El Tema central de la obra es el enfrentamiento entre una moral autoritaria, Rígida y convencional (representada por Bernarda) y el deseo de libertad (encarnado por Mª Josefa y Adela).
El
Tema principal es el conflicto entre autoridad y libertad. García Lorca
Presenta la antítesis entre el deseo de vida de las jóvenes hijas que se
Resisten a enclaustrarse en una casa, y la autoridad de su madre que pretende
Guardar un luto riguroso.
Bernarda es una mujer intolerante que impone a sus
Hijas la represión. Sólo Adela y María Josefa se enfrentan a ello. En un mundo
Así estructurado sólo hay dos salidas, si no se acepta la ley impuesta por Bernarda:
La locura (Mª Josefa) forma extrema de evasión; o el suicidio (Adela).
El autoritarismo de Bernarda se manifiesta ya en su primera Intervención, está presente en la primera y última palabra que Bernarda Pronuncia: ¡silencio! Y constituye una constante de su actitud y su carácter. (Ya el título de la obra contiene ciertas connotaciones de dominio y Pertenencia; en él se nos llama la atención sobre el ambiente y el mundo Interior de los habitantes de un lugar cerrado: la casa; y también se observa la Relevancia de la figura del principal personaje de la obra: Bernarda. Ella es La dueña de la casa y de Sus habitantes. La casa es de Bernarda y todos sus enseres también).
Otro tema es la marginación de la mujer en la Sociedad de su época. El papel de la mujer es de sumisión total ante la Autoridad ejercida, en este caso por la madre, y después por el hombre. Bernarda aconseja a sus hijas: “Habla si él te habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás problemas”. En la obra se distingue claramente el trabajo de Hombres y mujeres: “Hilo y aguja para las Hembras. Látigo y mula para el varón”. Mientras que a la mujer se le Prohíbe cualquier impulso amoroso, al hombre le está permitido mantener Relaciones extramatrimoniales. La Poncia lo justifica: “Los Hombres necesitan estas cosas”. Esta marginación de la mujer se produce También es la ley que no castiga de igual manera a hombres y mujeres.
La injusticia y las diferencias sociales
(EL CLASISMO)
Constituyen el tercer
Tema de la obra. A lo largo de ella pero especialmente en el primer acto García
Lorca pone de manifiesto las tensiones de la sociedad de su época. Plantea una
Jerarquía social bien definida. En el estrato más elevado se encuentran
Bernarda y sus hijas, a continuación las criadas, y finalmente en una posición
ínfima la miseria absoluta representada por la mendiga. Las relaciones humanas
Están dominadas por la crueldad del que ocupa el estrato superior del que se
Encuentra en uno inferior y por la sumisión resignada teñida de odio de quienes
Están en los escalones inferiores. Cada personaje tiende a humillar a quien se
Sitúa en el estrato inferior. La criada humilla a la mendiga que viene pidiendo
“las sobras”. La mendiga dice: “Mi niña y
Yo estamos solas”. Y la respuesta de la criada es cruel: “También están solos los perros y viven”.
Bernarda animaliza a la criada de forma paralela al trato dado previamente por
Ella misma a la mendiga.
La hipocresía que oculta la realidad
Es uno de los motivos recurrentes de la casa de Bernarda Alba.
Simbólicamente,
Esta preocupación por las apariencias se refleja en la obsesión por la limpieza
Y la blancura de las habitaciones que caracteriza a Bernarda. En las actuaciones iniciales de cada acto se
Emplea el adjetivo “blanco” que va desde el superlativo en el primer acto a la
Matización “ligeramente azulada “en
El último acto. El miedo a la murmuración es una constante en la vida
Del pueblo y marca la conducta de Bernarda. A ella solo le importa la
Apariencia: “Yo no me meto en los
Corazones, pero quiero buena fachada y armónía familiar”. También Martirio
Se caracteriza por su hipocresía y es acusada por Magdalena: “Nunca he podido resistir tu hipocresía”.
La hipocresía recorre la obra de principio a fin. De hecho, tras el suicidio de
Adela lo único que le importa a su madre es que nadie saque la verdad a la luz:
“Mi hija ha muerto virgen (…) nadie dirá
Nada”.
Ligada al tema de las
Apariencias se desarrolla los problemática de la honra.
Bernarda exige un comportamiento público inmaculado, una
Imagen social limpia. La Poncia
Igualmente expresa esta preocupación: “No
Quiero mancharme de vieja”.
Las relaciones humanas están Dominadas por el odio y la envidia
Toda la obra está
Repleta de pasajes en los que se manifiesta el odio:
En las acotaciones: «con odio», «con sarcasmo»…
Por medio de insinuaciones: «¡Guárdate esa lengua en la madriguera!»
Por medio de insultos: «¡Mandona!». «¡Mala, más que mala!»
Por medio de Expresiones directas: «Mi sangre ya no es la tuya
Encontramos, por tanto,
El mismo tema de todo el teatro lorquiano:
La Frustración
En este caso, es una frustración social, ya que viene impuesta Por los prejuicios de casta, la condición de la mujer en los pueblos de España, La presión del “qué dirán”, la moral tradicional, las costumbres.