Carta de un padre a su hija de 15 años


JANO
Jano (en latín Janus) es, en la mitología romana, un Dios que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil, padre de Fontus. Jano era el Dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero). Como Dios de los comienzos, se le invocaba públicamente el primer día de Enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se le invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.
Al igual que Prometeo, Jano es una especie de héroe cultural, ya que se le atribuye entre otras cosas la invención 13
del dinero, las leyes y la agricultura, según los romanos este Dios aseguraba buenos finales.
Dentro de los muchos nombres que recibe el Dios, vale la pena destacar dos: Jano Patulsio (patulsius) así era invocada la cara del Dios que se ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o salir). Como complemento, la cara que se le opone a ésta del otro lado de la puerta, es invocada como Jano Clusivio (clusivius). Ambos nombres declaran la doble funcionalidad del Dios.
Jano es citado en la novela de Albert Camus, La caída, donde simboliza la dualidad del personaje entre el pasado y el futuro.
JUPITER
En la mitología romana, Júpiter (en latín Iupiter) ostentaba el mismo papel que Zeus en la mitología griega como principal deidad del panteón. Fue llamado Iupiter Optimus primeSoter (Júpiter el mejor, mayor y más sabio) como Dios patrón del estado romano, encargado de las leyes y del orden social. Fue el Dios jefe de la Tríada Capitolina, que formaba junto a Juno y Minerva.
Júpiter era retratado como un Dios sabio y justo pero tenía un gran temperamento, reinaba sobre la tierra y el cielo y sus atributos eran el ágüila, el rayo, y el cetro. Uno de los defectos de Júpiter era su promiscuidad y para realizar sus conquistas amorosas, se transformaba en animales como cisnes, toros o pájaros, pues él no podía ser visto en toda su gloria. El Júpiter romano poseía una personalidad menos marcada que su equivalente griego y los aspectos religiosos permanecían mucho más diferenciados entre ambas culturas.
En el periodo imperial era habitual que emperadores como Claudio o Domiciano adoptasen carácterísticas de las representaciones de Júpiter en sus propios retratos intentando reafirmar su soberanía sobre el Imperio.
El mayor templo de Roma era el de Júpiter Optimus Maximus en el monte Capitolino, donde también era adorado con la forma de una piedra, conocida como Júpiter Lapis, sobre la que se realizaban juramentos. En este templo se le adoraba junto a Juno y Minerva, formando la Tríada Capitolina. Era común que los romanos construyesen templos dedicados a Júpiter Optimus Maximus o a la Tríada Capitolina en el centro de las nuevas ciudades de las colonias.
El Templo de Júpiter del Capitolino fue comenzado por Tarquinio Prisco y completado por el último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, aunque fue inaugurado, según una tradición registrada por los historiadores, el 13 de Septiembre, al comienzo de la época republicana (509 a. C.). Se erigía sobre un pódium alto con una escalinata de entrada en su frente. 14
SATURNO
En la mitología romana Saturno (en latín Saturnus) era un importante Dios de la agricultura y la cosecha. Fue identificado en la antigüedad con el Dios griego Crono, entremezclándose con frecuencia los mitos de ambos.
Aunque Saturno cambió enormemente con el tiempo debido a la influencia de la mitología griega, era también una de las pocas deidades claramente romanas
Saturno es el hijo menor de Coelus, el Cielo, y de la antigua Tellus, la Tierra. Tras derrocar a su padre, Saturno obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar. Titán puso una condición: Saturno debía matar a toda su descendencia, para que la sucesión del trono se reservase a sus propios hijos.
Saturno se casó con Cibeles, con quien tuvo varios hijos que devoró ávidamente, como había convenido con su hermano. Sabiendo además que un día sería a su vez destronado por uno de sus hijos, exigía a su esposa que le diese a los recién nacidos. Sin embargo, Cibeles logró salvar a Júpiter. Éste, una vez adulto, hizo la guerra a su padre, derrotándole y expulsándole del cielo. Así la dinastía de Saturno perduró en detrimento de la de Titán.
Se dice que Saturno quedó reducido a la condición de simple mortal, yendo a refugiarse al Lacio, donde puso orden entre los hombres salvajes y les dio leyes
CIBELES
Originalmente una diosa de la Madre Tierra que fue adorada en diferentes culturas. Cibeles era la personificación de la fértil tierra, una diosa de las cavernas y las montañas, murallas y fortalezas, de la Naturaleza y los animales (especialmente leones y abejas). Su equivalente era Magna Mater, la Gran Madre. Su título «Señora de los Animales». Es una deidad de vida, muerte y resurrección. Su consorte, cuyo culto fue introducido más tarde, era su hijo Atis.
Fue esposa del titán Crono y progenitora de los dioses olímpicos. Se la representa con una corona con forma de muralla y siempre acompañada de leones.
Esta diosa es representada en la mitología sobre un carro que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza, a la que incluso se subordinan los poderosos leones que tiran del carro. 15
VULCANO
En la mitología romana, Dios del fuego y los metales, hijo de Júpiter y Juno y marido de Venus. Era Dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de arte, armas y armaduras para dioses y héroes. Corresponde con Hefesto en la mitología griega. Otros nombres que recibe son: Mulciber («el que ablanda») en la Mitología romana y Sethlas en la Mitología etrusca.

