El 18 de julio de 1936 el general Franco dirigió la sublevación militar contra el Gobierno de la República. El golpe de Estado, apoyado por las élites económicas y la Iglesia (sectores perjudicados por las reformas republicanas), triunfó en algunas zonas mientras que otras se mantuvieron fieles a la República. Esta inestabilidad llevó a una guerra civil que duró tres años.
Política internacional y la Guerra Civil
El conflicto estuvo condicionado por la política internacional: los sublevados tuvieron el respaldo de los fascismos (Alemania e Italia) y la República tuvo el las Brigadas Internacionales (organizadas por la Internacional Comunista). La guerra, muy cruenta (batallas muy intensas, ciudades bombardeadas indiscriminadamente, represiones feroces en la retaguardia), aumentó el odio entre bandos. El 1 de abril de 1939 las tropas franquistas alcanzaron sus últimos objetivos militares: la guerra se acabó y se instauró una dictadura.
Posguerra y recuperación económica
La posguerra fue muy dura y estuvo marcada por la destrucción del país, las dificultades económicas, el hambre y las privaciones de gran parte de la población. Se prolongó por el aislamiento que sufrió el Gobierno de Franco al final de la Segunda Guerra Mundial motivado por la derrota de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) a las que Franco apoyó. Bajo la dictadura se derogaron las leyes republicanas y se reprimió a los derrotados. Solo a comienzos de los 50 España inició una recuperación económica en el contexto internacional de la Guerra Fría y la división del mundo en bloques ideológicos.
Transición hacia la democracia
La muerte de Franco trajo el proceso de transición hacia la democracia y la firma de la Constitución de 1978, con Adolfo Suárez y el rey don Juan Carlos. En estos inicios España se enfrentó a una crisis económica y a la violencia terrorista. La democracia se estabilizó con la integración de España en la OTAN y en la Comunidad Europea. PP y PSOE se fueron alternando pacíficamente en el poder y España se equiparó a los países de su entorno.
LA POESÍA DE URGENCIA Y LA GENERACIÓN ESCINDIDA
En la guerra
En la guerra surgió una literatura llamada “de urgencia”, nacida en las trincheras: los escritores tomaron las armas, pero no dejaron la pluma. En su poesía dominan la finalidad propagandística más que los valores estéticos: escribieron contra el bando contrario e impulsaron al pueblo a la lucha. Se escribe al minuto y muchas veces desde el mismo escenario de batalla. Esta poesía se difundía en revistas y pasquines.
Generación escindida
Este contexto ideológico provoca la denominación de generación escindida o generación del 36, grupo de escritores cuya vida y obra estuvieron marcadas por la guerra. El apelativo “escindida” alude a la división que se produjo entre los escritores que partieron al exilio y los que permanecieron en España y, entre estos, los que se asociaban a la ideología del bando vencedor y los que se oponían a ella.
Miguel Hernández
Miguel Hernández es su poeta más destacado. Considerado por algunos integrantes del 27 como epígono, actúa de puente entre éstos y los del 36. Alicantino autodidacta, poeta fundamental de la literatura española refleja la maestría en la expresión de un tono apasionado contenido en estructuras poéticas rigurosas, que combina la poesía clásica castellana con los movimientos vanguardistas.
Poesía de posguerra (años 40): arraigada y desarraigada
El panorama de España durante la década de los cuarenta es bastante desolador: racionamiento, hambre, aislamiento internacional y represión política, social y cultural. La poesía (como la novela y el teatro) estará marcada por una ruptura con el pasado cultural y literario anterior a la contienda. A esta situación, se le añaden cuatro circunstancias que contribuyen a crear un vacío literario.
Poesía arraigada
Se sitúa dentro de la lírica “oficial”, nacionalista. Es la que escriben los poetas afines al régimen que publican en las revistas Escorial y Garcilaso. Ofrecen una visión positiva, coherente y armoniosa del mundo.