El Concepto de Dios: Entre la Necesidad Filosófica y la Experiencia Religiosa
La Necesidad de un Fundamento: Ser y Existencia
Dios, en su acepción más fundamental, se entiende como aquello en virtud de lo cual el Mundo es como es. Es la raíz más profunda que explica y da razón de la realidad. En este sentido, Dios es lo más radical que hay.
Su modo de existir es particular, distinto al de los objetos del mundo. Mientras que los objetos son contingentes (existen, pero podrían no existir), Dios, al explicar la totalidad de lo existente, es NECESARIO (existe y no puede no existir). A este modo de existir lo llamamos Ser, en contraste con la existencia, que es el modo en que el Mundo se manifiesta.
La primera característica del concepto de Dios es, por tanto, ser algo necesario que subyace a la realidad. Dado que la realidad se caracteriza por su contingencia y constante cambio, el Ser (Dios) debe ser lo contrario: inmutable. Solo en la inmutabilidad se puede encontrar un cimiento estable que explique la variedad del mundo y evite el caos. Si hay orden, debe haber un soporte que lo sustente.
Religión y Filosofía: Dos Vías de Aproximación
El cambio en el Mundo es una constatación directa. La pregunta por aquello que lo explica ha surgido desde los primeros momentos de la humanidad. La religión, como primer discurso, ha intentado responder a esta pregunta fundamental a través de diversas formas: animismo, politeísmo, monoteísmo, etc.
La religión aborda estas cuestiones de forma mítica, a través de narraciones en libros sagrados que requieren interpretación. Los seres humanos observan e interpretan la realidad. La exégesis es el término correcto para definir la interpretación de un libro sagrado.
La filosofía, por su parte, aborda la misma pregunta de forma racional. La primera pregunta filosófica, «¿Cuál es el arjé del mundo?», ya plantea, de alguna manera, la cuestión de Dios. La diferencia radica en que la filosofía busca respuestas racionales, mientras que la religión se basa en la verdad revelada, la palabra de Dios contenida en textos sagrados.
Diferencias Conceptuales: Dios y Arjé
Ser implica necesidad: es aquello que debe estar para explicar la realidad. No cambia, es perfecto e inmutable. La filosofía ha identificado este concepto con Dios o el arjé. Sin embargo, existe una diferencia crucial: Dios es un concepto más trascendental y personal (Providencia), mientras que el arjé es una idea más inmanente y no personal. Existir, en cambio, implica contingencia: es aquello que puede o no estar. Su presencia no es necesaria; es parte del Mundo (o Universo), en constante cambio y desarrollo.
La Experiencia de lo Numinoso: Rudolf Otto
La experiencia del encuentro con el Ser es descrita por Rudolf Otto a través de los conceptos de mysterium tremendum, mysterium fascinans y sentimiento de criatura, que forman parte de la experiencia de lo numinoso.
- Mysterium Tremendum: Sensación de sobrecogimiento y temor reverencial ante lo sagrado. No es un temor común, sino una mezcla de respeto y estremecimiento ante lo inmenso e insondable.
- Mysterium Fascinans: Atracción hacia la realidad sagrada, generando admiración y deseo de acercamiento.
- Sentimiento de Criatura: Percepción de la propia pequeñez y dependencia absoluta frente a lo trascendente. Conciencia de la finitud ante una realidad infinita.
Estas tres dimensiones se combinan en la experiencia de lo numinoso: sentimos temor y fascinación, y reconocemos nuestra condición de criaturas.
Consideraciones adicionales (Notas para desarrollo futuro)
- Profundizar en la inmanencia de Dios, los presocráticos, la diferencia entre Mundo y Dios, la contingencia humana, y la ausencia de conciencia y voluntad en Dios.
- Explorar las implicaciones de la inexistencia de Dios, las pulsiones, la sublimación, los complejos de Edipo y Electra, la respuesta religiosa, el animismo, el tótem, el tabú y el padre simbólico.