La fragua de Vulcano

Se creía que la fragua de Vulcano se encontraba situada bajo el Monte Edna, en Sicilia, o bajo la isla Eólea de Vulcano, en el mar Tirreno.
La Isla de Vulcano es una isla italiana de 21 km cuadrados que forma parte de las Islas Eóleas. Situada en el mar Mediterráneo, la mitología griega situaba allí la fundición de Hefesto, Dios del fuego y los metales, que tenía por ayudantes a los Cíclopes y a los gigantes.
El templo de Vulcano en el Foro romano, llamado el Volcanal, era, según parece, una pieza importante de los rituales civiles del antiguo Imperio romano. Hoy día, una Estatua de Vulcano colocada en Birmingham, Alabama es la mayor estatua de hierro forjado en todo el mundo.
SIBILA DE CUMAS
La sibila cumana, pintada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.
Sibila de Cumas era natural de Eritrea, ciudad importante de Jonia (en la costa oeste de la actual Turquía). Su padre era Teodoro y su madre una ninfa. Se cuenta de ella que nacíó en una gruta del monte Córico. Nacíó con el don de la profecía y hacía sus predicciones en verso. Se la conocía como Sibila de Cumas porque pasó la mayor parte de su vida en esta ciudad situada en la costa de Campania (Italia).
En la antigüedad se la consideró como la más importante de las diez sibilas conocidas. A ésta se la llamaba también Deífoba, palabra que significa deidad o forma de Dios. Apolo era el Dios que inspiraba las profecías de las sibilas. A la sibila de Cumas le prometíó concederle un gran deseo. La sibila cogíó un puñado de arena en su mano y pidió vivir tantos años como partículas de tierra había cogido; pero se le olvidó pedir la eterna juventud, así es que con los años empezó a consumirse tanto que tuvieron que 16
encerrarla en una jaula que colgaron del templo de Apolo en Cumas. La leyenda dice que vivíó nueve vidas humanas de 110 años cada una.
También se cuenta de ella -y así lo recoge la Eneida– que en una ocasión guió a Eneas, príncipe troyano, a través del Hades para visitar a su padre Anquises.
En otra ocasión se presentó ante el rey romano Tarquinio el Soberbio como una mujer muy anciana y le ofrecíó nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquino se negó pensando en conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofrecíó los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres últimos pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter y eran consultados en situaciones muy especiales. En 83 a. C. El fuego destruyó los llamados Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección que no ha llegado hasta nuestros días porque en 405 también se destruyeron. Estos libros ejercieron gran influencia en la religión romana hasta el reinado de Augusto.
EDUCACIÓN Y TRABAJO
Los padres fueron los que educaron a los hijos en la Roma de los primeros tiempos. Las costumbres, las creencias y las leyendas iban pasando así familiarmente de unas generaciones a otras. Generalmente, era la madre (si sabía) la que enseñaba a leer, escribir y hacer cuentas. El padre procuraba irle enseñando las leyes y costumbres de todo buen ciudadano romano.
Con la expansión de Roma, sobre todo al conquistar Grecia, se hizo necesario abrir nuevos caminos en el mundo de la educación. Así, las familias que tenían medios pudieron disponer del siguiente plan de estudios para sus hijos:
? De pequeños podían tener un maestro en casa, magíster (que generalmente era un esclavo o liberto griego) o bien ir a una escuela llevados por un esclavo, paedagogus, que después también les repasaba las lecciones en casa.
? En la primera etapa educativa el niño aprendía con un maestro, magíster ludí, litterator, calculator, a leer, escribir y hacer cuentas. La disciplina era severa, pero los niños jugaban con letras de madera o marfil y con ellas aprendían a leer y a escribir. Por eso a esta escuela le llaman ‘juego’ (ludus) y el maestro era magíster ludí. La escuela se situaba en un pequeño cuarto (taberna, pergula), en una cabaña o en el jardín (según el tiempo y las posibilidades). El maestro tenían una silla (cathedra) o un taburete (sella). Los niños se sentaban en escaños (subsellia).

Los instrumentos de trabajo eran unas tablas enceradas (tabulae, cerae) en las que rascaban con punzones (stilus) que por un lado eran puntiagudos y por otro acababan en una espátula con la que se alisaba la cera y así quedaba lista para volver a escribir en ella (stilum verteré).
? La segunda etapa podía ser privada o pública. El profesor era el grammaticus que enseñaba a entender y comentar los textos literarios. Comentando los textos clásicos, los niños aprendían de todo: geografía, historia, física, religión, etc. Con el tiempo, la
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grammatica empezaría a ser también estudio sobre la lengua que hablaban y esta innovación acabaría eliminando el primitivo concepto de grammatica.
? La tercera etapa preparaba en la elocuencia al futuro político romano. El profesor era el rhetor (maestro de oratoria). Quintiliano, por ejemplo, escribíó muchas notas pedagógicas de cómo formar al orador. Entre los ejercicios frecuentes estaba la realización de juicios ficticios en los que unos alumnos acusaban y otros defendían.

MATRIMONIO
La definición del matrimonio efectuada por Modestino: la uníón del hombre y la mujer, consorcio de toda la vida, comunicación de los derechos divino y humano. El matrimonio era monogámico y entre personas de sexo opuesto como un deseo de vida en común, no limitado en el tiempo. Sin embargo, el divorcio por decisión de ambos cónyuges o el repudio, decisión unilateral del marido, y luego también de la mujer, fueron en Roma instituciones de muchísima frecuencia.
El emperador Justiniano en sus Institutas, nos ofrece otra definición similar: Es la uníón del hombre y la mujer, que comprende el comercio indivisible de la vida.

ELEMENTOS

Para que en Roma se configurara el matrimonio, debían reunirse dos elementos, uno material, determinado por la cohabitación, y otro espiritual, por la affectio maritalis. La cohabitación comenzaba cuando la mujer ingresaba al domicilio del marido, aún cuando éste estuviera ausente. La affectio maritalis se exteriorizaba mediante el trato recíproco que se daban ante terceros, los esposos, tratándose con respeto, entre ellos y con respecto a los parientes del otro cónyuge, por vestir la mujer ropas apropiadas a la condición social del esposo, etc. Se trataba de un matrimonio estado, que no necesitaba un acto consagratorio de tal situación, sino que los dos elementos mencionados subsistieran a través del tiempo, ya que si uno de ellos cesara, el matrimonio ya no existiría.

TIPOS DE MATRIMONIO

Había dos formas matrimoniales, la cum manu por la cual la mujer pasaba a depender de la manús de su esposo, si fuera páter (o sea el varón vivo mayor de la familia) o del páter de su esposo, si este fuera alieni iuris, perdiendo la vocación hereditaria con respecto a su familia de sangre (cognados) y adoptando los dioses de la familia de su marido. En su nueva familia, heredaba como hija del páter, o como su nieta, dependiendo respectivamente, si era esposa o nuera del páter. La otra forma era sine manu por la cual la esposa no rompía los lazos hereditarios con su familia de sangre, siendo la forma más común durante el Imperio. 18
Para que se constituyera el matrimonio cum manu, debían darse alguna de estas tres formas de celebración:
La confarreatio, que implicaba la realización de una ceremonia ante el fuego sagrado, con la concurrencia de los esposos, del Pontífice Máximo, de los parientes directos y diez testigos donde se pronunciaban palabras solemnes y se comía un pan en común. Los esposos debían ser patricios. En época de Gayo, esta forma solemne, ya casi había desaparecido reservándose para los miembros de clase senatorial a quienes esta modalidad de celebración les era impuesta obligatoriamente.
La coemptio, era una especie de compra venta simulada, por la cual el esposo compraba a su futura esposa, al páter de ésta, entregándole el novio, un trozo de cobre, simbólicamente, que pesaba en una balanza, del mismo modo que se realizaba la compra de las cosas mancipi (las más importantes para los romanos) por la mancipatio, procedimiento del cobre y la balanza.
El usus era la adquisición de la manús por el transcurso del tiempo. Luego de un año de convivencia ininterrumpida, se producía el matrimonio cum manu. Si los esposos no deseaban que éste se produjera, la mujer pernoctaba, con consentimiento del marido, en casa de sus familiares durante tres noches consecutivas, cada año. Este hecho interrumpía la posibilidad de configurar la desvinculación de la mujer de su familia consanguínea.

