Comentario de texto estatuto de autonomía del País Vasco 1979


TEMA 5

LA INDUSTRIALIZACIÓN EN EL PAÍS VASCO Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES


Hablar de la Industrialización en el País Vasco es hablar de la revolución Industrial que se vivíó en Bizkaia a partir de 1876. La existencia de hierro en Bizkaia supuso el desarrollo de una siderurgia muy potente, que fue el sector industrial representativo del poder económico vizcaíno en la década de los 80. La extracción y venta del hierro fue el aspecto fundamental carácterístico de la revolución industrial vizcaína. La supresión del régimen foral fue otro de los factores más relevantes en el desarrollo industrial vasco.
En 1876, con el fin de la 3ª Guerra Carlista y el consiguiente final de las leyes forales por parte de la Restauración, se inició una etapa con una rápida expansión de la producción de mineral destinado a la exportación. Se fundaron compañías extranjeras y vascas para explotar el subsuelo. El mineral vasco, de elevada ley metálica y bajo precio, comenzó a ser el más demandado por las siderurgias de Europa occidental. Se formó una burguésía industrial compuesta por los propietarios, que asentaban su poder en la propiedad de las minas. Fue también decisiva la gran presencia de capital extranjero en este sector, que extraía entorno al 80% de la producción de hierro. Se crearon así compañías mixtas como Martínez Rivas o  Ibarra Hnos, que reinvirtieron sus beneficios en la industria. La relación económica dejó de ser colonial. Hasta entonces, el papel del País Vasco se había reducido a la exportación de materias primas. A partir de 1887, comenzó una concepción nacionalista de la economía en España y la siderurgia vasca se reestructuró en función de este nuevo modelo. Fue necesario acabar con la competencia extranjera y se establecíó una legislación proteccionista. A consecuencia de este nacionalismo, se creó una industria metalúrgica mediana encargada de trabajar los productos de las grandes empresas y de difundir sus productos en el mercado. Estas empresas experimentaron un gran desarrollo a partir de 1898, cuando España perdíó las últimas colonias de ultramar, Cuba y Filipinas, debido a la repatriación de los capitales coloniales, invirtieron en siderurgia, metalurgia, astilleros y otros sectores. En el periodo entre 1898 y 1902 la industria vasca experimentó un crecimiento acelerado. En 1902 se constituyeron dos de las empresas más conocidas, Altos Hornos de Vizcaya y Astilleros del Nervión. El capitalismo vasco inició una fase expansiva de inversiones en diferentes sectores por toda la Península, consolidando así su papel hegemónico en el mercado nacional. Entre 1914 y 1918, la neutralidad de España en la I GM, proporciona una fuerte demanda de productos exportables, que los beligerantes no pudieron asumir. El capital obtenido por a guerra facilitó la ampliación de capital de las empresas existentes y la fundación de otras nuevas. El proceso de industrialización vasco tuvo un gran impacto en el sociedad. El aumento de la producción supuso una gran necesidad de mano de obra, hubo una enorme inmigración en el País Vasco. Se creó un fuerte proletariado industrial y minero en Bizkaia. Se formó así una sociedad de clases dividida entre el proletariado y la burguésía vizcaína, entre los que destacan apellidos como De la Sota, Aznar, Ybarra o Chavarri. Entre 1879 y 1920, la Bizkaia rural sufríó un proceso de urbanización, convirtiéndose en una provincia industrial. El modelo industrial guipuzcoano,  fue más tardía y tuvo influencia vizcaína. En Gipuzkoa la industrialización fue más dispersa, con el predominio de empresas pequeñas y medianas y el desarrollo de más sectores industriales.


TEMA 6

EL MOVIMIENTO OBRERO Y EL NACIONALISMO EN EL PAÍS VASCO, 1890-1923


Como consecuencia de la Industrialización del País Vasco, a finales del Siglo XIX, se produjo una gran inmigración de mano de obra hacia las minas y fábricas del entorno de Bilbao especialmente. Se crearon en muy poco tiempo poblados formados por trabajadores. Las compañías mineras manténían el control de los trabajadores hacinándolos en barracones y obligándoles a comprar en las cantinas. Estas condiciones vitales y laborales deplorables favorecieron que los mineros se convirtiesen en la vanguardia del proletariado vizcaíno, iniciándose así una etapa de gran conflictividad social. En Mayo de 1890 tuvo lugar la primera huelga minera, convocada por la Internacional socialista (París 1889), que terminó con un bando del general Loma que aceptó las peticiones de los mineros. Además de la readmisión de los despedidos por la huelga, los trabajadores pedían una mejora de sus condiciones. El éxito de la huelga supuso la hegemonía sindical de los socialistas y un modelo a seguir con la convocatoria de más huelgas como la de trabajadores de AHV en 1899, la de mineros de 1903 con la que se consiguió el pago semanal de los salarios o la de mineros de 1910 que se tradujo en la reducción de la jornada laboral a 9 horas y media.

