Texto 1:
El titulo del libro de Nietzsche “el crepúsculo de los ídolos” se refiere al crepúsculo en sentido figurado de las mismas Ideas de la historia de la filosofía y cultura representantes del centro y objetivo del mundo intelectual, conocimiento racional, moral y religión. Los “ídolos” son las ideas centrales. El Bien de Platón, el pensamiento de Descartes y en general, cualquier idea de realidad última, sustancia o ser perfecto. Nietzsche transforma los sistemas filosóficos anteriores basándose en el gran fallo de la misma, que se había olvidado de la vida. Los filósofos anteriores al no poder controlar la forma cambiante o fugitiva de la realidad sostenían que ese mundo físico, sensible… no era la verdadera realidad. Esta residía en las ideas y pensamiento afirmando que ese Mundo Inteligible de Platón es más real que este en el que vivimos. Nietzsche sostiene que así nos olvidamos de la vida al inventor del mundo y no ver la realidad como es “la razón de la filosofía” se ha inventado sistemas de conceptos que inmovilizan y matan la realidad. Los filósofos racionalistas se comportan como sepultureros enterrando la vida, o más bien momificadores, sustituyendo la vida por un pálido reflejo inerte.
Texto 2:
Se menciona a Heráclito (filosofo del “todo fluye”) que mantiene que la armonía surge del conflicto con una realidad basada en conflicto, creación y destrucción, y opone su nombre al “resto del pueblo de los filósofos” observándose una total falta de respeto de Nietzsche por el sentimiento castizo y aristocrático de los filósofos. Asesta así una bofetada al orgullo de los filósofos clásicos y señala que no tienen nada de aristocráticos, pues rechazan lo que muestran los sentidos. Nietzsche quiere apuntar que los filósofos rechazan ese cuerpo al que los sentidos pertenecen. No solo que los sentidos yerran y no muestran la realidad sino que el cuerpo peca apartándonos de esa “buena voluntad” o deber y ley moral de Kant. Se afirma naturalista mientras el resto de filósofos se muestran “sobrenaturalistas” pues han mirado a lo sobrenatural, han sido espíritus religiosos, como los sacerdotes.
Texto 3:
Los filósofos han sido tan racionalistas que se han conducido como creyentes cualesquiera. si la filosofía se ha comprometido con este mundo antinatural , despreciando el cuerpo y los sentidos, entonces habrá que devolverle al cuerpo sus derechos, empezando por los sentidos. Nietzche empieza por el olfato, uno de los sentidos que parecen menos humanos, cosa de perros, de filósofos cínicos. No se refiere a la vista, metáfora que pone Plantón en sus símil del sol para explicar su Idea del Bien, ni el oído, fundamental en el cristianismo por la institución de la confesión. Para Nietzsche el olfato es más fiable que un instrumento de precisión. Si ese olfato es tan útil para el conocimiento será capaz de detectar no solamente lo que huele bien sino también lo que huele mal, como la corrupción y enfermedad. Nos comunica que la tradición filosófica apesta; no en vano se entretiene con muertos aunque sean conceptuales. O sea, la razón que produce conceptos, los descubre, produce ciencias exactas como la matemática y la lógica, lo que está haciendo es acabar con lo que la vida tiene de más real, es decir, lo que manifiestan los sentidos y cuerpos. Es decir, este mundo y no el otro que se inventaron los filósofos y sacerdotes.
Texto 4:
Idiosincrasia se define como: rasgos, temperamento, carácter,… distintos y propios de un individuo o de una colectividad. El individuo en este caso es el filósofo.
A Nietzsche le parece importante la manera de ser del filósofo con respecto a las ideas que defiende. Sin embargo, tradicionalmente lo importante son los argumentos, explicaciones objetivas, métodos y pruebas científicas, cuanto más matemáticas mejor. Sostiene que el carácter propio de los filósofos es poner como primero y principal lo que no lo es, lo secundario. Lo que debe venir al final, si tienen que venir, son los conceptos supremos, es decir, las grandes palabras y conceptos que han ocupado la mente de los filósofos que han considerado como verdadera realidad las ideas platónicas como la belleza, justicia… Nietzsche, atacando de raíz la tradición, defiende la validez de esas mismas ideas. No son más que “sintomas2 del carácter de los filósofos como personas religiosas, creyentes que se contradicen porque sostienen que su inteligencia es plena y metódicamente racional. Si son síntomas el filósofo será un enfermo que tiene que inventarse otro mundo y otra verdad más verdaderos, inmutables. Para Nietzsche los conceptos y valores de un filósofo son lo mismo,.
