Una vez aprobada la Constitución, se convocan nuevas elecciones generales en 1979, que vuelve a ganar la UCD de Adolfo Suárez. En esta época se aprobaron los Estatutos de Autonomía del País Vasco, Cataluña y de Galicia. A partir de este momento, las Comunidades Autónomas se repartieron con el Gobierno central gran parte de las competencias políticas y administrativas.
La Fragilidad de la Democracia y el Intento de Golpe de Estado
El periodo de 1979-1982 se caracterizó por la fragilidad de la democracia a causa de grupos terroristas como ETA, representado políticamente por Herri Batasuna. En esta época se cometieron el mayor número de atentados terroristas para desestabilizar el nuevo régimen democrático. Como reacción a esto, surgió entre los círculos policiales una respuesta en forma de “guerra sucia” contra dirigentes etarras exiliados, protagonizada por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación).
Adolfo Suárez dimitió en enero de 1981 por la división interna dentro de su propio partido, el aumento de su desprestigio popular y los rumores de sublevación entre los militares, que estaban alarmados ante el proceso autonómico que podía poner en peligro la unidad de la patria. El 23 de febrero, día que se votaba la investidura del nuevo presidente del gobierno (Leopoldo Calvo Sotelo), un grupo de militares y miembros de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Congreso de los Diputados. En el final del golpe de Estado fue decisiva la intervención del rey Juan Carlos I a través de la televisión. El resultado fue la rendición de los golpistas y la vuelta a la normalidad. La democracia, que había estado en peligro, se había salvado.
Días después del golpe del 23-F, Calvo Sotelo fue investido presidente del gobierno. Durante su mandato, fue aprobada la Ley de Divorcio (con fuerte oposición de la Iglesia) y España ingresó en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), a lo que se opusieron los partidos de izquierda.
El Gobierno Socialista y la Modernización de España
En 1982 se convocaron nuevas elecciones generales, que ganó el PSOE. Estos resultados cambiaron completamente el mapa político español y comenzó un largo periodo de gobiernos socialistas, con Felipe González como presidente durante catorce años.
El PSOE inició una política de reformas que supusieron la transformación y la modernización de España: se reformó el Ejército, el sistema educativo con leyes como la LOGSE (educación obligatoria hasta los 16 años), se aprobó la ley del aborto (protestada por la Iglesia católica), se destinaron grandes inversiones a infraestructuras (España se dotó de una red de autovías y de autopistas, y se construyó la primera línea de ferrocarril de alta velocidad, AVE, entre Madrid y Sevilla), se crea el Plan de Empleo Rural (PER), y la sanidad y las pensiones pasaron a ser una prestación universal (por primera vez se podía hablar de un Estado del Bienestar en España).
En el ámbito económico, el Gobierno socialista aplicó una reconversión industrial que llevó al cierre de muchas empresas no rentables como la expropiación del gran holding empresarial Rumasa, propiedad de la familia Ruiz Mateos, que amenazaba quiebra y que hubiera dejado en el paro a miles. Esto permitió sanear la economía y prepararla para la recuperación; pero supuso miles de despidos, recortes salariales, y los sindicatos UGT y CCOO convocaron dos huelgas generales.
En cuanto a las relaciones internacionales, primeramente el gobierno socialista se enfrentó al referéndum de permanencia en la OTAN. El PSOE dio un cambio radical a sus anteriores posiciones y apoyó la permanencia en la organización. Pero el tema más importante fue la integración en la CEE (Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea) en enero de 1986. La integración en esta organización supuso la modificación de muchas leyes y normas, sobre todo económicas, que regían el país. Por ejemplo, tuvo que homologarse el sistema de impuestos indirectos con la creación del IVA. En 1992 los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla mostraron una imagen de país moderno muy diferente a la España de la dictadura de Franco.
En esta época socialista no se pudo resolver el problema del terrorismo de ETA, pero aumentaron las detenciones de sus miembros gracias a la policía y la Guardia Civil (en colaboración con el gobierno francés), y los pactos entre las diversas fuerzas políticas, siendo el Pacto de Ajuria Enea el mas importante, integrado por todas las fuerzas democráticas vascas contrarias a la violencia.
Alternancia Política y Desafíos del Final de Siglo
A partir de 1992, se hicieron públicos casos de corrupción que afectaron a altos cargos de la administración socialista: el caso Guerra, FILESA, Luis Roldán, GAL, etc.; y desataron fuertes críticas por parte de la oposición y los medios de comunicación.
En las elecciones de 1996, el PP ganó al PSOE por un pequeño margen de votos, así que tuvo que pactar con las minorías nacionalistas para que José María Aznar fuese presidente del gobierno.
En el ámbito económico, Rodrigo Rato (el Ministro de Economía) trató de reducir el paro y la inflación para cumplir los criterios de convergencia establecidos por el Tratado de Maastricht para la incorporación de España a la nueva moneda europea, el euro.
Se suprimió el servicio militar obligatorio y se creó un ejército profesional. Además, el gobierno de José Ma Aznar tuvo que hacer frente a la escalada terrorista de ETA, que protagonizó acciones tan brutales como el secuestro de Ortega Lara durante más de 500 días, y el secuestro y asesinato del concejal del
PP de Ermua (Vizcaya), Miguel Ángel Blanco.
En las elecciones de 2000, el PP consigue nuevamente la victoria, esta vez por mayoría absoluta.
Conclusión
En conclusión, con la victoria electoral del PSOE en 1982 acabó la transición. Desde entonces, los gobiernos del PSOE y el PP se han sucedido dentro de la normalidad democrática. Por primera vez en la historia de España, la democracia se presenta como una realidad irreversible.