Concepto de música cívica




Lutero: La Reforma protestante y la batalla antimoralista en relación con la música



Martín Lutero (Alemania, 1483-1546). Estudió griego y hebreo para profundizar en el significado de la Biblia.      El Papa León X, amante de las artes, decide construir la nueva Basílica de San Pedro en Roma, necesitando para ello mucho dinero. En 1517 Lutero publicó las “95 Tesis”, iniciando la Reforma Protestante, que dividíó a la comunidad cristiana. Será excomulgado por el Papa en 1521, pero muchos príncipes alemanes le apoyaron y se hicieron protestantes.      Lutero tradujo la Biblia al alemán, acercando las Escrituras al pueblo. Reorganizó la litúrgia: de los siete sacramentos, consideró sólo tres como válidos: la penitencia, el bautismo y la eucaristía.  Fomentó la tradición de cantar himnos en alemán. Cantus firmus (melodía que sirve de base a una composición polifónica.      Lutero tenía una buena formación  musical, tocaba el laúd, la flauta y cantaba.
Él como buen neoplatónico, coincide en que la música es un Don de Dios.

También al igual que San Agustín ve en la música un poder para modificar el carácter de las personas “tiene poder para  hacer feliz al desgraciado, dar valor al desesperado, humildad al soberbio, y para hacer disminuir la envidia y el odio”. Vemos pues la música como algo educativo y terapéutico. Estas dos ciencias pueden dar  paz a las almas turbadas.    
 Por otra parte la música vocal y en general las composiciones corales a cuatro voces son la base de la liturgia protestante. Lutero  valora muy positivamente el canto de los himnos en la liturgia y para justificar está práctica se apoya en los numerosos ejemplos que contiene tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo. La música como camino de virtud.      Tras la Reforma protestante se intenta forjar una concepción nueva de la música como lenguaje autónomo.       El valor ético, religioso y edificante de la música se hace nacer propiamente del sonido, del placer producido por la melodía, la cual ennoblece de por sí, por su valor musical, el espíritu humano.      Dentro del mundo luterano, la música se concibe como valor autónomo, en el sentido de que la elevación del alma viene producida por la música en tanto música; asimismo, el placer conexo a la fruición musical deja de concebirse como un mal soportable o como un incidente irrelevante, pasando a considerarse un don divino.      
La concepción que alberga Lutero acerca de la música se halla bien sintetizada en una carta que escribíó, en el año 1530, al músico Senfl, pidiéndole que le compusiera un motete:: “La música es, más o menos, una disciplina que vuelve a los hombre más pacientes y dulces, más modestos y razonables.
Es menester habituar a los jóvenes a este arte, dado que vuelve a los hombres buenos, delicados y diligentes en todo. El canto es el arte más bello y el ejercicio mejor. El desarrollo que presenta la música instrumental en el mundo germánico-anglosajón tiene sus premisas teóricas e ideológicas en el pensamiento de Lutero, quien reconoce por primera vez, un valor positivo al placer producido por los sonidos y pleno derecho y dignidad educativa a la música en sí misma, independientemente del servicio que preste en otra funciones accesorias o extrañas a ella.



Otras Reformas Religiosas:




El Calvinismo


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Juan Calvino:

nace en el año 1509. No se ordenó ni profesó en ninguna orden religiosa, sino que fue un erudito humanista. Se instala en Basilea y en 1536 publica “Institución cristiana”, que será la base de una nueva religión reformista. No admite sacerdotes ni imágenes, cada cristiano debe interpretar la Biblia según su conciencia. Toda la vida del calvinista es dedicarse a honrar a Dios, como fin supremo de la vida. El moralismo y puritanismo calvinista, introducen otra vez un elemento fuertemente restrictivo, de molde tradicional, con respecto al liberalismo luterano, que había abierto la puerta a una nueva forma de conceptuar la música.


La música y la Contrarreforma católica

El Concilio de Trento (1545-1563) que se dilató en muchos años, fue dirigido por los papas, Paulo III, Julio III y Pío IV. La Contrarreforma tuvo como misión, la renovación de la Iglesia Católica, tomando medidas para evitar los abusos y relajamientos del clero y, evitar el avance del protestantismo. El arte de la Contrarreforma es el estilo Barroco.       Con respecto a la música religiosa, las quejas que se escucharon en Trento se referían a su espíritu frecuentemente profano, tal como lo evidenciaban las misas basadas en cantus firmus populares y la compleja polifonía que imposibilitaba la comprensión de las palabras. La declaración final del concilio tuvo carácter muy general: se manifestaba simplemente que debía evitarse todo lo “impuro y lascivo”, para que “la casa de Dios pueda ser llamada, casa de oración”.     

