnasia) del Ejercito en Toledo. En el Siglo XIX, a la Escuela de Profesores y Profesoras de Gimnasia, así sucesivamente hasta el Instituto de Ling, a Hieróminus Mercuriales y finalmente hasta Galeno en la antigüedad clásica, para saber que gimnasia son los ejercicios físicos y gimnástica las normas para ejercitarse, así como gimnasta era el practicante o ejecutante y gimnarsiaca el que ordenaba y dirigía los ejercicios a realizar. Hoy no se puede ser un profesional de la Actividad Física, si se desconoce la génesis de la actividad y de la profesión, como tampoco es posible trabajar con eficacia y eficiencia en la sociedad y el mundo en el que nos ha tocado vivir, desconociendo la historia política social nacional y de las ciencias en las que ejercemos una profesión. El conocimiento histórico es vital, para el sustento del quehacer de cada profesional y es la justificación de la orientación personal, tanto individual como colectiva.
Desconocer la Historia no sólo obliga a repetirla sino que no saber de donde se procede, es admitir que somos fruto de una generación espontánea o vivir mitológicamente como héroes nacidos sin padre ni madre
Científico
Cabe remarcar que es una fuente de conocimiento más que cohabita con las cuatro precedentes en el marco del saber contemporáneo, aunque por lo que respecta a esta asignatura Introducción a la Investigación pudiera tener cierta prelacción sobre las otras fuentes. Precisamente, porque no queremos pecar de reduccionistas, en esta parte del temario, va a tener un tratamiento semejante, aunque luego se desarrolle mucho más ampliamente en los siguientes temas que conforman el programa de la asignatura. A lo que nos referimos con la fuente de conocimiento científico es a la Ciencia Positiva o Moderna, no a la Ciencia Antigua coetánea del esplendor de la Filosofía Griega, sino a la que a partir del Siglo XVI, se desgaja del conocimiento universal y total, para con el transcurrir de los tiempos, configurar el objeto material y formal, de numerosos conocimientos parciales, concretos y autoexcluyentes como ya ha sido descrito en el tema 1 del programa, en cuanto a su génesis autoformante, y que será igualmente analizado, posteriormente, en lo que respecta a su estructuración. Génesis y Estructura, son los recursos metodológicos para determinar y caracterizar los saberes. El conocimiento científico es una etapa más en el recorrido de maduración y securalización del hombre. El saber científico permite a los individuos rechazar los mitos, aceptar las benéficas enseñanzas de la autoridad y de la historia, afirmar la racionalidad constitutiva del ser humano, para finalmente con la ciencia, dominar la realidad, explicar y manipular la naturaleza.
El conocimiento científico reside en la habilidad para conocer las cosas Naturaleza – Hombre como hechos observables sujetos a descripción, análisis y experimentación. Esto se produce, en la historia de la humanidad cuando Galileo y Bacón sientan las bases del método científico, con el cual, cualquier persona, con esfuerzo, es capaz de llegar a la verdad. Ni los poderes ni las Sagradas Escrituras, ni los ídolis podrán impedir que cualquier persona aplicando correctamente un método a los hechos, pueda describir y conocer la verdad. Aunque la Ciencia positiva, siguiendo el deseo de Bacón, de ser útil para dominar y conquistar la faz de la tierra ha consechado grandes logros, y sus descubrimientos y aplicaciones se multiplican exponencialmente, es todavía un conocimiento joven, en muchos aspectos, precisando confirmación, pues tiene poco más de 400 años, de ahí que, a partir de la mitad del Siglo XIX y a lo largo del Siglo XX, hayan sido sometidos a escrutinio y debate, sus métodos y resultados, porque el conocimiento científico no se basa sobre un estado especial del individuo ni en la autoridad ni tampoco en la concatenación de la racionalidad humana, sino que es el resultado de la aplicación de un método sobre la propia realidad y sus consecuencias se sustentan en dos tipos de evidencias:
a)En la confianza primaria de las consecuencias observables en la realidad y en el consenso aceptado por la comunidad científica.
b)En la confianza secundaria en los métodos utilizados para su generación.
Desde Galileo y Bacón, el conocimiento científico se genera con un método, el método hipotético-deductivo-experimental con preeminencia sobre cualquier otro procedimiento. Los desarrollos y particularidades metodológicos de cada ciencia, deben cumplir con la exigencia de la validez de los procesos, con el respeto inamovible a los hechos, siempre observables, medibles y experimentables. Las ciencias se han desarrollado precisamente por utilizar el método científico general y métodos particulares fiables, válidos y recursivos propios de cada una de la ciencias.
El proceder de la generación del conocimiento científico se inicia ante una situación que asombra o llama la atención del investigador, para a continuación sospechar que en ciertos fenómenos, cabe una cierta regularidad, que sugiere una hipótesis, una solución hipotetizada a un problema, que difiere de otras hipótesis o soluciones ya existentes para ese problema, ante lo cual, el científico se anima a buscar una nueva interpretación y somete a prueba la hipótesis, recurriendo a un diseño experimental o correlacional. Como lo que se busca es un conocimiento nomotético entonces, el investigador no puede quedarse con un simple suceso, sino que necesita numerosos casos, y unos artilugios de medida, cálculo estadístico, de situaciones y observadores variados e independientes, de tal manera que si entre dos hechos existiera una estrecha y vinculante relación, los hechos y sólo los hechos conducirán a la verdad, que nunca es absoluta ni total, pero cuando el experimento ha sido replicado muchas veces, sólo entonces dejará de ser una suposición, para servir, mientras no sea refutado, para explicar una cierta parcela de la vida, o de la realidad.