El socialismo fue introducido en el País Vasco por Facundo Perezagua, uno de los fundadores del PSOE, que fue también creador de la Agrupación Socialista de Bilbao (1886) y la Federación Socialista Vizcaína (1900). El socialismo en el País Vasco se centró en las capitales, siendo Bilbao en la que más fuerza adquiríó. Se extendíó por algunas localidades como Eibar, que se caracterizó por su socialismo vasquista y cooperativista. El primer socialismo vasco se caracterizó, por el radicalismo sindical, por su anticlericalismo, antimilitarismo y antinacionalismo. Fue relevante la figura de Tomás Meabe, director del semanario “la lucha de clases” y fundador de las Juventudes Socialistas de Bilbao y España, quien, junto a Miguel de Unamuno, dio un tono intelectual al socialismo vasco.

La  primera etapa del socialismo vasco, liderada por Perezagua, destacó por su radicalismo y conflictividad, con un socialismo en que predominaba la lucha sindical frente a la acción política. Tras el cambio de estrategia del PSOE en 1910 (coalición republicano-socialista) y el fracaso de la huelga general de 1911 en Bizkaia, el liderazgo de Perezagua se vio debilitado y fue sustituido por Indalecio Prieto. En los años siguientes hubo un conflicto entre la tendencia radical y sindical de Perezagua y la tendencia moderada y política de Prieto, que terminó con el triunfo de Prieto en las elecciones municipales de 1915, cuando salíó concejal de Bilbao. Comenzó una nueva etapa en el movimiento obrero vaso, que se consolidó durante la IGM con los sindicatos minero y metalúrgico como pilares fundamentales. Prieto se apoyó principalmente en los trabajadores metalúrgicos, propiciando acuerdos de su sindicato con la dirección de AHV mediante la negociación, que también hizo posible su entendimiento político con los monárquicos vizcaínos para derrotar al nacionalismo vasco en las elecciones generales. Entre 1919 y 1921, se produjo una división dentro del PSOE, entre terceristas (partidarios de pasar al comunismo e ingresar en la III internacional de Lenin) y anti terceristas (seguidores de la Internacional Socialista). Prieto se posiciónó en el segundo bando y consiguió el apoyo de la mayoría del socialismo vasco, a excepción del sindicato minero. Estos últimos optaron por hacerse comunistas y formaron su propio partido (Partido Comunista de España) en 1921, teniendo la cuenca minera vizcaína como uno de sus focos principales de apoyo al contar con Perezagua y Dolores Ibárruri. Los comunistas, junto al sindicalismo revolucionario de los anarquistas (CNT), fueron puesto fuera de la ley y perseguidos por la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), que toleró la actividad sindical de los socialistas. En las zonas más industriales de Bizkaia la el sindicato socialista UGT fue la principal potencia sindical. Sin embargo, en las comarcas rurales actuaron los sindicatos católicos, impulsados por la iglesia y algunos empresarios católicos, que llegaron a tener influencia en algunos centros urbanos como Azkoitia o Vitoria. Para hacer frente a la hegemonía de la UGT, el PNV creó en 1911 el sindicato nacionalista, cristiano y antisocialista Solidaridad de Obreros Vascos, cuyo foco principal estuvo en Bizkaia y contaba con el apoyo de los astilleros Euskalduna de Bilbao, propiedad del nacionalista Ramón de la Sota. Durante la Segunda República, se dio una situación de equilibrio entre UGT y SOV. El nacionalismo vasco nacíó a partir de los siguientes sucesos: la ley del 21 de Julio de 1876 (abolición del régimen foral), la necesidad de que se reconozcan la lengua y cultura vasca, el carlismo (cada vez con menos apoyos) y la defensa del mundo rural frente al urbano e industrializado. Sabino Arana funda en 1895 el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y se pone al frente del primer nacionalismo vasco que en un principio se define como: etnicista, euskaldun, independentista, fuerista, ultracatólico, agrario, anticapitalista, vizcaíno y antisocialista. Defendían Dios y fueros. Este fue diputado provincial desde 1898 y durante 4 años. Moderó su mensaje: pasa a aceptar la industrialización y a defender la autonomía.
Esto produjo un conflicto interno en el PNV entre autonomistas e independentistas. La encarcelación de Sabino Arana en Bilbao desde 1902 hasta su muerte en 1903, marca un hito en el PNV. Se renuncia a la independencia y se evoluciona hacia el españolismo, aunque defendiendo una amplia autonomía al estilo de la Lliga catalana. Se produce una escisión del PNV, por un lado Aberri (independentistas) encabezado por Luis Arana y Ángel Zabala. Por otro, Comunión (autonomistas, laicos y republicanos) encabezado por Ramón de la Sota. La solución llega en 1906 con el manifiesto del PNV en el que se define el partido como fuerista, católico y en el que conviven independentistas y autonomistas. En 1930 se produce una nueva escisión creándose ANV, un partido laico, republicano y urbano. Los historiadores concluyen que el PNV cumple la teoría del péndulo, pasa del independentismo al autonomismo con cierta frecuencia dependiendo del líder de cada momento.