Acta del Concilio de Trento

“Todas las cosas deben de estar ordenadas de tal manera que las misas, se celebran con música o no, lleguen tranquilamente a los oídos y corazones de aquellos que las escuchen, cuando todo se ejecute con claridad y velocidad correcta. Se ha puesto en duda la veracidad de esta leyenda.            Las exigencias que plantean los papas trentinos en orden a eliminar del quehacer polifónico la barbarie, la obscenidad, los contrastes y todo lo considerado superfluo, conduce, a su vez, a la suntuosa música litúrgica de la Contrarreforma: la cantanta sacra y el oratorio.



La “Camerata” de los Bardi y la teoría de los afectos

La relación entre música y palabra, entre lenguaje musical y lenguaje verbal, entre lenguaje de los sentimientos y lenguaje de los sonidos, que había surgido en la crisis del mundo musical polifónico, se convierte en un problema que necesita una solución.  

Nicola

Vicentino, teórico y discípulo de Willaert, en su tratado “La antigua música reducida a la moderna práctica”, del año 1555, afirma la supremacía de la palabra al compararla con la música.  

La Camerata

Florentina o de los Bardi, era un grupo de humanistas, músicos, poetas e intelectuales de Florencia que se reunían a finales del Renacimiento (1573) bajo el patrocinio del conde Giovnni de Bardi. La Camerata Florentina, propuso crear una nueva clase de música


El verdadero animador de este salón literario-musical del Renacimiento florentino tardío, fue más que el conde Bardi, el músico, laudista, compositor y teórico Vincenzo Galilei (padre del astrónomo Galileo Galilei), quien, en el famoso Diálogo de la música antigua y moderna” (1581), trazó los principios fundamentales por los que se regiría el nuevo estilo musical, que no surgíó en otro sitio sino en ese cenáculo de sabios.  
El retorno ideal a la música griega conllevaba, ante todo, la constatación que se hizo en la Edad Media como largo período histórico de decadencia y de oscuridad. La sencillez y la claridad de la nueva armónía tonal encuentra su esencia en la pretensión de determinar, la relación existente entre música y palabra, relación que había sido comprometida gravemente por la peculiar estructura de la música polifónica.  
Galilei afirma que la monodia es más verdadera que la polifonía, no sólo porque los griegos la hubieran adoptado en su día, sino, sobre todo, porque es más natural, es decir, acorde con la naturaleza del hombre.  
Galilei realizó el “Lamento a Ugolino, en el infierno de Dante”, imitando lo que creyó que podía ser la música de la Antigua Grecia.  
Desde esta perspectiva, el intervalo se convierte en el elemento privilegiado desde el punto de vista expresivo;
La polémica contra la irracionalidad del contrapunto se desenvuelve también en este plano. El movimiento contrario de las partes de una composición polifónica es un procedimiento que, según Galilei, anula todo efecto posible: si cada intervalo, así como cada modo musical, tiene su “ethos” –imita o expresa cierto sentimiento-, cuando dos voces proceden por movimientos contrario, todos los intervalos habrán de invertirse, de esto no podrá derivarse más que un conjunto confuso de sonidos en el que los efectos de una melodía se volverán nulos por obra de los efectos de otra.   
El hecho de privilegiar el intervalo melódico al cotejarlo con el acorde de varios sonidos significa que Galilei funda la posibilidad de una uníón entre música y palabras en principios claros y racionales. Cada palabra o grupo de palabras expresa un concepto o un sentimiento que se corresponde con determinados intervalos melódicos. La práctica polifónica superpone diversas palabras y melodías “sin cuidar en absoluto que, al mismo tiempo que una de esas partes canta las palabras iniciales, otra parte cante no sólo las del medio o las del final del mismo concepto, sino el principio, la mitad o la conclusión de otro concepto distinto…Esto es causa de tanta imperfección y le roba a la expresión del afecto, en quien suele conmoverse  cuando escucha música”.    
La polifonía supónía entonces una prevalencia de los derechos de la música sobre los de las palabras; de este hecho parte la acusación del hedonismo que Galilei dirige a los músicos de su tiempo, “los cuales han convertido la razón en una esclava de sus apetitos”.    
La polémica de un laico como Galilei que se declara a favor de una eficaz “expresión de los afectos”, no es muy diferente a la que se declara dentro del sector eclesiástico, en defensa del texto litúrgico y de la comprensión adecuada de éste, contra la música polifónica de la época.    
La polémica que se desarrolla contra la polifonía se sedimenta en la concepción que se generaliza de la música como algo antihedonista y racionalista. “Debido al puro placer que los acordes deparan al oído – continúa afirmando Galilei_, no hay nadie que no juzgue las músicas polifónicas, por su variedad, magníficas e imprescindibles; sin embargo, por lo que concierne a la expresión conceptual son pestíferas, ya que no resultan aptas para otra cosa que no sea hacer del  concierto algo variado, lo que no siempre, sino más bien nunca, conviene a la expresión de concepto alguno, tanto del poeta como del orador”.     
En los planos filosófico y estético, la batalla de Galilei y de la Camerata de los Bardi se dirige contra el hedonismo: se halla a favor de una música que no sea sólo placer sensitivo sino, primordialmente, expresión e imitación de los afectos. L

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