Civilización Egipcia: Sociedad, Religión y Legado del Nilo


Egipto, el Nilo y el Desierto

La ubicación geográfica de Egipto le otorgaba dos ventajas fundamentales:

  • El desierto lo aislaba de sus enemigos.
  • El Nilo, con sus crecidas, permitía la irrigación y fertilización de las tierras de cultivo.

Entre el V y IV milenio a.C., un clima más cálido y la creciente escasez de agua provocaron que las tribus nómadas se asentaran en las orillas del Nilo.

Las Crecidas del Nilo

De junio a septiembre, el río Nilo crece y desciende hacia el mar. Esto se debe a las lluvias torrenciales que caen en primavera en la región donde nace, aumentando su caudal. La poderosa crecida inundaba las tierras ribereñas. En septiembre, las aguas se retiraban, dejando un limo negro que fertilizaba los campos. Sin embargo, las crecidas también generaban problemas. Las tierras cercanas al río quedaban arrasadas y, al retirarse el agua, se formaban zonas pantanosas llenas de mosquitos, cocodrilos e hipopótamos, peligrosas para los campesinos.

El Aprovechamiento de las Aguas

Los egipcios aprovechaban el río para cazar patos y pájaros, y para pescar. Además, desarrollaron un sistema para controlar las crecidas y así potenciar la agricultura. Construyeron diques y canales para contener las aguas, almacenarlas y distribuirlas por las tierras. Esto aumentó la superficie cultivable y la producción agrícola. Crearon un calendario para prever las crecidas, sistemas de contabilidad y técnicas constructivas e hidráulicas. En los templos, se realizaban observaciones astronómicas y cálculos matemáticos. El año se dividió en 365 días, y el día en 24 períodos, que hoy llamamos horas. El Nilo se convirtió en la gran vía de comunicación del país. Barcas recorrían el río transportando mercancías, y en sus orillas surgieron grandes ciudades como Menfis y Tebas.

La Sociedad Egipcia

Hacia el 3000 a.C., el faraón Narmer unificó el Bajo y el Alto Egipto, coronándose con los atributos de ambos reinos. Así se iniciaron las dinastías, que se sucedieron en el trono durante más de 2500 años.

El Poder del Faraón

El estado egipcio estaba dominado por un rey, el faraón, que poseía un poder absoluto. Era dueño de todas las tierras, símbolo del país y un dios para sus súbditos. Él representaba la ley y la justicia. Garantizaba el orden y la justicia dentro del reino, y la defensa contra los ejércitos enemigos. Su poder se manifestaba en el control y la dirección de las obras de canalización e irrigación, y en el monopolio del comercio exterior. El faraón necesitaba servidores fieles y eficaces. El reino estaba controlado por gobernadores que, a su vez, supervisaban a innumerables funcionarios (escribas), quienes administraban el territorio y hacían cumplir las órdenes del faraón. Otro gran pilar del poder faraónico era el ejército.

Los Privilegiados

Los altos funcionarios constituían la clase social más importante, la nobleza. Los nobles poseían grandes territorios y enormes riquezas. Aunque el faraón era el propietario de todo el país, para asegurar su fidelidad o como recompensa a sus servicios, les otorgaba tierras. Los sacerdotes dirigían los ritos religiosos, practicaban la ciencia, dominaban la escritura jeroglífica y administraban las tierras del templo. Los escribas conocían los secretos del cálculo y de la compleja escritura egipcia. Eran los únicos capaces de calcular los impuestos, supervisar las labores de construcción e irrigación, y organizar el ejército.

La Escritura Egipcia

Hacia el 3150 a.C. aparecieron los primeros textos egipcios. Mientras que los mesopotámicos idearon una escritura cada vez más esquemática (cuneiforme), los egipcios desarrollaron una forma compleja y artística (jeroglífica), que servía para decorar templos y tumbas.

Dioses, Templos y Tumbas

Los Dioses y los Templos de Egipto

La religión egipcia era politeísta, es decir, creían en varios dioses. En los templos más antiguos, adoraban a divinidades zoomorfas (con forma de animal). Veneraban a los animales más útiles: el cocodrilo, que señalaba las crecidas del Nilo; el ibis, que eliminaba a las serpientes; o el chacal, que mantenía limpia la ribera del río. Cada ciudad tenía sus propios dioses, y algunos eran adorados en todo Egipto. Los más venerados eran Ra, Amón, Osiris, Isis, Horus y Thot. La gente era muy supersticiosa y se protegía de los malos espíritus con amuletos. Los dioses habitaban en los templos que los faraones construían para ellos. Los sacerdotes los cuidaban, y solo los faraones y sus allegados tenían acceso a su interior. El pueblo no podía ver directamente las estatuas de las divinidades, solo las observaban durante las procesiones y fiestas.

Tumbas para la Inmortalidad

Los egipcios creían que los seres humanos estaban formados por un cuerpo y un alma (el ka). Cuando el cuerpo moría, el ka pasaba a la vida de ultratumba, pero para ello, el cuerpo debía permanecer incorrupto. Por eso, la familia embalsamaba al difunto, que tras este rito se convertía en una momia disecada. Después, se celebraban los funerales y se transportaba en procesión al difunto hasta su tumba. En los tiempos más antiguos, solo el faraón era considerado inmortal. Las primeras tumbas eran sencillas, rectangulares y de escasa altura, llamadas mastabas. De las mastabas surgieron las pirámides. Las pirámides más conocidas son las de Keops, Kefrén y Micerino en Gizeh. El miedo a los saqueos llevó a los faraones a preferir ser enterrados en hipogeos, grandes cámaras funerarias subterráneas. El mayor conjunto de hipogeos se encuentra cerca de Tebas.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *