Montesquieu (1689-1755)
Aristócrata, con nobleza, fue presidente del Parlamento de Burdeos. En su pensamiento cabe destacar, entre otros, los aspectos sguientes: d eun lado, su teoría de los climas; y de otro lado su teoría de separación de los poderes. En primer lugar, como importante cosechero de vinos de Burdeos y entendido en el comercio internacional, daba mucha importancia a los factores físicos, en especial a los climáticos. Todos estos elementos le sirven para explicar las difernecias y los cambios ue se producen en las distintas sociedades. Consideraba Montesquieu que la naturaleza humana no cambia, es decir, es inmutable, y por lo tanto el esquema hitórico puede ser aplicable a cualquier sociedad de cualquier período histórico; el hombre es siempre el mismo en todas las épocas, siempre que se mantenga en los mismos lugares, y por lo tanto el cambio social se produce como consecuencia de las migraciones y de los contactos culturales, favorecidos de forma especial por el comercio. En su obra
El espíritu de las leyes expone la naturaleza de las distintas formas de gobierno y las distintas leyes que se han dado los pueblos. Las leyes dependen y están relacionadas con el suelo, el clima y las formas de vida y costumbres de los pueblos; destaca con fuerza la importancia de las costumbres de cada pueblo. La teoría de Montesquieu esta apoyada en la fuerza de los contrapesos y de los poderes intermedios, como el parlamento y la nobleza frente a la monarquía con todo el poder: Gracias a Montesquieu la división de poderes en la organización de las sociedades se ha convertido en una especie de dogma político e histórico: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial, son tres elementos de contrapeso del poder; y no deben encontrarse en un solo hombre, por el contrario han de tener independencia unos poderes de los otros y ser ejercidos por personas distintas. En su obra Grandeza y decadencia de los romanos señala que existen unas causas generales que esplican tanto la grandeza como la decadencia de un pueblo.
Marx (1818-1883)
Marx nacíó en Tréveris; era hijo de un abogado judío. En la universidad siguió a Hegel y con Feuerbach entró a formar parte de la corriente denominada izquierda Hegeliana. Para Marx lo primero y lo fundamental es la realidad material; en cambio, todo lo ideal: costumbres, derecho, religión, cultura no son sino fenómenos derivados de la materia, las condiciones que determinan el modo de ver las cosas, de pensar y de obrar y, por consiguiente, todo el proceso de la historia humana, tiene sus raíces en lo material. Declara la guerra a toda metafísica. De igual modo rechaza toda las ideas religiosas como presupuesto para la creación de un mundo en el que el hombre sea el dueño de si mismo porque la religión es lo que mas quita al hombre la conciencia de su miseria al consolarse con la esperanza de otro mundo mejor, por eso afirma que la religión es el opio del pueblo. Conserva de la filosofía de Hegel la idea del eterno devenir de la superación de los contrarios, el avance incesante hacia lo nuevo; esto es, mantiene los tres elementos de análisis hegelianos:
Tesis, antítesis y síntesis
Concibió Marx su visión de la historia después de estudiar las revoluciones de su tiempo y de analizar con detenimiento la industiralización de madiados del Siglo XIX. La industrialización había atraído a los obreros que procedían del campo y se habían incorporado a la ciudad y al trabajo en las fábricas. Su vida en la ciudad industrial volvía a situarlos a un trabajo duro y de jornadas largas que no les evitaba la miseria. El análisis de esta situación social, tanto del fracaso de las revoluciones como de los obreros industriales, está a la base del materialismo histórico de Marx y Engels. En la sociedad de un lado están los propietarios de los medios de producción que forman un pequeño grupo, y de otro lados los obreros, los proletarios que conforman una masa. Esta realidad social ha creado un grupo social muy grande, una clase social, alejada de la propiedad privada de los medios de producción, ya que la propiedad está en manos de unos pocos. La industrialización, la tesis, estaba dando ocasión de una clase social, el proletariado, esto es, la antítesis, que podía y debía de ser según Marx. La revolución industrial por tanto, lleva en sí misma la contradicción social que haría posible su propia destrucción. El materialismo histórico se define a partir de su propósito, de transformar el mundo y de los medios que propone para llevar a cabo sus aspiraciones, la intención básica del Marxismo es crear las condiciones necesarias entre el proletariado para hacer la revolución política contra el capitalismo y la burguésía. La primera formulación clara de su pensamiento la encontramos en El Manifiesto del Partido Comunista de 1848. En su obra contribución a la crítica de la economía política, expone Marx lo que se conoce como el canón doctrinal del Marxismo. Todas estas ideas las desarrolla Marx de forma más amplia en su obra fundamental titulada El Capital.Tácito(54-117 d.C)