REQUISITOS

Podían casarse las mujeres mayores de 12 años, y los varones mayores de 14 prestando su consentimiento los contrayentes y sus paters. En caso de la mujer bastaba con su páter, pero en el caso del varón debían aceptar la uníón, no sólo el páter en ejercicio, sino los futuros paters que ocuparían esa posición en caso de morir el páter actual. Esto era así ya que la mujer ocuparía un lugar dentro de la familia que afectará en el futuro a todo el núcleo familiar, incluso una vez desaparecido el páter actual. Había obligación de expresarse, el silencio, en este caso, equivalía a la aceptación.
Si bien la ley autorizaba a casarse a las mujeres desde los doce años, lo más frecuente era que lo hicieran entre los 16 y los 17. Los varones se casaban alrededor de los 25 años, sobre todo, los que realizaban la carrera de los honores, ya que a esa edad se alcanzaba generalmente el cargo de cuestor.
La boda estaba llena de ritos, como el vestido blanco virginal, y un peinado alto atravesado con una aguja, significando el sometimiento a la autoridad del esposo. Llegaba a la casa del novio, acompañada de un cortejo y era alzada allí por el consorte para que no se enojaran los dioses del umbral, al dejar entrar a una muchacha que aún no había aceptado los dioses de su futuro hogar.

PROHIBICIONES

El derecho de contraer matrimonio civil, recibíó el nombre de ius connubium, del que gozaban las personas libres y ciudadanas romanas. Los esclavos no podían contraer matrimonio, sus uniones recibían el nombre de contubernio, que si bien era una institución del derecho natural, no era reconocida por el Derecho Civil romano.
Los matrimonios entre extranjeros era regido por el derecho de gentes, o sea, por las leyes del estado al cual pertenecían los contrayentes. En el año 212, el emperador Caracalla, dictó una 19
Constitución por la que otorgó la ciudadanía a todos los habitantes del Imperio, desapareciendo la distinción entre ciudadanos y no ciudadanos.
Otra prohibición que desaparecíó en el año 445 a. C, cuando se dictó la Ley Canuleia, era la del matrimonio entre patricios y plebeyos. Un poco más tarde, pero siempre durante la República desaparecíó el impedimento matrimonial entre ingenuos (personas que siempre han sido libres) y libertos ( los que alguna vez fueron esclavos). Esta prohibición solo continuó para los que ocupaban cargos de rango senatorial que tampoco podían casarse con quienes ejercieran ciertos oficios considerados deshonrosos., como gladiadores o artistas. Esta imposibilidad fue dejada de lado por el emperador Justino, circunstancia aprovechada por su sucesor y sobrino, el emperador Justiniano, que contrajo enlace con Teodora, una ex actriz.

IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES


Podían ser, absolutos que significaban la imposibilidad de estas personas de casarse con respecto a cualquier otra. Entre ellas se hallaban: Haber realizado votos de castidad, estar ya casado, caer en esclavitud, ser castrado (no confundir con los impotentes por causas naturales).
Entre los impedimentos relativos, que implicaban la imposibilidad de contraer matrimonio con determinadas personas, figuraban, el parentesco, que en línea recta comprendía todos los grados, y a los consanguíneos, afines y adoptivos. En línea colateral, abarcaba hasta el tercer grado inclusive, o sea tíos y sobrinos. El emperador Claudio, que deseaba casarse con su sobrina Agripina, hija de su hermano Germánico, autorizó la uníón entre tío y sobrina, por medio de un senadoconsulto, dejando vigente la prohibición para el caso de tías y sobrinos. En el año 342, el emperador Constantino restablecíó la prohibición. Las uniones entre primos sólo fueron prohibidas temporalmente durante el gobierno del emperador Teodosio (siglo IV).
En el parentesco por afinidad que vincula a los esposos con los parientes del otro, la prohibición se extendíó en línea recta a todos los grados y en línea colateral hasta los cuñados. El parentesco por adopción también creaba impedimentos matrimoniales, pero estos cesaban en caso de emancipación del adoptado.
Por razones religiosas, a partir del cristianismo se prohibieron los casamientos entre el padrino y su ahijada y entre madrinas y ahijados. También entre cristianos y judíos.
Por razón de su cargo, se impidió el casamiento, entre los gobernadores de provincia y las mujeres sometidas a su jurisdicción, y entre tutores y pupilos.
Como sanción se prohibíó las nupcias entre la adúltera y su cómplice (época de Augusto) impidiendo Justiniano la uníón entre el raptor y la raptada. Otras prohibiciones incluyeron a la viuda y a las divorciadas que debían aguardar diez meses, para contraer nuevas nupcias. El motivo era evitar confusión en cuanto a la paternidad de la descendencia. 20

SANCIONES A LOS CÉLIBES


El emperador Augusto establecíó sanciones para los solteros y para los casados con hijos, al mismo tiempo que otorgó beneficios a quienes contribuyeran a aportar hijos al Imperio. La obligación de casarse comprendía a todo varón de entre 25 y 60 años y para las mujeres entre 20 y 50. Entre los castigos figuraban, si tenían un patrimonio importante, no poder recibir herencias, legados, ni donaciones por causa de muerte, salvo que se casaran el los cien días posteriores,

LA DOTE


Surgíó vinculada al matrimonio cum manu, ya que al dejar de pertenecer a su familia de origen y pasar a heredar en la de su esposo, se entregaba estos bienes al marido por parte de la familia de la esposa, como compensación. No era una donación, sino una dación por causa onerosa, destinada a solventar los gastos del hogar. Luego se extendíó al matrimonio sine manu.
Al principio fue una cuestión honorífica, o sea, no obligatoria, hasta que Justiniano lo transformó en una obligación legal.

DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO


El matrimonio terminaba por muerte de uno de los esposos, por su caída en esclavitud, y por divorcio o repudio.
Si bien debían cumplirse ciertos requisitos para el repudio, que significaba la decisión unilateral de no continuar con la uníón matrimonial, como por ejemplo, la notificación, la falta de ella no hacía que el matrimonio subsistiese sino que acarreaba sanciones para el cónyuge que no las cumpliese. En el caso de haberse celebrado una confarreatio, se debía realizar una ceremonia inversa llamada diffarreatio. Hasta el Imperio, en los matrimonios cum manu el único que podía ejercer el repudio era el esposo, y por causas graves. A partir del Imperio, cualquiera de los cónyuges pudo repudiar al otro, aún sin motivos. La posibilidad del repudio fue condenada por el cristianismo, exigíéndose causales importantes como por ejemplo, el adulterio.
El divorcio por mutuo acuerdo existíó siempre, exigíéndose la invocación de causales, por influencia del cristianismo, que si bien no lo suprimíó, lo comenzó a mirar con menosprecio.

EL CONCUBINATO


Era una uníón lícita, reconocida por el emperador Augusto, de carácter estable, entre personas que por algún motivo estaban impedidas de celebrar justas nupcias.


LA Monarquía


Corresponde al primer período de la historia de Roma, desde la fundación de la ciudad, el 21 de Abril de 753 a. C., hasta la caída del último rey, Tarquino el Soberbio, en el año 509 a. C.
La leyenda rodea el origen de la ciudad de Roma. Se cuenta que Eneas, rey de Troya, huyó con sus dioses al Lacio, donde se casó con Lavinia. Tuvieron un hijo llamado Ascanio, que fundó la ciudad de Alba Longa. Luego de sucesivos reyes, asumieron el trono, Numitor y Amulio. Este último destrónó a Numitor, e hizo sacerdotisa vestal a su hija rea Silvia. Las vestales no podían casarse, pero ella se uníó secretamente con el Dios Marte, y de esa uníón, nacieron los mellizos, Rómulo y Remo. Por orden de Amulio, ambos niños fueron arrojados al Tiber, se salvaron, siendo amamantados por una loba, y ya adultos, restituyeron en el poder, a su abuelo Numitor.
La ciudad se organizó mediante la reuníón de tres tribus: latinos, sabinos y etruscos. Las tribus se dividieron en 10 curias, integradas por grupos familiares llamados gens.
La palabra curia, proviene de coviria, que significa, hombre armado con una lanza; por eso los Comicios Curiados, una de las instituciones políticas de este período, era una asamblea de ciudadanos en condiciones de portar armas. Era una asamblea deliberativa del patriado romano (clase privilegiada en oposición al resto de la población, llamados plebeyos), formada por los miembros de las 30 curias. En época de paz, resolvía problemas cotidianos, y en época de guerra, sus miembros compónían el ejército.
Estos comicios curiados eran convocados y presididos, por el más importante funcionario de la Monarquía: el Rey, que también designaba a los miembros del otro organismo del estado, que era el Senado.
El Rey era titular del derecho de guerra y de paz, siendo su cargo electivo, y no hereditario. El Rey saliente era el que nombraba al sucesor, si no lo hubiera designado, ejercían el cargo, por turno, los miembros del Senado, 5 días cada uno, con el título de interrex, con facultad para designar al sucesor del monarca.
El primer rey fue Rómulo, escogido por los dioses entre él y su hermano Remo. Relata la leyenda que al fundarse Roma, fue delimitado el contorno de la ciudad con la marca dejada por un arado que se levantaba donde estarían las entradas a la ciudad. Remo se burló de esta demarcación y penetró en sus límites por lugares no previstos como acceso. Como respuesta Rómulo lo mató para demostrar que las leyes regían para todos.
RÓMULO fue el primer rey de Roma entre los años 753 a.C. Y el 716 a.C. La tradición le atribuye diversos actos fundamentales durante su largo reinado. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las fuentes clásicas consideran que la aparición de determinadas instituciones se crean en un momento concreto. No obstante, hay que recalcar que al igual que la ciudad de Roma fue producto de un proceso lento y complejo, en las instituciones que veremos a continuación sucede aproximadamente lo mismo. 3
Entre las contribuciones de Rómulo están: el haber poblado la ciudad mediante la invitación de exiliados, criminales y esclavos para que se instalaran en la nueva ciudad, situándose en las diversas colinas de la urbe. Ante la ausencia de mujeres, Rómulo invitó a las tribus sabinas de los alrededores a un festival religioso con el objetivo de raptar a las mujeres y hacerlas esposas en la nueva ciudad. El conflicto derivado del Rapto de las sabinas fue una guerra que terminó con la uníón de los sabinos y los romanos y el establecimiento de una diarquía entre ambos grupos.
Dividíó a la población en clases: Padres y Plebeyos y en treinta curias. Además formó con los más vigorosos miembros de la población las legiones romanas. Creó el senado formado por cien de los más nobles hombres que habitaban la ciudad, los padres, de los cuales descenderán los posteriores patricios.
Su muerte está envuelta en un halo mítico. Se considera el 717 a.C. La fecha de su fallecimiento en una tormenta en la cual el Dios Marte lo llevó a los cielos arrebatándoselo a los mortales. Rómulo fue divinizado y venerado bajo el nombre de Quirino y tuvo una festividad como homenaje anual cada 17 de Febrero.
Hubo en total siete reyes: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio, los cuatro primeros de origen sabino y los tres últimos de origen etrusco.
El Senado era la asamblea de los patres o ancianos, descendientes de los primeros fundadores de Roma. Primero fueron 100 miembros y luego su número se elevó a 300. Ejercían función consultiva.
El último rey, Tarquino el Soberbio, fue un tirano, que originó un levantamiento de la nobleza, a la que apoyaron las clases populares, dando fin a la Monarquía y comenzando otro período histórico: la República, en el año 509 a.C
NUMA POMPILIO fue el segundo rey de la ciudad de Roma accediendo al trono después del interregnum propiciado por la muerte de Rómulo. El interregnum era el intervalo de tiempo en el que se decidía quien sería escogido como nuevo monarca. En relación al fallecimiento de Rómulo se baraja una teoría más lógica y coherente que la versión mítica que afirmaba que éste ascendíó a los cielos de la mano de su padre el Dios Marte. En realidad lo más probable es que fuera asesinado mediante una conspiración de senadores.
Las informaciones de las que disponemos para conocer la vida y reinado de Numa Pompilio proceden principalmente del historiador griego Plutarco. Su reinado abarcó desde el año 715 a.C. Hasta el año 672 a.C. Disfrutando de una larga vida en la que sobrepasó los 80 años de edad. Posiblemente era originario de la ciudad sabina de Cures y las noticias proporcionadas por las fuentes lo retratan como un hombre comedido, amante de la paz, se apunta que fomentó las buenas relaciones con las otras ciudades del Lazio, y especialmente se reveló como un hombre culto y sabio. Su vida también está adornada con anécdotas inverosímiles en las que se le supónían poderes mágicos hasta el extremo de ser capaz de producir descargas eléctricas como el Dios Júpiter o hacer aparecer objetos de la nada. 4
Su aportación a la historia de Roma fue extraordinariamente importante, si nos atenemos a la tradición, puesto que creó instituciones que se prolongarían más allá de la etapa monárquica llegando hasta el período Republicano y el Imperio.
Según el historiador griego Plutarco fundó los gremios o corporaciones de artesanos, institución eminentemente urbana, en las cuales se encuadraban los trabajos destinados a ser realizados por la plebe. Los gremios eran ocho: Alfareros, flautistas, broncistas, orífices, curtidores, carpinteros, zapateros y tintoreros.
Institucionalizó un nuevo calendario añadiendo los meses de Enero y Febrero al antiguo y dejando el número de divisiones del año en doce. También incluyó la dualidad de los días en fastos, si éstos eran afortunados, o bien nefastos si eran días considerados propicios para la mala suerte.
No obstante, su gran aportación a la historia de la ciudad se verá plasmada en el ámbito religioso. Se dice que edificó el templo dedicado al Dios Jano, Dios de las puertas, y que era representado en forma bifronte. En este templo se daba la circunstancia de que cuando las puertas estaban abiertas Roma estaba inmersa en un conflicto bélico, pero cuando por el contrario estaban cerradas, lo que sucedíó durante todo el reinado de Numa Pompilio, es que se estaba en paz con otros pueblos.
Organizó la religión romana tanto en el terreno público como en el privado.
Numa Pompilio estuvo casado con Tacia, hija del rey sabino Tito Tacio, de la cual tuvo una hija llamada Pompilia. A la muerte del rey de Roma, a avanzada edad y en paz y tranquilidad fue sucedíó por Tulio Hostilio.
TULIO HOSTILIO fue el tercer rey de la monarquía de Roma. Gobernó la ciudad entre los años 673 a.C. Y 641 a.C. Los principales acontecimientos de su reinado vienen descritos en la obra del historiador romano Tito Livio (Ab urbe Condita).
Como era tradición el rey fue escogido en el interregnum, período de un año que se iniciaba con la muerte de un rey y finalizaba con la elección de su sucesor. A diferencia del anterior monarca Numa Pompilio, que según las fuentes era un rey pacífico y culto, en el caso de Tulio Hostilio encontramos un rey contrapuesto y se nos retrata como violento, ambicioso y fuertemente supersticioso.
Básicamente la información que nos han dejado las fuentes clásicas en torno a Tulio Hostilio resaltan las ansias bélicas del monarca y su lucha por obtener la hegemonía sobre algunas ciudades del Lazio.
Como medida previa para dotarse de una fuerza militar efectiva, Hostilio volvíó a instaurar la escolta personal de los céleres, que existía desde la época de Rómulo, pero que fue abolida por el pacífico Numa Pompilio y nuevamente con Tulio Hostilio llegó a ser la fuerza de combate principal de la monarquía. Con Tulio este cuerpo de elite empezó a recibir un salario y a desempeñar sus funciones como caballería y guardia personal del rey. 5
A diferencia de Numa Pompilio intentó imponer una relativa hegemonía sobre otras ciudades del Lazio. En particular las fuentes nos informan que pretendía hacerse con el control de la más importante ciudad: Alba Longa, gobernada por el rey Cayo Cluilio. Sin embargo la guerra no fue declarada para que se enfrentaran los ejércitos de ambas ciudades que estaban unidas por lazos culturales, religiosos, familiares, históricos etc. Sino que los reyes de ambas urbes pactaron un combate entre dos grupos de hermanos: por un lado tres hermanos romanos de la familia de los Horacios, y por otro lado tres hermanos albanos de la familia de los Curiacios. La victoria se decantó, después de varias vicisitudes, hacia el bando de los Horacios y la ciudad de Alba se sometíó a Roma en base a lo acordado.
Hostilio tuvo que hacer frente a los ataques de algunas ciudades etruscas.Cuentan las fuentes clásicas que el rey pidió ayuda a la ciudad de Alba Longa para repeler los ataques etruscos. Sin embargo, el nuevo rey albano prefirió no intervenir en la batalla. Al conseguir las tropas de Tulio Hostilio la victoria sobre las ciudades etruscas sin la ayuda de las tropas albanas, el rey fue acusado de traición y descuartizado por orden del rey romano mediante dos caballos corriendo en direcciones opuestas. Como represalia Roma destruyó la ciudad de Alba Longa dejando sólo en pie los edificios religiosos, no sin antes haber acogido antes a sus habitantes en la ciudad donde obtuvieron el derecho de ciudadanos romanos y se otorgó el cargo de senadores a los albanos más importantes.
