del 98” y tuvo una importante influencia ideológica al generar una crisis en la conciencia nacional. Esa crisis de conciencia se manifiesta en el movimiento intelectual (consecuencia ideológica) del Regeneracionismo, un conjunto de propuestas de reforma y de modernización del país: algunas de esas propuestaspolíticas de regeneración se hicieron desde los propios partidos del turno dinástico, desde el partido conservador o el liberal (Maura en el
primero, Canalejas en el segundo);otras fueron de tipo social y económica como la realizada por el intelectual Joaquín Costa; y otras fueron de tipo más cultural y literario como las que nacieron de la llamada Generación del 98.
Pero la derrota ante EE.UU. Y la pérdida de más de 50.000 combatientes provocó una profunda protesta social y política contra el sistema de quintas para el reclutamiento de soldados y esa fue su primera consecuencia política.
La segunda consecuencia política fue el desgaste de los partidos del turno (liberal y conservador) por su implicación en la guerra y en la derrota, lo que provocó el reforzamiento de los partidos de oposición nacionalistas y republicanos en la opinión pública.La derrota de 1898 había puesto de relieve todas las limitaciones del sistema político de la Restauración y su parálisis a la hora de afrontar los problemas sociales y la modernización del país.
Por último, el desastre también tuvo consecuencias económicas. A corto plazo, la guerra comportó numerosas pérdidas materiales y económicas para los españoles en las colonias y la pérdida del mercado de las colonias para las
empresas de la metrópoli. Pero a medio plazo la pérdida de las colonias supuso un beneficio para la economía española: los capitales de españoles procedentes de las colonias se reinvirtieron en España y favorecieron el crecimiento económico de principios del Siglo XX.
Canovas:
En 1874 se produce el Golpe de Estado de Martínez Campos que da inicio al régimen de la Restauración (1875-1923), un régimen que supuso la vuelta de la oligarquía tradicional al poder, una oligarquía compuesta por los grandes terratenientes, alta burguésía, aristocracia, alto clero y oficiales del ejército. Es un régimen, pues, liberal conservador, ideado por Cánovas del Castillo, que supuso la vuelta al trono de los borbones en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El objetivo de Cánovas era dotar de estabilidad al nuevo régimen, permitiendo un turno pacífico en el poder entre dos grandes partidos políticos siguiendo el modelo parlamentario bipartidista inglés. Para ello, había que acabar en primer lugar con los conflictos cubano y carlista, logrado en 1878 y 1876 respectivamente, acabar con los pronunciamientos y la intervención del ejército en la vida política, y garantizar el orden social. El sistema va a estar organizado por la Constitución de 1876, una constitución claramente conservadora donde se establece una soberanía compartida, el sufragio universal se elimina, volvíéndose al censitario, y se establece la plena confesionalidad del estado.Los dos grandes partidos que se turnarán en el poder, aceptando las bases del sistema(constitución, monarquía, turno) serán el Partido Conservador, dirigido por Cánovas, y el Partido Liberal, dirigido por Sagasta. Ambos se comprometen a respetar la legislación aprobada por el contrario, aceptan la monarquía como modelo de estado, la constitución de 1876, y el turno pacífico. Se diferencian en que el Partido Liberal defenderá unas libertades más amplias, como la libertad de expresión o de asociación, y el sufragio universal, que será aprobado definitivamente en 1890. Sin embargo, el régimen de la Restauración no podemos definirlo como democrático debido a que las elecciones, antes y después de la aprobación del sufragio universal, estarán manipuladas desde el poder, aceptando ambos partidos esta premisa. Así, la extensa red de caciques permitirá controlar el resultado de las elecciones garantizando un relevo organizado y pacífico en el poder. La consecuencia más evidente es la marginación del resto de opciones políticas, tales como republicanos, carlistas, socialistas o nacionalistas,todos ellos descartados para detentar el poder por los dos grandes partidos dinásticos.El régimen de la Restauración funcionará durante el s. XIX, amparado en los dos grandes líderes de los partidos dinásticos, el apoyo de una sociedad cansada de conflictos y el papel de árbitro ejercido primero por Alfonso XII y después por la regente María Cristina. Sin embargo, ya en el s. XX el sistema de la Restauración comenzará a mostrar sus debilidades, como consecuencia del aumento del peso de los partidos de la oposición y la fragmentación de los partidos dinásticos, así como de la intromisión en la vida política del rey Alfonso XIII.