Clasificación de las ideas según descartes


1. CONTEXTUALIZACIÓN
La vida y el pensamiento de Descartes (1596-1650) están condicionados por la transformación ideológica, científica y religiosa del Renacimiento. En esta época histórica tiene lugar la revolución científica, sobre todo en el campo de la astronomía y de la física, de la mano de Kepler, Copérnico y Galileo, que configurarán una nueva realidad celeste y terrestre según la cual la tierra ya no es el centro del universo y el ser humano se encuentra perdido ante “el silencio de los espacios infinitos”, como escribió Pascal. El descubrimiento de América modifica los mapas conocidos. Todo esto, junto a la ruptura de la unidad religiosa con las guerras entre católicos y protestantes, fueron acontecimientos que desembocaron en el antropocentrismo humanista. El carácter problemático de esta crisis barroca se aprecia sobre todo en las figuras literarias del Quijote y de Hamlet. Descartes afronta la “herida” barroca entre la apariencia y la realidad concediendo un estatus preeminente a la razón sobre los sentidos, a la vigilia sobre el sueño, a la mente sobre el cuerpo, a la verdad racional sobre la mentira del genio engañador, asentando todo el sistema en Dios. Es el iniciador del Racionalismo, corriente filosófica del siglo XVII y donde se incluyen Leibniz, Spinoza y Malebranche. El Racionalismo se caracteriza por la supremacía de la razón y la búsqueda de un nuevo método de conocimiento que cambiará el modo de entender la relación entre sujeto y objeto. Así, el realismo aristotélico según el cual la realidad es tal como la vemos, será sustituido por el idealismo según el cual la realidad será tal como la pensamos. “El discurso del método”, es la respuesta a ese problema, es decir, a cómo podemos asegurar la verdad de lo que conocemos. Fue publicada en 1637, escrita en francés y en un tono moderado dadas las tensiones políticas y religiosas de la época. El tema central es, la propuesta de un nuevo método aplicable a todas las ciencias con el que pretende establecer un nuevo fundamento de la razón. La obra está dividida en seis partes: la primera parte, autobiográfica, explica su formación en el colegio de La Flèche y en la Universidad de Poitiers y expone las razones que lo llevaron a buscar un nuevo método; en la segunda, explica las cuatro reglas que conforman dicho método; y en las cuatro últimas partes pretende mostrar su eficacia para alcanzar la verdad y orientarse rectamente en la vida.Otras obras significativas de Descartes son: Reglas para la dirección del espíritu, publicada póstumamente en 1701; Meditaciones metafísicas, publicada en 1641; y Principios de la filosofía, publicada en 1644. En Descartes se perciben influencias de Platón, que ya rechazaba el conocimiento sensible y afirmaba que el verdadero conocimiento está presente en el alma mediante las ideas innatas; de San Agustín que influye en él con la importancia de la autoconciencia y la expresión “si me engaño, existo” se anticipa al “pienso, luego existo” de Descartes; de San Anselmo su argumento ontológico; de Montaigne su moderado escepticismo que se traduce en la duda metódica; y de Galileo su matematización. Tras Descartes surge el Empirismo (siglos XVII-XVIII), cuyos representantes fueron Locke, Berkeley y Hume, que consiste en la supremacía de la experiencia por encima de la razón, la negación de ideas innatas, la creencia en la imposibilidad de la metafísica y la importancia de las ciencias experimentales como modelo. En definitiva, su teoría influirá en toda la filosofía racionalista posterior, aunque el concepto de razón dogmática cartesiana irá cambiando hasta nuestros días, pasando por la razón crítica de Kant hasta llegar a la razón instrumental y la razón comunicativa (Habermas) del siglo XX.2.