Como sucede en el caso de Rómulo su muerte también está envuelta en la leyenda. Se cuenta que Júpiter enojado por las continuas campañas bélicas de Tulio Hostilio lo mató lanzándole un rayo. Pero el historiador Tito Livio se decanta por una conspiración, algo más creíble ciertamente, de algunos patricios descontentos con su mandato.
A su muerte fue sucedido por Anco Marcio.
ANCO MARCIO fue según la tradición, el cuarto rey de los siete que gobernaron Roma en el período monárquico que se extiende entre la fundación de la ciudad por Rómulo en el 753 a.C. Hasta la llegada de la República en el 509 a.C. Pasado el tradicional interregno es escogido como monarca y confirmado por el senado. Su reinado se extiende desde el año 642 a.C. Hasta el 617 a.C. Y gobierna un total de 25 años. De origen sabino era nieto del segundo rey de Roma Numa Pompilio y la historiografía romana en época imperial le otorgaba un papel capital en el crecimiento y expansión de la ciudad de Roma.
Pese a la problemática que existe en torno a la veracidad histórica de los reyes de Roma y sus contribuciones al desarrollo de la ciudad, en el caso de Anco Marcio la arqueología parece en cierto modo verificar lo afirmado por las fuentes clásicas en concreto por el historiador romano Tito Livio.
El notable crecimiento demográfico de la ciudad en los años de su gobierno se vio favorecido por dos fenómenos muy importantes.
En primer lugar la expansión territorial y el control que ejercíó sobre otras comunidades lo cual facilitó que una importante masa de población, imposible de cuantificar, entrara a formar parte de la vida romana.
En segundo lugar la progresiva importancia que va adquiriendo la ciudad en la zona del Lazio en el terreno económico en particular lo que contribuye a la progresiva entrada de habitantes 6
procedentes de otras regiones. La leyenda de la llegada a la ciudad del etrusco Tarquinio Prisco, que llegó a ser instructor de los hijos de Anco Marcio y después rey de Roma, y alguna inscripción griega como la tumba del Esquilmo son indicios de esta realidad.
Según las fuentes clásicas destacó también en el ámbito de las obras públicas: Construyó la ciudad portuaria de Ostia, que sería el embrión del futuro comercio con las colonias griegas de Sicilia y con la ciudad de Cartago. Construyó sobre el Tíber un puente de madera (pons sublicius), inició la explotación comercial de las salinas junto al puerto de Ostia y construyó una cárcel en medio de la ciudad cerca del foro. Además fortifico la colina del Janículo como medida estratégica.
Fue sucedido en el trono por Lucio Tarquinio Prisco. Anco Mancio fue el último rey sabino de Roma y en lo sucesivo serían tres reyes etruscos quienes se harían con el trono de la ciudad antes de la caída de la monarquía y el establecimiento de la República en el año 509 a.C. Respecto a su sucesor se tejíó una leyenda alrededor de Tarquinio Prisco donde se mezclan en partes iguales oportunismo, astucia y maquiavelismo por parte del monarca etrusco.
LUCIO TARQUINO PRISCO, conocido también como Tarquino el Antiguo o Lucumón en sus orígenes, es el quinto rey de Roma y el primero de origen etrusco. Subíó al trono en el año 616 a.C. Y perduró hasta el 578 a.C. Reinando un total de treinta y ocho años. Una tendencia historiográfica más científica y sustentada en las pruebas que proporciona la arqueología lo reconoce como el auténtico fundador de la ciudad de Roma en lugar del mítico rey Rómulo y sus primeros sucesores, los cuales son considerados personajes de dudosa historicidad para esta tendencia.
Su padre, Demaratatos, era un exiliado de origen griego de la ciudad de Corinto que se establecíó en la ciudad etrusca de Tarquinia, de ahí su nombre posterior. De buena familia su matrimonio con la etrusca Tanaquil no hizo más que aumentar sus bienes y convertirlo en un hombre poderoso y cercano a los centros de poder a su llegada a Roma.
Cuenta la leyenda que una vez llegado a Roma junto a su mujer Tanaquil, paseaban por el Janículo cuando un ágüila descendíó del cielo y le quitó el sombrero para al poco tiempo volvérselo a poner en su cabeza. Su mujer Tanaquil familiarizada con la interpretación de signos premonitorios le auguró un futuro lleno de privilegios y de grandezas.
En Roma se cambió el nombre por el de Tarquino Prisco y su riquezas e influencia hicieron, pese a ser extranjero, que llegara a convertirse en tutor de los hijos del rey Anco Marcio. Ganada la confianza de una buena parte de la nobleza y del propio rey esperó a la muerte de éste para urdir la trama que lo convertiría en el quinto monarca de Roma.
Se dice que a la Muerte de Anco Marcio, Tarquino Prisco se mostró favorable a que se convocasen con la mayor celeridad posible los comicios y se designara un rey. Un tiempo antes de la reuníón se encargó de alejar a los hijos de Anco Marcio de la ciudad de Roma con el pretexto de una cacería. De este modo pudo reclamar para sí mismo el derecho al trono convenciendo a los ciudadanos de la ciudad de su idoneidad. 7
Otro aspecto digno de mención de su largo reinado fue la importancia que otorgó a la realización de obras urbanas: Construyó el Circo Máximo donde se realizarían carreras de carros de caballos (quadriga), la red de alcantarillado (cloaca máxima) propiciado por la necesidad de dar salida a las aguas pantanosas, el templo de Júpiter en el Capitolio y la desecación de la zona del foro.
Murió asesinado por dos pastores escogidos por los dos hijos de Anco Marcio como venganza a la infamia que Tarquino el Antiguo había promovido para alejarlos del trono. Fue sustituido por Servio Tulio también de origen etrusco el cual su nominación como rey estuvo envuelta en la leyenda y en los presuntos presagios que le acompañaron desde su infancia.

