DEL MITO AL LOGOS: LA FILOSOFÍA GRIEGA Y SUS ORÍGENES
La filosofía nacíó en Grecia en el siglo VI a. C. Frente a la explicación mítica de la realidad. En el mito se explica el universo a través de relatos fantásticos con dioses (que se suelen identificar con los fenómenos naturales) y todo depende de su voluntad. La filosofía pretende al igual que el mito explicar la realidad, pero utilizando para ello la reflexión racional.
La filosofía griega se preguntará por la Physis (naturaleza). Physis (naturaleza) tendrá un doble significado. En primer lugar, el universo en su totalidad, todo lo natural (no lo artificial). En segundo lugar, se refiere a lo intrínseco, permanente y común de un ser, su esencia o sustancia.
La esencia es la forma de ser constante y permanente de un ser y que le hace ser lo que es, lo que no cambia, frente a la apariencia (lo que parece ser) que cambia. Es la esencia (naturaleza) de los propios seres la que determina su lugar y función en el cosmos.
PLATÓN
Al igual que existe una duplicidad en su metafísica, Platón distinguirá, tal y como señala en el mito de la caverna, dos modos fundamentales de conocer: la doxa (opinión), el falso conocimiento que proviene de la percepción sensible de los seres concretos o aparentes del mundo sensible; y la episteme (ciencia), el verdadero conocimiento de las Ideas trascendentes e inteligibles, el conocimiento de la verdadera realidad de las cosas que pertenece al Mundo de las Ideas y que se obtiene a través de la razón.
Según la Teoría de la Reminiscencia platónica, conocer es recordar las Ideas que nuestra alma ya tenía pero ha olvidado: la verdad se recuerda, no se enseña. Esto es posible porque el alma racional, que es su esencia, preexistíó en el Mundo de las Ideas. De allí cayó al mundo terrenal, como se explica en el mito del carro alado, y fue atrapada por el cuerpo, la materia, olvidando todo su conocimiento. El filósofo usa para ayudar a recordar a otros el método de la mayéÚtica: arte por el cual mediante preguntas se hace reflexionar racionalmente al interlocutor, obligándole a recordar las Ideas que su alma ya conocía pero que ha olvidado.
Además, distinguíó tres tipos de alma o tres partes del alma, que en el mito del carro alado se representaban como el auriga y los caballos que tiran del carro que caerá al mundo sensible. El alma racional, esencial y propia de lo humano, que posibilita el conocimiento racional, debe gobernar el desarrollo de las otras dos, es inmortal y se sitúa en la cabeza (el auriga). El alma irascible, proporciona la capacidad del esfuerzo, la voluntad y el vigor, es mortal y se localiza en el pecho (el caballo blanco). El alma concupiscible, ofrece la capacidad del deseo y las pasiones sensuales, y también es mortal, está situada en el vientre (el caballo negro). La virtud se fundamenta en el desarrollo del bien propio del hombre, su esencia racional, y por lo tanto, es universal. Distingue tres virtudes de acuerdo a la división del alma: la sabiduría o la prudencia, se consigue con el desarrollo del alma racional; la valentía, se realiza con el desarrollo prudente del alma irascible; y la templanza, que se realiza con el desarrollo prudente del alma concupiscible. Con el desarrollo armonioso de las tres virtudes se consigue la Justicia, el orden estable y perfecto de las tres partes del alma, cuando cada parte cumple su función específica.
ARISTÓTELES
Aristóteles defiende una única realidad y esta es la Physis. Divide, sin embargo, la Physis en mundo supralunar, el de los astros, hechos de éter y donde no hay corrupción, y mundo sublunar, el de la tierra que se compone de los cuatro elementos y donde hay cambio. La Física estudiará la Physis, y la Metafísica estudia el fundamento último de la Physis, lo que la hace real. Aristóteles defiende la teoría hilemórfica: los seres se componen de Materia (hyle), de lo que están hechos, y Forma (morphé), su esencia, lo que les hace ser lo que son. Distinguirá la sustancia primera, el individuo concreto (“este perro”), de la sustancia segunda, que es la esencia, o Forma, intrínseca de los seres concretos que determina lo que son, el universal (“ser perro”, la especie). También diferenciará al ser como sustancia, el individuo concreto y particular que es en sí mismo, del ser como accidente, la forma de ser que solo puede ser en otro, los accidentes se dan solo en una sustancia, y son lo que se puede quitar a una sustancia primera sin que ésta deje de ser lo que es. Aristóteles presenta una concepción teleológica de la realidad donde los seres cambian buscando un fin, se desarrollan para alcanzar la perfección que establece su propia esencia. Este cambio se produce por el paso del “ser en potencia”, lo que se puede llegar a ser, al “ser en acto”, lo que se es. Así, el cambio sería el paso de la potencia al acto posibilitado por la propia esencia, ya que cada ser tiende a desarrollar las capacidades de su esencia, su finalidad o Bien propio.
Mientras que Platón considera que son trascendentes y existen en un mundo inteligible separado de alguna manera del mundo sensible, Aristóteles cree que solo existe un mundo y que en consecuencia los conceptos universales son inmanentes, esto es, solo existen de manera plena dando forma a los particulares.