También desde Galileo está presente otro de los determinantes del conocimiento científico, que es el valor democrático de sus hallazgos. Cualquiera puede hacer ciencia, no una sola clase social, no solamente quien tiene cierto poder, sino que ese carácter democrático sustenta las evidencias primarias, ya comentadas supra, que residen en el consenso de la comunidad científica. Eso significa que el conocimiento científico no es una posesión de alguien , no es algo absoluto, sino precisamente lo contrario, es y tiene que ser refutable, debe ser posible su falsación en los términos de la concepción epistemológica de Popper, es decir, que todo conocimiento científico es válido mientras no sea refutado y debe permitir democráticamente, que cualquiera pueda someter una y otra vez a replicación cualquier logro de la ciencia, porque en ese afán de falsación reside su permanencia y su validez.
En el ámbito de las Ciencias Humanas, además de seguir un método riguroso, muchas veces no cabe la experimentación, pero si el control probabilístico del error, que defina la confianza que una proposición genera a partir de la probabilidad de la constancia de la medida y de su verificación. La prueba estadística es la hipótesis nula (Fisher) que constituye el otro soporte metodológico de la validez científica. Cuando se rechaza la hipótesis nula (Ho) se acepta la hipótesis alternativa (H1) a un determinado nivel de confianza, y por tanto el proceso de falsación refuerza la validez de las hipótesis científicas sobre las que se construye una teoría, por ejemplo la Teoría de las aptitudes físicas de Fleishman o de la personalidad humana de Eysenck. Todas las teorías tienen que aceptar la contrastabilidad, que es simplemente una prueba ideada, tanto para confirmarla como para debilitarla y hasta para anularla.
Los beneficios proporcionados al hombre por la Ciencia son inconmensurables, pero el uso y aplicación de los conocimientos científicos no son independientes de la moral, ni de las envidias ni bajezas humanas que concurren en los científicos, en las personas de carne y hueso que hacen Ciencia. Una de esas actitudes es la denominada como cientifismo, que no es otra cosa que hipostasiar un conocimiento concreto, convirtiéndolo en referente o explicación de toda la realidad. Sería como tomar el concepto y aplicación de la electricidad, como explicación de la vida, o del universo. El cientifismo tiene un gran afán totalitario, por eso, aunque todas las ciencias constituyen conocimientos parciales y concretos, los esfuerzos de los no científicos, se dirigen a convertirlos en conocimientos universales para imponer su explicación de la realidad global, es una pretensión muy arraigada entre los afiliados al modelo darwiniano de la evolución de las especies.
Los conocimientos científicos, por otra parte, chocan con la ética, cuando median el poder y el dinero. Desde el servilismo de Leonardo da Vinci, con sus maquinas de guerra, hasta la proliferación de las armas químicas y nucleares, la Ciencia a veces, se ha puesto a servicio de la maldad y de los poderosos, por ello necesita continuamente un replanteamiento de sus fines y un sometimiento a códigos deontológicos como el de Hipócrates para evitar las continuas tentaciones que emanan del poder y del dinero.
A los científicos debe bastarles el reconocimiento que le otorguen sus conciudadanos y su gratificación la han de encontrar en la Historia de la Humanidad.
2.2 Creencia, Conjetura y Certeza
La génesis y desarrollo evolutivo de la Ciencia positiva moderna, constituyen una etapa significativa de la maduración y secularización de la Humanidad, a semejanza del desarrollo ontogenético de cada ser humano.
En un principio la magia y el mito, después los escritos considerados como sagradas escrituras, constituyen, durante siglos el acervo intelectual al cual acogerse y someterse. Sólo cuando los descubrimientos geográficos, los avances técnicos, la recuperación de las ideas filosóficas de la antigua Grecia, libres de ropajes medievales y un nuevo clima social y económico lo permitieron, en ese momento, fruto del ambiente cultural, fue cuando unos hombres personalizaron una nueva manera de conocer, sin sometimiento al poder establecido ni a la autoridad reconocida sino solo sustentada en la capacidad de reflexión e indagación de cada persona y mediante el uso de un método adecuado, fueron capaces de comprender y después explicar, la realidad circundante y una parte importante de lo que cada uno es, en un momento histórico, en el que los argumentos mentales para vivir hacen crisis, y se inicia, en el Siglo XVII la búsqueda de una nueva cosmovisión que proporcione sustentos suficientes, para dar sentido a la vida. Es la modernidad que permitirá vivir a la sociedad occidental hasta bien entrado el Siglo XX, y su sustento radica en el conocimiento científico. Es la manera de pensar que genera este nuevo y diferente modelo de conocimiento, y es sobre los resultados, especialmente el dominio de la Tierra, sobre lo que se asienta una nueva etapa de la evolución de la Humanidad, a semejanza de la madurez y autonomía que alcanza todo ser humano al llegar al estado de adulto. Y este recorrido caracterizado por el conocimiento científico no es otro que el devenir intelectual desde las creencias, pasando por la conjetura, para alcanzar la certeza.
Caractericemos esos tres escalones para mejor comprender lo que significa asumir un talante científico en la vida personal y profesional.
Creencia
Sea del tipo que sea, cualquier creencia requiere de un asentimiento y de una conformidad con una cosa, idea, persona, grupo etc, que recíprocamente proporciona al creyente o creído una cierta seguridad física, vital, intelectual o transcendental.
Sería una simplificación vincular exclusivamente creencia con religión, cuando existen una multitud de creencias referidas tanto a los objetos como a las personas.