El rapto de las sabinas

Cuando Rómulo terminó de fundar la ciudad de Roma, con la finalidad de poblarla rápidamente, invitó a que se instalara toda clase de gente, aduciendo que era la mejor ciudad para vivir en libertad.
A pesar que la mayoría de los habitantes no eran muy recomendables, Rómulo estaba feliz.
Designó a cien hombres Padres de la Patria o Patricios para asegurar el orden y la seguridad de esta nueva ciudad. Pero el problema más grave que tenían era la falta de mujeres. Si no las conseguían rápidamente, el futuro de la ciudad estaba destinado al fracaso.
Luego de muchas reuniones donde analizaron todas las posibilidades, los Senadores creyeron que lo mejor sería visitar a los pueblos vecinos para explicarles sus intenciones. Ninguno acepto la oferta de los romanos, porque como ya sabemos los habitantes de Roma dejaban mucho que desear y ningún padre quería entregar a sus hijas a ese tipo de gente.
Los romanos se sintieron agraviados ante la negativa, pero Rómulo los calmó cuando les dió a conocer un nuevo plan.
Cuando llegó la fiesta del Dios Consus, Rómulo organizó unas grandiosas carreras de caballos invitando a las poblaciones vecinas. Roma se llenó de visitantes para la fiesta ya que llegaban familias enteras para celebrar el gran acontecimiento.
En aquel entonces, los vecinos más numerosos y poderosos de la regíón eran los sabinos y eran los que en mayor número se habían presentado para honrar al Dios Consus.
Cuando todos los visitantes se hallaban entretenidos participando de las competencias, los hombres de Rómulo raptaron a todas las muchachas que encontraron y las escondieron.
Los vecinos se enfurecieron y solo pensaban en vengarse de los romanos.
Las Sabinas secuestradas estaban muy asustadas ya que no conocían los planes de los romanos. Pronto, Rómulo se presentó ante ellas para calmarlas diciendo:-No deben tener 8
miedo. Nada malo les ocurrirá. Solo deseamos que conozcan a los ciudadanos romanos, se enamoren, se casen y tengan muchos niños para que la ciudad de Roma crezca y sea próspera.
Los ciudadanos romanos se mostraron atentos y cariñosos con las jóvenes y ellas pronto accedieron formar nuevos hogares.
Las poblaciones vecinas no podían perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y para rescatarlas eligieron a Tito Lacio, rey de los sabinos.
Como en esos tiempos, las mujeres estaban consideradas como una clase inferior, Tito Lacio pensó que no valía la pena derramar sangre por unas cuantas mujeres.
Otras poblaciones vecinas buscando vengarse atacaron Roma, pero los romanos supieron defenderse y ganaron todas las batallas. Rómulo se mostró comprensivo con sus atacantes y, en lugar de hacerlos prisioneros, los perdónó así formaron un pueblo unido.
Al ver que el poderío de Roma avanzaba sobre los otros pueblos, Tito Lacio cayó en la cuenta de que si no hacía algo pronto para atacar a Roma, los sabinos terminarían bajo el dominio romano y comenzó a trazar un plan de ataque.
Mientras estudiaba cuidadosamente acerca de la manera de atravesar la muralla de Roma, vio a una joven muchacha que salía de las puertas de la ciudad para llenar su cántaro con agua. Esa joven se llamaba Tarpeya y era hija del alcalde de la ciudad.
A Tarpeya le apasionaban las joyas de oro. Cuando vio al grupo de sabinos con sus relucientes brazaletes quedó deslumbrada y les preguntó:- Dime, ¿Esos brazaletes que llevas en tus muñecas, son de oro?
Tito Lacio respondíó:- Son de oro puro y tú puedes tenerlos esta misma noche, si quieres.
-Dime que debo hacer- Respondíó Tarpeya .
-Solo debes descorrer los cerrojos de esta puerta a medianoche y todos estos brazaletes serán tuyos.-le confió Tito Lacio.
A la hora señalada, Tarpeya corríó los cerrojos y luego fue ante los sabinos a reclamar su recompensa.
-¿Tu quieres nuestros brazaletes?! Pues aquí los tienes!-y la golpearon duramente hasta matarla.
Luego la arrojaron desde una roca, que desde entonces se llama Tarpeya.
Nadie esperaba ese sorpresivo ataque, y mucho menos Rómulo que dormía plácidamente. Pero el Dios Juno, defensor de las puertas de la ciudad, hizo brotar ante los sabinos una fuente de calor y por unos momentos tuvieron que retroceder su ataque.
Los romanos trataron de defenderse ante una nueva embestida sabina. Rómulo, desesperado le prometíó al Dios de los dioses erigirle un templo en el lugar exacto en que ganasen la batalla y luego volvíó a arengar a sus hombres con una nueva esperanza y el combate que parecía perdido volvíó a equilibrarse.
Los sabinos estaban al mando de Meció Curcio, un charlatán que alardeaba constantemente acerca de lo que haría una vez que traspasara las puertas de Roma. Pero su caballo se encabritó y corríó hacia un pantano fuera de control y se ahogó. Meció Curcio se salvó de la muerte pero no del susto y huyó despavorido del combate. 9
Cuando la lucha se inclínó a favor de los romanos, las sabinas, tomaron a sus hijos de la mano y se interpusieron entre ambos bandos.
Todos los que combatían eran o hermanos o padres o esposos de ellas, y les pidieron por favor que no pelearan más, ya que no deseaban quedarse ni huérfanas ni viudas.
Esto terminó con todas las guerras. Rómulo y los sabinos firmaron una alianza que los uníó para siempre. Tito Lacio gobernó juntamente con Rómulo hasta que fallecíó, y luego Rómulo fue el rey de romanos y sabinos.
LOS TRES HORACIOS Y LOS TRES CURIACIOS
Tulo Hostilio, tercer rey de Roma a diferencia de su antecesor, Numa Pompilio, Hostilio fue un rey guerrero, cuyas ansias expansionistas lo llevaron a una guerra con la ciudad vecina de Alba Longa.
El conflicto entre Roma y Alba se estaba extendiendo más de lo que los dirigentes de una y otra ciudad podían aguantar. Entonces llegaron a un pacto: la guerra se definiría en un combate singular. Los luchadores serían tres jóvenes hermanos romanos, los Horacios, que pelearían a muerte contra tres hermanos albanos, los Curiacios. Si los trillizos romanos ganaban, Alba sería anexada a Roma, si lo hacían los albanos, Roma sería anexada a Alba.
Todos lo aceptaron, y ambos grupos de trillizos -que habían jurado luchar hasta la muerte por su patria- se dirigieron al campo de combate. Los dos ejércitos y los dos pueblos se colocaron a lo largo del espacio, uno a cada lado. Cuando se dio la señal, tanto los Horacios como los Curiacios corrieron hacia sus adversarios con tanta fuerza como dos ejércitos. El pensamiento de los dos grupos de jóvenes no estaba en el peligro que corrían, sino en lo que iba a ser de su patria y que estaba en sus manos: iban a ser los dominadores, si vencían o los dominados si eran vencidos. En el primer encuentro cayeron heridos de muerte dos de los Horacios mientras que el tercero estaba ileso. Los Curiacios, por su parte, estaban los tres heridos, pero de distinta gravedad. El ejército y el pueblo albano levantó un grito de alegría en cuanto se desvanecíó el polvo producido por el primer ataque. El ejército y el pueblo romano quedó absorto por la preocupación: ya se veían sometidos por los albanos. 10
El Horacio que quedaba vivo valoró rápidamente la situación. Vio que los tres Curiacios estaban heridos, pero que si trataba de luchar con los tres al mismo tiempo, llevaba las de perder. Entonces echó a correr como si huyera. De esa manera los Curiacios lo perseguirían, pero cada uno según sus fuerzas, y serían tres combates de uno contra uno, no un combate de uno contra tres. Efectivamente, cuando los Curiacios comenzaron la persecución, se vio claramente que uno, el menos herido, se adelantaba a sus hermanos, pero no podía alcanzar a Horacio. Éste también se percató de ello, se paró y esperó a que llegara. No le dio tiempo a descansar, ya que apenas lo alcanzó le asestó un golpe mortal.
Horacio esperó al segundo Curiacio, que llegó en seguida, y, animado por su ejército y por su pueblo que ya veían ganado el combate, lo mató. La pelea estaba igualada, pero nadie dudaba de su resultado. Horacio acababa de vencer en dos combates y estaba del todo ileso. El último Curiacio había visto cómo habían caído sus dos hermanos y además estaba muy herido, de manera que su ánimo era el de un perdedor. Así que a Horacio no le fue difícil matarlo.
Horacio despojó de sus armas y ropa a los cadáveres y los dejó en el campo de batalla para que se pudrieran. Luego regresó a Roma, vitoreado por la multitud. Al llegar a su casa, su hermana Horacia se puso a llorar, pues parece que estaba secretamente enamorada de uno de los Curiacios. Horacio, furioso al ver que su lealtad estaba con los albanos, la mató y dijo «Que así muera cualquiera que llore por los enemigos muertos». El rey Hostilio se vio obligado a procesarlo por el homicidio y a condenarlo a muerte, pero le permitíó apelar la sentencia ante el pueblo. Como era de esperar -Horacio era un héroe nacional-, dicha sentencia fue revocada.
En cuanto a Alba, fue anexada a Roma, como estaba arreglado. Sus familias nobles fueron incorporadas al Senado romano y Hostilio les dio el rango de patricios. Una de dichas familias fue la de los Julios, descendientes de Iulo, fundador de Alba, hijo de Eneas y nieto de la diosa Venus. A esa familia pertenecíó, como sabemos, el dictador César.
Hostilio siguió reinando durante unos años. Su fin llegó cuando, demasiado ocupado guerreando, olvidó ofrecer sacrificios adecuados a Júpiter. El Dios, entonces, lo mató lanzándole un rayo. Fue sucedido por Anco Marcio, nieto de Numa.
Personajes de la obra pictórica
Padre Horacio
Es el personaje central y el que realiza la acción principal, tomando juramento a sus hijos, mientras sostiene las tres espadas con sus manos, obligándolos al cumplimiento del deber con la patria. No muestra ninguna emoción.