TEMA 7- LA SEGUNDA REPÚBLICA. CONSTITUCIÓN 1931 Y REFORMAS


El bloque antimonárquico fue el vencedor en las elecciones municipales del 12.04.1931. Así que se instauró la II República en España. Se establecíó un Gobierno Provisional, dado que no se habían celebrado elecciones legislativas. Este gobierno compuesto por republicanos, socialistas y nacionalistas fue presidido por Alcalá Zamora. La proclamación de la república catalana y el anticlericalismo gubernamental, que se tradujo en un movimiento popular de rechazo a la iglesia católica, fueron los principales problemas a los que se enfrentó este gobierno. La victoria de la conjunción republicano-socialista en las elecciones del 28.06.31 (excepto en Euskadi y Navarra que ganó la coalición entre PNV y Comunión Tradicionalista)  se tradujo en la formación de un congreso con mayoría de centro-izda con importante presencia de intelectuales. Estas Cortes Constituyentes redactaron y aprobaron las Constitución de Diciembre de 1931. Las materias más conflictivas de la constitución fueron la relación entre iglesia y Estado, ya que se separaron poder civil y religioso y se disolvieron las órdenes religiosas consideradas peligrosas para el Estado, y la estructura territorial, caracterizada por la descentralización con un Estado fuerte pero compatible con Estatutos de Autonomía. En la Constitución de 1931 se establecíó que España sería un Estado democrático y laico, con un legislativo unicameral y con un Presidente de la República que podía disolver la Cámara en dos ocasiones. Se aprobó el sufragio universal, podían votar los hombres y mujeres mayores de 23 años. El primer bienio de la II República (1931- 1933) se destacó por su carácter reformista. Se pusieron en marcha reformas en diversos ámbitos. En la educación, destacó la prohibición de la enseñanza religiosa, la disolución de los Jesuitas y la creación de escuelas para 1933. Se crearon plazas de maestros con mejores sueldos y se introdujeron mejoras pedagógicas, dado que republicanos y socialistas consideraban la educación como instrumento para superar el atraso social y económico del país. La reforma militar se basó en la modernización y republicanización del ejército. Se ofrecíó una jubilación anticipada con sueldo íntegro a numerosos oficiales, aunque no fue una medida muy efectiva, se creó la Guardia de Asalto, una fuerza completamente leal a la República. Las reformas de Azaña (Ministro de Guerra) causaron un gran rechazo entre un amplio sector del ejército. Cabe destacar la reforma agraria, con el objetivo de repartir la tierra de manera más justa y aumentar la producción. Aunque desde el principio contó con la oposición de la derecha, en 1932 se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria. Permitía la expropiación de  las propiedades con indemnización, pero también posibilitaba la expropiación sin indemnización de las tierras de los Grandes de España. No planteaba el reparto de los terrenos entre los campesinos no propietarios. La aplicación de esta ley resultó lenta por la enorme cantidad de dinero requerida y por la oposición de los propietarios. Respecto al mundo laboral, se notó la presencia socialista al frente del ministerio de trabajo, se aprobaron leyes que establecían, entre otras, la jornada de 8 horas también en el campo, la prolongación automática de todos los contratos de arrendamiento en el campo, la obligación para los propietarios de poner en explotación todas las tierras si hubiese campesinos en paro en esos lugares o la creación de un organismo oficial, los Jurados Mixtos, con muchas competencias en materia laboral. Se mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores. Fue relevante la reforma territorial, aprobando los estatutos de autonomía de Cataluña (1932) y el Estatuto Vasco (1936). Durante el bienio reformista, el gobierno se centró en controlar el déficit con políticas de control del gasto público, desarrollar las infraestructuras y avanzar en la fiscalidad igualitaria, aplicando el impuesto sobre la renta. Durante este periodo la conflictividad fue aumentando fruto de la desilusión de los trabajadores ante la lentitud de las reformas y la intransigencia de los patronos. Los anarquistas organizaron huelgas y ocupaciones de tierras. La UGT se radicalizó, acusando a las autoridades de reprimir a quienes menos tenían. Se sumó también la oposición de las derechas. La derecha católica se fortalecíó ante el anticlericalismo gubernamental y formó la CEDA en 1933. El principal elemento de uníón de la CEDA era la voluntad de modificar la constitución, pero muchos republicanos los acusaban de no defender la república. Más a la derecha que la CEDA estaban partidos como Renovación Española (ultra monárquicos, Calvo Sotelo, partidarios de la sublevación militar), Comunión Tradicionalista (carlismo, ultraderecha nacionalista) y la Falange Española, fundado en 1933 por J.A Primo de Rivera (antiliberal, antimarxista, antirrepublicano, ultranacionalista). En Noviembre de 1933 se celebraron una nuevas elecciones en las que votaron las mujeres por primera vez. En un contexto de crisis económica y gran tensión entre izquierda y derecha, vencieron los partidos de derechas, debido en gran parte a la división de las izquierdas y la uníón de las derechas. Aunque la CEDA fue el partido más votado, Alcalá Zamora pidió a Lerroux (líder del Partido Republicano Radical) que formase gobierno.