Una creencia se instaura en la mente como una simple adecuación a un fenómeno natural o social que proporciona seguridad, es decir un cierto conocimiento al que no se exige justificación u que proporciona una certeza subjetiva y suficiente y ya está, es decir, se acepta y no se discute.
a)Tendríamos así las creencias en un Ente Superior que cuida del individuo, en una vida después de la vida terrena, en la reencarnación, en la vida en otros mundos etc, cuyas manifestaciones concretas se han ido modulando a lo largo de los siglos, pero que siguen permaneciendo en la actualidad. Todas inspiran confianza aunque ninguna soporta un análisis crítico.
b)Otras creencias se originan en las explicaciones que hace la gente para entender los fenómenos que suceden en su entorno aunque ellas no los hayan observado ni vivido. Tenemos así todo un conjunto de recetas sanitarias, procedimientos productivos desechados pero que siguen presentes en la mente de cualquiera que desea acometer una tarea; o numerosas prácticas deportivas y de ejercicio físico-motriz que no proporcionan ningún bienestar ni salud. Todas esas creencias pueden tener alguna base empírica pero no alcanzan el calificativo de científicas.
c)Hay también creencias que se fraguan en el propio pensamiento, por convicción propia, como oposición a cualquier información exterior o inferencia de otros. Son las creencias de los tozudos, de los incapaces de romper con la rutina, esa rigidez afecta al comportamiento de las personas en todos los aspectos de su vida familiar (formas de lavarse y comer) vida laboral (donde aparcan el coche y donde se acomodan y como desempeñan su trabajo.) todos los comportamientos radican en sus creencias fruto de sus convicciones producidas por su propio pensamiento.
d)Ante la vida social y política los individuos asumen ciertas creencias que les diferencian de otros grupos y que los convierten en partidarios de un determinado equipo de futbol, de un modelo de organización social (marxismo, liberalismo) o de un dogma en el que se integran sus creencias como verdades esenciales y transcendentales.: religión, ideología etc. Estas creencias encubren ciertos intereses de clase y fomentan los prejuicios.
e)Finalmente se pueden considerar como creencias el amplio grupo de las opiniones que se tienen sobre casi todo. Cuando se emiten juicios más o menos sustentados en la racionalidad, o que han sido adquiridos deductiva o inductivamente aunque carezcan de verificación. La mayoría de las investigaciones sociológicas para conocer la estructura o dinamismo sociales se realizan preguntando la opinión que le merece tal o cual cosa: el aborto, el terrorismo, el lanzamiento de un nuevo coche, la intención del voto, las inversiones financieras etc.Y las conclusiones se elaboran a partir de las opiniones de la gente, las cuales son síntesis de ciertos conocimientos más o menos racionales y de sentimientos e intereses personales, de ahí que tengan, por un lado tanta voluntariedad como lo requieran los intereses personales momentáneos, como arraigo en las convicciones propias. Son creencias abiertas, que en algunos casos estimulan grandes descubrimientos: Colón, Juan Sebastián el Cano o verdaderas hazañas científicas o tecnológicas: Testa, Bell, Fleming, Ramón y Cajal.
Conjetura
En el inicio del conocimiento científico, hay siempre un cierto tipo de creencia, como puede ser una opinión tolerante ante otras opiniones diversas que aunque proporciona cierta confianza en lo que se piensa, también se admite la probabilidad del error, o de que pueda ser contradictoria con la verdad reconocida. Además está presente un reconocimiento de la duda como insuficiencia de conocimiento, de desconfianza de la validez de ciertos asuntos que hacen que todo ello: creencia. Opinión y duda, se conviertan en motivación para el progreso del conocimiento mediante el análisis de la situación de partida, la crítica de los fenómenos para dar paso al estudio a la recogida de hechos observables y a la investigación. Con todo ello se elaboran las conjeturas.
Por conjetura se admite el juicio (lógico, matemático, apriorístico, moral…) que se elabora sobre las cosas, objetos, hechos a partir de ciertas señales, indicios y observaciones generales, incompletas o superficiales, que dan lugar a suposiciones.
En Matemáticas una conjetura es una proposición que se prevé verdadera pero que se encuentra todavía pendiente de demostración que la confirme, la modifique o la rechace. Algunas conjeturas son famosas en la historia de las Ciencias, por su pervivencia a lo largo de los siglos, algunas han sido demostradas como la de Poincaré, Fermat, en fechas recientes, pero otras siguen como acicate para los investigadores como las de Golbach, Collatz, etc
Las conjeturas son importantes porque son el inicio del recorrido de la Ciencia, el conocimiento científico es el recorrido que va desde la conjetura a la certidumbre. Aunque no es menos cierto que algunas de estas conjeturas son inverificables porque tienen detrás de si la infinitud de los números, y todavía es cierta la incapacidad de los ordenadores para elevar al cubo unas bases de inconmensurables números de dígitos, para que por lo menos apareciese un caso en el que no se cumpliera la conjetura de Fermat xn + yn = zn que dice que: si xn e ynson potencias perfectas de números enteros , nunca podrán ser xn + ynuna potencia perfecta de números enteros cuando (n >
2).
La conjetura se basa en la combinación de ciertas situaciones, circunstancias, de ciertos antecedentes, que estimulan la formulación de presunciones, como sospecha que tienen alguna variabilidad para convertirse en hipótesis que presentan alguna credibilidad, que reclaman confirmación, que estimulan la búsqueda de la verdad. Son por tanto, el arranque de gran parte de los conocimientos científicos.
