La Crisis de la Restauración (1902-1923): Intentos de Regeneración y Auge de la Oposición
En mayo de 1902, Alfonso XIII accedió al trono a los dieciséis años, en un contexto marcado por la crisis del sistema de la Restauración. Esta crisis se originó tras el desastre del 98, la desaparición de los líderes históricos del sistema, el auge de nuevas fuerzas políticas (regionalismos, republicanismo, socialismo) y el aumento de las desigualdades regionales. La intervención del rey en la política complicó la gobernabilidad, generando crisis y debilitando la monarquía.
Primeros Gobiernos y Reformas (1902-1907)
Los gobiernos conservadores, liderados por Francisco Silvela y el general Camilo García de Polavieja, impulsaron reformas como la legislación social, la descentralización del Estado y ajustes presupuestarios tras las pérdidas coloniales. Los gobiernos liberales (1905-1907) promovieron reformas religiosas para limitar la influencia de la Iglesia, lo que generó inestabilidad, dado que su base social era mayoritariamente católica. Además, enfrentaron el descontento militar cuando algunos sectores del ejército atacaron publicaciones en Barcelona en 1905. Esto condujo a la aprobación de la Ley de Jurisdicciones (1906), que otorgó a la justicia militar competencias sobre delitos contra la patria y el ejército, afectando la libertad de expresión e incrementando la injerencia militar en la política.
El Gobierno de Antonio Maura (1907-1909) y la Semana Trágica
Antonio Maura (1907-1909) lideró la reforma más ambiciosa del conservadurismo con su «revolución desde arriba», buscando regenerar las instituciones e incorporar a las clases medias a la política. Sin embargo, no eliminó el caciquismo y reforzó el fraude electoral. Su represión durante la Semana Trágica de Barcelona (1909) provocó su caída. En 1910, José Canalejas, desde el liberalismo, asumió el gobierno.
La Oposición al Sistema
Las propuestas de renovación desde fuera del sistema provinieron de regionalistas, republicanos y el movimiento obrero. No obstante, el fraude electoral impidió la consolidación de una alternativa viable.
- Regionalismo: El regionalismo más influyente fue el catalanismo, representado por la Lliga Regionalista, que dominó la política catalana hasta 1923. El nacionalismo vasco, con el PNV de Sabino Arana, tenía un carácter tradicionalista, católico e independentista, lo que limitó su apoyo social. Otros regionalismos, como los de Galicia, Valencia y Andalucía (con Blas Infante desde 1910), estaban en fases iniciales y no lograron gran éxito electoral.
- Republicanismo: El republicanismo, liderado por Alejandro Lerroux y su Partido Radical, fue la oposición parlamentaria antimonárquica más relevante.
- Movimiento Obrero: Su crecimiento no le permitió imponer cambios profundos debido a la división entre socialismo y anarquismo. El PSOE se consolidó como un partido de masas, y su sindicato, la UGT, tuvo gran influencia en Asturias, Madrid y el País Vasco. El anarquismo se vinculó al sindicalismo con la creación de la CNT, que se convirtió en el principal sindicato anarquista.
El Impacto de los Acontecimientos Internacionales (1909-1923)
En 1909, la primera gran crisis del reinado de Alfonso XIII fue la insurrección de la Semana Trágica, un reflejo del malestar social y del colapso del sistema, que se manifestaría nuevamente en 1917.
El Problema de Marruecos
Tras la derrota de 1898, España orientó su acción colonial hacia Marruecos, donde ya poseía enclaves. En la Conferencia de Algeciras (1906), Marruecos se dividió en dos zonas: una bajo influencia española y otra francesa. La región del Rif, asignada a España, poseía riquezas mineras que interesaban a los «africanistas» del ejército. La impopularidad de la guerra marroquí se manifestó en la Semana Trágica, con protestas antimilitaristas, anticlericales y socioeconómicas. La represión del conflicto causó la caída de Maura y el ascenso de Canalejas en 1910, con el último intento de regeneración institucional.
La Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), España se mantuvo neutral, pero la opinión pública se dividió entre aliadófilos (liberales y progresistas) y germanófilos (conservadores). La economía experimentó un crecimiento, pero el alza de precios y la escasez afectaron a las clases populares, generando un fuerte conflicto social.
En 1917, la Restauración entró en crisis con tres frentes:
- Militar: Creación de las Juntas de Defensa.
- Político: Formación de la Asamblea de Parlamentarios.
- Social: Convocatoria de una huelga general revolucionaria.
El desprestigio de los partidos dinásticos y la crisis gubernamental se agravaron con el impacto de la guerra. La inestabilidad de los gobiernos entre 1913 y 1917 llevó a la clausura de las Cortes y a la aprobación de decretos para gobernar. En el ejército, el descontento creció debido a la inestabilidad gubernamental, una ley que favorecía a las tropas en Marruecos y los bajos salarios. Esto provocó la formación de las Juntas de Defensa, que desafiaron al Gobierno y reflejaron la creciente injerencia militar en la política.