El PRR formó gobierno con el apoyo parlamentario de la CEDA. El gobierno dió un claro giro a la derecha revisando o anulando todo lo aprobado durante el primer bienio, estableciendo políticas orientadas a agradar a la Iglesia y proporcionando un mayor protagonismo al ejército. Las principales consecuencias de este gobierno fueron, el enfrentamiento entre Madrid y la Generalitat, el freno al Estatuto Vasco y la radicalización del movimiento obrero en general. En Octubre de 1934, 3 ministros de la CEDA entraron en el gobierno, lo que desencadenó una huelga general, ya que se interpretaba que la CEDA quería terminar con la República. En este momento tan conflictivo el presidente de la generalitat proclamaba el Estado catalán dentro de la República, decisión que fue muy reprimida y terminó con la suspensión del Estatuto catalán. Tuvo también una gran relevancia la huelga general en Asturias, que supuso el control del territorio por parte del movimiento obrero, quienes sufrieron una gran represión militar diseñada por Franco que dejó muertos. Esta represión se extendíó por el territorio y supuso la creación de dos bandos que acabaron enfrentados en la Guerra Civil. El año 1935 supuso una radicalización tanto de la derecha como de la izquierda, en un contexto internacional caracterizado por la disyuntiva entre fascismo o democracia. En España, los partidos de centro-izquierda se unieron en el Frente Popular, defendiendo el restablecimiento de las políticas del Primer Bienio y la amnistía para los procesados por los sucesos de Octubre del 34 además de una política socialdemócrata. En las elecciones de Febrero de 1936, el FP obtuvo una mayoría absoluta, frente a la derecha que en este caso se presentó desunida.

Nada más conocerse los resultados de las elecciones se iniciaron los enfrentamientos. Los gobiernos presididos por Azaña tuvieron que hacer frente a importantes problemas como la radicalización del movimiento obrero o el pistolerismo de la derecha.


