Clero bajo en el Antiguo Régimen










Identifica los factores del lento crecimiento demográfico español en el Siglo XIX


 

Hasta el último tercio del siglo XIX España mantuvo un régimen poblacional tradicional, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad y que dio como resultado un crecimiento muy lento de la población.   Las causas de la alta mortalidad están relacionadas con las malas condiciones sanitarias, con las guerras, que provocaron casi un millón de muertos, y con la persistencia de crisis de subsistencia motivadas por la reducción de las cosechas como consecuencia de las malas condiciones climáticas, del retraso de las técnicas agrarias y de la mala calidad de los transportes. Además, las epidemias, especialmente las de cólera o tuberculosis, diezmaban cíclicamente la población.   Como consecuencia de ello, las tasas de mortalidad españolas solo eran superadas por las de Rusia y la esperanza de vida era de las más bajas del continente, pues se situaba en 35 años a mitad de siglo. Especialmente trágicas eran las elevadas tasas de la mortandad infantil. Además, en España había fuertes contrastes regionales. El interior peninsular casi despoblado, a excepción de Madrid, Y una periferia con densidades de población más elevadas.  Durante el Siglo XIX esta tendencia se incrementó debido al fuerte crecimiento del área de levante (Barcelona y Valencia), del despegue demográfico de Madrid y el país vasco por la modernización de la economía y la pérdida de la población de la meseta y Andalucía y de la importancia que cobró la población urbana a pesar de que su crecimiento se produjo lentamente. Otra de las novedades de este siglo, fueron los movimientos migratorios: – las migraciones interiores Se incrementaron notablemente desde la segunda mitad del siglo debido al crecimiento de las ciudades, el desarrollo industrial y comercial, la mejora de los transportes y las expectativas de lograr una mejor condición socioeconómica. Podían ser estacionales o permanentes. – Las migraciones externas Se dirigieron fundamentalmente a América aunque también se dirigieron a Francia o a Argelia. La esperanza de una vida mejor, la demanda de mano de obra de las repúblicas americanas con la asistencia de lazos familiares con anteriores generaciones calentaron este proceso. Los lugares de procedencia fueron Galicia, Asturias y Canarias Y en algunos casos lograron reunir un patrimonio considerable lo que se conocía como hacer las Américas. Algunos de ellos denominados indianos retornaron y colaboraron activamente en el desarrollo económico, político y social 

Compara los apoyos, argumentos y actuaciones de proteccionistas y librecambistas a lo largo del Siglo XIX


En el Antiguo Régimen, gran parte de la tierra estaba en manos de los nobles y el clero, por lo que solo podían traspasarse de generación en generación. Durante el gobierno de José I Bonaparte, mediante el Estatuto de Bayona, se pusieron en marcha algunas medidas librecambistas como la prohibición de amortizar nuevas tierras o la libertad de industria y comercio para acabar con los gremios. Además, posteriormente, la Constitución de 1812, afianzó las medidas económicas liberales con la abolición de los señoríos, la desamortización de bienes de manos muertas y la libertad de contratación. También se abolíó la Mesta. Sin embargo, tras la vuelta de Fernando VII en 1814, se restauraron los señoríos jurisdiccionales y las medidas del Antiguo Régimen. Además, la crisis obligó al gobierno a adoptar algunas reformas fiscales como los impuestos sobre los artículos de comer. Beber y arder del ministro de Hacienda Martín de Garay. A su vez, se devolvieron los privilegios de la Mesta. En 1820, con la vuelta de los liberales durante el Trienio Liberal (1820-1823), se volvieron a suprimir los señoríos y se restauró el sistema fiscal de las Cortes de Cádiz. Estas medidas no duraron mucho ya que, en 1823, Fernando VII volvíó al poder imponiendo grandes represiones hacia los liberales. Sin embargo, el gobierno de Fernando VII durante la Década Absolutista u ominosa (1823-1833), tuvo que aplicar tímidas reformas de carácter liberal como el Código de Comercio de 1829 a manos del ministro López Ballesteros. Aunque se recuperaron antiguos impuestos tras la reforma fiscal de 1824, se abría la puerta para las inversiones extranjeras en las industrias minera y alquitanera. También se creaba el Banco Español de San Fernando. Finalmente, en 1833, con la muerte de Fernando VII, asume la regencia María Cristina y empezó el período de erradicación del Antiguo Régimen a raíz de las medidas aplicadas por Martínez de la Rosa: supresión de la Inquisición y la libertad de prensa e imprenta (1834), disolución de la Mesta, los gremios y los mayorazgos (1836) y la abolición del régimen señorial (1837). Entre 1841 y 1843 tiene lugar la regencia de Baldomero Espartero quien implantó un acuerdo de libre comercio con Reino Unido en detrimento de la industria textil catalana. Por ello, con la vuelta de Narváez en 1844 y la consiguiente Constitución de 1845, se adoptaron medidas económicas proteccionistas al introducirse impuestos indirectos al consumo y la contribución territorial. Además, se frenaron las desamortizaciones de Mendizábal puestas en marcha durante el gobierno liberal en 1837. En 1855, con la instauración del Bienio Progresista (1854-1856), se puso en marcha la ley de desamortizaciones de Pascual Madoz. El Partido Moderado de Narváez, partidario de una economía proteccionista (en defensa de los grandes terratenientes) y capitalista, junto a la Uníón Liberal de Leopoldo O´Donnell, un partido de centro; protagonizaron durante la alternancia de gobiernos entre 1856 y 1868, un gran desarrollo económico en España fruto de La 
Ley de Bancos de Emisión (1856) que expandíó el sector bancario y la Ley de Sociedades de Crédito (1856) que abríó las puertas a la especulación inmobilaria y las inversiones extranjeras. Durante la Restauración, la economía española experimentó un cambio radical denominado “vía nacionalista del capitalismo español”, con la aplicación de las siguientes medidas proteccionistas: –

