Planes de desallorro: Estaban inspirados en unas medidas similares emprendidas por el gobierno francés tras la II Guerra Mundial. El primer plan de desarrollo se inicia en 1964 y sus objetivos básicos fueron:
Aumentar el volumen de intercambios comerciales Multiplicar las exportaciones de artículos españoles Incrementar el Producto Interior Bruto (PIB) Estimular el consumo de la población Impulsar las inversiones empresariales
Para conseguir dichos objetivos se invirtieron grandes cantidades de dinero público y la inversión de ayudas estatales a empresas privadas. Dicho plan incluía la creación de los llamados polos de desarrollo para eliminar o atenuar los desequilibrios regionales. Durante 1967 se formuló el segundo plan de desarrollo, se consiguió que la economía española experimentara un ritmo de crecimiento acelerado, el proceso de modernización del aparato productivo y la plena industrialización del país se completaron, los niveles sociales de bienestar y el consumo aumentaron. Las exportaciones se duplicaron y España comenzó a vender al extranjero manufacturas industriales y buques. España dejó de ser un país atrasado, agrario y rural para transformarse en un país más moderno, industrial y urbano. Los factores que contribuyeron al rápido desarrollo económico:
Las favorables coyunturas económicas internacionales Las inversiones de capital extranjero por parte de las multinacionales Los ingresos procedentes del turismo Envíos de dinero de trabajadores españoles en el extranjero Los reducidos salarios laborales Las enormes inversiones estatales destinadas a la construcción de autopistas, carreteras, embalses, canales, obras de regadíos y viviendas de protección oficial
A pesar de la expansión económica, numerosos problemas quedaron sin resolver y el crecimiento económico resultó desequilibrado, desordenado e insuficiente. Hubo un desigual crecimiento de los diferentes sectores productivos, una masiva emigración de trabajadores a países de Europa, la persistencia de desequilibrios regionales, el mantenimiento de un sistema insuficiente de prestaciones y servicios sociales, la expansión desordenada de las principales ciudades, el mantenimiento de un sistema fiscal regresivo e injusto en beneficio de una minoría social adinerada y los desastres ecológicos como consecuencia de los vertidos descontrolados en los ríos y de la gran edificación hotelera en las costas españolas.
Los últimos años de la Dictadura
A finales de 1963 comenzó una profunda crisis económica a escala mundial que fue provocada por la rápida subida del petróleo, el incremento de su coste desencadenó una recesión internacional que afectó con gran intensidad a los países occidentales. En España presentó una especial gravedad y duración debido a:
La enorme dependencia energética exterior La disminución de la llegada de turistas El descenso de las exportaciones La interrupción del flujo migratorio y el regreso de miles de trabajadores desde Europa, lo que contribuyó a agravar el problema del desempleo.
La crisis afectó sobre todo al sector siderúrgico, a la industria textil, al calzado, al sector naviero, a la construcción y a la banca. Sus principales efectos sobre la economía:
El descenso del crecimiento del PIB El incremento de las tasas del paro El rápido aumento de la inflación El empeoramiento del déficit público El crecimiento del déficit exterior La caída de las inversiones
Las autoridades optaron por mantener los precios internos de la energía y subvencionar con dinero público las compras exteriores de petróleo, lo que disparó el gasto estatal, con la intensión de que los nuevos precios no se trasladaran a los consumidores.
Periodo de 1939 – 59 (estancamiento económico y autarquía)
La necesidad de proceder a la reconstrucción del país tras la Guerra Civil, el comienzo de la II Guerra Mundial, el posterior aislamiento diplomático hacia el régimen y la decisión ideológica de impulsar un nuevo estado completamente autosuficiente impulsaron al gobierno franquista a adoptar un conjunto de medidas económicas de carácter intervencionalista y autárquico (política de estado que pretende bastarse con sus propios recursos y evitar en lo posible las importaciones). Los objetivos de esta política económica eran: Prescindir de todos los intercambios comerciales con el exterior Garantizar el pleno autoabastecimiento agrario e industrial del país Producir todo lo necesario dentro de las propias fronteras para evitar la dependencia económica extranjera.
