Causas de la Crisis Final del Franquismo (1973)
Tras los años del desarrollismo (1959-1973), que fueron testigos del milagro económico español y de la integración de España en la mayoría de organizaciones económicas internacionales, y de la institucionalización definitiva del régimen mediante la Ley Orgánica del Estado (1967), comienza a notarse el progresivo anquilosamiento del sistema franquista, cada vez más incapaz de justificarse ante la nueva y más abierta sociedad española.
Entre las causas que explican la desintegración de la dictadura podemos citar:
- Inestabilidad política interna: con el recrudecimiento de la oposición.
- Dificultades en las relaciones internacionales.
- Efectos de la crisis económica internacional de 1973.
Inestabilidad Política Interna
Las necesidades de la nueva realidad española que pugnaba por hacerse oír llegaron al gobierno mismo, produciéndose una pugna entre dos sectores opuestos del régimen:
- Los inmovilistas (conocidos popularmente como el búnker): partidarios de mantener sin cambios las señas de identidad del régimen de 1936.
- Los aperturistas.
El segundo de los síntomas de la desintegración del régimen fue el evidente deterioro físico de Franco, que de forma más asidua delegaba en la figura del presidente del gobierno Carrero Blanco. Otro de los síntomas fue la capacidad progresiva de la oposición de hacerse visible y mover a la acción con la formación en 1974, por parte del Partido Comunista, de la Junta Democrática como organismo que aglutinaba a las fuerzas de izquierdas. Finalmente, y como catalizador de la crisis, hay que añadir el efecto brutal de la agitación terrorista (ETA y FRAP), siendo uno de los hitos el asesinato a manos de ETA de Carrero Blanco.
Difíciles Relaciones Internacionales
La caída de la dictadura de Portugal tras la Revolución de los Claveles de 1974 y el fin de la dictadura de los coroneles en Grecia el mismo año dejaron a España como la última dictadura europea. A esta nueva situación se sumó la condena internacional del régimen cuando Franco hizo ejecutar cinco sentencias de muerte contra militantes de ETA y FRAP en septiembre de 1975. El problema saharaui solo acrecentó el problema. Aun cuando el régimen franquista se había comprometido a convocar un referéndum entre la población saharaui para decidir su futuro, el rey Hassan II de Marruecos mandó la conocida como Marcha Verde pacífica sobre la zona para obtener de España la soberanía. Días antes del fallecimiento de Franco, España abandonaba el Sahara permitiendo el reparto de la zona entre Marruecos y Mauritania, desoyendo los intereses de la población saharaui.
Crisis Económica
A lo anteriormente dicho debemos sumar el efecto que tuvo la subida de los precios del petróleo producida por la guerra del Yom Kippur, que desequilibró la balanza de pagos española y la privó de la inversión extranjera.
Podemos concluir que cuando la noticia de la muerte de Franco se hace pública el 20 de noviembre de 1975, esto solo vino a reafirmar la crisis de un sistema que se encontraba ya fuertemente instalada en España desde los primeros años 70.
Transformaciones Económicas y Sociales (1959-1973)
En los años cincuenta, la situación creada por la autarquía económica era insostenible (carestía y racionamiento, desabastecimiento, escasez de divisas). La agricultura era el sector más importante, pero su producción era insuficiente. La industria, pese a la creación del INI, seguía estancada. La ligera apertura que trajo consigo la ayuda estadounidense a partir de la Guerra Fría solo contribuyó a la inflación. Se hacía necesario un cambio.
Franco, consciente de la crisis, introdujo en el gobierno en 1957 a los tecnócratas, vinculados al Opus Dei, que pusieron en marcha el Plan de Estabilización y Liberalización. Este plan de 1959 marcó el inicio del “milagro español”, periodo de gran crecimiento económico. Los dos objetivos principales del plan fueron:
- Frenar la inflación, es decir, equilibrar salarios y precios.
- Liberalizar el sector exterior, permitiendo la importación de capitales.
La ayuda del FMI y de la OCDE contribuyeron a hacer realidad el plan. La entrada de España en un modelo capitalista clásico requemaba a Franco, pues iba en contra de sus principios ideológicos, pero no le quedó otra que aceptarlo debido al enorme agujero de la Hacienda Pública. Desde 1962 se sumaron al Plan tres Planes de Desarrollo cuatrienales muy semejantes que estimulaban al capital privado a invertir en áreas y sectores deprimidos, favoreciendo los llamados nuevos polos de desarrollo en ciudades como Valladolid, Huelva, Vigo o Burgos. El incremento del producto industrial fue enorme, llegando al 160%, con un auge de las industrias químicas y del automóvil, por el incremento de la demanda interior. El hecho de que en España hubiera una dictadura que reprimía los movimientos obreros, una dura legislación laboral y mano de obra barata estimuló las inversiones extranjeras. El comercio se multiplicó por 10 entre 1960 y 1975.
El turismo fue el gran sector de desarrollo de los años 60. La expansión sostenida de la economía de los países occidentales desde 1958 propició la llegada a España de un número creciente de turistas, facilitado por la fuerte devaluación de la peseta (1 dólar = 60 pesetas).
Aunque los primeros años el plan dio resultados bastante negativos, pues en el proceso de estabilización y reestructuración se perdieron muchos empleos, produciéndose una fuerte emigración a Europa Occidental (el principal destino: Francia, Alemania, Suiza, Benelux). Multitud de hombres solteros (25-45 años) y sin cualificar, procedentes de provincias con excedente rural y mayor atraso económico, contribuyeron, con la repatriación de divisas, a reducir el paro interior, a aumentar el salario en el medio rural y a mejorar la formación profesional. Junto con estas divisas retornadas, el dinero aportado por los turistas y las inversiones extranjeras fueron las más importantes fuentes de desarrollo español.
En relación a la sociedad, este crecimiento económico vino acompañado de un incremento de la demografía, un fuerte éxodo rural y un aumento de las clases medias, que por primera vez tenían acceso a todo un mercado de consumo (vacaciones, frigoríficos, televisores, automóviles). La Ley de Bases de la Seguridad Social (1963) y la Ley General de Educación (1970) acercaban a España al Estado de Bienestar.
Pese a la mejora generalizada, la valoración de las transformaciones económico-sociales de los años 60 deja ciertos saldos negativos como fueron los desequilibrios regionales de la industria, la emigración, el chabolismo producido por el urbanismo descontrolado o el impacto ecológico del turismo.
La nueva vida urbana, el contacto con turistas extranjeros, el cambio generacional y la televisión produjeron en las mentalidades de los españoles de los años sesenta un verdadero seísmo. En consecuencia, las nuevas generaciones empezaron a reclamar no solo libertad económica, sino política.