TEMA 8: LA II REPÚBLICA Y LA Guerra Civil EN EL PAÍS VASCO


Esta etapa se caracterizó en el País Vasco por el pluralismo político y social y el objetivo de lograr un Estatuto de Autonomía. Durante la II República se formaron tres grandes bloques políticos en Euskadi: el bloque de derechas encabezado por el carlismo, una fuerza contrarrevolucionaria y paramilitar, que obtuvo la mayoría en Álava y en Navarra, el bloque de izquierdas, compuesto por el PSOE, varios partidos republicanos y el PCE más adelante (frente Popular), fue mayoritario en Bilbao y su entorno; por último, el PNV evoluciónó hacia la derecha en 1931 y hacia el centro en 1936 y llegó a ser la primera fuerza política en Euskadi gracias a su predominio en Bizkaia y Gipuzkoa. La reivindicación de autonomía en el País Vasco tuvo su origen en la pérdida del régimen foral en 1876, el auge de los nacionalismos en Europa en el contexto posbélico y la creación de la Sociedad de Estudios Vascos, un foro de reflexión que desempeñó un papel muy importante en la gestación el Estatuto. En 1931, el PNV y el carlismo, unidos por el carácter católico, defendieron el Estatuto de Estella. En dicho estatuto destacaron, entre otras medidas, la limitación de derecho políticos de los inmigrantes (solo derecho al voto con 10 años o más de residencia), la capacidad del Estado Vasco de establecer un Concordato con la Santa Sede o las mayores atribuciones políticas para las Diputaciones que para el Gobierno Vasco. Este proyecto fue rechazado por las Cortes dado su carácter preconstitucional y en especial por lo relacionado con la cuestión religiosa, la limitación de derechos políticos de los inmigrantes y el reparto competencial, muy favorable al Gobierno Vasco. Más tarde, el PNV y las izquierdas elaboraron un nuevo proyecto de estatuto, el Estatuto de las Gestoras Provinciales, ajustándose al procedimiento establecido en la Constitución: En primer lugar el proyecto de las gestoras, después la aprobación por los ayuntamientos, el plebiscito popular y la aprobación definitiva en el Parlamento. En este proyecto, Navarra quedó excluida por el rechazo de los representantes de los municipios navarros en Junio de 1932 y se habló de País Vasco en vez de Estado Vasco. Se suprimieron las medidas discriminatorias contra la población inmigrante, se otorgó mayor peso a las instituciones comunes y se mantuvo el Concierto. Reivindicaba un menor grado de autonomía que el anterior, pero su tramitación fue frenada en el Parlamento Español por la victoria de las derechas en las elecciones de Noviembre del 33. En 1936, la victoria electoral del Frente Popular permitíó su entendimiento con el PNV para aprobar el Estatuto Vasco en las Cortes el 1 de Octubre, ya iniciada la Guerra Civil (1936-1939). Este Estatuto suprimíó toda referencia a los fueros o la integración de Navarra y establecíó unas grandes competencias para el Gobierno Vasco. El golpe militar de Julio de 1936 tuvo éxito en casi toda Álava y en Navarra, donde los requetés carlistas se sumaron en masa al ejército sublevado de los generales Mola y Franco. El golpe fracasó por completo en Bizkaia y Gipuzkoa. En el verano de 1936, el ejército de Mola, conquistó Gipuzkoa. El PNV aceptó que su diputado fuese ministro del Gobierno del socialista Largo Caballero a cambio de la aprobación del Estatuto por las Cortes republicanas y la formación del primer Gobierno vasco. Este fue un gobierno de coalición entre el PNV y el Frente Popular de hegemonía nacionalista. A consecuencia de la Guerra Civil no pudieron celebrarse elecciones al Parlamento Vasco,  los concejales de los Ayuntamientos vascos no ocupados eligieron a José Antonio Aguirre como primer Lehendakari. Durante apenas nueve meses en Bizkaia, el Gobierno vasco convirtió el Estatuto de 1936 en una autonomía máxima al ejercer plenos poderes. Mantuvo relaciones internacionales con delegaciones en Francia y Gran Bretaña, creó el ejército de Euskadi, acuñó moneda, expidió pasaportes, reorganizó la justicia y fundó la Universidad vasca en Bilbao. La Guerra Civil española fue también una Guerra Civil entre vascos, tuvo rasgos peculiares porque fue un conflicto entre católicos y porque el predominio del PNV hizo que no hubiese revolución social y que la Iglesia fuese respetada. En 1937, el ejército de Mola lanzó la ofensiva contra Bizkaia con los bombardeos de Durango y Gernika por la legión cóndor alemana. La destrucción de Gernika dio una dimensión internacional a la cuestión vasca. Finalmente, las tropas de Franco conquistaron Bilbao y toda Bizkaia, poniendo fin a Euskadi autónoma en Junio de 1937. Dos meses después una gran parte de los batallones nacionalistas se rindieron en Santoña.

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