La totalidad de las actividades productivas pasó a ser totalmente controladas por el gobierno que mediante decretos y leyes tomaba todas las decisiones, la distribución de artículos, el consumo, los salarios, los precios y los intercambios comerciales. En consecuencia los intereses individuales y colectivos quedaron completamente subordinados a los principios políticos del régimen. Alguna de las medidas más importantes que se adoptaron fueron:
La limitación de las importaciones
Que consistía en la restricción de la compra de productos extranjeros, únicamente se facilitaron las importaciones de aquellos productos que eran imposible obtener en el país (algodón, petróleo, caucho…)
La organización de la producción, comercialización y distribución de cereales
Se obligó a los cultivadores a vender toda la cosecha a un organismo oficial denominado Servicio Nacional del Trigo que se encargaba de fijar los precios de compra y vender el grano a los fabricantes de harina.
La implantación de un sistema de racionamiento de los productos de consumo de primera necesidad para evitar el hambre, garantizar el abastecimiento de la población e impedir las subidas incontroladas de los precios.
La fundación en 1941 del Instituto Nacional de Industria (INI)
, con el objetivo de impulsar la industrialización del país creando un grupo de empresas estatales con capital público y gestionadas directamente por el gobierno.
La creación de la empresa pública RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles)
en 1941.
Los resultados de este intervencionismo económico fueron verdaderamente catastróficos y dejaron al país al borde del colapso económico. La ineficacia, la incompetencia, la desorganización y el favoritismo fueron los rasgos que mejor describían la desastrosa gestión del gobierno durante la década de los años 40 en plena posguerra.
Las principales consecuencias de esta política autárquica fueron:
El estancamiento económico del país y el retroceso de la producción industrial que quedó completamente estrangulada por los continuos cortes de corriente eléctrica, por la falta de materias primas, de capital, de maquinaria y de tecnología moderna.
El aumento de la inflación como consecuencia de los impedimentos a la libre competencia de empresas privadas La reducción de los intercambios comerciales con el exterior debido a la nula competitividad de empresas privadas.
El descenso de la renta per cápita La disminución de los salarios y el incremento del desempleo La aparición de un ilegal mercado negro de compra-venta de productos El aumento de la corrupción, del favoritismo y del tráfico de influencias La acumulación de beneficios en manos de los más poderosos grupos bancarios, de los mayores latifundistas y de los grandes empresarios que se aprovecharon del descenso de los impuestos, se sacudieron la presión sindical y pudieron disponer de obra de mano muy barata.
Etapa de desarrollo económico (1960 – 1970)
Cambios económicos más importantes: El plan de estabilización a mediados de los años 50 comenzó una fase de lenta recuperación. Las autoridades franquistas reconocieron el fracaso de la política autárquica anterior e iniciaron una apertura de la economía española al comercio internacional favoreciendo así la importación de productos industriales. Una de las repercusiones inmediatas de esta nueva iniciativa fue la aceleración del crecimiento económico que se notó, sobre todo, en la industria. En 1957 nuestro país se encontraba al borde de la suspensión de pagos al exterior ya que las reservas de divisas estaban agotadas y el volumen de las exportaciones nacionales resultaba insuficiente. Ese mismo año Franco efectuó importantes cambios en la política económica y nombró a los llamados tecnócratas que se ocuparon de poner fin a la errónea estrategia autárquica. De esta manera, entre 1957 y 1959, impulsaron la aprobación de un conjunto de disposiciones legislativas de reforma económica que fue conocido con el nombre de plan de estabilización.
Los objetivos prioritarios de esta nueva medida:
Plena reinserción de España en el espacio comercial y financiero internacional.
Modernización, liberación y saneamiento de la economía nacional. En conjunto, estas reformas resultaron un éxito y pusieron las bases para el desarrollo económico que se inició a partir de 1960