Consecuencias del fascismo en Europa


Estándar 95 

1. Este gráfico de barras nos muestra el porcentaje de población activa ocupada en los diferentes  sectores en España, los países más industrializados de Europa y EE.UU, en 1877. Podemos observar como, en comparación con España, el resto de países tienen más población  ocupada en los sectores secundario y terciario, destacando Reino Unido en el casi un 80% de la  población trabaja en estos sectores por solo el 33% de España. 

Asimismo, aunque el sector primario sigue teniendo un peso considerable en países como EE.UU,  Francia y Alemania donde supone aproximadamente la mitad, sigue siendo inferior al de España  donde supone dos terceras partes, mostrando como la estructura económica del país peninsular  sigue siendo eminentemente rural y poco industrializada a finales del Siglo XIX.

2. Esta menor intensidad de la Rev. Industrial se debe a diversos factores. A nivel político  la situación política que vive España, con levantamientos militares, cambios continuos de  gobierno y revueltas como la carlista, que no contribuye a la estabilidad económica.  Sin embargo conviene centrarse en los factores de naturaleza económica para explicar este  fenómeno, por un lado, la elevada deuda pública (paliada, pero no eliminada a través de  las desamortizaciones como la de Mendizábal o Madoz); y por otro la legislación de  carácter proteccionista motivada por la incapacidad de España de competir con los mercados  internacionales, que van a limitar mucho el desarrollo económico español que se verá incapaz de  absorber una alta producción por falta de demanda interna. 

A pesar de este proteccionismo, ciertos sectores estratégicos como el minero o el ferroviario  estarán copados por empresas extranjeras  que directamente extraerán las materias primas, cercanas a la costa. Hay que señalar,  asimismo, las deficientes comunicaciones del país que, unidas a los condicionantes geográficos  (relieve montañoso) dificultaban la creación de un verdadero mercado nacional cohesionado  a diferencia de otros países. En ese sentido, la red ferroviaria española será tardía, cara y  poco densa por lo que ciertas regiones, especialmente en la costa, recurrirán a los mercados extranjeros


Estándar 94

A lo largo del Siglo XIX se intentará desarrollar la industrialización de España, sin embargo  los resultados se encuentran muy lejos de las intenciones iniciales pretendidas. Cataluña fue la  única regíón en la que se produce una industrialización en el sector terciario, basada en el  algodón debido a capitales autóctonos, con predominio de la empresa de tamaño medio. 

Las razones de su éxito se deben a una situación inicial de ventaja (era una regíón dinámica ya  a finales del XVIII), una mayor iniciativa empresarial por parte de la burguésía catalana,  pero también debido a una política comercial arancelaria que le permitirá orientar su producción  al mercado nacional (incluyendo Cuba y Puerto Rico) sin la competencia de otros países con  sectores textiles dinámicos como Inglaterra. Aún así, presentará debilidades estructurales  notables como la casi total dependencia de este mercado interno o la falta de carbón de calidad  en la Península (teniendo que recurrir a la exportación para su desarrollo industrial) lo que  generará un desarrollo limitado, no demasiado extensible a otros sectores. 

Por su parte, en el sector siderúrgico, aunque España cuenta con importantes  yacimientos, especialmente en el norte de carbón y hierro (Asturias y País Vasco), pero también  en el sur (Málaga), no dispónía de carbón coque necesario para el desarrollo industrial por lo que  se creará un circuito comercial en el norte en el que Bilbao compraba carbón a Cardiff  (Gales, Gran Bretaña) y exportaba hierro. 

Respecto a otros minerales hay que señalar que España era rica en reservas de plomo,  cobre, Mercurio y zinc, contando además con la cercanía de estos yacimientos a zonas costeras,  lo que facilitaba el transporte y exportación. Sin embargo, estos no se comenzarán a explotar de  forma importante hasta la Ley de Minas de 1868 que simplificaba la adjudicación de  concesiones facilitando su explotación. Sin embargo, estas serán explotadas mayormente por  compañías extranjeras que extraían los minerales para su exportación en bruto a sus países de  origen. 

Ya por último hay que señalar que a medida que la producción industrial se diversifica  irán surgiendo de forma tímida otros sectores como la industria metalúrgica  o la industria química centrada en la producción de ácido  sulfúrico y sosa. 

En definitiva, nos encontramos con una industrialización débil, fragmentada y  muy dependiente, muy lejos de los niveles de otros países de Europa occidental como  Francia, Alemania o Reino Unido.


Estándar 89

A finales del Siglo XIX, una nueva crisis surgíó en España, derivada de las guerras de independencia  de las colonias y la guerra con Estados Unidos. No fue hasta la firma del Pacto de París en 1898, que  se hizo oficial la independencia de Cuba y las pérdidas de Filipinas y Puerto Rico. Esto trajo  consecuencias a nivel económico, político e ideológico. 

A nivel económico, con la pérdida de las colonias se pierden los mercados coloniales, vitales no solo  desde un punto de vista exportador (industrias de café y azúcar) sino también para nutrir a la  pujante industria textil catalana que se verá privada de un mercado y proveedor clave. No  obstante, a corto y medio plazo la pérdida económica se compensó debido a la repatriación de  capitales que sirvieron para potenciar la industria interna y sanear la Hacienda, contribuyendo al  desarrollo de un sector financiero equiparable a otros países de Europa occidental. 

En el ámbito de la política, los impactos fueron notables pues hubo un descrédito en el gobierno y  en el ejército, y una liquidación con los territorios coloniales. Incluso dentro del sistema se  planteará la necesidad de una regeneración profunda a través de obras como “Oligarquía y  caciquismo” de J.Costa, o ideas como la propuesta de “democratización desde arriba” a través de  políticos como Canalejas  o Maura que intentaron realizar cambios, pero  no los llevaron a cabo.  

La crisis provocó que se avivaran los fuegos del nacionalismo catalán y Vasco, como crítica al  gobierno de no poder promover una política descentralizadora, con protestas sociales hacia los  soldados. Ni el movimiento obrero ni el republicano aprovecharon está situación para extenderse, dada la mala organización y poca propaganda. Lo que sí se difundíó por la población fue el  sentimiento antimilitarista, pues culpaba al ejército de las pérdidas de las colonias al no estar bien  formados. 

El pueblo español, en general, quedó sumido en un profundo pesimismo, lo que dio pie al  surgimiento del movimiento literario de la Generación del 98 en la que destacarán autores como  Unamuno, Pío Baroja, Azorín o Machado que darán inicio a la conocida como “Edad de Plata” de la  literatura española. 

Además, surge el Regeneracionismo, un movimiento que buscaba un gobierno democrático y una  revitalización intelectual, social y política, que denunciaba la necesidad de regenerar España y dejar  el atraso que se sufría. Destaca, en este movimiento, la figura de Joaquín Costa, quien fue su  principal representante.

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