La Crisis de Suez de 1956: Un Punto de Inflexión en Oriente Medio
Antecedentes del Conflicto
En 1947, la ONU aprobó el Plan para la partición de Palestina, una resolución que contemplaba la formación de dos Estados sobre el Mandato Británico. Los Estados árabes circundantes, así como la dirigencia árabe-palestina, rechazaron este acuerdo y declararon la guerra al Estado judío al momento de declarar su independencia. Esto provocó la guerra árabe-israelí de 1948, en la que participó, entre otros, el entonces Reino de Egipto. Esta guerra acabó con la victoria de Israel, que no sólo obtuvo su independencia, sino que vio su territorio ampliado con respecto al trazado del plan original de la ONU.
Nacionalismo Árabe y Tensiones Crecientes
La victoria israelí causó que la opinión pública de los países árabes demandara una nueva guerra para acabar con Israel. Gamal Abdel Nasser, como político nacionalista, no podía permanecer insensible a estas demandas. Convirtió a su país en uno de los principales instigadores de la guerra de guerrillas contra los israelíes. Los guerrilleros fedayin operaban desde la Franja de Gaza sobre territorio israelí, desencadenando acciones violentas que se intensificaron de manera importante en 1956.
Al nacionalizar el canal el 26 de julio de 1956, Nasser ordenó el bloqueo de los estrechos de Tirán, vía de acceso a Eilat, principal puerto mercantil israelí en el golfo de Aqaba, y que le permitía comunicarse con los mercados del Sudeste Asiático a través del mar Rojo y el Índico. En octubre de 1956, Egipto, Siria y Jordania firmaron una alianza militar, incrementando aún más la presión sobre Israel.
La Alianza Secreta y el Plan de Invasión
En una reunión en las afueras de París, Francia y el Reino Unido, contrariados por la nacionalización del canal de Suez, acordaron aliarse con Israel. Israel buscaba castigar a Egipto por su apoyo a las guerrillas árabes y su bloqueo de los estrechos de Tirán. El pacto alcanzado incluía una primera invasión israelí del Sinaí, seguida de una oferta de mediación anglo-francesa que, en caso de ser rechazada, se convertiría en casus belli contra Egipto.
La Invasión del Sinaí y la Intervención Franco-Británica
El 29 de octubre de 1956, Israel decretó la movilización de sus fuerzas armadas a través de una planificación eficiente en sólo cuatro días y lanzó la invasión del Sinaí y de la Franja de Gaza, alcanzando rápidamente la zona del canal de Suez. El desarrollo del conflicto fue para los israelíes de una planificación exitosa, en el sentido de introducir la sorpresa, por lo cual afectó en todos sus aspectos al Ejército egipcio.
La subsiguiente oferta de mediación de Francia y el Reino Unido fue rechazada por Egipto, tal como esperaban. Los dos países europeos comenzaron a bombardear suelo egipcio desde sus bases en Chipre y Malta el 31 de octubre. Reino Unido y Francia reunieron 80.000 hombres y una flota de más de 100 barcos, entre los que había 7 portaaviones. Nasser respondió hundiendo barcos comerciales en el canal, hasta un total de 40, lo que convirtió a la región en intransitable hasta principios de 1957. Los bombardeos fueron seguidos por un despliegue de paracaidistas en Puerto Saíd a partir del día 5 de noviembre, donde aviones y buques ingleses y franceses intervinieron en el conflicto para proteger el canal de Suez, atacando Puerto Saíd y Port Fuad. Las tropas israelíes detuvieron su avance a 16 kilómetros al este del canal, situación que fue rechazada por los Estados Unidos. Esto permitió a Nasser la nacionalización del Canal el mismo día que Israel completaba la conquista del Sinaí.
El Desenlace y la Intervención de la ONU
El día decisivo fue el 4 de noviembre, cuando definitivamente quedó la península del Sinaí en poder del Ejército israelí, que completó la ocupación de dicha zona (con excepción de la franja ribereña del canal) y simultáneamente encontró al ejército egipcio derrotado. El 5 de noviembre de 1956 se dispuso el alto el fuego por parte de la ONU.
Posteriormente, la ONU acordó la retirada de las fuerzas israelíes de la península del Sinaí y de la Franja de Gaza. Del mismo modo, accedió a reconocer la frontera egipcio-israelí como una línea de tregua, la misma existente antes del conflicto acordada en el armisticio de 1949. Esta fue garantizada por las Fuerzas de Emergencia de las Naciones Unidas (UNEF) que se instalaron en territorio egipcio, ya que Israel no aceptó la instalación en su territorio de fuerzas de paz. Se acordó la libre navegación de buques israelíes en el estrecho de Tirán.
El Papel de las Superpotencias y las Consecuencias
Los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas estaban en contra de la intervención de la triple alianza por distintas razones. Los soviéticos se habían convertido en uno de los principales aliados de Siria, y buscaban incrementar su popularidad en el mundo árabe.
Los estadounidenses, por su parte, alegaron no haber sido informados de la invasión por sus aliados. La administración de Dwight Eisenhower tenía que demostrar al mundo que no permitiría esa clase de comportamientos por parte de sus aliados si pretendía que sus denuncias de la intervención soviética en Hungría tuvieran alguna clase de credibilidad. El 30 de octubre de 1956, EE. UU. llevó al Consejo de Seguridad una resolución que pedía la retirada israelí del Sinaí, aunque fue vetada por Francia y el Reino Unido.
La amenaza económica estadounidense, unida a la amenaza de agresión de la URSS —que dijo planear usar «modernas armas de destrucción» contra Londres y París—, fue determinante para la retirada de las fuerzas anglo-francesas e israelíes del Sinaí. Esta retirada fue auspiciada por Lester Pearson, quien sugirió la creación de un cuerpo especial de interposición, la UNEF y los Cascos Azules, entre Egipto e Israel. Esta sugerencia fue aprobada en la ONU y más tarde le valió a Pearson el Premio Nobel de la Paz de 1957.
La retirada de los tres aliados se completó a principios de 1957. Israel había conseguido sus objetivos principales de asegurar el paso libre de barcos en los estrechos de Tirán y el final de las incursiones guerrilleras dentro de su territorio. Por su parte, ni el Reino Unido ni Francia consiguieron evitar la nacionalización del canal de Suez. Perdieron influencia, mientras que los Estados Unidos se convirtieron en pieza clave de la política en Oriente Medio.