Certeza
El asentimiento del hombre ante la realidad de la naturaleza se manifiesta verbalmente en diversos grados: Plausibilidad, probabilidad, certidumbre, son grados de confianza y seguridad ante diversas formulaciones científicas.
a)
Plausible figura en las conclusiones de muchos trabajos de las Ciencias Humanas que recurren a métodos estadísticos multivariantes para probar ciertas hipótesis, haciendo ver que nada se opone para admitir con cierto nivel de confianza tal o cual resultados
b)
Posible es tanto como aceptar que tal o cual fenómeno puede suceder, pero que no contrae ningún compromiso real con el hecho, a pesar de haber hecho todo lo posible para que suceda, por ejemplo, jugar un partido de tenis, con unos amigos.
c)
Probable ya compromete hasta el grado de probabilidad que haya sido estimado por la razón de los casos favorables de entre la totalidad de casos posibles y aunque se pretenda que esa probabilidad sea absoluta, siempre se admite un cierto error. Pero la probabilidad da muchísima mayor seguridad para aceptar o rechazar una hipótesis, porque se puede cuantificar el margen de error, al afirmar un hecho. La verosimilitud de una afirmación puede estar representada cuantitativamente, y eso representa una mayor garantía.
d)
Cierto sería el conocimiento seguro y claro de una cosa, que podría proporcionar la certidumbre, como saber seguro y necesario, que concedería la certeza subjetiva, es decir, la seguridad que necesita cada ser humano para vivir, si pudiera recurrir a la verdad que se encuentra en la realidad o en la vida..
Buscar la verdad es el gran anhelo del ser humano, como consecuencia de su inseguridad, del no saber de donde se viene ni a donde irá a parar de ahí, que en estos últimos siglos haya depositado toda su confianza en la Ciencia. Pero tal vez, uno de los enemigos declarados de la Ciencia sea el cientifismo que es ensalzar a la Ciencia hasta extremos insospechados, evidentemente, se refiere a las ciencias verificables empíricamente: naturales formales frente a las ciencias humanas y sociales.
Los cientifistas consideran que el conocimiento científico resolverá todos los problemas del hombre al aportar una interpretación universal y total del hombre y del universo, a partir de sus alegatos empíricos, parciales y concretos, por ejemplo: de la electricidad o la electrónica, sometiendo a otros saberes: Metafísica, Teología, Humanismo, a lo que emane del método único y válido cuantitativo y experimental de las ciencias físicas y naturales, dando lugar a una Ciencia mecánica y a un determinismo universal, que eliminará la libertad humana.
Las reacciones ante las creencias en el cientifismo del Siglo XIX ya las denunció Ortega y Gasset a principio del Siglo XX (En torno a Galileo) donde avisa de la desconfianza de los hallazgos científicos más allá del dominio y conquista de la realidad terrena y augura el inicio de una hostilidad que ha ido incrementándose a lo largo del siglo, como recientemente Ilya Prigogine en su libro El Fin de las Certidumbres (1997) ha criticado la creencia en la verdad absoluta de la Ciencia experimental, cuando lo que impera es la caoscomplejidad (caos y complejidad) y cuando ni la física puede ya garantizar una verdad absoluta y total.
A comienzos del Siglo XXI, se abre camino un nuevo significado para el término certeza, que no es otro que un saber probabilístico en vez de un saber absoluto, para referirse a todo conocimiento fruto de la fuente del conocimiento científico. Renunciar a una certeza absoluta y seguir investigando, a sabiendas de que sólo se podrá cada vez reducir un poco el margen de error, es lo que K. Popper nos propone: la búsqueda de la verdad es lo que hace que la vida merezca la pena vivirse.
En el ámbito de la Educación Física y los Deportes, están anidadas numerosas creencias, que en vez de ser estímulos para generar saberes nuevos son refugios de un pensamiento acrítico y místico, que es preciso denunciar y destruir para poder elaborar un discurso libre de simples creencias y alcanzar alguna certeza. A lo largo del Siglo XIX se plantearon conjeturas en dependencia de otros saberes como Anatomía, Física, Fisiología, etc, pero poco se avanzó respecto de la antigua interpretación y caracterización de Galeno (129-200 a. De C) que fue exhumada por H. Mercurialis (s. XVII) y que después de ser traducida a lengua vernácula por Francisco de Padua Abril (1845) nos ha llegado en edición facsímil, promovida y anotada por Miguel Piernavieja y editada por el INEF (1973). Los profesionales de la Educación Física seguimos teniendo una deuda de reconocimiento a Miguel Piernavieja, verdadero muñidor de los saberes teóricos que encontraron acogida y difusión en la revista Citius, Altius, Fortius, y donde debemos beber para construir una Teoría de la Educación Física que aporte el sustento de la práctica de la actividad física.
Ya en nuestro tiempo, un excesivo atomismo, tanto por la gran variedad de manifestaciones deportivas, como por el carácter descriptivo de las investigaciones, pocos son los logros que sirvan para configurar un objeto formal diferenciador de otros saberes, con los que la Actividad Física, coincide en el mismo objeto material: el cuerpo y el movimiento humano; si se exceptúan algunas investigaciones sobre las aptitudes físico-motrices, casi todos los contenidos que se manejan en esta área de conocimiento, tienen un valor ancilar respecto de otras ciencias, consolidadas en el Siglo XX.
La certeza que habría que exigir a estos contenidos, proposiciones, relatos, etc, para alcanzar , por lo menos, el respaldo que se exige dentro de las Ciencias Factuales, y más concretamente de las Ciencias Humanas, es decir una probabilidad de error del(p= 0.005 ó p=0.001), está en la mayoría de los casos muy lejos de alcanzar la certidumbre probabilística. SI se quiere asignar a nuestra tarea, de forma verdadera y apodíctica el marchamo de Ciencia, un largo camino se presta a ser recorrido por los jóvenes investigadores, ahora estudiantes, (2009-2010) en los albores del Siglo XXI.
