Crisis y Transformación: España desde el Intento Reformista hasta la Democracia (1902-1978)


El Fracaso del Reformismo y la Crisis del Sistema (1902-1923)

El intento de reforma política en España, liderado tanto por Conservadores como por liberales, enfrentó obstáculos insuperables. Antonio Maura, conservador, implementó una serie de reformas desde 1904, incluyendo cambios en la Ley Electoral y medidas económicas y sociales. Sin embargo, no logró frenar la corrupción ni evitar la resistencia en Marruecos, que llevó al debilitamiento del ejército y a la represión de la prensa catalana. La Semana Trágica de Barcelona (1909) marcó el fin del gobierno conservador. El liberal Canalejas sucedió a Maura con un programa reformista más amplio, pero su mandato fue truncado por su asesinato en 1912.

El periodo también fue testigo de fuerzas políticas emergentes fuera del sistema establecido. El republicanismo, representado por grupos como el Partido Republicano Radical y el Partido Reformista, creció en influencia. El PSOE de Pablo Iglesias y el sindicalismo anarquista, representado por la CNT, también ganaron terreno. Los partidos nacionalistas, como la Lliga en Cataluña y el PNV en el País Vasco, también desempeñaron un papel destacado.

La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial trajo consigo tanto oportunidades económicas como desafíos sociales. Aunque la economía española experimentó un auge como proveedora de productos a los países beligerantes, el aumento de precios y las condiciones laborales precarias condujeron a un aumento de las tensiones sociales, que culminaron en la Triple Crisis de 1917.

La crisis política se manifestó en la intromisión del rey en la política y el abuso de poder del ejecutivo, lo que llevó a protestas y demandas descentralizadoras en Cataluña. La crisis social se vio alimentada por la Revolución Rusa, con huelgas y disturbios en Barcelona y revueltas campesinas en Andalucía. La crisis militar surgió de las tensiones entre los militares africanistas y los peninsulares, exacerbadas por las disparidades en los ascensos y los sueldos. Las Juntas de Defensa exigieron reformas, reflejando la creciente insatisfacción en el ejército.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El golpe de Primo de Rivera en 1923 se justificó como una respuesta a un régimen constitucional estancado y desacreditado, así como una medida para sofocar el peligro de una revolución social ante el creciente conflicto obrero y campesino. Además, buscaba poner fin al caciquismo político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional por parte de los movimientos nacionalistas periféricos. El apoyo del ejército y la rápida aprobación del rey también fueron influenciados por el deseo de evitar que las Cortes responsabilizaran al gobierno por el desastre de Annual.

La dictadura de Primo de Rivera pasó por dos fases distintas:

  1. Directorio Militar (1923-1925): Un órgano asesor en el que Primo de Rivera concentraba el poder ejecutivo. Se suspendió la constitución, se disolvieron las cortes, los partidos políticos y los sindicatos, y se reprimió a los movimientos obreros más radicales. Se implementaron medidas regeneracionistas, como la disolución de las Diputaciones y ayuntamientos, y se restringió el uso del catalán en Cataluña.
  2. Directorio Civil (1925-1930): Buscaba institucionalizar el régimen y adoptar políticas de corte corporativista inspiradas en el fascismo italiano. Se creó la Unión Patriótica como partido único y se convocó una Asamblea Nacional Consultiva como cámara corporativa. Se intentó redactar una constitución, pero el esfuerzo fracasó.

En el ámbito económico, se promovió el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico a través de regulaciones y subvenciones estatales en sectores clave. Se llevaron a cabo proyectos de obras públicas para estimular la economía, como la construcción de ferrocarriles y carreteras, y se otorgaron monopolios en sectores como la telefonía y el petróleo.

En el ámbito social, se implementó una política corporativa que buscaba evitar conflictos laborales, con la creación de sindicatos verticales y la promulgación de leyes laborales. La oposición a la dictadura provino de antiguos líderes políticos, intelectuales, y movimientos republicanos y nacionalistas, especialmente en Cataluña. Hubo disensiones internas en la izquierda política y sindical, lo que llevó a la creación de la Federación Anarquista Ibérica en 1927.

