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TEMA 10. LA POESÍA DESDE LOS SESENTA HASTA LA ACTUALIDAD
Entre la década de los sesenta y la actualidad la lírica asistirá a la desaparición de la censura, al abandono de lo social y la diversidad de tendencias a partir de losaños ochenta, diversidad que llega a nuestros días.
1. La poesía de la década de los sesenta.
Durante los primeros años de la década de los sesenta se publicaron dos antologías que dieron paso a un nuevo tipo de poesía: Veinte años de poesía española (1962) y Poesía última (1963). En ambas se dan a conocer autores jóvenes que eran niños durante la Guerra Civil, pertenecían a familias burguesas y habían recibido una educación universitaria y una rica formación literaria.
Estos poetas se abandonan el tono de la poesía social, y aunque tienen estilos muy diferentes, comparten el enfoque humanista: en la poesía de estos escritores tienen cabida todos los problemas del ser humano: biográficos, existenciales, morales y sociales. En sus poemas la reflexión parte de las propias vivencias, que afrontan con ironía y cercanía al lector.
De esta corriente destacamos la obra de tres autores: JOSÉ HIERRO (Cuanto sé de mí, Libro de las alucinaciones); ÁNGEL GONZÁLEZ (Áspero mundo, Tratado de urbanismo) y sobre todo, JAIME GIL DE BIEDMA, que influirá decisivamente en la posterior poesía de la experiencia.
En el volumen Las personas y el verbo se reúnen sus poemarios Compañeros de viaje, Moralidades y Poemas póstumos.


2. La década de los setenta: los novísimos.
José María Castellet publica en 1970 la antología Nueve novísimos poetas españoles. De ahí procede el nombre de una generación que renueva el lenguaje poético y vuelve los ojos a poetas como Aleixandre o Cernuda. Rescatan el esteticismo y también recursos de las vanguardias de los años 30, como el uso de la imagen o los efectos visuales del verso.
La poesía de los novísimos se caracteriza por el culturalismo: el motivo más frecuente de los textos será el arte. Son abundantes en estos textos las referencias a la pintura, al cine, a la propia literatura, al cómic, al rock… Los sentimientos del poeta parecen pasar a un segundo plano.
PERE GIMFERRER es el poeta más más significativo (en su obra en castellano). A los veinte años obtuvo el Premio Nacional de Poesía por Arde el mar (1966): Surrealismo, culturalismo, riqueza imaginativa, culto a la palabra, dominio del ritmo. Su segunda obra es La Muerte en Beverly Hills (1968), muy influida por el cine americano.
Otras obras significativas son las de Antonio COLINAS (Sepulcro en Tarquinia), Guillermo CARNERO (Dibujo de la muerte) y Manuel VÁZQUEZ MONTALBÁN (A la sombra de las muchachas en flor).

3. Los ochenta y los noventa. Poesía de la experiencia.
Desde finales de la década de los setenta surgen diversas tendencias poéticas, propiciadas por la aparición de nuevas revistas literarias y premios, como el Hiperión o el Adónáis.


Entre estas nuevas tendencias que alcanzan a nuestros días destaca la llamada poesía de la experiencia. En la línea de los poetas de los sesenta, como Gil de Biedma, se trata una lírica de corte realista que se expresa con un lenguaje accesible y natural, en la que el autor transmite sus vivencias y reflexiones a través de un yo poético fingido, máscara del poeta.
El representante principal de la poesía de la experiencia es Luis GARCÍA MONTERO, que convierte en materia poética lo cotidiano, con distanciamiento e ironía, dominio del ritmo y un uso peculiar de la metáfora. Entre sus obras sobresalen El jardín extranjero y Habitaciones separadas.
Junto a la poesía de la experiencia surgen otras corrientes líricas en estas décadas:
• Poesía del silencio o neopurismo. Poetas como JAIME SILES (Música del agua, Himnos tardíos) o ADA SALAS (La sed) meditan sobre la naturaleza de la propia poesía y del acto creativo, influidos por la poesía pura de los años 20.
• Nueva épica. Poetas como Jorge RIECHMANN (Material móvil, Cuaderno de Berlín) indagan en los problemas colectivos desde una óptica realista y crítica. Es una poesía comprometida. Riechmann exige para la poesía una función correctora y «de resistencia» ante el espectáculo inmoral de nuestro tiempo.
• Neoerotismo. Autoras como ANA ROSSETTI (Devocionario, Punto umbrío) renuevan la poesía amorosa a partir de la transgresión de los tópicos típicamente masculinos.


• Neosurrealismo. Esta corriente recupera la imagen irracional y el verso largo y libre, la sensibilidad neorromántica y el mundo de los sueños. BLANCA ANDREU es su principal representante. Su primer libro, De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, recoge los temas recurrentes de la autora: el amor, el tiempo y la muerte.

• Neoerotismo. Autoras como ANA ROSSETTI (Devocionario, Punto umbrío) renuevan la poesía amorosa a partir de la transgresión de los tópicos típicamente masculinos.
4. Tendencias de la poesía actual.
En la actualidad, las corrientes de finales del Siglo XX citadas anteriormente siguen vigentes, y tienden a confluir en todos los poetas que empiezan a escribir a principios del Siglo XXI. Entre otros destacan ELENA MEDEL, Antonio LUCAS, PILAR ADÓN, Juan Antonio GONZÁLEZ IGLESIAS, MARÍA ELOY GARCÍA E IRENE SÁNCHEZ CARRÓN.
No obstante, se observa en estos poetas la tendencia al tono intimista, a lo narrativo y a la ausencia de elementos ornamentales, aunque cada uno tiene su propia voz, que va desde el pesimismo de Antonio Lucas (Los desengaños, Antes del mundo) a la lírica esencialmente amorosa (Eros es más) de González Iglesias o la lírica rompedora y original de María Eloy García (Metafísica del trapo).

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