Trigo

En el cultivo de trigo, los propietarios exigieron la subida de aranceles y se prohibíó la importación de harina y trigo del extranjero. –

Dificultades de la industria textil algodonera

Consecuencia de la crisis agraria y de la entrada de tejidos extranjeros que impulsa a pedir medidas proteccionistas. –

Siderurgia

Se implantaron medidas proteccionistas para proteger a la siderurgia vasca de la superior competitividad extranjera. –

Minería

La minería asturiana, donde la costosa extracción del carbón le impedía competir con el carbón británico, exigíó una mayor protección. –

Moneda

Al cambiar a la peseta, el déficit de la Hacienda Pública obligó al gobierno a comprar deuda pública y emitir más billetes. Así la política librecambista del Arancel Figueroa de 1869 fue revisada por el Arancel de 1891 de talante más proteccionista. Además, se prohibíó la importación de hierro y se crearon asociaciones de defensa de los intereses nacionales. 

Especifica las carácterísticas de la nueva sociedad de clases y compárala con la sociedad estamento del Antiguo Régimen Con la implantación del estado Liberal, la sociedad del Antiguo Régimen fue sustituida por un modelo de sociedad de clases. En el Antiguo Régimen, el esquema estamental estaba dividido en: privilegiados, pueblo llano y minorías étnicas. Conforme la sociedad avanzaba, en los siglos XVI y XVII, la estructura social se dividíó en dos grupos, el formado por los privilegiados (nobleza y clero), y el pueblo llano. En cuanto a la sociedad de clases del régimen liberal, se retornó a la división en tres grupos, pero diferentes a los del Antiguo Régimen: la clase dominante, la clase media (que surgíó aquí por primera vez), y las capas populares. 
En cuanto a las clases privilegiadas, en el Antiguo Régimen, era la nobleza la que se encontraba en la cúspide, gozando de tierras y de poder jurisdiccional sobre sus posesiones. Estas grandes propiedades eran los señoríos, que debido al mayorazgo eran transmitidos al heredero. No obstante, en la nobleza había diferencias entre la alta nobleza y los hidalgos y caballeros. Entre los grupos privilegiados del Antiguo Régimen, también se encontraba el clero; que se dividía en altas jerarquías eclesiásticas, dueñas de grandes señoríos; y el bajo clero, más próximo a los grupos populares. Además, había una diferenciación entre clero secular (obispos, diáconos y sacerdotes) y clero regular (frailes, monjes o monjas). En esta época tuvieron trascendencia las órdenes militares y las órdenes mendicantes (frailes que hacían voto de pobreza y que vivían de la caridad). 
Al igual que en el Antiguo Régimen, la sociedad de los siglos XVI y XVII, también estaba compuesto por un grupo privilegiado en el cual se encontraban tanto la nobleza como el clero.  La nobleza continuaba gozando de la propiedad de la tierra y de importantes riquezas, pero ahora formaba un porcentaje mínimo de la población. También se establecía, al igual que en siglos anteriores, la diferenciación entre alta y baja nobleza. La alta nobleza estaba formada por propietarios e extensos señoríos, mientras que la baja nobleza estaba constituida por hidalgos que en ocasiones carecían de propiedades. Además, una diferencia de la sociedad del Antiguo régimen y de la liberal, es la introducción de la nobleza de toga, que se trataba de la venta de títulos y de la concesión de estos por servicios a la Corona. En cuanto al clero, este era un grupo más numeroso. También se dividía en alto clero, que gozaba de una situación económica privilegiadas; y bajo clero, cuyas condiciones de vida eran modestas. 
En cuanto a la sociedad liberal y las clases privilegiadas, estas recibieron el nombre de clases dominantes. En ella, como semejanza a lo anterior, se encontraba la nobleza; pero también estaba integrada por la gran burguésía, una incorporación de esta sociedad. La nobleza era propietaria de latifundios. Esta, formó además parte de los primeros partidos políticos conservadores y copó los altos cargos del ejército y la diplomacia. La gran burguésía, por su parte, estaba identificada con el régimen liberal. 
