La retórica:
es el arte del bien hablar, orientado a lograr la persuasión del auditorio. Se convirtió en objeto de enseñanza, transmitiendo un sistema adquirido a partir de una técnica ajustada a reglas doctrinales para llevar a cabo con éxito una obra artística, esto es, una pieza de oratoria. La enseñanza de la oratoria:
se centró especialmente en componer discursos, finalidad socialmente relevante para formar abogados y políticos. Pero los conocimientos alcanzados y las prácticas realizadas en los estudios de retórica escolar se utilizaron pronto en la poesía y en otros géneros literarios. La retórica escolar clasificó los discursos en tres géneros:
Discurso judicial:
sus principales funciones eran las de acusación y defensa.
Discurso deliberativo:
Sus funciones eran las de consejo o disuasión.
Discurso epidíctico:
sus funciones eran las de alabanza o reproche. Para la buena elaboración de un discurso judicial, el orador debía partir de una buena preparación inicial sobre las materias de las que se vería obligado a hablar durante el discurso. Tras esta preparación, comenzaría la elaboración del discurso en cinco fases:
Inventio:
consiste en la búsqueda de todos los datos adecuados al tema tratado en el discurso y a sus circunstancias.
Dispositio:
es la ordenación de todos los datos. El esquema habitual es: Exordium, Narratio, Argumentatio y Peroratio.
Elocutio:
Consiste en la redacción correcta del discurso.
Memoria:
Consistía en aprender de memoria el discurso ya redactado.
Actio:
ensayar la proclamación del discurso./ Había tres escuelas de retórica en Grecia y fueron adaptadas en Roma:
Escuela aticista:
su fin era informar y enseñar con estilo fácil.
Escuela asíática:
su fin era deleitar y conmover, utilizando para ello un lenguaje con abundantes recursos estilísticos.
Escuela rodia:
Empleaba un estilo u otro de los anteriores según la parte del discurso.
Cicerón:
Es el autor más representativo del género; de él conservamos tratados y discursos. Estudió gramática y retórica en Roma, teniendo como maestros a los mejores oradores de la época. Su obra (los discursos) puede dividirse en dos grandes grupos: los discursos judiciales y los políticos. Dentro de los discursos judiciales hay que distinguir entre aquellos pronunciados como abogado defensor y como abogado acusador. Su primera intervención en la vida política fue un discurso judicial “En defensa de Sexto Roscio de Ameria”, en el uque se enfrentó al dictador Sila. Cicerón temiendo las represalias de Sila y queriendo ampliar su formación como orador, se trasladó a Grecia y a Asía Menor, donde estudió retórica y filosofía. Al regresar a Roma desempeñó el cargo de cuestor. En el año 70 a.C, defendíó a los sicilianos acosados por el pretor de su provincia, Verres. A partir de entonces seráconsiderado como el primer orador de Roma. Es elegido pretor y en el año 66 a.C pronuncia su primer discurso político “En favor de la ley Manilia”, en el que apoya la candidatura de Pompeyo al mando supremo del ejército, buscando con este discurso la amistad del general.En el 63 a.C es nombrado cónsul. Tres años mas tarde Cicerón, abandonado por los nobles y acusado por los populares de actuación ilegal en la condena a muerte de los conjurados, es desterrado. Al estallar la güera civil entre César y Pompeyo, apoya políticamente a Pompeyo. Tras la derrota de Pompeyo en Farsalia, vuelve a Italia, donde César lo recibe generosamente. Pronuncia discursos a favor de antiguos partidarios de Pompeyo “En defensa de Marcelo” y “en defensa de Ligario”, en los que demuestra su agradecimiento y apela a la clementia de César, de la que hace un desmedido elogio. Al ser asesinado César y pretender Antonio ocupar su puesto. Cicerón se opone pronunciando catorce discursos, las Filípicas.Cicerón apoya a Octavio y, al formarse el segundo triunvirato, Cicerón fue condenado a muerte a instancias de Antonio. Los discursos y tratados de este escritor tienen innegable valor literario. Sirvieron de principal modelo de las escuelas de retórica que proliferaron en el silo siguiente y han formado a humanistas de todas las épocas.
Quintiliano:
Durante el Imperio, la oratoria empieza a perder su carácter de utilidad pública. El género retórico mas utilizado es el epidíctico. Su obra principal “sobre la educación del orador” se divide en doce libros. Está basada en un vasto conocimiento teórico y en un juicio personal de la poesía y la prosa griegas y romanas y, sobre todo, en su propia experiencia en la escuela y su práctica como orador. Intenta que su obra sea un plan de enseñanza oratoria. Señala constantemente a Cicerón como modelo. El mismo forjó su estilo a partir de Cicerón, aunque sin renegar del todo de los nuevos tiempos. Cree que la razón principal de la degeneración se debe al abandono de los modelos clásicos, pero no entró en un análisis de las causas políticas y culturales, que eran mucho más profundas. Quintiliano recupera los principios oratorios ciceronianos según los cuales debe formarse al buen orador logrando una gran influencia en la educación del Renacimiento. En esta época, la técnica literaria de Cicerón fue considerada como el único modelo de composición oratoria digno de ser tenido en consideración. Sin embargo, Quintiliano no trató de copiar íntegramente el estilo de Cicerón; escribíó en la lengua compleja de su tiempo.