La Segunda República y la Guerra Civil (1931-1939)

La Segunda República Española experimentó varios períodos políticos distintos:

  1. Gobierno Provisional (Abril-Diciembre de 1931): El principal objetivo fue la redacción y aprobación de una nueva Constitución democrática y progresista, que estableció la soberanía popular, una amplia declaración de derechos y libertades, la forma republicana de gobierno y un modelo descentralizado con la creación de regiones autónomas. Además, se separó completamente la Iglesia del Estado, creando un sistema laico.
  2. Bienio Reformista o Republicano-Socialista (1931-1933): El gobierno mayoritariamente de izquierda, liderado por Niceto Alcalá Zamora como Presidente y Manuel Azaña como Jefe del Gobierno, implementó una serie de reformas progresistas en educación, religión, ejército, territorio, trabajo y agricultura. Sin embargo, enfrentaron la oposición de los poderes oligárquicos conservadores y la Iglesia, y algunas como la reforma agraria tuvieron un progreso lento.
  3. Bienio Conservador o Radical CEDISTA (1933-1936): Un gobierno de coalición entre el Partido Republicano Radical de Lerroux y la CEDA de Gil Robles detuvo las reformas progresistas e implementó una contrarreforma agraria, favoreció a los sectores del ejército más antirrepublicanos y bloqueó los estatutos de autonomía. La obtención de ministerios por parte de la CEDA en 1934 llevó a una interpretación de la deriva hacia el fascismo, lo que provocó la Revolución de Octubre de 1934, aunque fue reprimida, especialmente en Cataluña y Asturias. Finalmente, el desprestigio del gobierno y los escándalos de corrupción llevaron a nuevas elecciones en 1936, en las que el Frente Popular obtuvo la victoria.

La Guerra Civil Española comenzó el 17 de julio de 1936 con la sublevación militar en Marruecos, extendiéndose al resto de España en los días siguientes. El gobierno republicano, bajo Casares Quiroga, inicialmente reaccionó lentamente. La sublevación triunfó en zonas rurales conservadoras, pero fracasó en áreas industrializadas. Esto prolongó el conflicto, que se convirtió en una guerra civil. Los bandos se dividieron entre los Republicanos, que controlaban las principales ciudades y zonas industriales, y los Rebeldes o Nacionalistas, que dominaban las zonas rurales y contaban con apoyo militar de Alemania e Italia.

A nivel internacional, los Nacionalistas recibieron ayuda de regímenes fascistas, mientras las democracias occidentales optaron por una política de no intervención. La República solo contó con apoyo limitado. La guerra también provocó divisiones políticas internas en ambos bandos. Militarmente, la guerra se desarrolló en varias fases. A pesar de intentos republicanos de abrir nuevos frentes, los Nacionalistas ganaron terreno, culminando en la Batalla del Ebro. La caída de Cataluña y la división interna republicana llevaron al golpe del coronel Casado y la rendición incondicional ante Franco en abril de 1939, poniendo fin a la guerra y estableciendo el poder del dictador.

El Franquismo y la Transición (1939-1978)

El primer período del franquismo (1939-1959) se dividió en dos subperíodos:

  1. Etapa Falangista o Azul (1939-1945): Se estableció un Estado totalitario con leyes como el Fuero del Trabajo y el partido único FET y de las JONS. España adoptó inicialmente una postura neutral durante la Segunda Guerra Mundial, aunque colaboró con las potencias del Eje.
  2. Nacional-Catolicismo (1945-1959): Un cambio hacia una imagen más católica y menos falangista del régimen. Se introdujeron ciertas apariencias democráticas. Económicamente, se adoptó la autarquía, una política de autosuficiencia económica que resultó en un estancamiento y escasez generalizados.

El segundo período del franquismo se dividió en dos fases:

  1. Desarrollismo (1959-1973): El régimen priorizó el crecimiento económico sobre la ideología. Se implementaron políticas económicas más liberales, lo que llevó a un aumento significativo del PIB. Sin embargo, este crecimiento no fue uniforme y el régimen mantuvo su autoritarismo político.
  2. Tardofranquismo (1973-1975): Estuvo marcado por una creciente agitación social y política. La muerte de Carrero Blanco y el aumento de la conflictividad laboral y social llevaron a un endurecimiento del régimen. A nivel internacional, España quedó cada vez más aislada ideológicamente.

Tras la muerte de Franco en 1975, el rey Juan Carlos I impulsó la transición democrática. En 1976, nombró a Adolfo Suárez como presidente del gobierno, quien comenzó negociaciones secretas con diversas fuerzas políticas. Ese mismo año, presentó el Proyecto para la Reforma Política, que fue aprobado y ratificado en referéndum, estableciendo la base para la transición democrática.

En 1977, la transición enfrentó amenazas de la extrema derecha y el terrorismo. Surgió un nuevo sistema de partidos. Las elecciones democráticas de junio de 1977, ganadas por la UCD, confirmaron el apoyo a una transición moderada. La crisis económica de 1973 llevó a los Pactos de la Moncloa, acuerdos para estabilizar la economía y apoyar la transición.

El consenso culminó con la Constitución de 1978, aprobada por referéndum y sancionada por el rey, consolidando la democracia en España.

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