2.3. Dicotomías del conocimiento: verdadero-falso, correcto-incorrecto, objetivo-subjetivo, real-irreal, material-ideal.
Es sabido que el proceso de dicotomizar un continuo , es dividirlo en dos partes siguiendo un criterio, por ejemplo, la mediana sirve para separar la parte superior (50%) de la inferior (50%) en la distribución de una variable continua. En las Ciencias de la Educación, se recurre al artilugio de las dicotomías, para exponer unos contenidos, para lograr una exposición y aprendizaje más fructíferos. Esta distribución sólo tiene un objetivo didáctico, señalando en los extremos de cada par, lo más relevante de cada categoría, para una descripción y demostración del conocimiento científico, mediante el uso semántico correcto de algunos términos lingüísticos.
La verdad, la objetividad, la realidad y el resto de categorías que se van a comparar, constituyen temas capitales del conocimiento, principalmente de la Filosofía, por tanto, su definición no es independiente del sistema filosófico en el que se enmarquen y como en esta exposición , no agota su estudio, pues, conviene hacer previamente una declaración del modelo cognitivo desde el que se enfocan las dicotomías que se describen a continuación.
El marco referencial es el conocimiento humano en nuestro tiempo, cuyos elementos constitutivos son:
– un sujeto (humano) que conoce, que representamos en el esquema con triángulos:
– objetos, que son cualquier cosa: ruidos, resplandores, piedras, árboles, casas, animales, hombres, pero también un gol, un récord, que representamos con cuadrados:
– relaciones unidireccionales, bidireccionales y transversales entre sujetos y objetos, entre solo sujetos, así como entre objetos entre sí.
Todo ello en un marco de realidad operacional y material en el que se plantean estas dicotomías para proporcionar una definición de lo que es el conocimiento científico.
Verdadero – Falso
En nuestra lengua, lo opuesto a verdadero es falso, luego definiendo uno de los polos dicotómicos, el otro queda determinado por oposición. Verdadero es un calificativo que se puede aplicar a una relación cognoscitiva cualquiera entre sujetos, o entre sujetos y objetos. Una acción es verdadera, cuando está impregnada de la verdad, pero ¿qué es verdad?
En griego, se entiende por verdad lo que no está oculto. En latín, significa lo exacto y completo, así lo verdadero es lo que es cierto, veraz, verosímil, auténtico. Superado el umbral etimológico del término, el discurso sobre la verdad tiene muchas caras: la verdad ontológica, la verdad como utilidad, como construcción del conocimiento, como adecuación, etc cuyo análisis se sale de estos Apuntes, pero no por ello debemos dejar de comentarla, porque su no consideración permitiría que la falsedad triunfara en el conocimiento, o que se produjera una angustia vital al no poder discernir entre el conocimiento verdadero y el falso.
El primer paso para tener medianamente claro lo que es verdad pasa por distinguir:
– lo que es verdad que es un tema epistemológico, que reclama la conformidad y
– lo que es la verdad que es un tema metafísico, que requiere una teoría del ser.
La verdad en sí misma, inmanente y transcendental está bien definida desde Aristóteles (Libro noveno) donde dice que: verdadero es el ser y falso el no ser y así decir de lo que es que no es, o de lo que no es, que es, es lo falso y decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero, lo cual pone de manifiesto que no hay verdad sin un enunciado, pues un enunciado, un juicio necesita del objeto de las cosas y del sujeto que enjuicia, y la verdad viene a ser la adecuación del enunciado a la cosa. Y llegados a este punto del análisis, o seguimos la vía de la reflexión sobre la verdad, como verdad ontológica transcendental, o regresamos a lo que es verdadero, es decir, a los juicios, al conocimiento como determinación de un objeto. Sólo en los juicios del pensamiento hay verdad o falsedad, sólo los juicios pueden ser verdaderos o falsos, por lo cual se hace imprescindible disponer de un criterio de verdad. Y justo en la configuración y determinación del criterio de verdad, es donde surgen las desavenencias entre las concepciones filosóficas y también entre las personas, simples y corrientes.
El criterio de verdad para el Realismo, sostiene que la verdad del conocimiento consiste en la concordancia del contenido del pensamiento con el objeto. Mientras que para el Idealismo, la verdad es la concordancia del pensamiento consigo mismo, de esta forma, un juicio es verdadero cuando está formado de acuerdo a las leyes y normas del pensamiento, mediante la concordancia del pensamiento consigo mismo por ausencia de contradicción. Pero este criterio de verdad sólo es óptimo con las verdades eternas, que son las verdades lógicas y matemáticas, pero es muy discutible con las cosas, con los objetos reales que hemos descrito al principio de este apartado, dentro del marco referencial. Los objetos reales son el gol que propició con su acción Henry en el encuentro de futbol entre Francia e Irlanda o una serie de hechos sucedidos estos mismos días en que redactamos estas líneas (Noviembre 2009): secuestro del barco Alacrana; resolución del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, el dopage de un conocido marchador, y otras muchas situaciones en las que es vital para los ciudadanos , disponer de un criterio de verdad para poder discernir entre el conocimiento verdadero o el falso, y donde la concordancia del pensamiento consigo mismo, nos devuelve a la época de Aristóteles del ser o no ser.