NOCIONES2.1. DUDA Y CERTEZA

La búsqueda de la certeza implica poner en práctica la duda metódica, iniciando una fase destructiva. La duda planteada y aplicada por Descartes tiene las siguientes características: en primer lugar es universal, es decir, aplicable a toda proposición acerca de cuya verdad sea posible la duda. En segundo lugar es metódica, es decir, sigue un orden, ya que constituye una etapa preliminar en la búsqueda de la certeza, en el cambio de lo dudoso por lo indudable. En tercer lugar, es provisional, pues con ella Descartes no pretende sustituir las proposiciones en las que anteriormente creía por otras nuevas sino comprobar si son absolutamente ciertas sobre bases puramente racionales. Por último, la duda es teórica. Descartes la llama también metafísica, es decir, puramente especulativa, por lo que no es existencial, no debe aplicarse a la conducta, la vida práctica. Es una duda puramente epistemológica. No es afirmación ni negación, sino suspensión del juicio ante la posibilidad de error. La duda cartesiana se plantea a distintos niveles: en primer lugar, la duda recae sobre los sentidos como fuente de información; en segundo lugar, se pone en duda la propia capacidad de la razón y, en tercer lugar, la duda recae sobre lo que llamamos mundo exterior, dada la dificultad de distinguir entre la vigilia y el sueño. Una vez planteada la exigencia de la duda, Descartes recurre a las nociones de claridad y distinción  como características que debe poseer algo que sea cierto. La noción de “certeza” viene definida en su obra Principios de la filosofía, donde explica lo que entiende por percepción clara y distinta. Una idea clara es la que está presente y abierta en la mente que piensa; distinta es aquella idea que es precia y diferente a todas las demás. De ahí que Descartes concluya que todo lo que piense clara y distintamente será verdadero. La certeza es una condición del sujeto, no hay error, la verdad es una condición del objeto, que puede ser o no ser. Es patente, pues, para Descartes  la “duda” es el paso previo a la “certeza”.2.2. ALMA Y CUERPO (res cogitans y res extensa)Descartes descubre un primer principio indubitable: “pienso, luego existo”, el ser pensante que existe independientemente de toda cosa material. Descartes define sustancia como aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Hay tres clases de sustancias: la res infinita (Dios), la res cogitans (la mente, el alma) y la res extensa (el objeto material, el cuerpo). Lo que percibimos realmente no son las sustancias sino sus atributos o características esenciales. Existe un atributo principal en cada una de ellas que constituye su naturaleza esencial: en el caso de Dios es la perfección, en el caso del alma es el pensamiento, y en el caso de los cuerpos materiales se trata de la extensión. Para explicar la relación de alma y cuerpo Descartes adopta una posición dualista, como Platón: el yo o alma, sustancia pensante, y el cuerpo, sustancia extensa. Asumimos que existe el cuerpo, si bien pueden existir errores en el conocimiento del mismo al depender éste, en parte, de los sentidos. El alma la conocemos solo a través de la razón. El cuerpo es una máquina autosuficiente que se explica como el resto de seres naturales, mientras que el alma es de naturaleza espiritual cuya actividad consiste en pensar. La muerte del cuerpo no implica la del alma. El cuerpo y el alma se relacionan a través de la glándula pineal, donde está alojada el alma y desde donde dirige al cuerpo. De esta relación surgen las pasiones: deseos, amor, odio…Descartes establece esta separación entre alma y cuerpo para poder hacer compatible el mecanicismo de la ciencia con la libertad humana: el mundo físico se rige por leyes necesarias, el yo en cambio es libre. La sustancia extensa constituye la física y Descartes elabora una física matemática y mecanicista en la que las únicas características objetivas son las matematizables. Por otra parte, el yo pensante es sujeto del entendimiento y la voluntad. La libertad, que depende de la voluntad, consiste en elegir lo que es propuesto por el entendimiento como bueno y verdadero.Descartes sobrepasa los límites de su propia definición de sustancia, pues en realidad la única sustancia completamente autosuficiente es Dios (el alma necesita del cuerpo para alojarse en él). Para resolver este problema, dos filósofos racionalistas proponen: una solución panteísta de Spinoza, según la cual todo es una única sustancia, y una solución monodológica de Leibniz, según la cual cada ser es una sustancia distinta y autosuficiente.