Se desconocen casi todo lo referente a su vida personal y existen dudas a la hora de establecer su currículum público que pudiera fijarse de esta manera: «Vespasiano le hizo cuestor; fue nombrado edil o tribuno de la plebe bajo el reinado de Tito y pretor con Domiciano; tras la muerte de este, fue cónsul durante un año; hacia finales del reinado de Trajano fue nombrado procónsul de Asía». Era un aristócrata, no tanto por pertenecer a una familia de rancio abolengo, cuanto por formar parte d la alta clase media cuyo origen hay que buscarlo en el desempeño de altos puestos en la administración del Estado. Tácito fue sobre todo un abogado; su cliente era Roma. Fue el más grande de los historiadores de la antigüedad latina. Tácito escribe una historia imperial en la que los acontecimientos del Imperio aparecen con la importancia suficiente para contrarresar el relato de intrigas, asesinatos y horrores que acontecía en la propia capital del imerio; Roma, la corte, se había convertido en el centro de intrigas, de murmuraciones, de todo tipo de conjeturas malévolás. En verdad que lo hace así y destacan sus relatos por el gran detalle con que son tratados los hechos. Tácito escribe al dictado de los acontecimientos de los que tomó parte directa o indirectamente; nos describe con gran detalle la vida de Roma, pero no elabora su obra conforme a un plan previamente definido. Escribe para dejar constancia de las virtudes y de los vicios que en el orden político acontecieron en aquel tiempo a fin de que, tanto los lectores coetáneos como aquellos que lean sus paginas en la posteridad, tengan la ocasión de aplaudir aquellas y despreciar estos; escribe para poner de manifiesto como el mal gobierno bajo el reinado de los malos príncipes, su estado deánimo y su humor cambiante, pueden determinar el acontecer histórico. Se ha elogiado su obra porque está llena de personajes, unos más y otros menos destacados, de aqulla Roma. Las fuentes de donde extrae sus datos son diversas y abundantes: la tradición oral y el rumor, los documentos y las obras editadas. En cuanto a la primera, ¿cómo verificar que las noticias orales o los rumores que le llegan se atienen con la verdad de los hechos? Cuestión de muy difícil solución. Usa numerosos documentos oficiales y con frecuencia cita los documentos que ha consultado por asegurar su argumentación. En cuanto a las obras de autores precendentes adopta un método divergente; las acepta y reproduce; cuando dicen cosas distintas respecto de un hecho, incluye la diversidad y cita a los autres, aunque a veces manifiesta su perplejidad ante la divergencia encontrada en la distintas fuentes.
Tito Livio (59a.C. – 17a.C.)
.- Nacíó en Padua aunque pasó l amayor parte de su vida en Roma. Escribíó bajo el patrocinio directo de Augusto. Su obra revela que viajó poco y leyó mucho. Se propuso escribir la historia del pueblo romano desde los comienzos de la ciudad bajo el título:
Ab urbe condita
Tito livio deja claro que «en mi opinión, el origen de una ciudad tan grande, y el establecimiento de un Imperio que sigue en poder al de los dioses, se debíó a los hados». Abundan en su obra los presagios y los prodigios de los dioses. Escribe como un romano para cantar la grandeza de Roma y para advertir a los romanos acerca de la colección de virtudes que habían hecho grande a Roma y enumerar los vicios que habían amenazado con su destrucción. La historia de Roma está llena de guerras.Ab urbe condita está llena de discursos; hay más de cuatrocientos discursos en los treinta y cinco libros que han llegado hasta nosotros. Reuníó los anales tradicionales de la antigua historia de Roma y construyó con ellos una narración unitaria. Tito Livio se encontró, por un lado, con un buen número de leyendas y, por otro, con los datos proporcionados por los anales citados y se planteó el dilema de la valoración de sus fuentes. Tenían tres salidas: repetir, rechazar y aceptar. A veces repite advirtiendo los aspectos legendarios; otras, los rechaza; en ocasiones, frente a la abundancia de materiales tradiconales en Roma