El criterio de verdad, imprescindible para decidir si un juicio es verdadero o falso, nos obliga a plantearnos si el pensamiento es una creación o una copia de un objeto. Por supuesto el pensamiento no es una reproducción, pero entre el contenido del pensamiento y el objeto en sí, tiene que existir una relación estrecha, indubitable y necesaria, porque precisamente, el conocimiento representa esa relación entre un sujeto que conoce y un objeto conocido, es decir cuando se dan los principios de identidad y de contradicción. Pero los objetos reales de la vida, de las situaciones económicas, sociales o deportivas que hemos propuesto como ejemplos, más arriba, proporcionan juicios que están contaminados en muchas ocasiones por la ideología, o la percepción sesgada, de tal manera que si esas situaciones se dieran en el conocimiento científico, entonces el ser humano tendría que recurrir a la magia, a la superstición en vez de a la Ciencia para explicar la realidad y dar sentido a su vida.
Evidentemente no es así. El conocimiento científico necesita ser verdadero y no falso, es el ser y no el no ser, es la relación del pensamiento consigo mismo y también es la adecuación del pensamiento al objeto, cumpliendo con los principios de identidad, contradicción y causalidad. El conocimiento es verdadero cuando se adecua a la verdad, que expresado en términos lógico matemáticos, los menos falseables, es cuando tiene lugar una relación biyectiva que consiste en una relación entre los elementos de dos conjuntos o dos clases, la de los sujetos y la de los objetos, de tal manera que a cada elemento de un conjunto le corresponde uno y sólo uno de los elementos del otro conjunto y no queda ningún elemento sin correspondencia. En esa relación, el juicio es verdadero y el conocimiento científico es verdadero
Si se aplica ese criterio de verdad y esas reflexiones epistemológicas, cualquier persona se apercibirá de que responsabilizar al ser humano del cambio climático es falso, y de que tampoco es verdadera la pandemia de la Gripe A, como temas de actualidad, o de que los Juegos deportivos son Arte u otra expresión de la vida humana, pero no lo que se entiende por Ciencia.
Entendido así lo que es verdadero, falso es cualquier modalidad que no se corresponda con la verdad operativa. Aquellos que quieran ampliar y profundizar en el tema de la verdad, deberán recurrir a los Manuales o Tratados de Gnoseología, porque el estudio de la verdad es un asunto gnoseológico.
Correcto – erróneo
Con esta dicotomía nos introducimos en el ámbito dela validez, que no es otra cosa que la adecuación a los requisitos. Una llave abre una puerta si es la adecuada , la que corresponde a la cerradura, lo cual no quiere decir que sea verdadera.
Nos salimos de la discusión ontológica de la verdad para entrar en los formalismos, y así decimos que un conocimiento es correcto cuando se adecua formalmente a los requisitos. Cuando en la adquisición del conocimiento – por ejemplo, con el método hipotético deductivo experimental – se han seguido los pasos del recto conocer, los pasos que determina la Lógica. Si de tal proceder se concluye que el pensamiento concuerda con el objeto, no se podrá decir nada sobre la verdad o falsedad del conocimiento, sino que el conocimiento es correcto y en caso contrario erróneo.
Una proposición, por ejemplo: la nieve es blanca sí y sólo sí es blanca o el Barca es campeón de Liga sí y sólo sí es campeón, es un índice de conocimiento correcto, nada más. La verificación del conocimiento lleva a la comprobación y a la conformidad de algo concreto, principalmente material. El error es la discrepancia entre el juicio y la cosa. La decisión de un árbitro puede ser calificada como errónea o correcta, porque es un conocimiento particular, no general y absoluto. Luchar contra el error es una condición del conocimiento científico y depende de la voluntad humana, de querer hacer las cosas bien a la primera, más que sea el juicio verdadero o el ser ontológico, aunque luchar contra el error es una manera de alcanzar la verdad.
Las verdades lógico-matemáticas lo son en gran medida, porque son correctas, porque en su desarrollo se han evitado en todo momento, los errores en las deducciones y se han denunciado los engaños, más propios de las percepciones que de los juicios.
El conocimiento científico será correcto sí y sólo si se atiene a las normas del procedimiento y evita todas las acomodaciones que le pueden imponer las conveniencias de Laboratorios, poderes fácticos o las simples deficiencias de los instrumentos de control.
Quienes quieran ahondar en el conocimiento correcto, sólo pueden recurrir a la Lógica, a la Lógica aristotélica o a la Lógica Formal o Matemática, en cuyos Manuales encontrarán las ayudas correspondientes para que el conocimiento cumpla la condición de correcto.
Objetivo – subjetivo
La táctica del lerdo para invalidar un conocimiento es tacharlo de subjetivo, cuando es cierto que no hay conocimiento sin sujeto. Todo conocimiento necesita de un objeto y de un sujeto, porque sin ellos no hay conocimiento. Pero el planteamiento de esta dicotomía es mucho más amplia, porque por subjetivo debe entenderse el conocimiento que sólo tiene interés e importancia para el mismo sujeto y por tanto, no sería un conocimiento científico, ya que éste debe ser general y abarcar todo, a lo ancho y en lo profundo.
Objetivo es el conocimiento que se refiere a un objeto, independientemente del sujeto, persona concreta que conoce. Es un conocimiento libre de particularismos de los sujetos que conocen, ya sea por sus limitaciones personales de orden perceptivo (hay personas que no pueden ser árbitros de futbol, ni vigilantes), intelectual o volitivo. También por reducción del arco de recepción del conocimiento, debido a ideologías o costumbres morales. Las ideologías, verdaderas enemigas de la Filosofía y de la Ciencia, sostienen una manera de conocer, adulteradas por los intereses de poder, económicos o de prestigio que tienen ciertos grupos de individuos, que tratan de mantener una interpretación de la vida o de la Ciencia, de acuerdo a sus conveniencias y posiciones. Francis Bacón en el Siglo XVII ya desenmascaró a los enemigos del conocimiento. Eran los idolis sociales, religiosos, del teatro, como intereses profundos y prejuicios que entorpedecían al pensamiento y le desviaban del camino apropiado para llegar a la verdad objetiva. Marx, por su parte, apuntaba que la conciencia ideológica es una conciencia falsa, como una ocultación intencional del propio modo de pensar, debido principalmente, a salvaguardar los intereses económicos personales de clase o grupo. Frente a las ideologías, la Filosofía o la Ciencia defienden la validez objetiva.