3. TEMAS3.1. EL COGITO Y EL CRITERIO DE VERDAD-

Descartes ha descubierto que todo el patrimonio del conocimiento humano se asienta no sobre cimientos firmes sino sobre arena y barro. Por ello busca un nuevo centro de gravedad en donde este edificio en ruinas que es el conocimiento humano se apoye. Ese punto de apoyo será la conciencia, el yo, el sujeto. El proyecto cartesiano supone una reconstrucción del saber desde sus raíces, lo que incluye la unificación de todas las ciencias en una sola, y que según Descartes existe un método universal válido para todas ellas.En esta IV parte del “Discurso del método” Descartes aborda los fundamentos de su metafísica siguiendo las reglas del método propuestas en la II parte. Establece el cogito como primera verdad y, al mismo tiempo, como criterio de verdad a partir del cual se deduce la existencia del Alma, de Dios y del Mundo. En primer lugar, la intuición es un acto de nuestra razón por el que captamos inmediatamente, de manera clara y distinta (sin necesidad de pruebas) una idea. En segundo lugar, la deducción consiste en extraer las conclusiones pertinentes a partir de ciertos principios intuidos. Descartes propone un nuevo método que consiste en una serie de reglas dirigidas a emplear de manera correcta esas dos operaciones mentales. La regla de la evidencia consiste en aceptar solo aquellas ideas que se intuyan de manera totalmente clara y distinta, evitando la precipitación y la prevención. La segunda, regla del análisis, consiste en dividir el problema en sus elementos simples e integrantes para poder intuirlo sin dificultad. Con la tercera, regla de la síntesis, trata de componer y conocer lo complejo a partir de lo simple y mediante deducciones con el fin de alcanzar la solución final al problema propuesto. Por último, la regla de la enumeración consiste en hacer revisiones generales que nos aseguren la verdad de la conclusión. Una vez establecido el método, comienza la fase destructiva de la filosofía cartesiana, con el objetivo de encontrar una verdad de la que no se pueda dudar y a partir de la cual pueda deducir y construir su nueva filosofía.En primer lugar, Descartes duda de los sentidos, lo que se conoce como “falacia de los sentidos”. En segundo lugar, pone en duda la distinción entre los estados de vigilia y de sueño, entre lo que es real y lo que no, es decir, duda de la existencia misma de los objetos. Esto constituye la “hipótesis onírica”. En tercer lugar, Descartes duda de la verdad de las proposiciones matemáticas, debido a que la razón puede confundirse e inducir a error, provocando la equivocación incluso en los razonamientos matemáticos. Es lo que se conoce como la “hipótesis del genio maligno”.Llegado a este punto, Descartes se dio cuenta de que podía dudar de todo excepto de que estaba dudando, es decir, si duda es porque piensa y si piensa es porque existe. De esta forma alcanzó la primera verdad: “Cogito, ergo sum”. A partir de este momento comienza la fase constructiva de la filosofía cartesiana. Alcanzada la primera verdad, “pienso, luego existo”, Descartes obtiene dos evidencias: la primera es que es una sustancia cuya actividad consiste en pensar, y la segunda es que todo lo que percibe de forma clara y distinta es verdadero, lo que constituye el criterio de certeza.Hay que resaltar la importancia del cogito a varios niveles: en el nivel metodológico el cogito es la “primera” verdad.  En el nivel ontológico el cogito se presenta como “res cogitans”, una cosa que piensa. En el nivel antropológico el cogito concibe al ser humano como un alma cuyo atributo esencial es el pensamiento. En el nivel gnoseológico en la relación de sujeto y objeto queda clara la primacía del sujeto a la hora de conocer: lo primero que conoce, es a sí mismo. En el nivel epistemológico el cogito aparece como la primera verdad filosófica y científica a partir de la cual edificará todo el sistema del saber. En definitiva, el principal problema al que se enfrenta la filosofía de Descartes, es el de si lo pensado por el pensamiento y en el pensamiento existe verdaderamente o no. El criterio de certeza proporciona a Descartes una herramienta metodológica de primer orden para continuar en la búsqueda de nuevas verdades, la segunda de las cuales va a ser la existencia de Dios, verdad que le va a permitir desprenderse de la hipótesis del genio maligno, garantizar la validez del criterio de verdad y, de tal modo que los fundamentos de su Metafísica le permitirán después establecer los de la Física.

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