Tres hermanos Horacios

En la pintura los tres hermanos se sitúan a la izquierda, expresan su lealtad y solidaridad con Roma antes de la batalla, totalmente apoyados por su padre. Son hombres deseosos de entregar sus vidas por deber patriótico. En esta sociedad patriarcal, los hombres de acero, de resuelta mirada y miembros tensos, son la ciudadela del patriotismo republicano. Eran símbolos de las más altas virtudes de la República; las mujeres, de más tierno corazón, se quedan en casa llorando y están satisfechas con esperar.

Camila Horacio


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Su desesperación está explicada en parte por el hecho de que es hermana de los Horacios, viste una toga blanca que demuestra los conocimientos arqueológicos de David; es una Horacio prometida con un Curiacio.

Sabina Curiacio

Sabina, vestida de marrón, es una Curiacio que está casada con uno de los Horacios, por lo que llora por su esposo y su hermano .

Hijos de Sabina y aya

La mujer vestida de negro al fondo sostiene dos niños de uno de los esposos Horacio y la esposa Curiacio. La hija menor oculta su rostro en el vestido de su aya mientras que el hijo rechaza que le tapen los ojos.
El grupo de las mujeres de la derecha es piramidal y se compensa por el dinamismo del grupo masculino a la izquierda que representa el dinamismo.

Serenidad clásica y potencia de espíritu se unen

El efecto final es el de un equilibrio que se rompe con la energía de las manos, energía moral, sentimental y anímica. En las manos confluye una triple línea.
Los tres arcos establecen la estructura de tríptico, en cada hueco de penumbra se estructuran los grupos. Si en primer término predomina el dolor, la incertidumbre tiene lugar en la penumbra del fondo.
VENUS
Era una diosa con las facciones tan delicadas y bonitas que era la admiración de cuantos la conocían. Su piel de color blanco inmaculado y sus cabellos rubios como el oro resplandecían de manera singular. Había nacido prodigiosamente, cuando al ser castrado Urano por el titán Crono, sus genitales cayeron al mar y del interior de una gran concha marina surgíó tan perfecta criatura. Venus marcharía hacia el Olimpo elevándose en un carro tirado por palomas que volaban con suavidad y ritmo para no entorpecer el descanso de tan maravillosa criatura. Al llegar al Olimpo todas las deidades alabaron lo sublime de su hermosura y unánimemente la proclamaron diosa de la belleza. Su nombre : Venus. Y Venus no olvidó a las palomas que habían sido sus portadoras y siempre, se hacía acompañar por una de ellas, que solía posarse en su mano. E incluso en ocasiones se transformaba en una de ellas.
Como es fácil comprender la belleza de Venus no pasó desapercibida para los dioses del Olimpo, y 12
fueron muchos quienes la pretendieron. Pero Venus los rechazaba a todos, lo que irritó a su padre, Zeus, quien le obligó a casarse con Vulcano, Dios del fuego, quien torpe y cojo no parecía satisfacer a nadie. También para ella era difícil acostumbrarse a la oscuridad resplandeciente de las fraguas, a los cuerpos negruzcos por la herrumbre, al ruidoso y continuo golpear de los martillos sobre el yunque.
Además, como ya sabemos, el Olimpo estaba lleno de pasiones. Y su belleza seguía despertando la envidia de las otras diosas y el deseo de los otros dioses. De entre ellos Febo, Dios del día y Marte, Dios de la guerra, eran quienes más la asediaban. Y Venus cayó en brazos del amor de Marte, quien todas las noches se acercaba a ella, cubríéndola hasta el amanecer. Sin embargo una noche la pasión se prolongó en exceso, y fueron sorprendidos por el día, donde reinaba Febos, quien al descubrirlos juntos se sintió despechado y marchó a comunicar a Vulcano la traición de que era objeto.
Por ello Vulcano preparó meticulosamente una red invisible hecha con tela de araña, escondíéndose para sorprender juntos a Venus y Marte. Cuando lo consiguió, los atrapó con su red, y los expuso a la burla de todos los dioses del Olimpo. Después de aquel ultraje, Venus pidió a sus palomas que la transportaran de nuevo a la isla de Chipre, donde había nacido.
Y fue allí, en la isla de Chipre, donde Venus se transformó en la diosa del amor y de la fertilidad. Y fue allí donde su maternidad alumbró a Cupido, un niño Dios, que heredó el trono del amor y también las alas de aquellas palomas que acompañaban a su madre. Con ellas Cupido vuela y vuela sin cesar disparando sus flechas en todas direcciones. Y nadie puede sustraerse a sus heridas. Las más maravillosas heridas que jamás alguien pudo recibir: las heridas del amor.
Por eso nuestras palomas quedaron convertidas en símbolo del amor. Por eso se emparejan y permanecen fieles, por eso se ayudan en la alimentación de sus pichones. Por eso su simbología ha alcanzado el grado mayor al que se puede aspirar, un grado íntimamente unido al amor: la paz.

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