Características del Modernismo y la Generación del 98 en España


El Modernismo y la Generación del 98

El Modernismo

El Modernismo es un movimiento literario que surge en España en los últimos años del siglo XIX, procedente de Francia y basado en el Parnasianismo y el Simbolismo. Surge en Hispanoamérica en la década de 1880 con Rubén Darío como máximo exponente. En esta época se desarrolla una creciente agitación política y social. Nos hallamos ante un momento crítico y convulso en la España de la Restauración en el que destaca la creación de la Institución Libre de Enseñanza.

En el ámbito artístico, los modernistas rechazan el mundo que los rodea por considerarlo feo, vulgar y carente de espiritualidad. Defienden la idea del arte por el arte, la búsqueda de la belleza formal, son anticonformistas y quieren renovar las tendencias artísticas vigentes. Es una literatura cosmopolita, donde predomina la relación del amor y el erotismo y se observan grandes influencias del Romanticismo en el estilo, la exaltación del yo o el uso de la naturaleza como símbolo del estado anímico del escritor.

Asimismo, los modernistas defienden la recuperación de los valores olvidados de la cultura española, el uso del verso libre y el rescate de estrofas clásicas olvidadas. En aras de la evasión de la realidad que los frustra y atrapa, recurrirán a lugares exóticos, melancólicos y antiguos que pueblan de artificio la poesía modernista, unido todo ello a un lenguaje sugerente y musical. El léxico se enriquece e impera un lenguaje exquisito, retórico, sensorial y efectista.

En cuanto a la temática, destaca la búsqueda de la belleza y el amor, y el ideal de armonía. Destacan dos grandes bloques: la literatura de los sentidos y la literatura de la intimidad. El primero se caracteriza por la búsqueda de la perfección formal y la belleza; el segundo, por la expresión de la intimidad y los sentimientos del poeta.

El género poético es el favorito para los modernistas, atraviesa dos etapas: el modernismo canónico, representado por Rubén Darío, y la etapa postmodernista, en la que es el gran poeta Antonio Machado el protagonista, al emplear un tono intimista y una mirada introspectiva para poder conversar consigo mismo. No hay que olvidarse de Valle-Inclán (El viajero), Manuel Machado (Alma) y Juan Ramón Jiménez, en su época sensitiva y simbolista (Platero y yo).

La Generación del 98

Los escritores de la Generación del 98 emanan de la decadencia del país. Algunos intelectuales surgidos del Modernismo se agrupan en este movimiento literario que comenzó en 1898. El grupo de escritores que conforma el movimiento se siente preocupado por los problemas de España desde cualquier ámbito, y comprometido con la renovación política, social y cultural.

La denominación de Generación del 98 la estableció Azorín en unos artículos publicados en el diario ABC. Sus influencias van desde la filosofía irracionalista hasta los intelectuales regeneracionistas como Joaquín Costa y caciquismo, donde censuró el régimen de la Restauración y propugnó desterrar la ignorancia y el analfabetismo.

El movimiento atraviesa tres etapas:

  • Una primera, de juventud, caracterizada por la lucha y la crítica revolucionaria ante la disconformidad con la situación del país.
  • Una segunda etapa, representada por el llamado grupo de los tres (Azorín, Maeztu y Baroja), que firman un manifiesto moderado, sugiriendo la realización de una serie de cambios.
  • Una última etapa, caracterizada por la madurez, la preocupación religiosa y la inquietud por España.

La novela del 98 destaca por la profundidad de los personajes, la innovación temática y la escasez argumental. Los autores se preocupan por los temas sociales, humanos e históricos de España. Destaca Miguel de Unamuno, que reflexiona sobre el sentido de la vida; Azorín, con temas que aluden a la evasión hacia el pasado; Baroja, que resalta por su descripción breve y el diálogo; Machado (Juan de Mairena); y Maeztu (Defensa de la hispanidad).

Sus temas principales son:

  • El paisaje (Castilla, de Azorín).
  • El sentido de la vida y el paso del tiempo (El árbol de la ciencia, de Baroja).
  • El interés por la literatura medieval y clásica (Clásicos y modernos, de Azorín).
  • Lo que Unamuno denominó la intrahistoria, es decir, la de los acontecimientos cotidianos, la historia del pueblo (Vida de don Quijote y Sancho) o el conflicto entre la razón y la fe (Amor y pedagogía).

Los noventayochistas emplean una técnica en la que predomina el fondo temático sobre la forma, se ciñen a la realidad y abandonan la musicalidad y el lenguaje sensual modernista para emplear un estilo accesible a cualquier público. Se empeñan en definir la literatura y ajustar su fin a los géneros. Sus rasgos literarios son la sencillez y la naturalidad en las descripciones, la gran atracción por España y por los paisajes castellanos.

En cuanto al teatro, las figuras más destacadas son Jacinto Benavente (Los intereses creados), Valle-Inclán, con su etapa del esperpento, donde mezcla lo burlesco y lo trágico (Luces de Bohemia), así como Unamuno, con sus preocupaciones filosóficas y por los personajes (Fedra).

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