En la crisis política, la Asamblea de Parlamentarios, convocada por Francesc Cambó en Barcelona en 1917, no logró consolidarse debido a su diversidad ideológica y fue disuelta. La crisis social estalló con la huelga general revolucionaria del 13 de agosto de 1917, que se extendió por Asturias, País Vasco, Madrid y Cataluña. La represión dejó más de setenta muertos y miles de detenidos.
El Trienio Bolchevique y la Descomposición del Sistema
Como resultado, el sistema de la Restauración colapsó, desapareciendo el turno de partidos y la manipulación electoral. Desde entonces, los gobiernos de concentración intentaron evitar el ascenso de los partidos no monárquicos, pero fueron inestables e ineficaces. La crisis profundizó la brecha entre la oligarquía y las clases trabajadoras. Las huelgas aumentaron durante el Trienio Bolchevique (1918-1921), paralizando el campo en Andalucía y Extremadura, y generando una represión violenta en Barcelona y Madrid. El temor a una revolución como la de Rusia en 1917 preocupó a la oligarquía. El PSOE se dividió cuando Fernando de los Ríos rechazó la III Internacional, provocando la escisión del PCE, vinculado a la Komintern. A pesar de ello, el PSOE logró un éxito electoral en 1923 con siete diputados.
La Dictadura de Primo de Rivera y el Fin del Reinado de Alfonso XIII (1923-1931)
La ocupación militar del Protectorado de Marruecos resultaba difícil y costosa para el ejército español, mal preparado y sin recursos. La región del Rif, montañosa y mal comunicada, complicaba la situación. La derrota de Annual en 1921, con más de ocho mil soldados muertos y la pérdida de Melilla, generó un gran malestar en la opinión pública. El ejército, convencido de que el poder político no podía solucionar la crisis, puso fin al sistema de la Restauración mediante un golpe de Estado.
El Golpe de Estado y el Directorio Militar (1923-1925)
El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, declaró el estado de guerra, asumió el poder militar y suspendió el sistema constitucional. Alfonso XIII aceptó el Directorio militar presidido por Primo de Rivera, quien se presentó como un «cirujano de hierro» dispuesto a salvar la patria. Influenciado por Mussolini, estableció una dictadura con dos etapas: el Directorio militar (1923-1925), considerado interino, y el Directorio civil (1925-1930). En la primera etapa, Primo de Rivera asumió todos los poderes, suspendió la Constitución, disolvió las Cortes, prohibió los partidos políticos y censuró la prensa. Abolió las libertades y reprimió a los sectores más radicales del movimiento obrero. También aplicó una dura política anticatalanista, suprimiendo la Mancomunitat de Cataluña y prohibiendo el uso público del catalán.
La Solución a la Cuestión Marroquí
La cuestión marroquí se resolvió con una ofensiva militar conjunta hispano-francesa. El desembarco en la bahía de Alhucemas (1925) condujo a la rendición de Abd-el-Krim y a la ocupación efectiva del Rif en 1927. Esta victoria consolidó el poder de Primo de Rivera y le otorgó popularidad debido a la paz social alcanzada.
El Directorio Civil (1925-1930) y la Institucionalización de la Dictadura
Para institucionalizar su dictadura, en 1925 Primo de Rivera sustituyó el Directorio militar por un Directorio civil, compuesto solo por militares y miembros de la Unión Patriótica, el único partido legal. Su política económica intervencionista logró un aparente éxito gracias a la coyuntura económica internacional, pero el país no se modernizó, manteniéndose las estructuras tradicionales con proteccionismo y monopolios en energía y telecomunicaciones (CAMPSA, CTNE). La represión sindical ilegalizó la CNT, mientras que la UGT adoptó una postura pasiva. También introdujo reformas sociales de carácter paternalista para mejorar la situación de los trabajadores.
La Oposición a la Dictadura y la Caída de Primo de Rivera
La oposición comenzó con intelectuales como Vicente Blasco Ibáñez y Miguel de Unamuno, seguida por estudiantes universitarios y, desde 1925, por socialistas, anarquistas, catalanistas y republicanos. En 1928, las críticas aumentaron y, ante el creciente rechazo al régimen, Alfonso XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera, quien dimitió el 28 de enero de 1930.
El Final del Reinado de Alfonso XIII y la «Dictablanda»
El rey intentó restaurar el turno de partidos, pero los antiguos dirigentes rechazaron volver a la Constitución de 1876 y lo consideraron corresponsable de la dictadura. Alfonso XIII nombró a Dámaso Berenguer como presidente del Gobierno, iniciando la «Dictablanda». En febrero de 1931, lo sustituyó por Juan Bautista Aznar, quien convocó elecciones a Cortes Constituyentes. En las elecciones municipales del 12 de abril, las candidaturas republicanas triunfaron en las ciudades, lo que desató el entusiasmo popular y llevó al monarca a abandonar el país.