El conocimiento es objetivo, si es independiente del sujeto psicológico de la persona concreta o de ciertos individuos de un grupo y depende solamente del sujeto gnoseológico que se sustenta en la conciencia general de la percepción y el consenso de la autoconciencia de todos los individuos. En lo que respecta al conocimiento científico, es objetivo si se sustenta en la transparencia, democracia, libertad y accesibilidad al saber por todos los miembros de la comunidad científica, y por ende , para todos los seres humanos.
Otra discusión sobre la objetividad/subjetividad se plantea en el marco concreto de la Ciencias Humanas, en las cuales el ser humano es el sujeto que conoce y a su vez, el objeto del conocimiento, que hacia muy difícil la objetividad del conocimiento, situación que ha sido superada a lo largo del Siglo XX, gracias a saber deslindar metodológicamente sujeto y objeto.
La objetividad del conocimiento, principalmente el científico, reside en el método utilizado para adquirir el conocimiento, como única garantía de objetividad. Durante mucho tiempo, la rigidez de los conocimientos científicos exigía el cumplimiento de los requisitos del método hipotético deductivo experimental, como marchamo imprescindible para que un cierto conocimiento fuera considerado Ciencia. Con esas exigencias, jamás las tareas de la Actividad Física y el Deporte podrían alcanzar el calificativo de ciencias, ni por su carácter teórico, ni tampoco como mero campo de práctica y aplicación de otras ciencias como la Anatomía, Fisiología, Biología, Psicología, etc. Una cierta flexibilidad conceptual ha permitido emerger a otras ciencias, que, aunque no cumplen totalmente con los determinantes de la Ciencia Experimental, al disponer de un método adecuado, han generado un conocimiento aceptable como científico, y éstas son las Ciencias Humanas.
Recuérdese una vez más, que la objetividad del conocimiento reside en la Metodología y aquelos que quieran ampliar sus conocimientos científicos, deberán interesarse por la metodología científica, la que lleva al saber y no confundirla con la metodología de enseñar-aprender, de la transferencia del saber que es la Didáctica.
Real – irreal
Lo real es lo palpable, lo positivo, efectivo e independiente del pensamiento del sujeto.El conocimiento real está fuera del sujeto que lo adquiere, ya sea por la razón (Racionalismo de Descartes) ya a través de la experiencia, de las vivencias de las percepciones de los hechos o mediante operaciones con los objetos (Empirismo de Locke).
La realidad es constatable y además se define por la esencia de las cosas, en oposición a las apariencias. El conocimiento real es fundamental, no accidental ni transitorio. El mundo real es el de los fenómenos y de los hechos, pero no se debe confundir ,exclusivamente con el material, porque algo real como la vida misma, es el amor o el odio a una persona, la envidia o cualesquiera otra emoción, sin embargo, lo irreal es el soñar despierto, las ensoñaciones que son fruto de la intuición, tanto sensible como racional. Son imaginaciones de la mente que muchas veces se confunden con los deseos, a pesar de su estructura racional. Son los sueños de la razón o las quimeras del pensamiento, que tiñen el conocimiento de voluntarismo y de falta de realidad.
En el ámbito del Deporte, tanto entre los practicantes como entre los espectadores, cunden los deseos de éxito y victoria, cargados de ensoñación y de carencia de Realismo. El conocimiento real se refiere y se construye en torno al ser de las cosas, por ello, para profundizar en este tema, nada mejor que recurrir a los Manuales de Ontología, y no dejarse llevar por la ensoñación que contagia toda competición deportiva
Material – Ideal
Lo ideal, en el lenguaje corriente, se asimila a una alta perfección , espiritualidad,o entusiasmo desinteresado, pero el conocimiento ideal es otra cosa.
El conocimiento ideal lo configuran las Ideas, que en Platón son conceptos generales, eternas, invariables que constituyen el idealismo metafísico que se opone al mundo variable de las apariencias, de las sombras en el mito de la caverna. Las Ideas constituyen el mundo eterno, inespacial y atemporal, al cual se accede sólo con el pensar. Lo ideal es lo sólo pensado, que excede los límites de toda experiencia y se fundamentan en la razón, con la cual el hombre accede al conocimiento del Universo, del Alma, del Ser Supremo. El conocimiento ideal es un conocimiento que sólo reside en la mente humana y cuyo contenido se muestra en los sucesivos sistemas filosóficos que conforman la Historia de la Filosofía.
Por su parte, el conocimiento material es externo a la persona, es palpable, evidente y reside en los fenómenos, en los hechos y en las cosas. Está separado y es independiente del sujeto gnoseológico que conoce. Es un conocimiento que necesita ser definido operacionalmente, mediante operaciones mentales o físicas, que se distribuye en categorías, analizables de manera externa al sujeto, a la razón humana.
