Carlos de Austria hijo de Felipe II


En 1520, una serie de alianzas dinásticas y fallecimientos prematuros convirtió a un joven de veinte años en el monarca más poderoso de Europa. Nieto de los Reyes Católicos, Carlos había heredado de ellos las coronas de Castilla y Aragón, con sus respectivas posesiones en América y en el Mediterráneo, y reinaba como Carlos I de España desde los dieciséis años. A los veinte, tras la muerte de su abuelo paterno, el emperador
Maximiliano I de Habsburgo, fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, razón por la que la historiografía lo designa como Carlos I de España y V de Alemania. Pese a ser la más habitual, esta denominación omite otros importantes territorios incluidos en su fabulosa herencia.Carlos V (detalle de un retrato de Tiziano)Bajo su reinado y el de su hijo y sucesor, Felipe II, España se convirtió en la primera potencia mundial, las artes y la cultura iniciaron su Siglo de Oro y se formó el más vasto Imperio colonial visto hasta entonces. El rey y emperador Carlos asumíó la antigua idea de instaurar un Imperio universal, entendido como entidad política que, fundada sobre los valores de una misma religión, el cristianismo, habría de asegurar tanto la paz y la prosperidad de las naciones cristianas como su defensa frente a agresiones exteriores, como las del pujante Imperio otomano.No sin dificultades, y mientras conquistadores y misioneros españoles extendían por América y el mundo los confines de aquel Imperio en que nunca se ponía el sol, Carlos logró hacer frente a la amenaza de los turcos, que bajo el liderazgo de Solimán el Magnífico habían llegado a sitiar Viena en 1529. Pero la expansión de la Reforma protestante iniciada por Lutero, que acabaría provocando un nuevo cisma en la cristiandad, y la animadversión de Francia y de otros países, temerosos de su abrumadora hegemonía, frustraron la realización de un ideal que, visto en perspectiva, difícilmente podía sobreponerse al curso de la historia. 

El hijo de Juana la Loca:

Cuenta el místico español San Juan de la Cruz, en una carta conservada en el Archivo de Simancas, que Juana la Loca, hija de Isabel la Católica y madre del futuro Carlos V, decía cosas tales como que «un gato de algalia había comido a su madre e iba a comerla a ella», extrañas fantasías de una mujer misteriosa. Sobre la regia locura de Juana se han esgrimido las más caprichosas hipótesis, desde la que afirma que no padecía enajenación ninguna, sino un intolerable protestantismo cruelmente castigado con el apartamiento, hasta la versión más común que pretende, según la tesis de Marcelino Menéndez y Pelayo, que «la locura de Doña Juana fue locura de amor, fueron celos de su marido, bien fundados y anteriores al luteranismo».Carlos V (retrato de Jan Cornelisz Vermeyen, c. 1530)Tampoco los historiadores han dejado de tachar a su hijo Carlos I de España y V de Alemania, a quien las circunstancias convirtieron en el más acendrado valedor del catolicismo de su época, de haber incurrido en la heterodoxia, y ello amparándose en el proceso que el papa mandó formar al emperador como cismático y factor de herejes. Pero aquello fue un episodio motivado por aviesos intereses políticos, cuyas razones se compadecen mal con la rectitud de los sentimientos religiosos del emperador, quien en su retiro en Yuste confesaba a los frailes: «Mucho erré en no matar a Lutero, y si bien lo dejé por no quebrantar el salvoconducto y palabra que le tenía dada, pensando de remediar por otra vía aquella herejía, erré, porque yo no era obligado a guardarle la palabra, por ser la culpa de hereje contra otro mayor Señor, que era Dios, y así yo no le había ni debía guardar palabra, sino vengar la injuria hecha a Dios.» Marcelino Menéndez y Pelayo apostilla que «al hombre que así pensaba podrán calificarle de fanático, pero nunca de hereje».El 24 de Febrero de 1500, fecha en que los estados flamencos celebraban su día en Prinsenhof, cerca de Gante, el archiduque Felipe el Hermoso y la archiduquesa Juana, más tarde llamada la Loca, rendían pleitésía al nuevo rey de Francia, Luis XII, a pesar del enfado del emperador Maximiliano y de los Reyes Católicos. En medio de la ceremonia, Juana corríó al evacuador (un excusado especial) y se encerró en él sin que Felipe se inmutara. Al cabo de una espera excesiva las damas de honor, alarmadas, hicieron derribar la puerta, y Juana mostró la razón de su encierro. Sola y sin ayuda había dado a luz a su primer varón. Lo bautizaron con el nombre de Carlos en honor a Carlos el Temerario, bisabuelo del niño.La familia del emperador Maximiliano; en el centro,su nieto Carlos V (retrato de Bernhard Strigel)Como hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, llegó a manos de Carlos V una vasta y heterogénea herencia, en la que mucho tuvieron que ver la combinación de matrimonios dinásticos y una serie de muertes prematuras de los herederos directos de distintos tronos. Por parte de su abuelo paterno, el emperadorMaximiliano I de Habsburgo, recibíó los estados hereditarios de la casa de Austria, en el sudeste de Alemania; por parte de su abuela paterna, María de Borgoña, obtuvo el ducado borgoñón, que sin embargo estaba en poder de Francia, y además los Países Bajos, el Franco-Condado, Artois y los condados de Nevers y Rethel. De su abuelo materno, Fernando el Católico, recibíó el reino de Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y sus posesiones de ultramar; y de su abuela materna, Isabel la Católica, Castilla y las conquistas castellanas en el norte de África y en Indias.

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