Naturaleza
Para Aristóteles, la naturaleza comprende todos los seres naturales dotados de movimiento. La física estudia la naturaleza, que es definida como «el principio interno del movimiento y el cambio». Aristóteles distingue entre:
- Seres naturales: aquellos que tienen en su interior la causa de los cambios que experimentan, ej: la semilla que se transforma en árbol.
- Seres artificiales: aquellos que no tienen en su interior la causa de los cambios que experimentan, sino que esta causa es externa, ej: la madera del árbol se convierte en mesa por la acción de algo externo, el ser humano.
Aristóteles da prioridad a la causa final a la hora de explicar los fenómenos de la naturaleza. Tiene, por tanto, una concepción teleológica y afirma que la naturaleza no hace nada en vano, es decir, que todo lo que acontece tiende a un fin. Los cambios propios de la naturaleza son:
- Cambio sustancial: se relaciona con la generación de una nueva sustancia o la destrucción de una sustancia que ya existe (generación y destrucción), ej: gusano de seda (destrucción) -> mariposa (generación).
- Cambio accidental: consiste en la modificación de los atributos o propiedades de una sustancia:
- Cambio cuantitativo: es la sustitución de una cantidad por otra en la sustancia (aumento y disminución).
- Cambio cualitativo: es la sustitución de una cualidad por otra en la sustancia (alteración).
- Cambio de lugar: es la sustitución del lugar que ocupa una sustancia por otro lugar (desplazamiento), ej: las hojas que se caen del árbol.
Alma
Aristóteles diferencia entre seres vivos e inertes. Existen tres tipos de alma:
- Alma vegetativa: es propia de los animales, los vegetales y humanos; se encarga de las funciones vitales: nutrición, crecimiento y reproducción.
- Alma sensitiva: es propia del ser humano y de los animales. Función: deseos, movimiento y percepción sensible.
- Alma intelectiva: es exclusiva del ser humano. Función: voluntad y pensamiento.
Según Aristóteles, el alma es la que le da vida al cuerpo, y la conexión se presenta entre el alma (la forma) y el cuerpo (la materia), no tiene esencia uno sin el otro. «El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos«. El alma es el principio de las funciones del ser vivo, por ello, cuerpo y alma no son separables: un cuerpo sin alma dejaría de ser un organismo o un animal, y un alma sin cuerpo no sería nada. Por lo tanto, Aristóteles niega la preexistencia, la inmortalidad, la transmigración del alma. Aristóteles defiende la unidad del alma que está presente en todo el cuerpo. No es el alma la que siente o piensa, sino todo el ser humano gracias al alma. También admite la posibilidad de inmortalidad del entendimiento agente.
Felicidad
Para Aristóteles, la felicidad es el fin final o «bien supremo» del hombre, el fin al cual están destinadas todas nuestras acciones, el objetivo de la vida de los seres humanos. Excluye a las mujeres, sobre todo. Consiste en el ejercicio perfecto de la función propia del hombre. La función propia del hombre es la racionalidad (alma racional), tanto en el conocimiento como a la hora de establecer un criterio que guíe su conducta. La felicidad supone, por tanto, dedicarse a la vida contemplativa (el conocimiento), cultivando las virtudes dianoéticas. Pero además implica guiar nuestra conducta a través de la razón, desarrollando el hábito de actuar de forma moderada, como haría el hombre prudente, es decir, sabiendo escoger en cada situación, el término medio (virtudes éticas). También haría falta disponer de una cantidad moderada de bienes naturales para poder dedicar la vida al conocimiento. Finalmente, la persona no es feliz aislada, sino viviendo en la ciudad. La ciudad surge para satisfacer necesidades como, por ejemplo, la ayuda mutua o la defensa, pero permanece para garantizar que los ciudadanos consigan una vida buena o feliz.
Causa
Causa es todo aquello que es necesario para que se produzca un fenómeno. Para Aristóteles, la pregunta ¿por qué sucede un fenómeno? puede tener 4 posibles respuestas y, por tanto, hay 4 causas:
- Causa material: hace referencia a aquello de lo que está hecha la sustancia.
- Causa formal: la forma o esencia de la propia sustancia.
- Causa eficiente: el agente que produce el cambio o la sustancia.
- Causa final: el objetivo, el fin al que tiende (el para qué).
Aristóteles da prioridad a la causa final a la hora de explicar la naturaleza o la conducta humana.
Potencia-Acto
Potencia y acto son conceptos mediante los que Aristóteles explica el movimiento y el cambio. Para enfrentar el problema del movimiento, Aristóteles reflexiona del siguiente modo: todo ser tiene dos aspectos o dimensiones: «lo que ya es» (acto, por ejemplo, un árbol) y «su capacidad para llegar a ser lo que aún no es» (la potencia, por ejemplo, una semilla).