En cuanto a las clases medias, estas fueron, como se ha mencionado, una incorporación de la sociedad liberal por lo que no existían anteriormente. Estas estaban caracterizadas por su presencia urbana y estaba integradas por grupos diversos entre los que había empleados públicos, profesionales liberales o pequeños comerciantes. 
Por último, se encontraba el pueblo llano. En el Antiguo Régimen era el grupo más numeroso. Estaba formado, en su mayoría, por campesinos; pero también había pequeños propietarios. Además, surgíó una pequeña burguésía dedicada a tareas artesanas o comerciales. Por debajo de este estamento se encontraban las minorías étnicas. Había dos minorías diferenciadas por su religión: los judíos; que se dedicaban a la artesanía el comercio y las profesiones liberales; y los mudéjares, musulmanes que residían en tierras cristianas y se dedicaban a labores agrícolas. 
En la sociedad de los siglos XVI y XVII, el estado llano estaba formado por la mayoría de la población y sometido al pago de impuestos. No obstante, había una creciente diversidad. Por debajo de este grupo se encontraban, al igual que en el Antiguo Régimen y en el régimen liberal, los marginados sociales. En cuanto a la sociedad liberal, la clase social más baja eran las capas populares. Estas constituían la mayoría de la sociedad. Eran campesinos que irían abandonando el campo para trasladarse a las ciudades o los núcleos industriales. En los censos figuraban como jornaleros, no tenían derechos políticos, y tenían un alto índice de analfabetismo y pésimas condiciones de vida. Estos fueron tomando  conciencia de su situación hasta constituir la base en torno a la que surgíó el movimiento obrero. Por debajo de las capas populares, se situaban los marginados. Estos no formaban parte del sistema productivo y vivían de la caridad, delinquían o mendigaban. Eran ayudados por la Iglesia o usados por el Estado para trabajar en obras públicas cuando se necesitaba mano de obra extra. 
Finalmente, en la sociedad liberal se caracterizó por: –

El problema del analfabetismo

España presentaba las mayores tasas de analfabetismo de Europa. Esas tasas se repartían de forma desigual entre sexos. Los hombres tenían un menor porcentaje que las mujeres. De igual forma, había contrastes regionales, ya que eran menores en el norte de España, Cataluña o Madrid, pero más altas en Andalucía, Galicia  o Extremadura. Los gobiernos abordaron el problema con esta eficacia. En 1857 se promulgó la ley Moyano que pretendía: –

Homogeneizar las enseñanzas


Tres niveles de enseñanza (primaria, secundaria y universitaria) –

Enseñanza superior a través de facultades y escuelas técnicas

 
No obstante, los niños y las niñas a los que iban dirigidas estas normas siguieron trabajando para contribuir a la renta familiar y además se cedíó la gestión de la enseñanza primaria a instituciones religiosas. 

La situación de la mujer

Existían desigualdades entre hombres y mujeres. La mujer del S. XIX estaba supeditada al hombre en todos los grupos sociales. El papel de la mujer era considerado como un “instrumento para la reproducción” y para cuidar al marido y a los hijos.  En el código penal de 1870 Y en el código civil de 1889 se apreciabaN los hechos anteriores. La discriminación se apreciaba en el sufragio reservado solo a los varones que cumplieran ciertos requisitos, en el mundo laboral (tipo de trabajo, Salarios, horas trabajadas). También se apreciarban diferencias en el campo de la educación y la cultura y en los espacios de vida cotidiana ya que las mujeres estaban excluidas de las tabernas. En 1871 comenzaron algunos cambios aunque lentos gracias a Fernando de Castro que creo en la asociación para la enseñanza de la mujer. Además, a partir de los 70 surgen los primeros discursos de rechazo a la sumisión femenina Como Concepción Arenal pionera de la reivindicación de la igualdad de géneros y de la extensión de los derechos políticos, sociales y económicos de la mujer. 