Los conceptos con los que percibimos y explicamos la realidad equivalen a puntos de vista sobre esa realidad, a la manera en que nos fijamos en unas cosas y dejamos de lado otras. Advierte que estos conceptos , que culminan en la idea de Dios, todas estas ideas que descubre o inventa la razón, no son más que productos de los filósofos racionalistas incapaces de afirmar la realidad y la vida tal y como son . Por eso son ídolos, es como creerse que la momia es la persona viva, por eso los filósofos son tejedores de telarañas para Nietzsche.
Texto 5:
Nietzsche argumenta contra Platón y Descartes, pues se basan en la razón, es decir, en la creencia de la razón. Para Nietzsche esta razón es un prejuicio y se constituye a base de prejuicios, como una especie de adoración a la “diosa” razón, como si fuera lo más alto y supremo. Se oponía a Descartes, quien sostenía que la razón inspirada en un método era capaz de deshacerse de prejuicios, creencias infundadas por la experiencia de nuestro aprendizaje o enseñanzas contradictorias que nuestros maestros nos infunden. La razón no nos pone en contacto con lo superior, un mundo inteligible, sino que se basa en lo más grosero, el lenguaje.
Más que sea grosero se trata de creer que consiste en una ingenuidad, un fetichismo. Como si todo lo que decimos se correspondiera con lo que sucede realmente en el mundo; parece cosa de niños, pero para Nietzsche los filósofos son justamente niños crédulos.
“el problema del error y de la apariencia” expresa Nietzsche. El primer error radica en diferenciar una apariencia de una realidad. Una realidad conocida a través de la razón, matemática primero y finalmente por la filosofía dialéctica, como se nos dice en el símil de la línea, una realidad que finalmente conoce el prisionero liberado que finalmente ve el SOL (bien). No es poco el conocimiento del filósofo que conoce la Idea del Bien y el resto de ideas que de ella emanan, pues puede trasladarlo a la ciudad, la política y la sociedad, de manera que en la práctica se convierte en virtudes de los componentes del estado ideal platónico.
Texto 6:
Nietzsche considera un conocimiento tan esencial como la denuncia de las ideas que la filosofía anterior ponía como fundamentales. Estos valores e ideas de la filosofía pasada implican una anulación de la realidad, de la vida, cambio e historia.
Lo denomina nihilismo, porque es la conversión de la vida, de la alegría, de la fuerza, en nada. Los filósofos y sacerdotes se han encargado de anular la vida con conceptos de un mundo que sostienen más verdadero que el sensible. Quien niega esta vida que solamente a través de los sentidos podemos conocer, vive en sí una enfermedad teniendo que inventarse mundos más verdaderos como en Plantón y el cristianismo. Se tratan, el filósofo y el religioso, de personas debilitadas que han olvidado lo fundamental de la realidad, que es la voluntad de poder. Una realidad consiste en superación. Esta voluntad de poder hay que afirmarla, permitir que todo se repita. Es la idea del eterno retorno que Nietzsche defiende como una de sus doctrinas fundamentales., que correspondería seres que fueron capaces de ir mas allá de las ideas de los filósofos y de los religiosos, el ideal ético del superhombre. Nietzsche defiende que no existe un “mundo aparente” enfrentado a un “mundo verdadero”. Este mundo conocido por la razón es una ficción que se basa en creer que las palabras son la verdad. Las palabras son metáforas que sirven a la realidad y dan lugar a conceptos. En una vida decadente los conceptos son esos que los filósofos sostienen que son el mundo verdadero. Para Nietzsche son ídolos cuyo crepúsculo ha legado.