Lo material también se opone a lo formal y busca la explicación de la realidad, no a través de formulaciones lógico-matemáticas, sino a través de las evidencias sensibles, pero, cuidado, no se debe confundir materialismo con Realismo, pues mientras la relación entre el pensamiento y el ser es una relación gnoseológica (Realismo), la relación entre la materia (Naturaleza) y el espíritu es una relación ontológica (Materialismo). Lo distintivo, por tanto del conocimiento material es su categorización, el poder establecer categorías de : cantidad, duración, extensión, etc. Que son las coordenadas que caracterizan y definen a la Ciencia.
Teniendo en cuenta el artilugio expositivo de las dicotomías, y todo lo que se ha dicho en cada par de términos, estamos en condiciones de definir el Conocimiento científico como un conocimiento: verdadero, correcto, objetivo , real y material.
2.4. Gnoseología, Lógica y Metodología
Quienes se desenvuelven en el marco del conocimiento episteme, léase universitario, deben proceder con rigor y objetividad. Ese ha sido el hilo conductor del desarrollo de los apartados anteriores de este mismo capítulo. Se ha tenido en cuenta la presencia, en el mundo actual, de diferentes conocimientos cuyo uso y validez depende de que las personas sepan usarlos correctamente, por eso ,aunque no sea necesario, repetimos que el interés de esta asignatura se centra en el análisis de los términos usuales para evitar los equívocos a los que nos tiene acostumbrados la perversión del lenguaje. Es cierto que hay variados tipos de conocimiento, cada uno con su operatividad, pero nuestro interés está en el conocimiento científico por ser el que más beneficios ha aportado al género humano, a pesar de juicios de teóricos de la ciencia como el de Paúl Feyerabend que sostiene que la razón no es la única forma de inteligibilidad y la Ciencia es una de las muchas formas de pensamiento que el hombre ha desarrollado y no necesariamente la mejor. Tal vez sea así, pero la Actividad Física y el Deporte, le convienen alcanzar el calificativo de científicos, para que su aplicación práctica siga unos procedimientos que permitan explicar la complejidad de los fenómenos deportivos y predecir los rendimientos físico-motrices. Para ello tendrán que asemejarse a la manera común de discurrir de todas las ciencias y configurarse del mismo modo como lo han hecho hasta el presente la totalidad de las ciencias, es decir, recuriendo a la Gnoseología, a la Lógica y a la Metodología, que con la Ontología constituyen el núcleo fundamental de la Filosofía. Veamos a continuación en que consisten esos tres pilares del conocimiento.
Gnoseología
Es un saber que tiene por objetivo examinar la organización y el funcionamiento de las consideraciones científicas y apreciar su valor. Desde un punto de vista exclusivamente filosófico, hasta mediados del Siglo XX, se la consideraba sinónimo de Epistemología o Teoría del Conocimiento, que se ocupaba del estudio de los determinantes de la relación entre el sujeto y el objeto del conocimiento, pero hoy, a la Gnoseología se la denomina también Teoría de la Ciencia y su objeto es el estudio de la relación entre la Forma y la Materia de las Ciencias, es decir, entre el objeto formal y el objeto material de las ciencias, aunque la mayoría de las ciencias sean materiales y no tanto formales.
La Gnoseología se dedica a estudiar los axiomas, que son conceptos no definibles ni demostrables que arbitrariamente se consideran la última o la primera referencia del conocimiento. También las hipótesis y los procedimientos tanto analíticos, que son los que consideran el objeto como un todo y se interesan por las relaciones entre las partes, y los sintéticos parten de elementos mínimos indescomponibles y los integran en unidades más complejas. Incluso también los resultados son objeto de la Gnoseología, a fin de determinarse ese conocimiento es verdadero.
Lógica
Desde Sócrates, hace 2500 años, la Lógica constituye el fundamento del pensamiento de ser humano. Sin racionalidad, los homínidos seríamos otra cosa, pero no seres humanos. La Lógica como mecanismo constitutivo de la razón es determinante de la capacidad de conocer del ser humano.
Como parte de la Filosofía, se ocupa de los principios formales del conocimiento, de la concordancia del pensamiento consigo mismo, como recto proceder de la mente, evitando los sinsentidos y las paradojas. La validez del conocimiento reside en las correctas relaciones entre los contenidos del pensamiento, para poder afirmar que tal o cual conocimiento sea un conocimiento correcto.
Metodología
En la búsqueda del saber, la Metodología, en nuestra época, es la síntesis de dos corrientes del pensamiento, una exclusivamente filosófica que incluye todos los modos de conocer: mayéÚtica, dialéctica y silogística, que caracterizan el procedimiento de la deducción y otra que aunque procede de la inducción del Empirismo se convirtió en el motor de las ciencias positivas con el Método Hipotético Deductivo Experimental.
Método no es otra cosa que un camino por el que hay que transitar para llegar a la verdad y la Metodología científica la constituyen los medios para llegar al conocimiento, para alcanzar el saber. Hay otra metodología, la de comunicar o enseñar el saber, que es la Didáctica, diferentes desde el principio y en los fines que pretenden: buscar el saber y comunicar el saber ya obtenido.
La Mitología científica describe las condiciones, los requesitos y las conexiones que llevan al conocimiento, transcienden el subjetivismo del experimentador y dotan al resultado de la tarea del conocer, de objetividad.
Si la aventura de cientificación de las tareas de lo que se entiende o quiere entenderse por Gimnasia, Educación Física, Deporte y Actividad Física, se lleva a cabo con Realismo, tanto los prácticos como los teóricos que asuman esa aventura, tendrán que recurrir a los contenidos, a los argumentos y a los formalismos de estos tres referentes cognitivos: Gnoseología, Lógica y Metodología, y si no lo hacen sus proposiciones serán un fraude cinético, o simplemente seguirán siendo otra cosa, pero no Ciencia.