EL DIRECTORO MILITAR


Entre 1923 y 1925 Alfonso XIII nombró presidente y ministro a Primo de Rivera quien se centró en una serie de claves: –

Represión de las libertades

Se declaró el estado de guerra permanente y quedaron suspendidas las Cortes y las garantías constitucionales; los Ayuntamientos y Diputaciones fueron disueltos y en su lugar se crean Juntas de Vocales Asociados cuyos miembros eran elegidos por las personas más contribuyentes     y se ejercíó una férrea censura contra la prensa y la libertad de enseñanza. Por último, se sustituye a gobernadores civiles por gobernadores militares.  –
Represión del movimiento obrero, las organizaciones obreras, sobre todo las anarquistas, fueron duramente reprimidas. Se persiguió al Partido Comunista que había sido fundado en el año 1921 y todavía era una fuerza marginal como representación en España de la Rusia bolchevique. En 1924, el estatuto municipal crea una nueva administración sometida y centralizada.  –
Represión contra los nacionalismos, en Cataluña se disolvíó la Mancomunidad y se prohibieron la bandera, el himno y la lengua. Este hecho fue el origen de la enemistad de la burguésía catalana con la Dictadura. En el País Vasco, la persecución se centro en el nacionalismo radical, representado por el PNV. En 1925 se crea el Estatuto Provincial. –
Resolución de la cuestión marroquí, tras el desastre de Annual se abrieron dos corrientes de opinión: una favorable al abandono del protectorado y otra que abogaba por el mantenimiento de la acción bélica en el territorio. Primos de Rivera se dedicó a extender la acción militar sobre la regíón. En el cambio de parecer fue fundamental el acuerdo con Francia, que también había sido atacada por las tropas de Abd-el-Krim y que estuvo dispuesta a colaborar con España para poner fin a la rebelión. El resultado fue el desembarco de alhucemas de Septiembre de 1925, una acción exitosa que determinó la ocupación efectiva de todo Marruecos y marcó el momento de máxima popularidad del dictador.  EL DIRECTORIO CIVIL
A finales de 1925 el gabinete militar que asesoraba a Primo de Rivera fue sustituido por otro carácter civil. En 1924, se había fundado la Uníón Patriótica, un intento de partido único similar al partido fascista italiano. De hecho, el modelo a imitar era el de la Italia de Mussolini. Tenían hasta su propio lema que era “Patria, religión y monarquía”.
 Con la misma intención se constituyó la Asamblea Nacional Consultiva o Asamblea de notables (1927), compuesto por miembros de la Unión Patriótica y que tuvo como principal cometido elaborar una constitución que permitiera la institucionalización del régimen. Sin embargo, el texto nunca llegó a ser aprobado debido al amplio rechazo que por entonces ya suscitaba la figura del dictador.
 Entre 1925 y 1930, Primo de Rivera emprendíó un programa de economía dirigida cuyo éxito se produjo sobre una favorable coyuntura internacional, los “felices años veinte”.
 Durante el primer tercio del Siglo XX, la economía española se modernizó y afectó sobretodo a los sectores secundario y terciario. En el plano industrial y financiero se produjeron importantes transformaciones asociadas a los cambios de la Segunda Revolución Industrial: 
– Se asistíó a la expansión fabril, el caso mas importante fue en Madrid con un crecimiento desconocido hasta entonces y en Cataluña hubo una diversificación de actividades gracias a la metalurgia – Se desarrollaron nuevos sectores: la electricidad primero como fuerza energética para la industria y el sector público (alumbrado, tranvías…) para entrar paulatinamente en los ámbitos domésticos en el sector destacó la compañía Sociedad Hidráulica Santillana. Además la industria química dedicada a actividades como la fabricación de abonos o explosivos.  
– Se consolidó el sistema financiero nacional, las sociedades anónimas casi todas participadas por bancos (créditos). La apelación del banco de Vizcaya, el banco central o el hispanoamericano permitíó la sustitución de la banca extranjera gracias a las medidas proteccionistas de la Ley de Ordenación Bancaria. 
– Igualmente fue notable la expansión del sector servicios tanto en lo público como en lo privado: El incremento de empleados públicos por el impulso dado a la enseñanza y el desarrollo de las administraciones públicas y en la parte del sector privado, la consolidación de la red bancaria produjo el crecimiento de los empleados de los servicios financieros así como de telefonía, industria eléctrica, los transportes… Los empleados del sector terciario nutrieron el mundo de las clases medias urbanas. En este sentido se aprobó el Decreto de Protección de le Industria Nacional que aseguraba la entrega de ayudas estatales a empresas que no pudieran competir en el exterior y promovía la concesión de monopolios, como la Compañía Telefónica Nacional o la Compañía Arrendataria de Monopolios del Petróleo.  En cuanto a las relaciones laborales, se pretendíó reducir la conflictividad social. Para ello, creó la Organización Corporativa del Trabajo.

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